10.5.24

El Kush, por Santiago Armando

  

Kush enrollado, vaso lleno… ¡Elijo las cosas buenas de la vida!

Rihanna, Twitter

 

Sabíamos que no podíamos hacer que fuera ilegal estar en contra de la guerra o ser negro, pero si conseguíamos que el público asociara a los hippies con la marihuana y a los negros con la heroína, y luego criminalizábamos fuertemente a ambos, podíamos desbaratar esas comunidades. Podíamos arrestar a sus líderes, allanar sus casas, disolver sus reuniones y difamarlos noche tras noche en las noticias. ¿Sabíamos que estábamos mintiendo sobre las drogas? Por supuesto que sí.

John EhrlichmanHarper’s Magazine

 

 

El dueño de una reputada semillera holandesa viaja por el mundo para recolectar semillas. India, Malawi, Sudáfrica, Marruecos, Colombia, Jamaica, Tailandia. En Malawi encuentra una planta con franco olor a Ananá y exclama de felicidad contra las índicas: “Quiero que todo el mundo esté para arriba y no colocado”, el sabio secretario le recuerda que ya han tenido muchas veces esa discusión y que hay momentos para el vino y hay momentos para el whiski.

Tailandia legalizó la marihuana y ahora mismo en Nepal hay movidas de despenalización por izquierda y derecha. Desde que Biden dijo la semana pasada que bajaría la calificación de peligrosidad de la marihuana, la criminalización está siendo reconsiderada en todos los países con especies autóctonas con siglos o milenios de uso, que no tenía otro uso muy diferente que el de la coca en Bolivia, distraer el hambre, trabajar a destajo y dormir. Con las índicas o las híbridas naturales no se puede trabajar y menos como se trabaja hoy, son para la vida contemplativa y el ensueño. Las sativas para la profunda contemplación están contraindicadas. Cuando en el prensado paraguayo se colaba alguna híbrida dulzona se lo llamaba “Faso de mina”. Categorizo a grandes rasgos: faso para arriba, faso de colocarse y faso dulzón o mellow. Fumar mucha índica presenta a la calavera, si no es posible dormir, y es que Shiva, el dios de esta planta, es el dios de la muerte. No hay que darle bola ni asustarse, mantener la actitud que tiene la familia de El Fantasma de Canterville y comer algo dulce.

El Charas se logra frotando la resina de la planta florecida viva o recién cortada con ambas manos, se deja que se pegue en las palmas la substancia pegajosa de color negro y después se la remueve con un cuchillo un poco calentado. Según las crónicas inglesas del S. XVIII, el mejor Charas era el de Nepal, de una planta Sativa, Nepal tiene solo sativas y crecen al costado de los caminos. En el Kush y el Pamir sativas e índicas se entremezclan, allá muy arriba en poblados donde la gente no puede tocar a los extraños que llegan, y siempre hay un vigilante que manda a quemar algún plantío. Se ven semillas rojas, verdes y violetas.

 

La Pamir Gold holandesa se vende como feminizada fotoperiódica en Argentina, crece todo el año y se planta hasta en Ushuaia. Apuesto que esa planta debe dar un excelente Charas, tiene olor y gusto a sándalo con pera, es algo muy especial, de efecto sutil, con poco THC.

Los Rastafaris plantan en un mismo lugar durante siete años y después buscan otro lugar siguiendo preceptos bíblicos.

Muchos veteranos de guerra fuman, de Malvinas, de Irak y Afganistán, lo agradecen y aconsejan: Stay lifted.

Desde que tengo relaciones sexuales fumado, cualquiera que hable en contra de la marihuana me parece un terrible pelotudo. Se coge mejor con sativas.

 

 

Llegó SHERWOOD ANDERSON Y YO. Relato del Viaje de un Escritor Norteamericano a través de su propio Mundo Imaginario, de la Editorial Santiago Rueda. Se terminó de imprimir en el mes de marzo de 1945, traducido por Luis Echávarri (El mismo que tradujo Los paraisos artificiales seguido de El spleen de París para Losada). Libro grande de 385 páginas, vuelta a pegar la tapa al revés, a 3500 pesos. Es la autobiografía, el título original es A Story Teller’s Story. Publicada en 1922. Sherwood Anderson es lo único que puedo leer. Y el Manuscrito encontrado en Zaragoza, la versión íntegra de Valdemar, con toda la historia del judío errante.

 

Se cortó la luz del barrio al presionar el punto en el teclado, tercera vez que me pasa. Cracks y ruidos de animalitos en el pasillo, una pila de ratas sobre otras me miran desde la columna de la terraza. Me entró guita y pude pagar todo lo que le debía a Mercado Libre, y a la redeuda del porro: Mazar y la Black Lebanon. De noche tenebroso es escribir, fumado peor, me acuesto, hablan los electrodomésticos, aparecen flotando las dos bolitas de la Trinidad con la figura de un Cristo Talibán. Mejor escribir de día con viento, cotorras, chicharras y flaps angélicos. Bien temprano se escucha la Panamericana. El viento hace un mar sobre los álamos.

