15.10.16

Seis poemas, por Nicolás García Sáez




ORIGEN

Dos monos se deslizan sobre sábanas de seda
Gentiles arrogantes
Se reproducen, cruzan charcos
Trotan, saltan por los continentes

Cambian las máscaras, la piel herida
Saben y anticipan:
-Que África cabe en la palma de sus manos
-Que la neblina trémula es el tiempo




UN DELFÍN

Del Tirreno, del Atlántico
manchado tropical
vagabundo en el Adriático
o acróbata, el de hocico retacón

Nariz de botella, indo pacífico 
cabeza de melón
calderón de aleta corta
o rosado de Hong Kong

Amigo de sus amigos
un gran comunicador
y mucho, pero mucho más inteligente
que toda esa basura de arponero nipón




PREGUNTA QUE SE PUDO HABER HECHO UNA POETISA CLAUSTROFÓBICA AL DESPERTAR DE UN SUEÑO

¿Acaso Syd Barrett
diamante calmo
pintor loco
con su encierro
(tan contemporáneo)
se transformó
queriéndolo o no
en el primer hikikomori occidental?




LA CAÍDA DE LOS ÍDOLOS

Cuando despertó junto al mundo
cosmos frágil y pequeño
tomó vaga conciencia de “dioses”
infinitos, arrogantes
en aquel entonces
niño tonto
no distinguía terrenal y celestial

Había popes, papas
tiranos o soberbios
divas prepotentes 
deidades en decadencia
oráculos ciegos y
sibilas sin runas
que no distinguían terrenal y celestial

Estrellas que estrellaron
sus luces sin gracia
destellos tenues
con sabor a nada
ángeles sin alas
cayendo del cielo
queriendo distinguir terrenal y celestial

Demasiados presidentes
o dueños de todo
campeones, famosos
directores sombríos
musas y semimusas
con el perfume de la luna
que no distinguían terrenal y celestial

Pasó un mes. Pasaron dos
Pasó un año. Y otro más
poco a poco
fueron cayendo 
como naipes viejos
y falsos
todos los ídolos (que le permitieron al tonto)
distinguir terrenal y celestial




EVOLUCIÓN

Aquello partió
bajo la sombra del ombú
con un sapo
y su bella rana
reposando para siempre en el jardín

hubo un gato
con diminutivo célebre
que llegó un día
y al otro se fue
rompiendo pedazos de mi corazón

hubo un axolotl
que en pocos meses
regeneró sus piernas, amputadas
y se deslizó bajo el barro
de una barca oscura mexicana

hubo un lémur negro
que mordió a un gusano
envenenado
equivocado
para alucinar con el cianuro en las alturas de un baobab

hubo un mono loco con coctel
de alcohol frutado
con la espuma en la boca
de un puercoespín
hubo un reno buscando un hongo bajo la nieve

hubo, si, un delfín amarillo
que se adhirió
también
a mi piel
para multiplicar sus voces

de puntos cardinales
y armar
en una sola pieza, a un animal fabuloso
aquel
El Único, esencial
cubierto por el recuerdo de todos los demás




USTED

Un coro ladra su aplauso
desfile alegre y sediento
varios capitanes boquiabiertos
levantan las ollas del fuego

Un cisne minúsculo hambriento
mastica terrones de azúcar azul
bosque sordo triste y asfixiado con
ocres torvas calvas relucientes

Duendes entre sueños
que destilan tangos
¿El amor es exacto por todo el peso de su desequilibrio?

Entre la nieve, las sombras
se detiene, la nube, se suspende
cielo despejado

mansa, quieta
mantra, sexy
más

Usted me invita
para que yo aprenda
a deshojarla
quitarle el velo
la vergüenza
hacerla carne

Usted sabe que si yo accedo
aprendo
le quito el velo
la vergüenza
y la hago carne
el desequilibrio será exacto
y mucho más grande



Tomados de: Neptuno y las Faunas, Buenosaires Poetry, 2014.