2.9.13

Poemas, por Vivian Lofiego







La manzana en la oscuridad
                                                                                                                                                                              

Apareció de improviso
sorpresa que nos llevó a la risa,
unión en nuestro ejercicio cotidiano
indulgencia y danza:
yo el satélite, vos el astro

Los cortes de la manzana resbalaban de los dedos
el libro palpitaba con sus tapas verdes,
luminiscentes como un planeta

(se demoraba tal un corazón debajo de la cama
 un gato asustado o un niño escondido)

Su transparencia  hacía
aumentar nuestra ceguera,
un observador implacable e inmóvil

Espectador de las  horas,
el personaje de Lispector
deambuló en el desierto lavando las culpas
de un crimen

La casa que habitábamos no poseía el presente
el pasado tomaba el mando : un barco zigzagueando
llevado por piratas enarbolando su banderita de la muerte

Una aceleración de partículas la antimateria del amor

Lo di por perdido después del caos de noviembre
-esos meses impíos que reclaman lumbre,
 vino caliente mirando caer la nieve,
la esperanza de ser redimidos-

Encontrando la vida en lo ínfimo de la materia, 
en un rezo murmurado
se  ahondaba bajo la piel la plegaria
-que nada nos separe-

Me doblegaba frente a la ola helada,
-vientos austeros  a través de galerías remotas-
conjetura y canta la desunión su canto

Las puntas de estrellas quebrando en dos al fruto,
y un tarascón deja la huella de los dientes,
blancos encajes apurados de olvido


-de prisa, de prisa, siempre demasiado veloz el recorrido

La estación de tren desoladora
los árboles esmirriados luchando por guardar
esa última hojita, verde  por milagro


El libro, me acompañaba
como ángel de la guardia,
llevaba una vieja postal de París en la que te decía:

Hay tantas catedrales y puentes célebres aquí,
en la Tour Saint Jacques Nerval se detiene con un poema en el bolsillo
Apollinaire en el Pont Mirabeau
Rilke en el Hôtel Dieu deposita el cuerpo de Laurids Brigge
Rimbaud escribe cartas tristes a su madre
(cartas como un barco de papel detenidas)
Vallejo presiente el día de su muerte
y vos obstinado en los hoyos del espacio, la muerte de la estrella

Perdido, en alguna precipitación en un tren hacia la ciudad,
imaginaba  con recelo  una deriva de manos poseer el libro, la postal,
la misma deriva en nuestro umbral manchado de nevisca y sal

Cometas precipitándose vertiginosos
hacia la tierra, así volvíamos 
a terrores de la infancia, a Venus acostándose a la salida del sol,
gemas perfectas, engarzándose  en mi flanco


Pregonaba: Rimbaud de Charleville, te sangra la mano

Las piedras, vivas, grababan la imposibilidad de ser
Tal vez el dolor es la inmovilidad
y la errancia en la inmovilidad

La manzana no hacía más que brillar
en la oscuridad del cuarto, sin que le diéramos piedra libre
salió a la luz, triunfante

El libro volvió a mis manos,
lista para recibirlo,
pronta a partir

Dejando  diminutas huellas en la nieve,
pisadas leves linderas al bosque, a nuestra casa,
tanta levedad resonando en el cielo bajo los astros,

un coup de des n’abolira pas le hasard

el desierto de Lispector en una cartera de charol
un trozo de manzana amarillenta en el bolsillo
del abrigo de piel.





Tánger de Sphaera

                                                                                                
                                                           A  JPL

¿Es esta esfera inmóvil  que atravesamos inocentes
el centro del universo enunciado por Aristóteles ?
No hay  centro, orbitamos alrededor del sol,
sumisos a vivir nuestra mortalidad despojados

17 de abril 2010, quedamos atrapados
en Tánger la blanca ciudad sin dueños,
en un guiño elevabase Islandia  vengadora
-casi como el paraguas y la máquina de
cocer de Lautreamont-
Emergía Islandia en el desiero saharino
bajo la nube brillante, caliente, fina
de las cenizas del volcán  del país de las sagas, 
Acaso fuera el hechizo de un símbolo rúnico ,
sin presentir maldiciones estábamos atrapados en Tánger
Había que acomodarse a las mil cabezas de la ciudad blanca,
hilvanada de laberintos prohibidos en su lacerante palpitar
punzante ciudad Árabe,
me iba clavando las astillas de tu desgano
El volcán arrojaba su cenizas,
la gran puerta de África abierta de par en par,
vivía su vida bajo el aire sofocante
guareciéndonos  entre vasijas ajadas
en el plexo estallaba, el deseo junto a la lava,
                                   "Non terrae Plus Ultra",
las columnas de Hércules,  una montaña  de juguete,
simplifican la frágil orilla de nuestro  mundo
Ironía de la  segunda Odisea, Ulises navega
per alte mare aperto, en su laicismo naufraga
caemos  detrás de un escenario de confines al presumible abismo
El florentino lo hace huésped de su mundo,
ubicando personajes amados en un sobre de terciopelo,
lacrando al rojo vivo, delicadamente :  Inferno.
 En aquel mar de abismos desde el Hafa,
fuimos  espectadores del viejo Circo
contemplamos la agonia de un insecto :
-OH Lázaro- resucítalo de sus cenizas
Las nubes  traían a un rapsoda que cuenta:
San Olaf en la isla fría
bebía la historia de los santos, azotando con palabras los infieles
Las mesas en el Café Hafa habitadas de  iniciales talladas
en cada talladura  surcado un vinculo
identidad en iniciales, amor en iniciales
un culto,  ritual de escape
esa melodía que impone el mar al doble silencio del cielo,
Los Etruscos para no perderse navegaban por la Vía Heraclea,
pero no perderse es una aspiración inútil, una profecía de ciegos
Tánger lo sabe
Junto a su café mítico los fantasmas de  sus habitúes
Bowles, Genét, Kerouac, Ginsberg venían a  respirar el azul que 
incluye en un trazo  paraíso, infierno, en esta prisión abierta
y en una leve sutura, la tierra allí, desprendida como esas flores
 de azahar que paralizan
No era dueña de mis piernas, un cuerpo apenas esbozado
Es el confín del mundo, podemos imaginar el jardín de las Hespérides
Y ver las vidas cayendo
por la gravedad a una tierra que ignora lo que eleva

