9.7.23

West Flügel, por Santiago Armando

 



Cancillería


Cayetana, Duquesa de Alba

iba a acostarse con Putin 

en Corfu

y me dijo

que por favor fuera,

y salí de las Islas Orcadas

en mi Escualo de Plata

y lo amarré a un diente de su quijada

sobre el que descendí

por un escalón de sarro

y caminé al hotelito enfrente

último piso, 

balcón al agua,

ella vio al Escualo

con las gafas especiales que le di

y subí

ella me veía en plata

estaba en bolas

con un tul naranja

y Vladimir detrás,

desnudo,

apoyándosela,

ella se bajó

y acometió el pene del calvo

pero no había caso,

y le dije

con telepatía

que procediera

como yo le enseñara,

y se limó

la uña del dedo gordo,

y le dijo

ponete en cuatro, pelado

y el dedo le fue enterrando

con cuidados de alfarera

cronometrados,

para dejársela dura

y deslecharlo al rato.




Crostas del Neutrinario


Norma Allons Poe de Plá

me trae caramelos, pucho no

caramelos para el mate

caramelo marrón duro 

que se hace naranja

como el ambar cretácico de hash

de fumar previo

al fondo de la yerma

que no es lucecita de cebo 

ni tampoco un relámpago 

como arreglo de las cerámicas rotas 

con oro 

de los japoneses

es como 

la velocidad infinita

del horizonte de la luz

que abrasa


Pacos Haitianos en Marte

tumbados

en la puerta del Starlink Cetrogar

un porro mbappean

se lo pasan,

cortesía de Elons

para el divague y no comer

con traje de letras

y la Mascarilla de Carité

de orificios angostos,

contra el tacho de titanio con fuego

porque la dominación del calor ayuda

a la gravedad ajustable al croto

fumamos 

y mate con azucar, guitarreada

de noche jugo y alcohol fino,

el hombre, les digo,

el hombre reunido al fuego

desaparece, se cambia

por la acción individual

en su pantalla LED,

por eso me paga Elons estadía

de croto criollo en Marte,

pero,

ya habíamos estado aquí

con trajes de arena

y máscaras vietnamitas

con los alazanes naranjas.


Soré y Resoré 

se han posado en los pastos

de las canchas 

del predio de la AFA en Marte, 

Dioscuros pampeanos,

para los campeóns, 

de las canchas que cortó 

y puso el pasto 

Carlos Salvador Bilardo


Con el fusor Mbappé

y la mascarilla de carité

en el visor, 

el depredador de lunas

en eles tinajas

bebe del pico Tudor


For space 

we need 

a

guitar solo skin

an Apple Vision Pro,

vaping,

and thats it,

ain’t it, 

@elonmusk? 

–Got it, Victor

 

Orgasmo de Frankenstein 

y toca el ano en cuatro con interruptor, 

cuando Tesla atendió a Frankenstein todo cambió, 

don Tesla era amigo de Wassilly Kandinsky 

y habían hecho ciudades azules estudiando 

a Hieronimus Bosch, esa es la Buenos Aires 

que veo yo 

desde que trajimos la copa.


Los Hawks 

acaban de bombardear 

el choriducto entero 

de la Arizona,

vamos a rellenarles 

un poco de mierda 

a los de Tenochtitlán, y

luego apoyar 

la nariz

en el cariz blanco 

de la estatua de la libertad 

y llevarla a órbita baja 

y ahí dejarla, ahicita

con flotador espacial




Poemas profilácticos


el ácido semen corroe la goma

del forro lavable


el librero masturba el sifón

en la sangría con sida

y se come la sandía

con gamuza


el haiku obsceno simple

como un glande de aforismo

se corta

con el pucho

del verso

y cabecea

mi verga al bolsillo


Trazos de ninjas blancas antiforro

en las permanentes formaciones de soldados

y en la marejada 

pañales y pañuelos

del paisaje mejicano.

Diego Rivera fue a Rusia

a babear el habano 

a la Siberia,

el gordo se plantó

en un dispenser del gulag

a patear la máquina de Manaos

y se escucha en el estadio

la platea norcoreana

en coreografía:

¡hay coca ay-có!



Del obelisco salen 

metatrones para Malvinas,

ahí se coje lindo unas pelirrojas 

que conocí del bitcoin, 

y el flujo de taiwanesa de Londres 

con el molusco abierto acelerando 

tres de fugazzeta Match 5 

en las Islas Orcadas de Seineldín,

donde bajan los pilotos

de los F35.



Forro gamuza y tecno

y un bosque de cedro azul 

con minas 

birra

y porrito

en la hora naranja

del campari con guasca

y pasan los Hawks

al abismo Nicaragua



Vuelven los preservativos lavables

en packs de 9 Gamuzas

de concha orto y sandía

y lavo cada cual cuando llego

tengo primero que hacer

un descanso en pajas

con el forro puesto,

una siesta y

después pongo 

el agua en la olla 

y todo el biznike marmolado dentro

sin dejar que hierva

lo cuelo y

abono el porro

y ahicitas quedan

junto a las plantas 

as gamuzas colgadas

del tender al viento



Metatrón de la Armada 

en tierra se endroga, 

el viento es droga 

y con el forro en pena 

peina esperma 

dentro del tacho 

y la criptografía 

en grafica cartesiana 

flexible y plateada 

suave,

de gamuza y tecno.



