Muchas veces lo que se
escribe está tergiversado. Dictados de recuerdos desviados por eso de sublimar.
Y no debería ser así. No se puede escribir debajo de un camuflaje, al menos un
poema no se puede. Un cuento es diferente, se inventa una historia, se les da
voz a los personajes y resulta más fácil cuando no se cae en lo autobiográfico.
Con la poesía es casi suicidarse por la exposición, por la interpretación
injuriosa o morbosa.
Grandes son los que se animan en serio y
no hay disección entre lo que viven y lo que escriben. El lector se asombra o
permanece en silencio o arriesga un murmullo porque no hay palabras que
pronunciar ante ese pedazo de vida en el asador.
Como siempre, es tarde. La mitad de las
cosas por hacer y algunas líneas que empiezan con las primeras letras
aprendidas.
Sonidos que se emitían con la
naturalidad de un juego y dibujos en cuadernos que no tenían ningún sentido
CON VOCALES
Amaré
en Assan
Amingá
o Alejandría
Atardecer,
amante de arroz
Adiós albo,
amanecer
de azucena azul
Estrellas
estremecen
el espacio
Errantes
escriben
epitafios
Iludidos
En inclusas,
instructores ideáticos
infringen
infundios infantes
En iglesias,
impenitentes impiadosos
incardinan
incautos
Ignotos
imploran iludidos
Óbitos
onomásticos
ordenan oropeles
y oraciones oportunas
Oráculos ¡Oren!
os oyen
obedientes
en orillas.
Ultrajan
usía
usa ucases y uncias
ujier
urajea
unidos
ultrajan
en umbrales umbríos
CON TODAS LAS LETRAS
Revuelvo el café y la cuchara dibuja círculos sobre la espuma. Mientras
tanto me cuenta. Suficientes y pocas palabras… hasta que pone en la vidriera un
Best Seller de poca monta y lo vende con otros saldos.
Quedo descolocada.
–Eso tiene que estar adentro –le recrimino.
“Exceso de stand-up.”
Algo se cruza en la complicidad.
“Mañana será otro día”, me dice mi interna suelta de cuerpo.
Cierro el negocio.
“Sí, será otro día”, pienso en absoluto silencio.
Apago el teléfono.
SUR
Se siente el placer de la quietud. Una
línea de largada para la acción que no tiene hora.
El mar que aparece en tramos está calmo
igual que el desierto.
Pero todo despierta en segundos en la
Patagonia. Como si el azar fuera el hacedor de los fuegos fatuos, de los
avestruces que corren detrás de un alambrado abierto al camino hacia una
estancia, de los vientos imbatibles, de la dispersión de las ovejas, de un
hombre a caballo en la banquina de la ruta, del ómnibus que lleva obreros a los
pozos de petróleo o de arañas que corren de una orilla a la otra del asfalto y
de nuevo, una oveja degollada con intención o sin ella: será el plato de comida
para la tropa.
La gente conoce la sed improvisada de esa
llanura extensa. Conoce también los cielos diáfanos y las nevadas, que son
castigo o paisaje. La percepción se alinea con la ubicación.
Todo pasa en un desvelo en la Patagonia
mientras se regula la calefacción en el interior de un automóvil y el mensaje
replicado de alguien que espera apostado temblando de frío en la tranquera.
Bajo el vidrio.
¿Adónde va?
–Donde Morales (inconfundible habla
chilena que antepone el adverbio de lugar al posesivo o complemento).
–Suba, lo invito.
Durante el trayecto de unos veinte
kilómetros hacia “donde Morales” pienso en “los condenados de la tierra” y en
la domesticación de más de diez mil años de las ovejas. Pero el hombre me dijo
que su vida no la cambiaba por otra.
“Asimilación por costumbre” sin entrar
en detalles.
CARTA A UN POETA
¡Ah! El nombre de la ciudad en la que has nacido te antecede por unos
años, con la fuerza de su significación y su sentido. Este último tan
subversivo e ilegible que nadie, NADIE puede con él. Solo un proyectil o el
veneno.
De allí esa reconstrucción de axilas, un arma y el chapoteo en sangre de
una parte del cuerpo o esa transacción que compra y vende en cualquiera de los
ismos. Liberación para una parte de ese pueblo y para otros no. Tu (vos, voz)
conoce lo que no está registrado en ningún récord. Si continuara la ilación en
algún momento me gustaría escuchar de primera fuente que fue
"aquello".
Para afianzar épicas heroicas o aventarlas, definitivamente. Si la sopa
Campbell, si el oso viejo, si la estrambótica orquesta coreana, si el swap o el
yuan. Welcome to home daddy en todos los idiomas after the
war.
La humanidad se perdió hace rato en los trenes cargados, en los
cementerios de agua - aquí lo vivimos cuando caían muñequitos dormidos desde
los aviones- y culmino en el hombre que no encuentra puertas de salida en el
globo terráqueo. Desde el absurdo o el espanto para comenzar cada día con
cuatro horas de diferencia. El pesimismo
vital es un atajo.
P.D: Tu
sombra... ajena, enemiga y cercana. Bueno que puedas rasgarla desde el arte.
Darle carne al simulacro y cortar extremidades molestas.
INVENTARIO
La mañana, la tarde, la noche, la siesta.
Mate, café y cigarrillos.
Que Poe, que Aira, que Sánchez y Laiseca
Todos impecables en usados y la mar en coche.
Que el perro, que las plantas, que la gata y las
milanesas.
Cotidianos.
Que las terrazas, que la pileta, que el baño y los
pisos alfombrados.
Cosas que nos gustaban.
