8.10.16

Horóscopo, por Nerina Gonzalo


Su afición por alimentarse únicamente con éclairs no es algo necesariamente grave pero es por eso que los demás lo perciben como a una persona singular. Cálmese un poco. Otros alimentos pueden ayudarlo a encajar y a conseguir un puesto de cajero en el Banco. Su deseo de llevar los libros contables de algún comercio está más cerca de lo que cree. Su carta astral es propicia. Una dieta de vegetales y una corbata nueva ayudarán a los astros, que no pueden solos. Usted colabore con esa parte y le garantizo que será contador público cuando menos lo espere. Ánimo.


El día ha llegado. Usted ama secretamente a una persona y ya no es posible callarlo. Quiere gritarlo a los cuatro vientos. Una advertencia de Saturno: absténgase de cualquier manifestación amorosa. Ese temor que anida en su interior no es producto de su imaginación. Si bien el pensamiento mágico es cuestionable a todas luces, por esta vez observe las señales. Cualquier cosa funcionará como recordatorio para un saludable silencio mortuorio: una caja con bombones derretidos, un champagne oneroso inexplicablemente picado, un contestador automático, Cumbres Borrascosas. Calle sus sentimientos hasta la semana entrante y los satélites del amor definitivamente gravitarán a su favor.


El mapa está borroneado y se pierde en un lugar que desconoce. Camina unos kilómetros por la Pampa y llega a una cascada de jugo de cerezas. Unas niñas disfrazadas de Barbies le ofrecen helados de crema, gelatina roja y limonada. Tendido a la orilla del dulce río advierte que la infancia nunca se va del todo, que perdura en nuestros corazones. Después cosecha manzanas, ríe, y regresa en el lomo de una cebra sosteniendo con fuerza un centenar de globos de colores que anhelan un viaje por el aire.


Le regalan una Pelopincho con un souvenir. Dentro de la adorada pileta, los fabricantes le han enviado cuatro delfines pequeños. Primero usted tiene el impulso de sacarlos de ahí y arrojarlos al mar. No lo hace. En cambio les pone nombres marinos y los alimenta con algas. Ellos le festejan todo y nadan para atrás haciendo piruetas festivas. Al día siguiente va a la pescadería y les da sardinas frescas. Ahora hablan: rrrrjjjiii. Usted enternecido se mete en la Pelopincho y ensayan coreografías juntos. Al año siguiente ya casi no entran en la pileta. Entonces en un camión acuático los devuelve al mar y tiene la pileta para usted pero no los olvida.


Antes de salir elige entre un paraguas alegre y otro triste. Hace cinco mil días que llueve pero parece una eternidad. Camina unas cuadras y en una esquina hay una convención de Mazinger, todos con hombreras. Se acerca al que tiene el traje más fidedigno y le dice al oído, le susurra, si hacés cosplay de mi corazón te tenés que romper.


Recibe una carta peronista. El cartero se la pasa por debajo de la puerta y usted la abre. Sale un colibrí. Primero hace pequeños vuelos cortos y puede verle el tornasol de las alas. Vuela un poco por la sala, se detiene, sigue. Después queda suspendido en el aire y con voz audible y electrónica dice Evita Compañera. Cuando sale por la ventana usted lo sigue con la mirada y apenas lo alcanza a ver libando unas flores de ceibo, y luego perdiéndose, hacia la parte más peligrosa de la ciudad donde unos malhechores aguardan a una anciana para robarle la cartera.


Acaba de darse cuenta: aún conserva su inocencia. Este rasgo es peligroso, ha tratado de ocultarlo durante años. La gente lo advierte y usted se endurece todo lo que puede para que nadie lo note y para ahuyentar los peligros. Pero de pronto el amor se presenta y le desbarata los planes. Es un brillo extraordinario. Aunque quiere ser cobarde, decide ser valiente. Pero hay un detalle: sin que pueda evitarlo ahora su inocencia emerge con el esplendor que siempre tuvo, como siempre ha sido, y ahora sí, todos la verán, y aunque estará realmente en peligro por fin no le importa porque de la simulación nos despedimos con un diamante.


La niña telekinética de Santiago del Estero pone discos con la mente. Los discos salen del armario y les apoya la púa. Empieza una canción. Los viernes escucha que fantástica, fantástica esta fiesta. Los sábados, en el puente de Avignon. Los domingos no me abandones nunca.


Su miedo a los payasos no es otra cosa que el producto de un simple trauma. Recuerda con terror aquel suceso de la infancia en ese interminable cumpleaños y recae una y otra vez en hábitos que no son buenos para su salud. Las drogas duras y el bungee jumping no son el camino. Relájese haciendo ejercicios de meditación y lea novelas largas, salvo It, de Stephen King. Es la historia de un payaso diabólico y puede descomponerse en la madrugada, justo cuando Plutón entra sigilosamente en la casa de su signo y proyecta una sombra atemorizante con un turbador matiz rojizo sobre la luna.


Este mes será francamente horrible. Los efluvios de Marte harán estragos en su vida cotidiana y estará desvelada. Por enésima vez la llamará por teléfono esa anciana que busca a su prima Mirtha. No trate de explicarle más que usted no es ella. Tome el toro por las astas y converse un rato animadamente. Dígale como al pasar que se muda de domicilio y díctele con voz pausada pero firme el teléfono de su enemigo. No olvide que el secreto de la vida consiste en capitalizar las contrariedades a su favor. Hay altas probabilidades de que el mes próximo un cometa de enorme peligrosidad se estrelle contra el satélite de la empresa telefónica y haga el resto. Tenga fe.


Su hija lo desautoriza permanentemente invocando la sabiduría de Internet. Ya no alcanzan esos trofeos que comprueban que usted fue el pescador más grandioso y avezado del Paraná. No se aflija. Sus frondosos recuerdos lo ayudarán a retomar un diálogo fluído. Traiga a su mente las mejores cosas, acuda a la evocación: una excursión por la selva de Sumatra para ver a la flor más grande del mundo. Un pedazo de pan blanco que se hunde en la yema de un huevo. La lectura del Quijote. Cuando fue sorprendido en aquella siesta por unos brazos que le rodearon la cintura, y se quedó dormido, y soñó con los jardines de Shangri-lá, donde un cervatillo con ojos humanos lo miró con ternura y usted supo que todo iba a estar bien. Empiece ahora.


Esta semana tendrá otra vez ese sueño recurrente. Se duerme temprano y, de nuevo, ahí está la Coca Sarli desnuda escurriéndose el pelo en las Cataratas del Iguazú. Pero en el sueño usted sabe que se trata del agua. Proviene de un manantial del Amazonas a miles de kilómetros, viaja por la selva con los dorados hacia el Estero y llega hasta el Río de la Plata. Usted, en el sueño, observa un acontecimiento celeste. Después se toma un vaso con agua límpida del manantial lejano y se va a dormir temprano para soñar con eso.

Tomado de: EL MENTALISTA # 2