10.8.14

Temporal, por Daniel Riquelme





1

de cualquier lado
de a poco
de golpe
crujidas caen por la escalera
el forraje comienza a bailar
con hojas suicidas
sopla
                mezcla
caminos
en la polvareda
empujados al todo
la boca abierta descanta
desparramo de citas
y cintas
flecos y ojos atorados de hambre

ruidos a vidrios estallados
a ruina arrastrada
a ruedas oxidadas
a cancel atrancada
en los vaivenes de la sombra
del estruendo
una mujer doblando la ropa
se desdobla en viento y noche
y tiesa los cuellos plátanos
a lamer su vida descascarada

la manga de pellejos ondean
sopla
el patio envuelto de rincones
y los remolinos de basura
asiestan el horizonte

solo queda arriba y abajo
las baldosas se desgranan
para nada
en este deshacerse
la tranquera definitiva
gira de cuajo sobre laguna.


2

Barceló sale al balcón
y lo sorprende un mástil.
¿Y esto? ¿Quién carajo lo puso?
grita al fondo que le responde:
Sarmiento
se rasca la cabeza Barceló.
¿Pero si Sarmiento murió?
grita al fondo que le responde:
sus vástagos, los maestros.

Barceló mira el patio vacío
y el mástil pelado
como un cerezo en invierno.

Barceló busca las vías del tren
que enhebran las barracas
escoltando frescor de Riachuelo
pero choca con gris taller y pizarrones
con resistencias y condensadores
y tubos parpadeantes.

Barceló es caudillo:
no le interesa ese saber.

Le sorprenden sus terrenos ocupados
sus baldíos llenos de jóvenes
bailando cumbia rabiosa.
Recuerda pero no recuerda
haber mandado a poner ese mástil
justo donde le gusta que le ceben mate
porque Barceló no sabe cebar mate
él sabe mandar
porque es caudillo
y un caudillo debe saber mandar
a matar y morir.


3

polvo de taller
sobre la mesa
sobre las herramientas
sobre la tela
gris interrumpido
en el oficio depositado

polvo
persistente
cepillo de cerda gastada
manija quebrada
con lazo de hilo sisal
para colgar
estampita de san Cayetano
sobre almanaque de María Noel
se dispara
la herencia por venir
se tumba en la zanja
zumba el polvo
su arco desteñido y torvo
toca un responso a cada instrumento
sostenido agarrado
roto y conservado
en el tablero las herramientas
huellan la sombra
en sus perchas retozan
la colmena inútil
sabor a polvo
imposible de retener
en la mamada trasera
retoño que me acompaña
                hasta cortina entretejida
y la persistencia
de la mesa
los caballetes
la máquina de coser
regla y escuadra.


4

están arrodilladas agachadas
una junto a otra
entrelazan los aromas
de puntos delicados
las palabras del color las separan:
una al atril pizarrón
otra al giro del piso
una chorrea
otra elije
una diluye
otra dispone
una grita
otra responde
una ronda al padre
otra se pierde a marea.


5

viento
diseminando los cuatro puntos
golpes entradas golpes
gran caída desparpajada
viento de canto
alisa su desfiladero
al correr su despejada
                 erra
apenas en eso consiste
el desparramo de rostros
su tranco abierto
enagua tibia de los charcos
los dones brisan
                en latidos retorna
incendian sonidos chasquidos
silbidos hendijas enramadas
                arrancan de cuajo el reparo
descorren el suicidio de los frutos
un graznido lejos
corre descalza la evocación:
escuchá el giro
la tormenta que se avecina
                                      antes de verla
                                      antes de la evidencia
escuchá el giro que nada anticipa
después ataremos cabos
la inútil vigilancia del cálculo
que se avejiga
sopla
consonante.


6

pilar con rejas
y esas plantas que nunca mueren
pezón mirando de reojo
el filo que pasa sobre los malvones
y termina en la vereda insolada

damos la espalda a una casa
de comedor largo
piezas frescas y húmedas
y cocina con lugar para sentarse

más atrás un patio con fondo
mesa y bancos de cemento
collage de cerámicas

al costado un lavadero
la cerda de los peines
al costado de la pileta
estantes
frascos
líquidos

hay sombra en la vereda
toca nuestra sombra.


7

la horqueta tronco
moja
alfajía
se continúa pared
escalera montada
altura y pájaro
en viento
espina blanda
la voz pifia
perro perro perr
al ras
el verano llega con rosas gastados
con pájaro
entrar a fronda
escapar al equilibrio
movediza en civil
escape la fronda innecesaria
su sierra sierva
ladra y tranca
su medianera ausente
descara postigo al aire
entregada a descascarar
la rama de colores
con ganas de arbusto.


8

suspendido en los puntos
en los puntos suspendido
los veo en sus cuerpos
separados y unidos por el vacío
tomados sin manos
encadenados
suspendiendo lo que imagino
haciendo
lo escrito en el desván.