11.6.24

El Rosario en el espejo, por Santiago Armando

 

Conocidas las desventuras del Marqués de Sade, arrestado en fortalezas o recluido en manicomios durante cerca de tres décadas que comprenden tres sistemas políticos, George Bataille decidió parapetarse detrás de algunos seudónimos y de bastantes cautelas. Envolvió en grasa retórica sus atrevimientos.

Francisco Javier Irazoki

 

 

Una vez le fui a llevar un libro a una mujer con una puerta ventana a una terraza enorme que salía del living en un último piso en barrio norte con parra al crepúsculo y nos tomamos un Lecho de Conchas rosado.

 

Séptimo volumen de Fritz Kreisler y grabaciones de Jelly Roll Morton de hace cien años.

 

Calle de arena, luz, e internet. El baño es un gallinero. Atrás de la estación de servicio sin nombre. Acá no llueve nunca, hay reparto de agua y un almacén de regionales. Estoy en el barrio del cementerio abierto, la vereda es un osario, los sepulcros vencidos y abandonados, pero la gente lleva flores a la hora naranja con chicos, pelota, cochecito, ponen música y toman sangría con sida.  

 

Mi manta parece un cuero de oveja. Todo es áspero y rugoso.

 

Tapar los ruidos con otros ruidos que se puedan soportar. El ventilador. El aire acondicionado. Iron Maiden.

 

Me bajé del colectivo que me llevaba a Puerto Iguazú porque el copiloto se puso a moverme la lengua afuera al lado mío y de pronto todo el ómnibus estaba cargado de bestias inmundas que jadeaban, cuando paró me bajé, era la terminal de Chivilcoy, le hice abrir todo al tipo para que saque mi valija y se fueron. La Tigre Iguazú no existe más. Me quedé sentado en un banco con un perro viejo que se desarmaba cuando respiraba. Aparecí acá y El Edu me mandó las cosas. Hubiera llegado, hecho todo el camino, pero no quise tomar las pastillas, las tenía en el bolso con una caja bombones que me puso mamá.

 

Detesto el turismo, me gusta quedarme a tomar mate y mirar por la ventana. Cerrar todo y quedarme en la cama. Cuando estoy afuera todo es muy incómodo y no me acostumbro a los peteos en los pasillos del D debajo la Plaza Lavalle. Acá me pude acomodar. En el Subte había colombianos raperos y algo me llamaba a bajarlos en la siguiente estación con modales civilizados pero firmes, aunque solo esté pegadito a mis funciones vitales. Me muevo como un feto que arma cigarrillos, a lo que más se extienden mis brazos es al teclado. Me contó un viejo amigo a principio de año que iba caminando por Chacarita borracho a su casa y dos pies vinieron de atrás, le pegaron una patada voladora en la espalda y le robaron el teléfono. El mismo que me dijo que había que votar al más trucho y careta. No hay que andar regalado en la calle. No hay que andar por la calle salvo antes de navidad para hacer las compras de los regalos.

 

“Para mí la muerte es un consuelo” Céline.

 

Lápida de pájaros y ladridos con séptimo volumen de Fritz Kreisler. Prendo la ducha helada y me enjabono el orto con jabón de pan, me lavo el pelo. Debería ser crítico literario: lo que tienen barato en fiambrerías. Los periodistas deportivos pasan la palabra sin dientes al pronunciar al cuatro de Boca, Wneigñ. Lo hacíamos con Rafa en la primaria. Feinman y Shoni contra Ducantenzeiler en vivo, en la fría marcha del porro un 5 de mayo. Allá en Europa está lindo el 5 de mayo. Pero se siguen fumando los Destroyer esos, Jarra Loca con Nozinan, y todo acompaña al alcohol. Pinta el alcohol y pintarás tu aldea de culorrotos. El otrora día de la dulzura en temporada alta de bonobones, Agosto, eso era la economía. ¿Qué será este verano? Crepúsculos rojos. La luna y el porro. El amanecer del Atlántico Sur no lo olvido.

 

El Edu me mandó las pasas de banana y el té con canela.

 

El pico con labios

del mosquito Bebeto.

