23.11.23

56% de fascismo argentino, por Román Bay

 

 

Es curiosa la forma en la que, en nombre de la libertad, avanza el fascismo en Argentina. Pensaba que Javier Gerardo Milei no era mucho más que un payaso mediático, a veces peligroso en su discurso, a veces idiota en sus manifestaciones, pero en cualquier caso, un títere de poderes no visibles. Algunos empleados de las grandes corporaciones del periodismo colonial como Jonatan Viale, Luis Majul, Marcelo Longobardi, Luis Novaresio, Jorge Lanata, Alfredo y Diego Leuco, Alejandro Fantino, Nelson Castro, Marcelo Bonelli, Eduardo Feinmann, Pablo Rossi y un largo etcétera, parecen no tener ningún interés en la verdad histórica argentina. Una lucha de poder entre un grupo de millonarios y actores que memorizan su papel. ¿En qué medida la acción política de Javier Gerardo Milei está gobernada por sus impulsos de odio, negacionismo y estupidez? Un delirio totalmente separado de la realidad objetiva. Pero los pueblos no son una página en blanco, libre de toda señal, al servicio de la interpretación subjetiva de un trastornado. Son los hilos del aparato burocrático a disposición del endeudamiento y la colonización. Son falsificaciones tan burdas que no engañarían ni a un niño. Pero convencieron al 56% de lxs argentinos. Los delirantes exabruptos de Javier Gerardo Milei reflejan que hay ciclos que cada veinte o cincuenta años se repiten. Los chicos votan su muerte. Los viejos también votan su propia muerte. Burócratas dogmáticos enmohecidos y sectarios vuelven a tomar el poder. Consignas sin sentido, intolerancia, incapacidad para escuchar opiniones ajenas, imbecilidad, falta de realismo, individualismo extremo, incomprensión, indolencia social. Lo mejor que podría hacer Javier Gerardo Milei es callarse e irse a descansar para que su desequilibrio psicológico no degenere en locura furiosa. Pero hoy es el presidente de la República Argentina, un país ubicado en América del Sur, más específicamente en el Cono Sur y no en América del Norte, como algunos apátridas pretenden o acucian. Hay en Javier Gerardo Milei demasiados rasgos marcados de violencia y espíritu antidemocrático. Una larga tradición andocrática y machista. Su capacidad para disimular las propias incoherencias lo llevó a la presidencia de un país. Pero “(…) no hay nada tan ridículo que la moda no se atreva a consagrar” (Balzac) y el fascismo también está de moda en Argentina.

