La cosa criolla
5 TRABAJO
“¡Pero señor! ¿Para qué voy a trabajar si soy
pobre?”
30 AL SOL
–¿Qué dice el hombre? ¿Qué anda haciendo?
–Estoy haciendo sombra.
53 FORD
“Juancito el Escobero
se compró un auto Ford
Le faltaban las cuatro ruedas
Los asintos y el motor”.
60 NADA
“Señor, si usted no tiene nada que hacer, no lo
haga aquí”.
74 ENIGMA
–Borges, lo primero que le voy a decir es que
usted no existiría si Urquiza no hubiera sido asesinado. ¡Usted es Borges de
pura chiripa!
–Ajá… ¿De qué provincia es usted?
–Soy entrerriano de Paraná.
–¡Ah!... Mi padre también era de Paraná.
[Los
orígenes de Borges]
Sabido
es que el azar dispone en gran medida de nuestros orígenes. Así, Borges no
hubiera existido, por falta de antecesores, de no haber mediado un hecho
trágico; el asesinato de Urquiza, y su consecuencia inmediata: la revolución
encabezada por Ricardo López Jordán al producirse la acefalía del gobierno de
Entre Ríos.
El controvertido coronel, hombre de
entera confianza del general, a pesar de las claudicaciones de este último,
sobre todo después de Pavón, una batalla que Urquiza tenía ganada de antemano –si
lo sabría López Jordán, jefe del estado mayor. “Tenemos que retirarnos”, le
ordenó Urquiza sin embargo. El triunfo había sido negociado con Mitre, es lo
más probable. Era un renunciamiento en favor de la pacificación del país y una
traición para otros. Pero sin entrar en detalles polémicos, al proclamar la
Legislatura entrerriana a López Jordán como gobernador y al hacer pública su
decisión de asumir el gobierno, Sarmiento, acérrimo enemigo de Urquiza, ordena
la intervención armada a la provincia sublevada otra vez contra el centralismo
porteño.
Fuerzas nacionales al mando de Emilio Mitre
desembarcan por el sur, el general Conesa aparece en Paraná y Gelly y Obes
avanza por el norte desde Goya. López Jordán vuelve a la táctica de las montoneras.
Domina cuatro o cinco departamentos entrerrianos. Su fuerte son las apariciones
súbitas y los ataques sorpresivos. El primer enfrentamiento se produce en 1870
en El Sauce, departamento Nogoyá, donde es rechazado por las fuerzas de Conesa,
en las que combate el coronel Francisco Borges, que meses después sería
designado jefe militar de Paraná. Precisamente en esa ciudad se celebra un
baile para festejar la llegada de refuerzos para terminar con la rebelión
jordanista. Pero ya Fanny Haslam ha visto pasar desde el balcón de su casa al coronel
Borges. “A mí nunca me gustaron los petisos, pero cuando lo vi a Pancho por
primera vez pensé que me hubiera ido con él incluso sin casarnos”, le habría
confesado a su nieto Jorge Luis, según recordó años atrás este último al autor
de estas líneas.
Tomado de: Ricardo Zelarayán, Ese maldito canario. Compilación y
prólogo de Osvaldo Aguirre, Mansalva, 2020