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Cuando
viva al fin mi vida
esa
vida que
por
distintas causas
no
he comenzado a vivir aún
Qué
haré?
Una
existencia activa de milagros concretos
tendré
una profesión rentable
debo
ganar buen dinero
me
casaré joven
antes
de los treinta
con
un gran chico
clase
media como yo
de
valores sólidos y sexo pasable
los
domingos serán con su familia o la mía
y
luego llegarán uno tras otro los niños
me
iré poniendo gruesa
trabajaré
lo justo para jubilarme bien
y
una vez por año
es
la segunda quincena de enero
nos
iremos a alguna playa ruidosa y concurrida
me
haré amiga de mis vecinas de carpa
señoras
como yo
a
las que veré año tras año
hablaremos
incansables de nuestros hijos
de
lo que comeremos al almuerzo o por la noche
envidiaremos
los cuerpos de las paseantes
volveremos
a la casa alquilada
los
chicos se prepararán para salir
escondiendo
las drogas de nuestra miopía
cenaremos
en silencio
tomando
mucho vino
blanco
tomaré en esa vida
y
el tedio se escurrirá en la sobremesa
como
un sirviente huidizo;
nos
iremos a la cama
dos
cucharas que ya
no
revuelven nada.
Un
día me despertaré
con
65 años y várices
la
cara salpicada
por
el exceso de sol sin protección
mi
marido tendrá un pre infarto o dos
por
la malasangre y los cigarrillos
todavía
me quedarán años para leer y viajar
jugar
a la canasta, hacer un curso
abogar
por alguna causa
jugar
con mis perros, cenar con amigos
o
ir a molestar
a
lo de mi nuera.
11
Nos
preguntamos esa vez
acerca
de la distancia justa a mantener
con
las otras personas
que
suben la escalera mecánica del subte:
un
escalón –dije
tanto?
–dijiste
depende,
podés ser invasivo si estás demasiado cerca
te
empujan si dejás mucho blanco.
Te
pusiste contento porque nos deteníamos
a
pensar en esas cosas
pero
te dije
que
no me gustan las coincidencias
me
ponen nerviosa
es
como estar demasiado cerca;
todo
lo que aprende a moverse
lo
primero que hace es alejarse.
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Un
útero un hombre una hamaca una habitación propia un baño privado una butaca en
el medio ni muy arriba ni muy abajo un asiento individual junto a la ventanilla
un juego de cubiertos una celda de máxima seguridad una jeringa recién abierta delante
de mí la yerba nueva para empezar a cebar un novio de otra un cepillo de
dientes exclusivo para mi boca un jesús personal un cajón donde nada más entre
mi cuerpo un número de pin único e intransferible una clave para el face una
clave para hotmail una clave para gmail la clave linkedín un solo donante
anónimo un preservativo que será usado por primera y última vez una tarjeta
sube sacada con mi número de dni un cenicero limpio un solo corazón para toda
la vida un lóbulo frontal una bolsa de dormir roja un tórax un número de
calzado invariable una lengua en común.
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Un
cuerpo que se desmantela
Cree
en su posibilidad de estar en todas partes.
16
Y
cuando aquella terminación de la calle bahía blanca
cruzada
por sunchales
ahí
donde como un pequeño huevo
fui
puesta
pequeña
y hippie
pequeña
y sombría
doble
nudo cadena sobre la lengua materna
sobre
la lengua paterna
una
gramínea de adn
un
melilotus apenas
¡silvestre!
una
semilla partida
fuera
de surco desacopiada
cada
uno en lo suyo y en lo suyo ausente.
Que
como un tobogán por mi lengua se deslice
la
paterna y yo sienta
en
el pecho de embrión apenas el empuje
maniobras
de vuelo que debiera
en
esa casa de pilares
verdes
y blancos con matas floridas
de
retamas, mburucuyá y un aromo
que
en ese patio donde descalza
vi
sapos, ranas y culebras
nacer,
morir a mis perros
y
me clavé el freno de la bici
en
esa casa en que sigo
siendo
de algún modo huevo
rosado
entre ustedes
una
balsa de juncos flotando
hacia
la vida tuya mía
hasta
la muerte tuya mía
un
huevo rosa adherido a un junco
huevo
de caracol que también es boya
surco
en el agua dejado por la tanza.
Para
que desde todos los lugares donde
este
huevo ha sido empujado a rodar, ruede
para
admitir
que
estar en casa
era
esa casa de la encrucijada
de
la calle bahía blanca cortada por sunchales
pueblo
perdido en lo rural de la provincia
pueblo
periférico la casa de mi padre
periférico
el barrio de mi madre
de
pie y de espaldas frente al viento en la laguna
de
pie y de espaldas frente a los árboles que volaban
y
yo mirando desde abajo y desde atrás
lo
que debe entonces una mujer
cuidando
el huevo lo que nace
lo
que necesita de sombra para crecer
y
en a sombra de quien se quedó
en
la casa hecha cruz par ella
cruz
para mí
la
casa que hacía cruz dos calles
que
terminaban en el agua
la
casa donde fui huevo y me rompí;
espejo
en los ojos de quien quería escapar y debía
por
su condición, quedarse.
17
Si
pudiéramos viajar hacia atrás
américa,
áfrica, dicen
eran
una sola cosa.
19
El
cuarto propio pero abarrotado de ajenidad una boca que habla en otra lengua que
se habla a sí misma una boca que le habla a otra boca una lengua que se habla a
sí misma una boca que le habla a otra boca una lengua que consiguió otros
bienes va atrayendo la desgracia la peste la corrupción y si eso que se llama
el otro fuera sólo un cuadro con lo que hay que aprender una sosa raya de karma
que si no quedó claro ahí vamos que si vas por ahí de nuevo ya sabés que después
viene eso?
Tomado
de: Celeste Diéguez, Lo real, Buenos
Aires, Caleta Olivia, 2018.