¿Cuál es
el colmo de la miseria?
La impostura.
¿Qué
virtud valora más en las personas?
La valentía.
¿Qué es
lo que más le gusta hacer?
Leer.
¿Dónde
querría usted vivir?
No
pienso en eso.
¿Cuál es
su ideal de la felicidad terrestre?
Imagino sociedades formadas por seres más libres, que vivan
según su deseo.
¿Con qué
errores tiene la mayor indulgencia?
Con los que se desprenden de la verdad de cada uno.
¿Cuáles
son los héroes de novela que prefiere?
Los que están vivos.
¿Cuál es
su personaje favorito de ficción?
Marcel.
¿Cuáles
son sus heroínas favoritas de la vida real?
Las que aman.
¿Su
pintor favorito?
Pirozzi.
¿Su
músico favorito?
En este momento, Beethoven.
¿Su
cualidad preferida de los hombres?
La pasión.
¿Su
cualidad preferida de las mujeres?
La misma.
¿Su
virtud preferida?
La bondad.
¿Cuál es
su ocupación preferida?
Pensar.
¿Cuál es
su idea de la felicidad perfecta?
Amar y ser amada.
¿Cuál es
su miedo más grande?
Perder la vida.
¿Cuál es
el rasgo que más deplora de usted mismo?
La impulsividad.
¿Cuál ha
sido su mayor atrevimiento en la vida?
Ir de Moscú a Elábuga, a llevarle flores a Marina Tsvietáieva.
¿Cuál
considera que es actualmente la virtud más sobrevalorada?
La seguridad en uno mismo.
¿Qué es
lo que más le disgusta de su apariencia?
Depende los momentos.
¿Cuáles
son las palabras que más usa?
Desde hace un tiempo, “unidad psico-física” según F. M.
Alexander.
¿Qué es
de lo que más se arrepiente?
De mis actos, cuando estuvieron desconectados de mí.
¿Quién
habría amado ser?
Alguien no tocado por la estupidez.
¿El
rasgo principal de su carácter?
La rebeldía.
¿Su
sueño de felicidad?
Entrar en la estepa patagónica hasta llegar al mar. Caminar
por las playas de mi infancia, en Punta Ninfas, bordeando los acantilados. Y dejar
que mis sentidos se expandan libres hacia lo desconocido.
¿Cuál
sería su mayor desgracia?
Perder la memoria.
¿Su principal defecto?
Desear lo imposible.
¿Eso que
querría ser?
Alguien mejor de lo que soy.
¿El
color que prefiere?
Con este frío, el rojo.
¿La flor
que más le gusta?
Me gusta mucho el olor de los jazmines.
¿El ave
que prefiere?
Ninguna.
¿Sus héroes
en la vida real?
Los que luchan contra la maquinaria de un pensamiento hecho a
la medida de todos.
¿Sus
heroínas en la historia?
Lo mismo.
¿Sus
nombres favoritos?
Si un nombre me permite inventar algo, ya es mi favorito.
¿Dónde y
cuándo es feliz?
En mi escritorio, cuando abro un libro y me encuentro con un pensamiento
que me deslumbra.
¿Cuándo
miente?
Cuando siento que si digo la verdad le estaría causando un daño
al otro.
¿Cuál es
su idea de la muerte?
Creo que la condición humana es insoportable. Pero el límite
que transgredimos como especie en el siglo XX hace que no pueda quejarme de
eso.
¿Qué no
perdonaría?
Lo que va más allá de mis posibilidades de perdonar.
¿Cuál
considera que ha sido su mayor logro?
Escucharme un poco mejor.
¿Para
usted qué es un buen insulto?
El que se dice por desesperación amorosa.
¿Cuál es
su idea de la fidelidad?
La de Juana de Arco a sus voces.
¿Qué
cosas detesta por encima de todo?
La crueldad.
¿Personajes
históricos que más desprecia?
Los dictadores.
¿El
hecho militar que más admira?
El Sebastopol de Lev Tolstói.
¿La
reforma que más admira?
Hablando de Tolstói, la emancipación de sus siervos.
¿El don
de la naturaleza que quisiera tener?
La indiferencia por todo lo que no sea mi propio
funcionamiento.
¿Cómo le
gustaría morir?
De ninguna manera.
¿Estado
presente de su espíritu?
Creo que es difícil
mantenerse cuerdo. Porque el mundo es un lugar muy injusto y miserable. Y si uno
es sincero con uno mismo, adaptarse a él y aceptar sus condiciones es casi como
vivir en estado de traición permanente. Trato de estar muy atenta. Creo que la
sociedad es un organismo vivo en donde todos estamos enlazados. Si soy cada vez
más consciente de mí, eso siempre va a ser bueno para el otro. Pensarlo de esta
manera me hace creer que hay una salida. Que es posible, a partir de cada
sujeto, hacer del mundo un lugar mejor. Esta convicción me produce, si no estoy
escribiendo, mucha ansiedad.
¿Cuál es su frase preferida?
Una de Jean-Francois Revel que leí esta mañana: “Cuanto menos se ama, más se milita.”