12.11.20

Ese maldito canario, por Ricardo Zelarayán

 



La cosa criolla

 

5 TRABAJO

“¡Pero señor! ¿Para qué voy a trabajar si soy pobre?”

 

30 AL SOL

–¿Qué dice el hombre? ¿Qué anda haciendo?

–Estoy haciendo sombra.

 

53 FORD

“Juancito el Escobero

se compró un auto Ford

Le faltaban las cuatro ruedas

Los asintos y el motor”.

 

60 NADA

“Señor, si usted no tiene nada que hacer, no lo haga aquí”.

 

74 ENIGMA

–Borges, lo primero que le voy a decir es que usted no existiría si Urquiza no hubiera sido asesinado. ¡Usted es Borges de pura chiripa!

–Ajá… ¿De qué provincia es usted?

–Soy entrerriano de Paraná.

–¡Ah!... Mi padre también era de Paraná.

 

 

[Los orígenes de Borges]

 

   Sabido es que el azar dispone en gran medida de nuestros orígenes. Así, Borges no hubiera existido, por falta de antecesores, de no haber mediado un hecho trágico; el asesinato de Urquiza, y su consecuencia inmediata: la revolución encabezada por Ricardo López Jordán al producirse la acefalía del gobierno de Entre Ríos.
   El controvertido coronel, hombre de entera confianza del general, a pesar de las claudicaciones de este último, sobre todo después de Pavón, una batalla que Urquiza tenía ganada de antemano –si lo sabría López Jordán, jefe del estado mayor. “Tenemos que retirarnos”, le ordenó Urquiza sin embargo. El triunfo había sido negociado con Mitre, es lo más probable. Era un renunciamiento en favor de la pacificación del país y una traición para otros. Pero sin entrar en detalles polémicos, al proclamar la Legislatura entrerriana a López Jordán como gobernador y al hacer pública su decisión de asumir el gobierno, Sarmiento, acérrimo enemigo de Urquiza, ordena la intervención armada a la provincia sublevada otra vez contra el centralismo porteño.
   Fuerzas nacionales al mando de Emilio Mitre desembarcan por el sur, el general Conesa aparece en Paraná y Gelly y Obes avanza por el norte desde Goya. López Jordán vuelve a la táctica de las montoneras. Domina cuatro o cinco departamentos entrerrianos. Su fuerte son las apariciones súbitas y los ataques sorpresivos. El primer enfrentamiento se produce en 1870 en El Sauce, departamento Nogoyá, donde es rechazado por las fuerzas de Conesa, en las que combate el coronel Francisco Borges, que meses después sería designado jefe militar de Paraná. Precisamente en esa ciudad se celebra un baile para festejar la llegada de refuerzos para terminar con la rebelión jordanista. Pero ya Fanny Haslam ha visto pasar desde el balcón de su casa al coronel Borges. “A mí nunca me gustaron los petisos, pero cuando lo vi a Pancho por primera vez pensé que me hubiera ido con él incluso sin casarnos”, le habría confesado a su nieto Jorge Luis, según recordó años atrás este último al autor de estas líneas.

 

Tomado de: Ricardo Zelarayán, Ese maldito canario. Compilación y prólogo de Osvaldo Aguirre, Mansalva, 2020