Pedos con cricket a gatillo

con tanquecito de nafta,

una herramienta nueva

de los paraguas.

Las ninjas blancas

bajan de los cerezos

y les maquillan sangre

con guascas



Me he quedado sin cigarros

obrero portuario

matasoldanes naval

me queda solo

escuchar Radio Alquitrán

en el submarino de plata


Forro da Gama: el ácido semen 

no corroe la goma 

del forro lavable. 

Forro Galcostra: el librero 

masturba el sifón. 

Forro Red Dragon: sandía con sida. 

Forro Pequod: se come la sandía 

con gamuza, y 

Forro de Nácar: 

un haiku obsceno 

corta el bolsillo.


Y pasan

boquitas pintadas

con vestiditos ligeros

llegando la hora naranja

del Campari con guasca oh

Vivir sin una mujer

sin volver al vitro

de la pizarra

de mi amada 

en piyama

con descanso

de cigarro

en la ventana,

mejor el balcón con terraza


Suela de titanio flexible 

y traje gravitatorio 

de poros celestes encendidos

como hornallas de gas

para volar 

sin carbonizarse 

con el rostro de ocres caretites 

bajo la máscara

de conservar 

el rostro al socializar 

con muérdago plateado 

y fuego de quebracho 

en el rancho de Juliana con 

océano y acantilados leds 

en Marte


El artesano global chino

en el laboratorio de pestes y leches

saca

las gripes customizadas

de los 100 barrios porteños

y solo se salvan

con su antídoto

los putos sidosos

(señoras batatonas),

que compraron sus hijos

en un supermercado genético

que el padre de Macri

vendió a los chinos

cuando le pusieron WIFI.




Caretite


comparecer

con mis gasas de alivio

de drakkar momia de hash

a la perlitas mejillas de 

Juliana Awada

como el rostro de Moria

afilado de

tirar la goma



Lleno el tacho dron y

todo criptografiado y entregado 

a las ninjas blancas y las taiwanesas 

en vestiditos azules de Londres,

las miro y espero, 

pero ya no quiero clavar 

desde que me fue la polaca. 

Ahí me traen la plata…



Las nuevas balas

con munición de Radio

matan la transmisión fluible

del metal del Terminator,

cualquier objetivo puede ser holográfico

si nos vemos los aliendst as pestañas

con persiana al moco gorogoro,

como hacían los primos de Star Wars.




Sueño das crostas


me llegaba a refrescarme 

a las aguas 

para mi baño flotable 

de inmersión mínima

y apenas rebotaba mi cuerpo 

ya me veía 

por los velámenes 

marróns dorados das costas

a soñar con mi ópalo

y sentir el agua como la piel

en mis paños menores de Sumo, 

escucho el rasguido 

de un cangrejo 

y la polvareda acuática

y pling, abro los ojos

y el baño es 

como un bautismo

y mi son se renueva


Mónica Gutiérrez 

riega sus afganas de invierno

como hacían en Baires 

con el vino patero

en la continuación del Garage,

con REPROCANN

gracias a la DEA

y a la Metropolitana Catedral


Anubis en Crostax, Samborombón, 

come su dulce de batata 

en la hora naranja, y aterriza el caza 

maniobrando bien 

por el barro henchido, 

Anubis se pone su máscara marciana 

de realidad mixta 

con fusor Mbappé, 

y se lo chupa una luz de neutrino.


En la habitación de mis viejos llega

a los naranjas del yermo,

el rubio niño 

en el colchón acostado 

con el cobertor naranja 

niño naranja… 

yo era como Lorenzo

y su colchón en el solar yermo

con ocres caretites,

y un Fitito yacarado

(nacarado-yacaré)

como el de Al Di Meola

con jeans blancos

y blancos mismos zapatitos 

de chachachá

en Las solaris crostas de Marte




Cancillería II


La venta de Disney

fue cuantiosa, fue

vendida a un hombre 

de gafas oscuras,

alto, de pelo cano,

nadie sabe su nombre

un hombre parecido a Samuel Beckett

con un gin tonic 

con rodaja de limón

siempre en la misma pose 

en esas fotos de El Pentágono,

con el antebrazo colgando hacia afuera

como diciendo

"y qué querés que le haga"

y el vaso largo de cristal 

pinzado por sus finos dedos,

el pucho 

y la camisa blanca abierta, flaco

en fiestas,

el mismo 

que compró la cadena Fox

para que ya no salga hablando

el anaranjado Donald Trump,

nadie sabe quién es

aquel tipo que tumbó, también

a Bolsonaro y a Milei,

y se está chupando el Twitter.