 

La infancia pobre y rural de Anderson con su madre india que le pasa grasa en las manos a sus hijos antes de dormirse, su padre pintor de carteles en los caminos rurales, borracho y luego actor itinerante. Las intercalaciones y tratamiento de las palabras que hace me permiten leerlo, su técnica, estilo, o tono, me da lo mismo. Retrata la incipiente civilización norteamericana con fluido y trazo parejo y magistral. Un sabio escritor costumbrista que mira con afecto cómo me cagué la vida, al fin. Me hubiera ayudado a su tiempo. Consuelo tardío. Lo hubiera leído en la adolescencia en lugar de las toneladas de boludeces que ya no tienen arreglo. Tiene unas Memorias que se llaman Intimidad de un Novelista, a 3700 pesos un ejemplar sin contratapa.

En una presentación en un pueblo rural el padre se enamora de una mujer más joven sin dientes cuando la madre enferma. Eso lo he visto de cerca. Marido con la esposa con cáncer terminal sale a reuniones sociales con camisita de lino ajustada y el pelito cuidado con perfume y cara de póker. Anderson pasa sobre estas cosas con gran detalle sin detenerse, todo queda en el camino de escribir. El segundo capítulo va del comienzo de su padre como actor nómade inventando dramas de la guerra de secesión, y de su extroversión grotesca, típica de los hombres del espectáculo, que en esta época presente se ve más en los periodistas que en los actores. Periodistas y locutores comen caramelos de caca para salir en vivo.

Ahí clava un mojón de su obra: su padre explota sus aptitudes histriónicas mientras su adorada y silenciosa madre, que solo se expresa mediante miradas, agoniza. Los robos y juegos con sus hermanos de otra raza, cada uno con un nombre indio compuesto en francés. Las miradas de su hermano y su madre indias que nunca podrá imitar. Sherwood era más como su padre, a su pesar, se dedicaría a la publicidad con éxito. Su mirada de indio estaba puesta en la escritura, en la definición de los personajes, en la extraña familiaridad de sus adjetivaciones.

La bomba de agua

El viento

El mate amargo

Y el tabaco agrio

Que se va acabando

A la par de los lillos

 

El poema sale

En la cama

De un bife de hígado

Tapado con frazada

 

 

The Sperm Chopper

 

Vuelve un aborto como alien en Harley

del choriducto de las ánimas

H.R. Giger, blanco, perlado,

con las fauces blancas de tu madre

(que me chupó la pija en segundo año)

en la moto de filos

Con la Corega Dorada

y el pelo recogido

de grandes colgajos blancos rastas de guasca

con la itaca

Por la panamericana

disparando a los autos lentos

En la mano rápida

hasta la Gral. Paz.

 

En la cancha de River

dispara una gruesa guasca y queda

como la esfera de plasma de Tesla

y nos dan la sede

del Mundial 2030.

 

Sube la 25 de Mayo

y pisa por arriva de la villa pringando

es un charco de nácar pisteando

cruzando Libertador por arriba

Santa Fe, Córdoba, Corrientes

hasta Avenida de Mayo

que dobla en contramano

y doblando y frenando los autos

silver spurts puddles

en veredas y ventanas abiertas

hasta la Pirámide de Mayo,

y coge un pañuelo y acelera

y tumba la reja.

 

Javier desayuna con Caputo,

están cerrando los números, le explica

el de pelo blanco,

el déficit,

podremos dolarizar con tu cara.

Javier está divertido

se podía volver

al uno a uno con verdes,

lo que no previno

fue la retroguasca

del pozo del fondo

del Choriducto

de las ánimas

Sperms Chopper

lo devuelve a repollo blanco

de feto sietemesino

y no llegan del Garrahan, no,

Ni cerca

las ambulancias con incubadoras

sin presupuesto

y de Javiercito quedaron sus ojitos

y su boquita chupada

con los pulgares juntitos para arriba

sietemesino,

y se lo comen sus perros.

 

Espermas en choperas de las costras

de atrás de Arquitectura, Isla Maciel, El Reconquista.

por el paso a nivel Pueyrredón.

Sperms se subió a los fierros

del viejo puente de La Boca

se quedó dormido y se deshizo

glisando guasca

en el agua negra del Riachuelo.

