6.7.24

La rotonda del avión, por Gastón Moyano

  

 

1

 

Antes tomaba notas bajo las alas del Mourane, era como sentarme en una piedra al costado de un río cualquiera, oh divina aeronáutica, yo con la cabeza casi rapada, el aire movía mi camisa de seda adhiriéndose a los omoplatos o al pecho, ese oculto sentido que sólo puede expresarse en una sucesión,

 

 

 que rodea al Mourane no es un conjunto accidental, es un cálculo de unidades, es la estrofa del texto que se dispone formando una frase para pensar en lo que hice en la ORGA, minutas sobadas hasta el extremo,

 

 

actos que caen como gasas de brillo usadas en la oleada materialista, es difícil pensar en vidrios de colores en algo suave y en la vida que fluye hasta último momento, la vida de   uno que pasa con hambre por la Rotonda, llega al comedor de la ORGA: harina, azúcar y té para el hambre del pueblo sin comida. Pibas que militan desde la clase media, elogian la flacura que les dejó la cocaína. Pibas trans, en su búsqueda político-estética, toman cursos de manicura y peluquería. Usan las ganancias para agasajar a sus novios, en su mayoría policías. El último movimiento más que droga y comida, ese algo era mucho mejor, aunque nunca supimos bien que era.

 

 

 

2

 

Para no hablar de la ORGA, busco algo igual de cercano, la montaña y sus árboles con monos capuchino, los monos comen flores con sus pelajes húmedos por el rocío de la madrugada, eso que ya no existe causa dolor en los dientes en las articulaciones en la mano con la que escribo, en los caminos que suben a la montaña las casas de los pobres, transportes, veredas, campos planos color café, los monos el Zoo vivos entre el resto de los animales incinerados , los monos saltando la tela metálica, la montaña, hombres con cortes de pelo estilo militar de manos pesadas ´municipales de la Capital  hacen pensar en el itinerario de viaje para la clase obrera, una descripción, una relación de palabras  donde ubicar la voz, los movimientos del cuerpo del pibe que usa botas texanas, su acto de movimiento si    sube al colectivo, lo que cambia de lugar cambia el lenguaje, cambia las texanas por los zapatos de trabajo cuando entra a la Constructora CSB,  el estacionamiento para sus camiones, una torre  distribuye agua, un cielo azul muy claro, una moto que pasó por los caminos secundarios del Cerro, un corredor, en la noche muerden pedazos de  gallina, procedimientos alusivos, finas sugestiones, un escritor romántico escribe sobre lo espacial, externo, sobrenatural, porque el atractivo escenográfico vive, en la flora la fauna, agrega algo de extraterrestre, una íntima esencia de valor documental, compartido y operante como el falso optimismo de un Estado Benefactor :para descubrirme he ejercido una indigencia subordinada a la evolución de vivisecciones,  puedo cerrar mi estudio si me han rebasado circunstancias desfavorables,  pequeña autonomía del mundo circundante, el tiempo de observar si es mal utilizado define,   el peso de su negación ahoga, conmover el derecho clásico,  su luz, sus rumores, las alegrías que se perdieron, una cuerda espinal para la prosa del Estado Benefactor, la prosa del Estado pacificador, la prosa que describe la sonrisa de Stalin a bordo de un barco, la prosa del lugar necesario para sentarse a pensar y escribir, leer, alguien que escribe necesita una casa, la sombra del Mourane no alcanza: ¿ hace falta una casa para escribir sobre la Montaña?

 

 

 

3

 

El sol y ese corte transversal en los músculos del cuerpo de las ORGAS, ahí donde el músculo abreva no hay cansancio, contracción-tensión-relajación siembran en el organismo una afectación, efímera y pura como espacios en blanco,

 

 

la nueva realidad de las políticas estatales nos rodea, ocupa los espacios en blanco para destruirnos, dividirnos y expulsar las parcelas que se desprenden de nosotros hacia las masas de la misma especie,

 

 

cuidados cuellos de terciopelo en las camisas de trabajo, una mirada que se mueve para que el sol no la lastime, el calor afectivo del sol funciona como catalizador, eleva la temperatura, genera una ligereza única, no se siente como un viaje sino una especie de descenso a los intersticios de una nueva realidad, lo pienso como un autor clásico pensaría un sistema para escribir un tratado estético político.

 

 

 

4

 

En medio del grupo de pinos de mi mente leo en Linneo sobre otros pinos que daban sombra a una iglesia normanda de ladrillos de media cuadra, en otro continente, en otra época, trato de escribir sobre el corazón de la madera de esos pinos de la iglesia normanda,

 

una botella de cerveza en el pedestal de la santa Yamila de los fachinales, no hay madera noble en los fachinales, su belleza no estimula a los tumberos porque no está ahí, emocionalmente sensibles, maldita para el pueblo por su inexistencia en los pedestales de los fachinales,

 

 la madera noble se usó en la fabricación de remos para deportes acuáticos, talladas las esquirlas, unas manos los fabricaron para que otras manos los empuñen con emoción, unos dedos lijaron la madera que después tendría forma de remo, la madera seca para el trabajo se hace sonar para saber si es útil para remar, la madera que fue pino, el vidrio caliente de la botella de cerveza y el yeso del pedestal de nuestra santa percibían el viento caliente que bajaba de la montaña.

