9.1.22

Una invocación, por Javier Fernández Paupy

 

–Íbamos con una chica a visitar una quinta  que estaba abandonada.

–¿Sintieron miedo?

–No, para nada.

–¿Y cómo llegaron hasta ahí?

–Fuimos en bicicleta. Yo manejaba y la llevaba en el caño de la bici.

–¿Qué más?

–Hablaba por teléfono con un librero y le encargaba un libro. Soñé con un amigo que murió hace muchos años. Soñé con una amiga que había perdido a su segundo hijo durante el embarazo. Soñé que fumaba y exhalaba un humo muy espeso.

–¿Algo más?

–Sí. Participaba de un feria de libros que se hacía en la vereda, en la entrada de un supermercado chino.

–¿Y algo más?

–Mi madre me despreciaba o yo me hacía despreciar por ella.

–¿Cómo?

–Estábamos en el comedor de su antigua casa, en Floresta, y ella me preguntaba por qué predominaban, todavía en nuestros días, los valores masculinos.

–¿Entonces?

–Le contestaba algo que la ofendía y ella me pedía que me fuera.

–¿Y qué más?

–Vladimir Putin anunciaba por televisión la llegada de unas misiones de un grupo de extraterrestres.

–¿Qué más?

–Veía un video en el que un loro se comía a un lagarto.

–¿Y qué más?

–Alguien me decía que no me iba a pasar nada malo.

–¿Y después de eso?

–Una persona de pelo gris, pantalón negro, anteojos y de sol y sweter turquesa...

–¿Qué pasaba con esa persona?

–Paseaba con tres perros y uno de ellos se había subido a la entrada con pasto de un edificio lujoso. El hombre le gritaba a la perra: “Hija, para vivir ahí tenemos que cagar a un montón de gente”.

–¿Y qué más?

–Una fiesta. Había amigos de la infancia.

–¿Y qué hacían ahí?

–No me acuerdo.

–¿Te acordás de algo más?

–Sí.

–¿Qué?

–Bueno, que tiraba a alguien desde un balcón.

–Qué horror.

–Sí, feo.

–¿Todo eso en la misma noche?

–En la misma noche.

–¿Algo más?

–Sí. Había una feria de ropa usada en el puente Saavedra y había muchísimos perros dando vueltas y yo los acariciaba. Eran un montón.

–Increíble.