1.9.17

El mal amor de José Sbarra, por Javier Fernández Paupy


Abrir un libro
¡qué síntoma inequívoco de que se está solo!
El mal amor

No, doña Paloma, no sé fingir, no quiero o no puedo. Yo quiero una felicidad que sea cierta o nada.
Aleana

Esperábamos este libro. Los lectores de Sbarra sabíamos que antes o después íbamos a leer sus textos inéditos. El mal amor (Dagas del Sur, 2017), en una cuidada edición encuadernada a mano, ya circula por las librerías para que podamos completar las piezas sueltas que quedan por descubrir de este autor genial. El libro incluye facsimilares y fotografías, así como un posfacio de Nadia Sol Caramella donde, con mucha claridad y amor manifiesto por la obra de Sbarra, aparecen desplegados momentos centrales de su biografía y las implicancias con sus libros. Vida y obra en una misma reflexión.

Un proverbio chino sirve para pensar la obra de José Sbarra: “Un idealista que se ha sobrepasado en su idealismo es un peligro para la sociedad, pero un cínico que se ha sobrepasado en su cinismo es una de las personas más bondadosas sobre la tierra”. En la contratapa de Cielito dice: “Ya tengo más de treinta años, por eso algunos me dicen: “José, comportate como un adulto”. Yo les respondo: “Voy a intentarlo”. Pero por dentro pienso: “Ni lo sueñen”. Para ustedes, que no me dicen tonterías como esas, escribí Cielito, el personaje que más quiero y que más se parece a mí”. Hay algo entre infantil y marginal en la obra de Sbarra. Entre Billiken y Playboy. La primera edición de Marc la sucia rata se llamó Los pro y los contra de hacer dedo. Era una edición de autor, con el sello de fantasía La rata ediciones, de 1988. El mismo sello con el que en 1992 editaría Plástico Cruel. En la contratapa de esa primera edición se lee: “LA RATA ediciones subterráneas. LA RATA no tiene editor responsable ni tampoco registro de la propiedad intelectual. Los libros de LA RATA no se venden en librerías, se consiguen en nuestros puestos clandestinos o se roban en las casas de la gente que pagó 10 dólares el ejemplar”. En 1991 la editorial Torres Agüero publica la novela con su nombre definitivo y ya mítico.  La obra de Sbarra durante décadas circuló como samizdat, como tesoros clandestinos, y una legión de lectores devotos se encargó de mantener vivo el fraseo de su voz. Es una alegría saber que la editorial Dagas del Sur va a encargarse de reeditar sus obras completas y que finalmente vamos a poder leer Bang! Bang!

De las contratapa de alguno de sus libros: “José Sbarra sostenía que divertirse con el miedo era una actividad saludable. No estaba de acuerdo con que encerraran animales en jaulas, ni en zoológicos, ni en acuarios, ya que el lugar de los pájaros es el aire libre y el de los animales marinos, el mar abierto”.

La escritura sincrónica, en mosaico, con racimos de historias escalonadas que presenta Sbarra y eso que inventa con el diálogo caracteriza su estilo rápido, ligero, con historias en montaje. El mal amor participa del tono de sus otros libros. Con desesperación e inocencia, escribió una obra donde la orfandad y el amor parecen instancias de mismo movimiento. El tono del libro recuerda el de Obsesión de vivir, una narración en verso o poema novelado del que se lamentaba Sbarra desde la guarda: “Lo terminé hace muy poco y sin embargo ya lo escribiría de una manera completamente distinta. Lo que me fastidia más es su falta de optimismo, de humor. Es un libro triste, demasiado triste”. Anecdótico y emocional, autorreferencial hasta la médula, José Sbarra en El mal amor muestra la cara más desesperada del amor.  

¿Vos sabés la cantidad de pendejos que andan con mi libro? A esos pibes nadie les habla, no tienen interlocutor ¿Sabés lo que debe ser que encuentren un libro de alguien que fue igual que ellos? Para ese pibe de 14 o 15 años, mi libro está vivo. De los 30 años para arriba, no me interesan los lectores.
(Entrevista con Enrique Symms, revista El cazador, nº 1, octubre 1992.)

Los libros de Sbarra trafican aventuras, peligro y buen humor. Transitan distintas formas: novela, cuento, informe, poema, teatro, guión radial y televisivo, relatos infantiles, historieta. ¿De dónde viene esa fuerza? Avanza; no describe, escribe cinematográficamente historias yuxtapuestas. Su obra es un arco que se tiende en la biblioteca argentina. José Sbarra inventa algo en forma de diálogo. Intercala un teatro de historias en caleidoscopio de voces. Integrados, apocalípticos, esperanzados, optimistas, cínicos, enamorados que obedecen y desobedecen, perdidos y apasionados, víctimas, sabios, delincuentes, prostitutas, drogadictos. Imbuidos en la perturbación del afecto, sus personajes están atravesados por el deseo, siempre motor de las acciones y movimiento de las pasiones, a veces brutales, a veces fatales, siempre matizadas por una obsesión en letra de molde.