Un porro de Larry


En joggings blancos,

depilado, se pinta y entalca

tetillas y labios de azul

y Juliana Awada

le manda su 

maquilladora y sombrerera

y los vestiditos

de una modista 

de Daisy Chopitea,

y se pone la peluca

de rulos finos, y termina

la noche fumada

mirando la nada en la cama

pensando:

yo solo era un simple 

coimero rastrero

pero nací en Recoleta

y me gustaba mirar

a las señoras coquetas


Gorositho Larry

de acá para allá,

pero más para allá

en Subte

al domo

de Plaza Constitución 

a ver

al peluquero dominicano

que chupa

debajo

de la manta blanca

de los cortes

chupa chupa y 

caen pelitos

con loción

engominados

con guasca


Mi poema está en el tórax

como un riel de tren

de sueño

debajo

de la vieja San Isidro kafkiana

se ha

roto

el paso de adoquines

hay un agujero

como un faltante 

trozo de panal

y bajo

al poema-sueño

subo y bajo

los adoquines

y el tren

tatá-tatá, tatá-tatá

de sueño

del mundo

subadoquín

con un mástil de guitarra

por donde pasa el tren

cogido 

sostenido

por las letras, el sueño, esto

mal digerido

mal respirado

tatá-tatá, tatá-tatá

en el tórax

despierto, fumo, escribo

recuerdo, revivo

me empastillo 

y corrijo




Ejercicio primario 


Mejor venir acá

a escuchar los goteritos

por la ventana

sobre la chapa de plástico

del vecino

se va el chubasco y

queda

el hilo de aguas

de la gárgola,

en tirabuzón,

en cadena nucleica

y truena un bombazo:

adjetivo el oído

y vuelve

el chaparrón sobre el plástico,

mastruena

como bomba subterránea

y a cada escribiente sus palabras:

de la lluvia

el meloso smeerle

das cubiertas de auto

sobre asfalto mojado,

truenos lejanos

con barba,

goteróns nuevos

y krakatoas

que lleva el viento,

parece haber

una nota

para cada gota

y en el compás

de oído y teclado

olvido algo, y ahora sí

llueven pianos

acá abajo

golpean cabezas de enanos

y más truenos

como aviones de pasajeros,

unos refucilos opacos

titilaron

contra el costado

de la casa del vecino

que desde arriba enfrente

yo escucho y miro,

pero se va todo

y pasan aviones y autos,

y el aire grueso.

con tabaco.




Veo el salto del gato a la terraza sin gato y vuelvo, veo una rata transparente, ahora estoy bajo el pico de plata de un nido negro, perdí lo que decía, un tecleado flexible de perogruyos terminales, el pico me ladra que escriba con las costuras negras rotas y mis letras de plata escupidas en gráfica cartesiana y flexible olvido.




Cancillería


Hay un lugar en Buenos Aires que es una ciudadela política de descanso, con esos hoteles coloniales boutiques en los viñedos de Mendoza. Edificios de conferencias de paredes de cal y carpintería esmerada, algo rústicos, muy iluminados, con tipas y cules de saq retirados, residenciales. Como una Recoleta con parques entreverados. Ahí encontré a Javier Milei, acabado. Había hecho un desastre, se había vendido y transformado en vergüenza nacional. Estaban sus últimos colaboradores viendo videos de Phil Collins y Simple Minds, los Benegas Lynch, y me cruza Lilia Lemoine de salida. Estaba Maslatón también, los únicos. Yo llegaba con mi campera de aviación Jack Herer azul, y veo que Maslatón tenía una igual pero gris. Y empecé a convencer a Milei. Había un G20 también. Estaba el servicio secreto con senadores norteamericanos. Le decía a Javier que lo único que quedaba era salir a dar discursos incendiarios y decir estos y aquellos sin parar hasta las PASO. Y fue rápido el asunto, el último discurso dinamitó a la nación y ganamos, y se me acercó Maslatón a preguntarme quién era, le dije mi nombre, secundario completo y pensionado por invalidez (PNC), y algo dijo de mis amigos que aparecieron, El Piña y El Checho, comentarios retóricos, dije que eran hermanos de la infancia. Después de la victoria Joaquín Benegas Lynch me pidió que no le tapara la televisión que mostraba a Phil Collins tocando la batería, Joaquín lo imitaba con los mismos sonidos y movimientos de antebrazos cruzados que hacía en la secundaria, y comiendo un alfajor me senté en un sillón sobre la campera gris Jack Herer de Maslatón, volcándole unas migas, éste me miró con expresión sorprendida de "¿qué hacés, boludo?" para hablarme. Le dije que tenía que ser Canciller y luego Ministro de Economía, tal como Domingo Cavallo, y que el Banco Central debía ser preservado porque iba a ser beneficioso en el futuro, que lo que en realidad había que volar era La Aduana, y dejarla al cuidado del Ministerio de Defensa, para cuestiones de terrorismo, bombas, armas químicas y espías. Y Javier parecía un niño díscolo pero inofensivo en Navidad rodeado de regalos.