 

 

 

5

 

Colgar del árbol lleno de ángeles,  variaciones en la mente para quedar desnudo, desnudarse es ser inocente, viejas casas dispersas, más árboles brumosos, abajo lo que nadie puede encontrar dos veces en la anchura del agua que pasa, tiene nombres escritos   arrastrados por las diferentes dimensiones ya no son particularidades, la conjura trastornada que corrompo cuando la nombro, fijándola sin afecto ante las lágrimas, la forma  de moverme entre ellas, volver al estómago de esas aguas que en su recorrido final serán residuales dentro de la simetría  y la red, las imágenes de los muertos siendo adolescentes cubren esas aguas, ellos son el sentido de este día con el grito de los lugares donde un cuerpo desnudo se pudre, ya no tendrá cara, es suciedad del suelo cuando un poco de esas aguas subía, arena del Basural, en sus compuestos encontré una valva de hueso, el color rosa de la encía de mi muerto, un diente en una boca, pequeña esquirla, pequeña y blanca,  sentimentalmente creeré que es parte de mi muerto, generosas las aguas ascendieron un detalle de él y el sonido particular de su voz me llega  porque el oído atento no se rompe fácil, es un círculo completo, lo que era ya es en el movimiento de las partículas líquidas ascendiendo, sombras de las partículas a los pies de mi adolescente muerto, su carne se hace mineral sal y líquido?

 

 

 

6

 

 

El amarillo puede entrar en el amarillo, reinos más dulces se mueven en el corazón del Boli, del bolita asesinado junto a la ventana a través de la cual vio en los vidrios su cabeza que la golpeaban una y otra vez, después un cuerpo muerto en la helada, la cabeza unida al cuello y más atrás la vereda por cual vuelvo a donde vivo lloviendo toda la noche las baldosas calientes en verano, me impresiona lo que conozco: petardos,  perros,

 

tumberitos estudiantes, desclasados en un epítome de

 

los primeros ríos bañados de luz blanca, el luto de la viuda del marido muerto en un accidente, ella puso un techo rojo y el viento que sopla del gran mar no la refresca no la consuela, una nueva armonía antes de despertar, solo la recibe el rojo del techo hecho caucho cemento cielo de marzo, creo que estoy enamorado de las estrellas del hipódromo .tal vez nunca descubra el abrigo azul o si es verdad que corría por el África de los corredores negros que se hacen famosos en Inglaterra, sonrisas de dientes blancos mirando el arco de la tarde el color rojo trazado en el cielo, el color rojo del techo de la viuda. era tan hermosa la campesina maldita, una luz muy blanca explota en el viento que trae el mar profundo es bastante terrenal puso un techo rojo en su corazón, campos verdes en el África de los corredores, quiero decir que estoy corriendo por África de campos verdes que también son blancos, tan diferentes del lugar a donde vuelvo a pensar en la armonía que necesitan las palabras de este poema.

 

 

 

7

 

La justicia social pensada como Las hélices de un helicóptero de Defensa Civil, la justicia social en el movimiento ascendente, el brillo expulsado por el Mourane se mueve en la cara de los pibes que limpian los vidrios de los autos en la Rotonda del Avión, movimientos que empiezan y terminan en otros movimientos, retienen los extremos en su distancia, el enlace es la cuerda tendida desde la primera causa a lo demás, tocar una extremidad hace temblar al resto,

 

 

 la justicia social pensada como una frase más del progresismo nacional, un terreno que espera la luz del cielo:

 

 

dinamitadas todas las conclusiones y certezas, nada devuelve  la luz del cielo,  si es de noche  tampoco veremos la boca de Venus,   qué  flota en el aire seco: el recuerdo  de uno que se había dejado caer al Canal C,  o  los  dientes de león de malva fragmentada al lado del avión  de fabricación francesa, hierba bajo las zapatillas, el reflejo que imprimen las estrellas en los dientes de león para las cuales son modelos inmutables, formas inalterables, sobre las que descargan la secreta dinastía de su influencia,  los dientes de león reproducen la forma pura del cielo, las estrellas son la matriz de los dientes de león y cada estrella es la prefiguración de un diente de león, cada estrella es una planta celeste, diferentes por su materia que las terrestres.  La ORGA era la herramienta dentro del Estado para hacer la felicidad del pueblo, no vimos nada, la justicia social quedo en la frase. ¿La frase ya no dice nada? ¿Era feliz sin decir nada? Me entretuve demasiado en las formas delicadas.