El número perfecto
Tu reloj en la muñeca, malla negra y cronómetro. Es irresistible.
Sigue la vestimenta negra hasta las botas negras que aprietan el acelerador de
la camioneta. Girás suavemente el volante hacia la derecha y enfilamos por la
nueve hacia el NUEVE. Número perfecto.
Una llamada de tu madre, “tu padre tuvo un derrame cerebral".
Regresamos por la nueve sobre el carril SEIS.
Dejamos la perfección en el silencio de la ruta.
Red gelatinosa
¿Has visto acaso apolillarse los columpios de una plaza de juegos?
Yo sí.
Mientras el guardagujas saludaba con una V de Violeta Victoria
encendida.
Y cayó Berlín. Antes la destartalada de los nigromantes
vernáculos. Con V también el apellido del cabecilla.
Antes la atómica y el gas naranja anticipando el final de las
guerras. Y los fusiles con claveles, un imposible.
El saludo, una V cada vez más anochecida y los dedos metálicos no pueden ordenar
vías. Todavía.
¿Será que fue una interpretación errónea de épica y me debo poner
los lentes de una de las locas de Pickapoon, el mínimo guardapolvo porque
siempre hace calor, y con el dedo trenzar el silencio?
O capaz que en la pasarela comienza el show de Victoria Secret y
con la ingenuidad que todo se lo permite, me veo con treinta y la fulgorosa
cabellera que no fue la traición a Rita Hayworth.
En momentos alucinados nada cuesta la razón.
¿No era acaso el lema “la imaginación al poder”? “Paris est una fête”
decía Hemingway y Dany le rouge, como yo, pero después ardió. Y corrió el fuego
por las praderas, por los océanos, y las selvas. Se engulleron la heroicidad.
Los sobrevivientes apagados contamos nuestras mínimas historias en
el screen con el ombligo pegado, bien pegado, a una red de gelatina.
Dissection s'il vous plait
Non, la bachanale continue.
Que te la doy por el culo chabón.
Negro culeao no te olvides de cabeza (Cabezas)
Le decollage est impossible
¿Te reviento por dónde? pregunta Hannibal Lecter. No llega a
Hannibal. Es un chongo nomás.
Vamos, si es por eso, los bebés nacerán por síntesis, el último
hallazgo. Y lo mejor de lo mejor, laboratorio y Soma.
Propretrè absolue.
Desde un altavoz llaman a una de las enfermeras de Pickapoon. Me
acomodo el guardapolvo. Perdón Gelman, en qué amasijo gelatinoso te he metido
por el desmadre de una heurística.
RAP,
Real Academia de la Percepción
VALIJA: Equipaje donde guardamos sueños, ropa, pasajes de ida y vuelta,
y a medida que el tiempo pasa nos gusta que sea más ligera.
UVAS: Perlas blancas, rosadas, negras y muy dulces que el verano nos
ofrece cuando buscamos el solaz de la sombra bajo una parra.
AMARILLO: Un color que hace miles de años le regaló el sol a la tierra en
una de sus ráfagas de viento.
TAZA: Objeto con asa que contiene las meriendas de la infancia, las
meriendas con amigos y cualquier infusión que bebemos en solitario mientras
nuestros pensamientos viajan.
NÚMERO: sobrelleva el estigma de frío y calculador. Sin embargo, un
pueblo lo creó hace de esto cinco mil años y nos solucionó el problema. Cuando queremos cuantificar los mejores y peores momentos de
nuestra vida o contar las flores que nos regala el jazmín, la tentación de
contar estrellas o la cantidad de veces que hemos dicho ¡Basta! el número
aparece dócil. En ocasiones sobrelleva también el falso uso que hacemos de él.
PALABRA: el sintagma perfecto si está bien utilizado, porque su anverso
puede ser capcioso, trapacero y confuso.
GATO: pequeño felino bello que compite con el silencio de las piedras
y de los espejos. Palpo su lealtad cuando se hace ovillo en mi falda y hasta
ovillo sobre cualquier dolor del cuerpo, incluso del alma.
GERARDO: Un callejero viejo, ladrador y divertido como un juerguista de
taberna orillera.
EX: Coloquial apropiado para designar a alguien. Rechazo su uso. Me
quema pronunciarlo. No me quema darle nombre.
ENSUEÑO: Capullo de seda intangible donde entramos para anhelar lo que no
tenemos y ser dueñas de ese secreto.
LÁPIZ: Te recuerdo soberbio, haciendo arco iris en las cajas de lata
que me regalaban para Reyes.
INTERNAUTAS: Humanos en un feed lot artificial, mirando nuestros
ombligos y el de los demás.
DESENCANTO: Una película desastrosa.
BRINDIS: ¿Sabes quién viene a cenar esta noche? Pues sí, brindemos para
que no venga.
MÉRITO: Medalla de oro o tan falsa como medalla de lata.
FRUTA: Manjares de color y sabor que heredamos del paraíso perdido. Al
comerlas me cuentan secretos desde su vida en semillas.
VIENTO: Niño loco que maneja nubes, temperaturas, presión, lluvias. Por
las dudas cuando está descontrolado me cobijo en casa.
ZAPATOS: Conocen mi torpeza, mis miedos, mi sigilo, mis apuros, el
cansancio. Y hasta el latir de mi corazón cuando clavo sus tacos.
FALDA O POLLERA: -¡Tan cortita nena! ¿Te has mirado en el espejo antes de salir?,
porque después se quejan.
-Callate bruja inquisodora, eunuca de la vida, te falta el olor a
concha que nos une como género biológico -le respondí.
CAPERUCITA: Niña bonita vestida de rojo con una canastita que tenía ganas de
abrir, pero se había olvidado de tomar los anticonceptivos. De lo contario
¡sabés qué! Aún rondan por los bosques y son legión.
LIBROS: Sobre la mesa grande, sobre la mesita de luz, en los estantes.
Hojas entre tapas que resuellan como el fuelle de un bandoneón que toco, acaricio, los leo, los dejo. Nunca una queja de parte de
ellos. Quizá la mía, por la imprudencia de haberlos abandonado alguna vez.