4.11.19

Sí, por Margarita Roncarolo



En la intimidad del taxi, bien entrada la noche, la abuela le dijo al nieto.
habían estado jugando toda la tarde con unos libros y el abuelo corría
con un títere.
era hora de devolverlo. el nieto había empezado a morirse de sueño
como se mueren de sueño los niños pequeños. de repente detienen la
carrera se ponen a mirar la pared y uno les escucha el bostezo.
ahí los abuelos pidieron un taxi. Era la hora. dijeron: ya es tarde, debes
volver.
el nieto, apenas arrancó el taxi, se tendió en el asiento cuan mínimo era.
la abuela le miró la cabecita
y
en la intimidad del taxi, bien entrada la noche, la abuela le dijo al nieto:
acordate siempre que te quiero mucho.

Pocas palabras habla el nieto: mamá papá agua upa
sin embargo, a la hora de devolverlo
una comprensión profunda tan oscura como el agua como el fondo del
agua de los océanos
la voz amable de un pececito
el hocico suave de un conejo
la palma pequeña untada de miel
el nieto
recordó
una palabra nueva
(tan verterá como el ideograma chino: el hombre, de espaldas al sol que está
saliendo
y
que dice sí a pesar de todo. No lo veo, pero sé que sí)
acordate siempre que te quiero mucho
me dice sí
está diciendo que sí.



Tomado de: Margarita Roncarolo, Rosa o muerte, Buenos Aires, Santos Locos, 2019.-