Javier Gerardo Milei no solo escucha voces sino también toses. Celia Liliana Melamed, una veterinaria médium comunicadora de animales, explica que Javier Gerardo se conecta con las mascotas, de corazón a corazón, y que de esa manera puede percibir y sentir lo que está sintiendo físicamente los sabios de cuatro patas. Así, se comunica con su perro muerto y puede traducir a sus perros Conan, Milton, Murray, Robert y Lucas. Un hecho de suma gravedad si pensamos que una persona con ese grado de delirio va a tomar decisiones que repercutan en el futuro próximo de una población entera. Javier Gerardo Milei es un economista que habla con un lenguaje técnico –la escolástica es opuesta a la política– que muy pocos entienden. Javier Gerardo afirmó que todo lo que pueda estar en manos del sector privado tiene que estar en manos del sector privado. Hay una estafa en sus promesas presidenciales de cambio. Nos son lo nuevo. No hay cambio. Es un modelo conocido. Un programa económico y político de derecha que se asemeja al de la última dictadura cívico militar pero con la diferencia de haber alcanzado el poder mediante elecciones democráticas. El plan económico de Javier Gerardo es un plagio de los implementados en la dictadura de Jorge Rafael Videla por José Alfredo Martínez de Hoz y por Domingo Cavallo en el gobierno de Carlos Saúl Menem. Un modelo que demostró ser muy dañino para Argentina, por el descalabro social que produjo y por la deuda que heredó a las generaciones y gobiernos posteriores. Recordemos que la vicepresidente electa, Victoria Villaruel, es una abogada que hizo campaña defendiendo el historial de la dictadura militar y que quiere poner fin a los juicios contra el personal militar involucrado en la dictadura y suspender el programa estatal de pensiones que se implementó para apoyar a las familias de sus víctimas. Milei es el macrismo sin Macri pero con Macri. Recordemos que Mauricio Macri es un señor con mucho dinero y pocos escrúpulos. Mauricio Macri, una persona a la que nunca nadie escuchó decir algo inteligente, un imbécil que da asco. Lo cierto es que Mauricio Macri está mirando muy de cerca la conformación del gabinete económico y el área de Justicia de Javier Gerardo. Lo cierto es que el canalla de Macri que creyó que administrar el Estado era tan fácil como trabajar en la empresa de su miserable padre evasor, ahora está encantado con el nuevo paisaje. Lo que Javier Gerardo Milei propone son condiciones laborales de esclavitud en nombre de una economía dinámica, próspera, enérgica y efervescente. No tiene nada de anarquista. El mercado que enceguece a Milei quiere encadenarnos. Su concepción es radicalmente antipopulista. Herramientas de una docilidad incondicional, obedientes hasta la sumisión. El discípulo que roba el puesto a su maestro y que no reniega de sus enseñanzas. El deshonesto de Macri le pidió prestado al Fondo Monetario Internacional 45 mil millones de dólares. Javier Gerardo Milei dice “el presidente Macri”. ¿Qué hacer con el pasado en un presente como este? ¿Cuáles son los poderes fácticos y reales del mundo moderno? ¿Los medios de comunicación y las redes sociales? Los medios hegemónicos de comunicación endulzan el café con leche de los Macri y los Milei. Ahora hay que dejar ronronear al gatito mimoso del poder. Ahora que Javier Gerardo es casta. Milei trabajó entre 1995 y 1999 como asesor del militar condenado por delitos de lesa humanidad Antonio Bussi. Como diputado no presentó, en dos años, ningún proyecto de su autoría pero acompañó, con su firma, una treintena de iniciativas ajenas. De las 118 votaciones de proyectos que tuvo, se ausentó en 51. Tuvo un 43,22% de ausencia. Quizás por eso sortea su salario en un gesto mediático y demagógico, espectacularizando la decadencia de la que habla y de la que es parte. Un palo tiene siempre dos puntas. «No hay lugar para el gradualismo», dice Milei. Habla de políticas de schock. Las fuerzas del cielo que invoca y las fuerzas del mercado, dolarización y el laissez faire, laissez passer de Adam Smith en la era de Tik-Tok. Juan Bautista Alberdi apunta en sus Bases, ideas que emocionan al autoritario Milei: «Donde están los bienes económicos está la patria (…) la Patria no es el suelo; la Patria es la libertad, es el orden, la riqueza, la civilización, organizados en el suelo nativo». Alberdi difundió la máxima latina ubi bene, ibi patria, que quiere decir “donde están los bienes, allí está la patria”. Los referentes de la derecha internacional festejan esta decisión de las urnas. Condolencias políticas. La derecha chilena, Donald Trump, Jair Bolsonaro festejan a Javier Gerardo Milei. Como en la revolución cultural china, empieza la era del miedo. No crean que me perdí en esta digresión. Vestigios del viejo y manso feudalismo americano y las iniquidades de los sistemas de esclavitud a salario es lo que quiere Javier Gerardo Milei, en nombre del automatismo del mercado. ¿Milei es el presidente electo más votado de la historia argentina? Peluches de león, motosierras de cartón, espectáculos de pánico de la tribu fascista ultraderechista neonazi. El materialismo mercantil por encima de la idea de la democracia como igualdad social. La justicia social es para él una aberración. De lo general a lo particular, Milei vitupera el principio de justicia social. Habla mucho de la Constitución pero ignora el tratado n°1 de Versalles, de 1919: «El trabajo no debe considerarse meramente como una mercancía o artículo de comercio». Acaso Javier Gerardo Milei suspire por la privatización del aire que respiramos. Juan Domingo Perón: «La economía nunca ha sido libre: la controla el Estado en beneficio del pueblo o lo hacen las grandes corporaciones en perjuicio de éste.» Vinieron por los derechos humanos. Resulta inconcebible que la mayoría haya votado a un outsider que capitalizó el cansancio y el malhumor social en base a propuestas inhumanas y postapocalípticas como la creación de un mercado de órganos, liberar la portación de armas o reivindicar a figuras de la última dictadura cívico miliar. ¿El 56% de lxs argentinxs fueron a votar con una estampita de Videla en la mano? ¿Cuántos de lxs 45.892.285 de argentinxs fueron a votar con una estampita de Videla en la mano? Es difícil de asimilar. Se habla del 50% de pobreza en la Argentina pero no de la concentración de la riqueza. En el país de los campeones del mundo, en el país de los campos de soja, en el país de lxs 30.000 desaparecidxs. Tan irreal como todo lo demás. Irracional y predecible. Esperable y temible. Nuevos fascismos de antaño rejuvenecen hoy en Javier Gerardo Milei, un extremista con un proyecto colonial. Una persona que durante su campaña prometió eliminar el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y privatizar el Conicet. Un proverbio turco dice que cuando un payaso se muda a un palacio, no se convierte en rey, sino que el palacio se transforma en circo. No, no ganó Javier Gerardo Milei, perdió el pueblo argentino.