18.11.20

Anne Sexton: Menstruation at Forty

La menstruación a los cuarenta, por Anne Sexton



Estaba pensando en un hijo.
El útero no es un reloj
ni una campana que suena,
pero en el mes once de su vida
siento el noviembre
del cuerpo tanto como el del calendario.
En dos días va a ser mi cumpleaños
y como siempre la tierra ya terminó su cosecha.
Esta vez quiero cazar a la muerte,
la noche a la que me inclino,
la noche que quiero.
Bueno, entonces –
¡Hablá de eso!
Estaba extendido en el útero.

Estaba pensando en un hijo...
¡Vos! El nunca conseguido,
nunca germinado ni desabrochado,
vos el de los genitales que temía,
el tallo y el aliento de cachorro.
¿Te voy a dar mis ojos o los suyos?
¿Vas a ser David o Susan
(Esos dos nombres que elegí escuchando.)
Podés ser el hombre que son tus padres -
los músculos de las piernas de Miguel Ángel,
las manos de Yugoslavia,
el campesino eslavo y decidido,
el superviviente, lleno de vida? -
¿Y podría todavía ser posible
todo esto con los ojos de Susan?

Todo esto sin vos –
dos días de embarazo en sangre.
Yo misma voy a morir sin bautizar,
la tercera hija ignorada.
Mi muerte va a llegar el día de mi cumpleaños.
¿Qué tiene de malo ese día?
Es sólo un ángel del sol.
Mujer,
tejiendo una telaraña sobre vos misma,
un veneno fino y enmarañado.
Escorpión,
araña mala –
¡morite!

Mi muerte desde las muñecas,
dos etiquetas con nombre,
sangre raída como un ramo  
para que florezca
una en la izquierda y otra en la derecha –
Es una habitación tibia
el lugar de la sangre.
¡Dejá la puerta abierta de par en par!

Dos días para tu muerte
y dos días hasta la mía.

¡Amor! Esa enfermedad roja –
una y otra vez, David, ¡me enloquecerías!
¡David! ¡Susan! ¡David! ¡David!
Plena y desaliñada, silbando en la noche,
nunca envejeciendo,
esperándote siempre en la galería...
una y otra vez,
mi zanahoria, mi repollo,
te habría poseído antes que todas las mujeres,
llamándote por tu nombre,
llamándote mío.

Traducción: Lucía Aguirre

 

Menstruation at Forty: I was thinking of a son./ The womb is not a clock/ nor a bell tolling,/ but in the eleventh month of its life/ I feel the November/ of the body as well as of the calendar./ In two days it will be my birthday/ and as always the earth is done with its harvest./ This time I hunt for death,/ the night I lean toward,/ the night I want./ Well then—/ speak of it!/ It was in the womb all along.// I was thinking of a son .../ You! The never acquired,/ the never seeded or unfastened,/ you of the genitals I feared,/ the stalk and the puppy’s breath./ Will I give you my eyes or his?/ Will you be the David or the Susan?/ (Those two names I picked and listened for.)/ Can you be the man your fathers are—/ the leg muscles from Michelangelo,/ hands from Yugoslavia/ somewhere the peasant, Slavic and determined,/  somewhere the survivor bulging with life—/ and could it still be possible,/ all this with Susan’s eyes?// All this without you—/ two days gone in blood./ I myself will die without baptism,/ a third daughter they didn’t bother./ My death will come on my name day./ What’s wrong with the name day?/ It’s only an angel of the sun./ Woman,/ weaving a web over your own,/ a thin and tangled poison./ Scorpio,/ bad spider—/ die!// My death from the wrists,/ two name tags,/ blood worn like a corsage/ to bloom/ one on the left and one on the right—/ It’s a warm room,/ the place of the blood./ Leave the door open on its hinges!// Two days for your death/ and two days until mine.// Love! That red disease—/ year after year, David, you would make me wild!/ David! Susan! David! David!/ full and disheveled, hissing into the night,/ never growing old,/ waiting always for you on the porch .../  year after year,/ my carrot, my cabbage,/ I would have possessed you before all women,/ calling your name,/ calling you mine.

 

Tomado de: The Complete Poems of Anne Sexton (Houghton Mifflin Harcourt, 1981)

 

 

12.11.20

Ese maldito canario, por Ricardo Zelarayán

 



La cosa criolla

 

5 TRABAJO

“¡Pero señor! ¿Para qué voy a trabajar si soy pobre?”

 

30 AL SOL

–¿Qué dice el hombre? ¿Qué anda haciendo?

–Estoy haciendo sombra.

 

53 FORD

“Juancito el Escobero

se compró un auto Ford

Le faltaban las cuatro ruedas

Los asintos y el motor”.

 

60 NADA

“Señor, si usted no tiene nada que hacer, no lo haga aquí”.

 

74 ENIGMA

–Borges, lo primero que le voy a decir es que usted no existiría si Urquiza no hubiera sido asesinado. ¡Usted es Borges de pura chiripa!

–Ajá… ¿De qué provincia es usted?

–Soy entrerriano de Paraná.

–¡Ah!... Mi padre también era de Paraná.

