(Acerca de Convoy
de Esteban Bertola)
‘Y todo lo que es inexplicable se derrama.’
La escritura de Bertola, la escritura que uno enfrenta, que
en frente tiene en la lectura de Convoy de Esteban Bertola, es un ir y venir
(que va que viene, que viene y que va), baile traqueteo o partida de regreso
sabido (o enterado al efectuarse el viaje, perdón, digo el baile- enterado porque
Bertola no sabe nada cuando a andar se dedica escribiendo –¿diario de viaje?– Convoy
es un diario de viajes, pero no un diario de un viajero, pero no un diario de
un sujeto que se apresta a un viaje y anota –azorado asombrado desencantado
movido al fin por deseo alguno (el viandante aquí no se encuentra), no es una
anotación de un viajero que desea viajar –Convoy diario de viaje de un viajero
de profesión (DICE: ‘cada línea que une
esos puntos y cada uno de esos viajes se pegan en los platos y parecen pelos’)
(cuando dice viajes dice viajes en plural-son muchos), que trabaja de ello,
Bertola usa bitácora de viaje como un contador un libro de cuentas, y esto por
andar de viajante en tren de
acompañar, en tren de escolta-guarda (figura
del transporte de pasajeros, el guarda acompaña
protege, y el guarda abunda en Convoy), y eso que Bertola no importa bailar,
pero en alta de compadrear él se dice que acompaña, no que baila… (a Bertola,
¿le habrá vez alguna tocado bailar con la más fea?) no le quedo otra que
bailar, ergo que laburar y hacerle el séquito –digámoslo de una vez para frenar el delirio
que ya prejuicia al oyente, al lector de esto: CONVOY: (fr. Convoi) Escolta o guardia que protege alguna cosa, ya por
mar ya por tierra (si es tren lo casual le cae mejor a la escritura que
Bertola quiere contar). Conjunto de cosas
escoltadas. Fig. Acompañamiento, séquito- y el séquito lo efectúa para convoyar el
cuento… convoyar es conseguir una cosa con falsos halagos, confabularse,
conchabarse… Bertola conchaba una narración conspirando con un recurso que se
acaba y se hace tierra en sus bolsillos (polvo…). Para conchabarse hay que
entenderse, tramar en fin, entender
separar las diferencias de la lana, hacer el hilo, elegirlo…
No es una novela (joder con la novela!!), son textos seleccionados,
anotados, conchabados entendidos y conspirados por el baile-viaje de Bertola que
en convoy de tren lo sostiene. La crítica se asombra de la aparición de convoy
diciendo que se sale de los cánones de la época, que es un milagro: NO NO NO,
equivocación consistente en que la critica lee todo lo que sale, y la escritura
de Bertola es una escritura muy de época diría yo (una escritura que no sale),
porque es él el que escribe y él, señores críticos, es humano: el error
consiste en: primero buscar esencias (Savino) y en segundo término (error este
derivado de la equivocación primera), creer que una escritura es producto de
una época en vez de considerar aquello de que una época (: paréntesis) (y en
este parentizar se produce un corte, se encuentran parientes, digo paréntesis,
digo esencias) es producto de la escritura que la escribe…
En definitiva Bertola asume un CONVOY sólo como excusa a
mano para rodear el cuento, para andar la narrada, pero Bertola no narra,
Bertola escribe, y baila y baila -y se
sube a un tren como milico de incognito protegiendo un tesoro que él nunca sabe
(así de profesional es este botón), de ida no sabe, pero cuando vuelve, en
busca de más ‘cosas’ por guardar, ahí se entera, y lo escribe, lo anota, para
contarle a alguien en la que anda, la que anduvo y seguro volverá a andar…
Que va que viene, que viene y que va, el tun tun, baila
baila y se safa, y ante el espanto de zafarrancho, manotea una bitácora (ponele
cuaderno, Esteban ¡¡ponele cuaderno!!, como Néstor por Manhattan)
Yo no tengo idea la genealógica de esta escritura que hoy
aquí se me presenta, -y ante lector
salteado (que soy) lo que salta es la tramoya que la lengua de Bertola me anda
proponiendo para embaucarme y como viejo limón bancarle la parada…
‘el piso de retiro, que tiene como mica, alumbra el paso que
va metiendo la pata. La aventura de la caravana se descubre con lo que la
neblina oculta y confunde, hecha también de humo echado. En convoy a Tucumán,
antes de preguntarme, con el rigor del que lo pierde, cualquier cosa con motivo
que me pique….’
No quiero preguntarme acerca del conjunto de cosas, (recuerden: CONVOY: conjunto de cosas escoltadas)
sino que me pregunto acerca de la voluntad de alguien –de cualquiera-, del ejercicio
de la voluntad de cualquiera –de alguien—en este caso de Esteban— para andar
por la vida escoltando algo: la
imagen es esta: Esteban-convoy: el sólo es el séquito (le hace el sequito decía
mi abuela, la anda acompañando contestaba mi tía), el conjunto de seres que
acompaña que alardea de proteger un conjunto de cosas: y vaya qué conjunto anda
contando y protegiendo, que se anda
protegiendo en este libro: si, es un libro,
‘pero no es tan así’
El hecho ensayístico-lectual-escritural-lectual de utilizar
la definición —indiferente el
diccionario por ahora— de lo que Convoy significa para la lengua que hablamos,
que es la materna -¿la misma madre para mí que para Esteban? ¿nostalgia quizás
del procedimiento aquel que hace de algo particular la general -el ‘para
todos’- para decir o al decir la general decirlos todos? Uno –yo— no porto ya
tales procederes (mi vieja no es la de Bertola) abro corchetes, ya no me alcanzan
los paréntesis –los parientes?— digo lo que quiero decir: el desmadre de la
lengua de Bertola es tal, que el haber nacido se torna un milagro... (ahora sí
Mariano, ahora sí)
Me dejo decir bien:
si utilizo la definición del título en nuestra lengua, no es un procedimiento, una forma de ensayar, es una forma de pensar
dado que considero que leer se lee desde el principio si se lee, además de ello
ejecutarlo (el análisis del significado del título —que a sandeces me puede
llevar) por la convicción aquella de que yo nada decir puedo acerca de la
escritura de otro, por ello, intento una lectura, si bien la escribo, es una
lectura, no una escritura que vendría a definir lo que Esteban anduvo
escribiendo vayan todos a saber en qué trasuntos en que climas en que polvos en
que abrazos en que deberes en que horarios en que subtes en que tangos en
cuales barrios en que amigaciones: pienso en el título, lo veo a Esteban : TANGO TIMBA TUMBA …
CONVOY se lee sin garantía de comprensión alguna, quien
quiera comprender leyendo, quien quiera enterarse de algo, que lea a la
Bonelli, no a Bertola; aquí, en Bertola, cualquier intento de hilado lectual se
desbarata a renglón seguido; grata forma de la lectura que escritura propone:
abismal: jamás se intuye algo aquí, la intuición es otra cosa, poco que hacer
tiene con Bertola escribiendo…
CONVOY desata una escritura al traspasar su lectura…, ello
es suficiente para que este texto se instale como marca iniciática de una
trama: convoyado entender que se escribe: CONVOY.