Respiración lenta, pieles cetrinas, sangre expuesta, furor y cólera,
Me miro en el tocador del Minzah
tendré algo de Rita, hoy,
ella pasaba sus últimas noches en este hotel  con Orson,
Él la metamorfosearía en la Dama de Shangai
después del fasto en un sinfín de espejos,
renunciando a ella, Welles encontró su razón :
Vistiéndola  de muerte, cisne negro, Beatriz invertida
Como en la ley de gravedad todo lo que sube baja
Descendía descalza apenas cubierta de oro de antaño
Las cenizas nos arrastraban
Siroco de la piel que calla en el recorte del mantel de papel
pajarita de vuelo corto zurcida al vestido, los anteojos anchos de  diva
escondiendo una esposa que aguarda  temerosa el designio del Sultán
Las palmeras salvajes se recortan en las calles de oasis imposibles
basura mezclada al almíbar y la nausea sube de las esencias,
no es éxtasis, no es dolor, es hartazgo
El volcán sigue su rebelión, es su larga Saga contenida
el misterio ha de llevar después de todo: resignación
Nos detiene  en esta Tánger apócrifa,
Hay que unir las fronteras por tierra
el cielo está prohibido, hay que viajar dos días
en la noche que avanza traqueteando al ritmo
de anhelos rotos
Así nos llegan las largas veladas de Islandia
ardiendo con furia   en el fuego cual místicas mariposas

En Buenos Aires la muerte me despoja de alguien
un trueno  avasalla su cabeza
todo pasa en un susurro mientras  viajo
entre Islandia, el Gólgota, la ruta de España, un cuerpo muerto
                                     Y
Es abril, la época en que las coronas de espinas florecen
El Volcán se calma
un niño se redime solo de su llanto,
Inútil dormir en la noche de beso dormido
Dicen que escucharon mi llanto en Islandia, 
Como la lava del volcán arrójame tu cuerpo
Mientras devoro los poemas al condenado a muerte
He de sentir los labios hinchados, bebo del cráter el hielo
Al llegar a tierra firme me arrebataron bajo el volcán
Fui acribillada por  balas de diamantes
me entrego a esta suerte de derrotero, de desdén
En la Sphaera  unidos naufragamos,
aunque el centro esté en todas partes, Giordano

En el Gólgota tres cruces marcaban el cielo,
en un patio de Palermo se apaga la voz de
alguien querido,  en Tánger descansa al fin Genét,
Dante encontró el raggio de luce en su exilio
Pero nosotros,  es una primera persona impersonal
un plural dividido en cenizas
Como Rita fingiré sonrisas,
Lloré en el Hafa nuestra pequeña condición,
nadan los peces ignorando
el pequeño infierno, la esfera inmóvil
la nada, el indisponible camino de la belleza
la muerte del amor es un crimen terrible
hay uno asesinado y otro que asesina,
¿Llevaba un sudario o un vestido de novia?
Las iniciales han cambiado la conciencia en destino
Frágiles y pequeñas marcas  ahondadas
en una mesa donde otros llegan
ignorando la veloz marcha del tiempo
Un centro que habita la hoguera despojada de su llama




Vincent y Rachel

Le dice, mientras sentado a la vera del Ródano calcula
el reflejo del sol en el agua, apenas  serpentina de plata
Acurrucadas las piernas casi  perdiéndose
entre la hierba verde, los yuyos quemados:

“El mundo comunica de manera superficial,
y qué me importa el parecer cuando el ser
se esconde, y no es el sol derribado
por la luna
ni el cielo de Provence de noche
inflamado de diamantes,

ves,  dice soplando en el hombro blanco, desnudo,
 una flor de campo enamorada del viento:

Ves,

“El amarillo no es un color, es una forma
un todo, es dios detenido meditando el color
pero, qué es el color,
si lo supiéramos no existiría el amarillo.



Estudios sobre Van Gogh, Arles 2012.