(fragmento)
Un desierto enorme y un oasis solo para
otros y no para Valerie Solanas el centro de esta historia. Valerie recuerda
que los oasis son ilusiones que estimulan a los tiburones en busca de sangre,
no importa si el resto los tiene y ella no. Finalmente se nos arrebatará todo
de las manos en algún momento, sin distinción y eso la consuela. El problema es
que a Warhola, Andrew, no le han quitado nada.
Lee una carta que se sabe de memoria.
VALERIE
Andy,
Te dije que me pagarás por el
manuscrito.
¿Te consideras muy genial?
¿Cómo no puedes soltar un par de dólares
por una obra de teatro?
Eso
escribí una semana después de haberte pasado la única copia que tenía de mi
obra.
No me
contestaste el teléfono en todo un día. Entonces te fui a dejar esta postal que
hice con una cartulina estampada de rosas que había robado de un diario mural
de la Universidad. El mural hablaba pestes de las pastillas anticonceptivas.
Rompí las hojas impresas y me quedé con la cartulina para hacer un mural con la
cara de la mujer más hermosa del mundo, pero en lugar de hacer eso, te hice una
postal a ti.
Vine
a tu departamento.
No me
recibiste, se la di a uno de tus “amigos” y me prometió pasártela. Pero sentí
temor y se la quité, se asomó uno de tus amantes y me dijo que él te la daría y
la dejó sobre un mesón al costado de la puerta, que tenía una de esas bufandas
de plumas que usaban los travestis amigos del arte. Vi esas rosas sobre esas
plumas horribles destinadas a una mujer hermosa y cuando se dieron vuelta a
seguir tomando champaña, la saqué. Hubiera preferido mis rosas sobre tu peluca
platinada que sobre esas plumas teñidas.
Lamenté
no haber hecho un mural con su cara.
Si la
hubieras leído podríamos haber hablado de rosas y tiburones y no de balas y
dinero.
Seguiste
sin contestar el teléfono.
Estabas
deprimido. Encontrabas tu vida vacía. Eso me contó esa gorda rubia y drogadicta
que se decía tu asistente.
Maricón,
deprimido con cuatro hueones grabándote para hacer una película de tu
acontecer.
Yo
también me deprimí.
Los
actores que había invitado para actuar en la obra necesitaban leerla y como no
les pagaba, no los podía retener con una idea solamente. Trataba de volver a
escribir la obra pero la había olvidado por completo. Les decía que la llevaría
pronto, les hablaba del concepto y esas mierdas para dilatar el momento de la
entrega, pero estaba convirtiéndome en una charlatana, en una intelectual de
café que habla de sus proyectos y no lo los concreta.
No
tenía cigarros y fumaba el té de las bolsas que botaban en la basura y con eso
mi deseo de dejar de ser puta me iba ahorcando. Estaba casi asfixiada y salió
este anuncio de la editorial que buscaba escritores nuevos, pedían dos
manuscritos y yo tenía S.C.U.M. y tú, la ameba del Pop Art, mi obra de teatro.
Podría
haber escrito otra cosa pero en vez de eso me obsesioné con tu bisoñé.
Tú,
rubio falso, cuando saliste de tu depresión, contestaste el teléfono y con toda
la indolencia presente en todo el legado maricón que has dejado, me dijiste que
lo habías perdido.
Lo
perdió.
¿Qué
me dirías tú, el muy maraco, si te hubiera perdido una de tus fotos polaroid de
Elvis Presley?
Otra
depresión y de dos semanas.
Fuiste
cruel.
Yo me
defendí y gracias a mi defensa te hiciste millonario, más amigo de las modelos
y más frío y traidor que la antigua versión de ti mismo.
Los
tiburones son de tendencias carroñeras y prefieren atacar animales que estén
viejos, heridos o agonizando. Un nadador activo en el agua representa más una
amenaza que un plato de comida.
Las imágenes se desfiguran, todas se
derriten y esa baba se esparce por todas las paredes y pisos.