     *

 

Cof-cof: Rikifiord

Con mascarilla de aire y su madre

Con Afro de Claudias

en el campeonato de poemas bobos

del Hotel Conrad

lleva

un Carefree de Culo con barbijo

repelente trucho

y tres Havannas con sal marina

de la farmacia vasca

con kiosco

 

Repaso Las Series Infinitas de Pablo Farrés. Moroso con tono de radioteatro. Avanzo las páginas hacia el amante del novio de la mujer que relata, Claudio Scherer. Esperaba algo especial, esperaba a Rikifiórd, con su fusor Mbappé, la mascarilla de carité y el tanquecito de aire, con un Carefree de Culo con barbijo, Corega Dorada y Afro de Claudias. Son 650 páginas. Me perderé el bouquet osvaldo-deleuzo que promete y promueve Omar Genovese, por el tono de radioteatro mamón de las primeras páginas. Trataré de adelantar algo para hojear las visiones sodomíticas dantescas. Supongo que me encontraré con eso, y con los típicos terrores acelerados de los novelistas actuales. Pero se hace desear. Paso cientos de páginas y sigue hablando la boluda desconcertada de radioteatro, parece que viajan al espacio, etc.

 

Ganó Boca. Risas y Coregas en el aire con corpúsculos de pizza y Coca.

 

Ayer fumé la Kosher Haze y me trajo paz y suavidad en la cama, couchlock. Boca ganó el clásico. Encontré la Black Lebanon.

Ya no llevo una vida de lector abnegado, pero me crucé con el Manusctrito encontrado en Zaragoza, ya no me interesa leer y leer ni tener libros de consulta o adorno, solo repaso. Los cómics de Frank Miller, Sherwood Anderson.

He plantado germinaciones de variedades resistentes al norte de Europa. Hoy seguro que habrá helada. Escuché el podcast de Arcadi Espada y Yaiza Santos. Hoy es la marcha por las universidades públicas. Iría, pero siempre odié estudiar. Terminar el secundario fue un trauma. Me acuerdo de la fiebre loca que me dio en lo de mi abuela cuando pasé la última previa.

Espada y Santos hablan sobre los norteamericanos. Que no follan. Teresa me dijo que en España es igual. Yo estoy en paz con mis masturbaciones. Los curas ahora pasaron al acto con su gran formación en chamuyo en el Seminario de San Isidro. Me dice mi hermano que el párroco de Nordelta es pedófilo, que hay audios. Me fijo, en Instagram encuentro un comentario. Me acuesto, me duermo.

Dan estadísticas sobre la caida en polvos de los yanquis. Que los únicos con afán de coger son los inmigrantes. El cafecito con telo está mermando.

 

Mamá, no resoples por

Que puse la pava

Para mi mate

Cuando querías

Hacerte un té

Yo, mamá, nunca

Me pararía antes que vos

En la fila

Salvo en la farmacia

Para adelantarnos

Mientras vas al mostrador

A buscar las pastas

 

Del trabajo a la mesa,

Exprimir el limón

Con el tenedor

Sobre la milanesa

Y despejar semillas

La tele

La casa enorme para tres,

Los pañales

O el cáncer de ojete

La morfina

Y la muerte

 

Me despierto en una cama en bolas, miro hacia un balcón. Anne Hathaway enfrente con un vestido claro de satén y escote recto y voluble, mira al costado. Rikifiord desde el living que da al cuarto donde estoy le dice "qué boluda". Corte. Salgo de la cama en bolas y una asistenta me dice "buena toma" mirándome el pene. Bajo por el ascensor al lobby del edificio, hay un bar, veo toda la plaza Vicente López rodeada de confiterías y el bar con nuestro catering sin gente y comento el desperdicio de comida. El director toma dos piezas enormes de una torta blanca y me las zampo. Comiendo hago el comentario de mi alimentación frugal, mate con bizcochos y lo que haya.

 

1/5

El defensor Lema le pegó una patada a un metro sesenta del piso en la cara a un delantero de Estudiantes, alegremente y sin mirar, en el borde de su propia área chica, y quedamos afuera.

 

5/5

Murió Menotti y Estudiantes salió campeón.

 

6/5

Hice la jardinería. Por un sueño supe que tenía que plantar ahora las Black Lebanon y las puse a germinar. Hace una semana lo mismo con las Mazar. Cambié la tierra de una maceta porque era muy arenosa, ninguna planta había sobrevivido ahí. La arrojé al pasillo del jardín y con la pala metí nuevos treinta kilos de tierra nueva y la subí a la terraza, era lo que necesitaba para aplanar los nervios, me duché y puse a germinar las Lebanon. Serán pequeñas por el períoso vegetativo en pleno invierno, pero florecerán de septiembre a noviembre, supongo. Ansiedad por oler el sándalo y el anís y los dulces más íntimos de las plantas, de más lejos solo se huele un fuerte olor a pata. Solo quiero fumar el Kush y el Pamir. Ya estoy viejo para las híbridas de ahora, salvo excepciones como la MAC1 y todo lo que haga Karel Schelfhout.