Que la corrección, que la edición, que tu poesía
para levantar una tropa
y tu prosa elegante para tapa.
“Pueden ser comics” decías.
No recuerdo lo que yo decía, pero si recuerdo los
detalles.
Me olvidaba.
Los cielos del paisaje también forman parte.
REPORTE
Hay personas, las mayorcitas, sobre todo, que
hibernan. Pasan a llamarse Miex o Miseñora.
Archivan el juego. El ascenso que
se permiten – quienes pueden hacerlo- es en aviones para sacar fotos. Luego
compiten por cantidad de fotos y por cuál dolor de huesos es más fuerte.
No es el caso de Silvia ávida de novedades, ni el de
Carlos en apuestas permanentes, ni el de Liliana que practica acrobacias con
telas, o el de Alicia que actúa sobre escenarios. Cuatro - que no son de copas - para el “Club de la pelea”. Han hecho un
pacto con el último minuto de vida -activa-.
La persona que usted busca
no está disponible en este momento.
El número al que usted
llama no se encuentra en el área de cobertura.
No se puede establecer la
comunicación solicitada.
La persona que usted busca
no está disponible en este momento.
El número al que usted
llama…
La grabación sigue
intermitente.
¿Estará muerta?
“Mejor pensar lo peor que
para lo mejor hay tiempo”
LOS BUSCADORES
“No hay una sección de extravíos y hallazgos para
los sueños y los destinos. Un lugar, una especie de Rastro celeste, de
entrecielo…”
Viaje al fondo de una calle y otras páginas, Enrique
González Tuñón.
Esta mañana salí muy temprano para hacer un trámite;
largo, bancario, insoportable y presencial. Con la mirada vacuna, la cabeza
viaja hacia el tiempo que se fue o imagino el que vendrá.
Así es como esta mañana recordé a un amigo que
quiere viajar a Santiago del Estero, busca sentir en sus manos lo que es el
verdadero trabajo. Él tiene conciencia
de clase social media alta y vive en un barrio cerrado del norte del Conurbano.
Cuando lo escucho me dan ganas de convertirme en funámbula.
Recordé también a una amiga que canceló por tres
veces su vuelo a Sídney donde vive hace más de veinte años. El amor por un
minino la tiene loca y busca personas con curriculums inmejorables que quieran
adoptar a la mascota. Cada postergación
es un débito a su saldo por multa y también una nueva monserga telefónica.
Mientras, el gato feliz corre por la casa como un caballito en miniatura.
Y entre el espinel de pensamientos apareció un
amigo en Facebook con quien mantenemos fluida conversa. "Estoy
ansioso" me dijo. "Pasa que quiero que salgan los padrones
electorales para encontrar a esa chica de Río Negro a la que nunca más vi".
Otro amigo busca a una
catalana que perdió en el Messenger. Ignoro cuál es el método de la búsqueda
Una amiga sigue atenta a las señales de los sueños y
exégeta de palabras que se dicen en una charla, por si alguien nombra al
"caballero soñado".
Por mi parte, meses atrás, quise ubicar a un viejo más
que amigo, en una agencia de lotería patagónica ¿Acaso no has escuchado de que
" Encontrar a alguien es una lotería”?
Al menos así
decía la gente de antes.
Mi interés se desvaneció un poco cuando comenzó el
devaneo con los números telefónicos. Existe gente que no usa las redes y él pertenecerá
a ese grupo.
El contratiempo de la mañana fue tomar un micro
hacia el centro de la ciudad y al llegar a la estación terminal todos los
pasajeros aplaudieron. La pericia de un piloto, después de quince horas de vuelo,
aterrizando en una pista mínima sin señales de seguridad. Una flota muy
destartalada tiene la ciudad y llegar es una aventura con olor a gasoil y
volantazos.
Entre todos esos pensamientos deshilvanados
transcurrieron algunas horas y el trámite se hizo menos insoportable. Reí para
adentro y para afuera y la gente se paseaba en nubes rosas y celestes ensayando
con carrozas algún carnaval. Mientras escribo
pienso que
puede ser borrador de un cuentito reversionado de " Indiana Jones y los
cazadores del arca perdida”.
En estos momentos y por mensaje, el amigo que buscará
en el padrón me cuenta de sus neuralgias dentarias. " Seguís
ansioso", le respondo.
De regreso a casa visité a mi tía. El almuerzo en
un restaurant cercano es una ceremonia frecuente.
Y entre bocado va y bocado viene, ella come pastas
y yo filete de merluza frito, me dice que está preocupada porque no encuentra
su gorro de marta cibelina. El gorro de marta era de su madre, mi abuela Ana.
- Ese que usaba cuando íbamos al cine Broadway. “A pleno sol" o "Historia de una
monja", ¿te acordàs? ¡qué películas! Eras muy chica.
- Sí tía. Claro que lo recuerdo. Te quedaba muy
lindo.
Y bajé los ojos para que no me los viera.
Después de los helados pagamos la cuenta. Caminamos
las pocas cuadras hasta el departamento de mi tía. El suelo era un imàn para mi
mirada. Y de pronto descubro una carta
de la baraja española. Un desconocido había perdido la mejor carta. La recojo de
la vereda. Justo para el truco de la noche ¿o dulce? No, no era Hallowen.
Un giro
azaroso me revelaba algo esa mañana. Alguien extravió o tiró de bronca una
carta de la baraja cerca del cordón de la vereda por la pérdida en un juego de
naipes.
En cambio ese descubrimiento, es para mí, presagio
de buena suerte. Así las cosas, en esta arqueología del tiempo.