 

 

[Los orígenes de Borges]

 

   Sabido es que el azar dispone en gran medida de nuestros orígenes. Así, Borges no hubiera existido, por falta de antecesores, de no haber mediado un hecho trágico; el asesinato de Urquiza, y su consecuencia inmediata: la revolución encabezada por Ricardo López Jordán al producirse la acefalía del gobierno de Entre Ríos.
   El controvertido coronel, hombre de entera confianza del general, a pesar de las claudicaciones de este último, sobre todo después de Pavón, una batalla que Urquiza tenía ganada de antemano –si lo sabría López Jordán, jefe del estado mayor. “Tenemos que retirarnos”, le ordenó Urquiza sin embargo. El triunfo había sido negociado con Mitre, es lo más probable. Era un renunciamiento en favor de la pacificación del país y una traición para otros. Pero sin entrar en detalles polémicos, al proclamar la Legislatura entrerriana a López Jordán como gobernador y al hacer pública su decisión de asumir el gobierno, Sarmiento, acérrimo enemigo de Urquiza, ordena la intervención armada a la provincia sublevada otra vez contra el centralismo porteño.
   Fuerzas nacionales al mando de Emilio Mitre desembarcan por el sur, el general Conesa aparece en Paraná y Gelly y Obes avanza por el norte desde Goya. López Jordán vuelve a la táctica de las montoneras. Domina cuatro o cinco departamentos entrerrianos. Su fuerte son las apariciones súbitas y los ataques sorpresivos. El primer enfrentamiento se produce en 1870 en El Sauce, departamento Nogoyá, donde es rechazado por las fuerzas de Conesa, en las que combate el coronel Francisco Borges, que meses después sería designado jefe militar de Paraná. Precisamente en esa ciudad se celebra un baile para festejar la llegada de refuerzos para terminar con la rebelión jordanista. Pero ya Fanny Haslam ha visto pasar desde el balcón de su casa al coronel Borges. “A mí nunca me gustaron los petisos, pero cuando lo vi a Pancho por primera vez pensé que me hubiera ido con él incluso sin casarnos”, le habría confesado a su nieto Jorge Luis, según recordó años atrás este último al autor de estas líneas.

 

Tomado de: Ricardo Zelarayán, Ese maldito canario. Compilación y prólogo de Osvaldo Aguirre, Mansalva, 2020

8.11.20

Kafka y su padre, por Carlos Correas



Valga para el caso la siguiente anécdota. Una tarde, no hace mucho, yo caminaba junto a un paredón del cementerio de la Recoleta. Delante de mí, a unos metros, iba una pareja, un matrimonio, probablemente. La mujer llevaba de la mano a una niñita de unos cuatro o cinco años, quizás su hija; estaba absorbida en la conversación con el hombre y desatendía a la pequeña; ésta, de pronto, se inclinó y, sin dejar de trotar a la par de su madre, agarró una ramita de un montón próximo al cordón (los árboles habían sido recién podados). Los tres seguían su marcha, y la pequeña empuñaba la ramita y la azotaba como si empuñara el aire. La madre todavía no lo había advertido, hasta que repentinamente la vio. Medio se detuvo, se cernió sobre la chica y exclamó con voz aguda: “¿De dónde sacaste ese palo?” El acento se empinaba aún más en el “dón…”, en el “…cas…” y en el “pa…”, y el tono era de estupor escandalizado, desconcierto, extrañeza. Una madre demasiado nerviosa, tensa, se dirá. De acuerdo. Pero me interesa el contenido de esa frase. Además de la transformación de la ramita en palo, y a pesar de toda la trivialidad que se tienda a ver en el episodio, hay ahí la significación de lo que se podría llamar una pedagogía para la monstruosidad. ¿Se ha comprendido? Así –aunque no solamente así– se crían monstruos, a saber, hijos minados por la conciencia imbuida de ser anómalos, o ajenos, o raros, o malsanos. En consecuencia, hijos en quienes la humanidad resulta mutilada. No “Dejá ese palo”, o “Con ese palo te podés lastimar”, etc., sino “¿De dónde sacaste ese palo?”, es decir: “¿Qué es eso? ¿Qué llevo yo a mi lado? ¿Qué extraño ser es éste que saca palos de la nada? ¿Qué clase de demonios lo poseen que le ponen palos en la mano para dañar y hacer el mal y…?



Fragmento tomado de: Carlos Correas, Kafka y su padre (Leviatán, 1983)


2.11.20

Lo real, por Celeste Diéguez

 

 

 

 

9

 

Cuando viva al fin mi vida

esa vida que

por distintas causas

no he comenzado a vivir aún

Qué haré?