En el lomo

del chancho pus

 

Unas embolias

Prikprikpruk, con

Mochalbas rosadas

Clonadia von Crutz

Y todo el chucrut

Y os rocius de ve melaz

Y Dos Goméllez muertos

Al fondo del

Negativo en Culorroto

 

En la olla de skate del CEAMSE
Flotan
Pochés pañales
del Choriducto,
y preservativos
con peces flúo dentro
en la luz de sodio
del baqueano comefetos

 

Pomada de puerta

 

Salimos a quedar bien con la concha de tu abuela con gala de hamburguesas pinchadas con el mofle afuera un día de descanso. Domingo, el dueño en jogging con dos que le hacen la mudanza de muebles al ambiente contiguo. Me despiertan los ruidos, salgo al pasillo y todos al mismo tiempo me dicen buendía. Tengo contraindicada la palabra buendía. Contesto como la vieja del El Chavo: buenos días serán para usted.

 

Sola en el pasillo del edificio, mi abuela buscaba con quién hablar.

 

En mi visión de Belén no se parecía nada, y su olor sobrenatural. Me dejó el cremón de carnadura de pino.

Ya bañado. No se va el calor de mi boca, no somos nada. Besa el cenicero y los pedos de vaca muerta. Abrí una ventana de la pantalla y un metrosexual con bigotito aceitado se estaba culeando de costado a un jovencito esmirriado que le colgaban los huevitos.

 

16:17 hs

 

Aflojarse los zapatos y cruzar las suelas, tomar un café con monedas de mil donde va el dedo gordo en la Nespresso, para una pareja que se encuentra, jubilados domingueros, lectores, ambiente de cubiertos, radio La Colifata. Corte de luz.

Volverse colifato en el corte de una línea de bajo sincopada, Sumo me hizo acordar a Billy Idol y las guitarras derrapadas de Steve Stevens. He escrito por las guitarras distorsionadas. Un deseo muy intenso es un deseo de literatura, decía Luis Thonis. Mi euforia de guitarras distorsionadas y Metatrón, mi superhéroe de ripio eléctrico. Ahora unos pajaritos, graznados chirlos, otro piquito.

 

La sombra del cómic del Chilavert Chavista: Santiago Cúneo comiendo la Hamburguesa Nietzsche.

 

Solo en La Colifata ponen los Sex Pistols. Mi cabeza si no escribo. De la distorsión a los bajos, las cuerdas de acero sobre mi puente auricular con la voz de Rotten.

Solo buscaba el celestito eléctrico Kandisnky. Charly lo toca un poco al final de su último disco.

Llegó la paga del electricista. Estamos emocionados. Me daré un baño.

 

Extraño a Alberto

con su guitarra y su perro

a la hora de la siesta

dando la hora buena

al amigo que lo alberga

 

Toda una corrida con policías comprados, idiotas interesados, followers en masa-Twitter, para atrapar a tres ladrones que se llevaron a Maslatón en un taxi de cajeros. Lo dejaron con la boca tapada, atado atrás de muñecas. Por un momento el agua de la zanja amagó con ahogarlo, pero pudo zafar, no tenían billetera de Bitcoins y solo le sacaron el plazo fijo con que pagaba los servicios. Le cagaron la noche. Robar efectivo fue un drama con los billetes. El RappiTesla fracasó. Probaron dronz. Y la ciudad se despoblaba a la siesta y todos estaban en chinelas en sus casas.

 

Una poeta ofrece La Boutique del Borda para el que barre la calle con los zapatos, para el que pierde el brazo en los agujeros del abrigo, y sombreros. Están con los docentes, contra la privatización de la educación. Hay maestros en ayuno, que Dios los siga apoyando dicen. Zamba: niños descalzos, escuela de tapera, los libros son una quimera.

 

Están mejor del balero que en los noticieros y el resto de las radios. Ahora otra canción hermosa. No se puede negar la superioridad de los de mi raza editada en una radio. Comentan a un mejicano culo gastado, se aburren, cierran una puerta. Ponen Sumo otro poco y una muchacha canta con dulce voz de río con guitarra acústica. Oh salir de comer

a la medicación

y un par de horitas de divague

antes del sobre.

 

Todavía estoy afuera.

 

Guitarras acústicas y

ioreleí

de muchachas

de California

 

Un pibe de veintidós años encerrado porque le hace mal que se haya ido el sol pide a Dios un poco de solcito. Música Hippie argentina, Reggae, Dead Kennedys: Holiday in Cambodia. Un remix de The Clash.

 

He escrito como Cervantes, se me ha dado el español en los reversos del poema. Miles de carillas pasan y llega un buen día que te posee Góngora, después se va.

 

Pasa un vendaval de tierra por la calle. Ha vuelto la luz, zumba el freezer. El aire acondicionado que mandó El Edu parece una trompa de cupé Chevy, y la ducha eléctrica brasilera, perfecta. Hay Coca en botella de vidrio. La pizza me mató, la muzarela era una bola de manteca. El interior de la taza del inodoro viene con una manecilla movible con flor de bidet. El mosquitero es de plástico verde.

