El infiltrado suele ser una figura traicionera. Desde
un principio miente y, de alguna manera, se inmola, pues mancha su alma
vilmente para convertirse en el instrumento con el cual su grupo puede vulnerar
al rival, al otro.
Últimamente se ha hablado mucho de gente que
se hace pasar por lo que no es, SEMBRANDO paranoia y en algunos casos
recogiendo una cosecha de estereotipos negativos.
En este caso: los encapuchados.
Es el
arquetipo de manifestante que más cómodo le queda al infiltrado, pues en primer
lugar le evita mostrar su cara.
Y obvio que
esa estética se asocia con el sector más bravo de una manifestación. Siempre la capucha y el pañuelo están
presentes en los disturbios de todo el mundo y siempre, siempre…
SIEMPRE SON LXS QUE ESTÁN DE NUESTRO LADO
Es un viernes
a la noche.
¿Dónde está
Santiago Maldonado?
Está acá, en
la morgue. En Junín y Córdoba.
Poco a poco la
gente se asoma. A medianoche no llegamos a doscientas personas. Un santuario de
fotos y velas. Tristeza colectiva. Cánticos reclamando justicia y renuncias (no
“que se vayan todos”, esa la quisimos cantar pero no prendió, se ve que trae
reminiscencias del 2001) y muchas promesas de solidaridad entre la gente.
Otros grupos
deciden, movidos vaya a saber por qué resorte o mecanismo, desplazarse a la Plaza de Mayo. Tanto
preguntarnos…
Está acá. El
duelo más doloroso de elaborar.
SIEMPRE SON LXS QUE ESTÁN DE NUESTRO LADO
En algún
momento aparece un puñado de adolescentes de entre 15 y 16 años, muchxs de
ellxs participan de la coordinadora que nuclea a los centros de estudiantes de
colegios secundarios de la capital. Su look: visten de negro, usan piercing,
cortes exóticos bajo la capucha.
Generan
desconfianza las banderas con la A
y la del pueblo mapuche.
Y de golpe
toda esa gente conmovida se vuelve hostil.
Toda esa gente
que pide recato y no reacciona ante diversas provocaciones de vecinos,
automovilistas y hasta de policías que escuchan cumbia entre risas.
Esa gente que
si la yuta no corta la calle no se anima ni a poner bolsas de basura para
hacerlo. Esa gente que incómoda aún tolera que un borracho que nada entiende se
siente obstaculizando y diciendo pavadas en la puerta del edificio donde están
haciendo la autopsia, sin siquiera tener el coraje de solicitarle que vaya a
tomar vino a otro lado. Esa misma gente que seguro prefiere creerle al bufón de
midachi que luego los traicionaría y no a las nuevas generaciones que un
viernes a la noche se hacen presentes para expresar sus convicciones, se
compartan o no.
Necesitará muy
poco esa masa para torcer su discurso “pacifista” en violencia verbal.
Bastará que un
chico grite que Santiago es anarquista.
Hostigamiento.
Amedrentamiento. La turba rodea lxs jóvenes y lxs acusa de venir a hacer quilombo,
de ser servicios, de ser policías...
SIEMPRE SON LXS QUE ESTÁN DE NUESTRO LADO
SIEMPRE SON LXS QUE ESTÁN DE NUESTRO LADO
Afrenta
dolorosa para un guacho rebelde que te etiqueten de ortiba. ¿Qué onda? ¿Todavía
no aprendiste a discernir? ¿Y si mañana se despierta y se hace ortiba de
verdad? Porque lo están matando injustamente. Acordate de La naranja mecánica.
Este cronista
que hacía horas compartía la calle con aquél grupo heterogéneo de ciudadanos no
puede entender qué razonamiento los motoriza a pensar con las mismas
herramientas del enemigo.
¿Quiénes son
los infiltrados?
SIEMPRE SON
LXS QUE ESTÁN DE NUESTRO LADO
¿Realmente
piensan que esos chicxs son infiltradxs o policías a los 15 años? ¿O es que ese
grupo que ahora intenta pasar a la acción pertenece al típico burgués
aggiornado que no está tan dispuesto a arriesgarlo todo? ¿Molesta, genera
celos, envidia, el coraje ajeno?
También se me
ocurre que el adoctrinamiento religioso propone convidar la otra mejilla antes
que descender a un estadio de barbarie e igualarse con el violento.
Y sin embargo, ahora se contradicen y son más
que violentos y obligan a los anarquistas a replegarse en la esquina. Los
insultos redoblan.
Ese ciudadano
clase media con pretensiones de activista quiere agredir a un eventual
compañero.
Trato de
frenarlos. Mi cercanía ideológica y espiritual con esxs chicxs, me compromete a
hablar con ellxs y pedirles que no les den argumentos a todos esos tarados que,
cuesta entenderlo, después de haber compartido horas previas tan tristes, ahora
buscan al enemigo interno
SIEMPRE
SON LXS QUE ESTÁN DE NUESTRO LADO
A la gente
débil o con menos herramientas intelectuales y menos recorrido militante, los
dispositivos de coerción se les adhieren como un chip. Esto no les permite
decodificar las señales para reconocer común a quien tienen al lado.
Esto no les
permite entonces formar comunidad.
Esto no nos
permite pensar en una Revolución total del Pueblo.
Silvio Astier
sigue traicionando al Rengo, su único y legítimo amigo criollo.
Error de
códigos.
Debemos
imaginar otro tipo de organización social que neutralice a tibios y egoístas,
con los cuales parece que no hay comunión posible.
Y hasta acá
llego, pues espero una cantidad de lectores heterogéneos y como dice el tango:
“No me gusta avivar giles que después se vuelven contra”.