Una existencia activa de milagros concretos

tendré una profesión rentable

debo ganar buen dinero

me casaré joven

antes de los treinta

con un gran chico

clase media como yo

de valores sólidos y sexo pasable

los domingos serán con su familia o la mía

y luego llegarán uno tras otro los niños

me iré poniendo gruesa

trabajaré lo justo para jubilarme bien

y una vez por año

es la segunda quincena de enero

nos iremos a alguna playa ruidosa y concurrida

me haré amiga de mis vecinas de carpa

señoras como yo

a las que veré año tras año

hablaremos incansables de nuestros hijos

de lo que comeremos al almuerzo o por la noche

envidiaremos los cuerpos de las paseantes

volveremos a la casa alquilada

los chicos se prepararán para salir

escondiendo las drogas de nuestra miopía

cenaremos en silencio

tomando mucho vino

blanco tomaré en esa vida

y el tedio se escurrirá en la sobremesa

como un sirviente huidizo;

nos iremos a la cama

dos cucharas que ya

no revuelven nada.

 

Un día me despertaré

con 65 años y várices

la cara salpicada

por el exceso de sol sin protección

mi marido tendrá un pre infarto o dos

por la malasangre y los cigarrillos

todavía me quedarán años para leer y viajar

jugar a la canasta, hacer un curso

abogar por alguna causa

jugar con mis perros, cenar con amigos

o ir a molestar

a lo de mi nuera.

 

 

 

11

 

Nos preguntamos esa vez

acerca de la distancia justa a mantener

con las otras personas

que suben la escalera mecánica del subte:

un escalón –dije

tanto? –dijiste

depende, podés ser invasivo si estás demasiado cerca

te empujan si dejás mucho blanco.

 

Te pusiste contento porque nos deteníamos

a pensar en esas cosas

pero te dije

que no me gustan las coincidencias

me ponen nerviosa

es como estar demasiado cerca;

todo lo que aprende a moverse

lo primero que hace es alejarse.

 

 

 

12

 

Un útero un hombre una hamaca una habitación propia un baño privado una butaca en el medio ni muy arriba ni muy abajo un asiento individual junto a la ventanilla un juego de cubiertos una celda de máxima seguridad una jeringa recién abierta delante de mí la yerba nueva para empezar a cebar un novio de otra un cepillo de dientes exclusivo para mi boca un jesús personal un cajón donde nada más entre mi cuerpo un número de pin único e intransferible una clave para el face una clave para hotmail una clave para gmail la clave linkedín un solo donante anónimo un preservativo que será usado por primera y última vez una tarjeta sube sacada con mi número de dni un cenicero limpio un solo corazón para toda la vida un lóbulo frontal una bolsa de dormir roja un tórax un número de calzado invariable una lengua en común.

 

 

 

15

 

Un cuerpo que se desmantela

Cree en su posibilidad de estar en todas partes.

 

 

 

16

 

Y cuando aquella terminación de la calle bahía blanca

cruzada por sunchales

ahí donde como un pequeño huevo

fui puesta

pequeña y hippie

pequeña y sombría

doble nudo cadena sobre la lengua materna

sobre la lengua paterna

una gramínea de adn

un melilotus apenas

¡silvestre!

una semilla partida

fuera de surco desacopiada

cada uno en lo suyo y en lo suyo ausente.

 

Que como un tobogán por mi lengua se deslice

la paterna y yo sienta

en el pecho de embrión apenas el empuje

maniobras de vuelo que debiera

en esa casa de pilares

verdes y blancos con matas floridas

de retamas, mburucuyá y un aromo

que en ese patio donde descalza

vi sapos, ranas y culebras

nacer, morir a mis perros

y me clavé el freno de la bici

en esa casa en que sigo

siendo de algún modo huevo

rosado entre ustedes

una balsa de juncos flotando

hacia la vida tuya mía

hasta la muerte tuya mía

un huevo rosa adherido a un junco

huevo de caracol que también es boya

surco en el agua dejado por la tanza.

 

Para que desde todos los lugares donde

este huevo ha sido empujado a rodar, ruede

para admitir

que estar en casa

era esa casa de la encrucijada

de la calle bahía blanca cortada por sunchales

pueblo perdido en lo rural de la provincia

pueblo periférico la casa de mi padre

periférico el barrio de mi madre

de pie y de espaldas frente al viento en la laguna

de pie y de espaldas frente a los árboles que volaban

y yo mirando desde abajo y desde atrás

lo que debe entonces una mujer

cuidando el huevo lo que nace

lo que necesita de sombra para crecer

y en a sombra de quien se quedó

en la casa hecha cruz par ella

cruz para mí

la casa que hacía cruz dos calles

que terminaban en el agua

la casa donde fui huevo y me rompí;

espejo en los ojos de quien quería escapar y debía

por su condición, quedarse.

 

 

 

17

 

Si pudiéramos viajar hacia atrás

américa, áfrica, dicen

eran una sola cosa.

 

 

 

19

 

El cuarto propio pero abarrotado de ajenidad una boca que habla en otra lengua que se habla a sí misma una boca que le habla a otra boca una lengua que se habla a sí misma una boca que le habla a otra boca una lengua que consiguió otros bienes va atrayendo la desgracia la peste la corrupción y si eso que se llama el otro fuera sólo un cuadro con lo que hay que aprender una sosa raya de karma que si no quedó claro ahí vamos que si vas por ahí de nuevo ya sabés que después viene eso?

 

 

 

                                             Tomado de: Celeste Diéguez, Lo real, Buenos Aires, Caleta Olivia, 2018.