 

Nadie. Crepúsculo de desierto. Agua helada. Luces de la ruta, del velador. Radio. Cama. Sueño.

 

En mi casa con mi hermano muerto, mi primera novia y mi enemigo del colegio: Travers. Yo venía conversando con mi Carola bastante bien, se daba una contienda de zorros entre nosotros y la muy puta siempre se llevaba las últimas conclusiones con tonito superado. Yo tenía resina de marihuana sobre la mesada y la estaba juntando para armarme un último porro y mi viejo la soplaba y Travers hacía comentarios sentado en un sillón junto a mi hermano occiso. Logro armar el porro malamente y tomo a Travers por la ropa de la nuca y por el cinturón, de atrás, y lo estrello contra todas las puntas de mi casa preguntándole que hace acá, lo saco afuera en el aire y lo estampo de cabeza contra el pino, lo suelto y se va corriendo enfrente y me grita dos veces, "¡Pájaro bigote, pájaro bigote!"

 

Con Juan Abreu y la mujer en la playa de Almería, estaban mis viejos, yo en la orilla con esta misma PC conectada. Mi viejo me dice que Abreu me llama El sensacional Santiago. Entro al complejo de hoteles y casinos hasta el cuarto de hotel de los Abreu y abro el placard de hojas negras como una caja de alfajores, no sé qué busco, son amigos, escucho a la mujer y salgo.

 

El lavaplatos tenía horno y se estaba limpiando, se me cayó el teléfono o también tenía webcam, hablaba con Sol, yo venía hablando con ella pero como siempre, ya me empezaba a romper las pelotas, reclamaba que no la había llamado para su cumpleaños, que ni sabía cuándo era. Viene mi hermana roja de furia por maltratos de mamá, con eso se divierte la vieja, pero amago a estamparla contra la pared y se ríe, despierto y todos somos grandes y con los años los viejos se hacen menos molestos y llevaderos.

 

Viendo una peli de Billie Holiday en la cama doble y blanca de una pensión de Iguazú me aburro y salgo en bici, me tomo un tren y bajo en San Isidro, nos habíamos mudado a un depto nuevo. Pasa una visión de mi vieja cuadra con luna y los paraisos pelados, ahora no tenía casa. En cueros en el vagón lleno encuentro a Cristián Mieres con una paleta de madera con el tornillo afuera y vendada en el mango que se le salía del bolso y llego a la panadería en la esquina del primario hecha café y veo gente de Iguazú mezclada con otra del colegio, Manuel, Hoskins, Gastón de espaldas, saludo y sigo, la noche es caliente y húmeda pero mi Chevy Acondicionado está en 18.

 

Matan poetas a cambio de bicicletas

(un poeta menos, dijo la psicóloga)

 

Un poeta menos

en el cuentaganado

del bicicletero del gobierno.

Ya no regalan comida

ni existen refugios ni loqueros

ahora laburan todos en bici

los transportes son muy caros

bicis

propiedad rodante

con cama baño cocina

trabajando estacionado

y de Rappi,

es muy fácil

mate un poeta

y lleve su rodado libertario

 

Rappi vida pedaleando

 

Vino Milei y después vino

otro Mao

esta vez vegetariano

el combustible orwelliano

está solo para acomodar

la geometría japonesa

de las megaestructuras

de Rappividas pedaleando

 

 

Mis viejos amigos

estaban robando

teléfonos y artículos de alta gama

en la selva paraguaya

Misiones

y el Mato Grosso

haciendo una fortuna

pero ahí

en el monte, chivando

a destajo

yo los acompañé un tiempo

pero tuvimos que irnos

escondernos de la ley

y encontré el taller

de poesía objetivista de Mao

en una ciudad brasilera

para escondernos

era un galpón enorme

como las revisterías viejas

y Mao ayudaba al pueblo

apoyo moral y humanitario

como un cura villero

y nos perseguía la cana

y nos metimos,

nos aceptó como a cualquiera

yo feliz

nos hizo rapar

cosa que hice de inmediato

los demás demoraban con tema pelito

pero yo no perdía tiempo

y me metí de lleno

a las lecciones del maestro

pero interrumpían

rezagados con el pelo

también familiares y necesitados

y me puse a ver sus obras

en cuadernos Gloria envueltos

con el precio en Reales

me alcanzaba para varios

eran fascinantes

con dibujos

de supliciados parlantes

y decidí quedarme

solo tenía que acostumbrar mi mano

hacer mis dibujos

y escribirles al lado