El
cultivo del disparate (nonsense,
“sinsentido”) tiene una larga historia en las letras inglesas. Las célebres nursery
rhymes (“rimas infantiles”), poemas y canciones
infantiles tradicionales, están atestiguadas desde épocas muy tempranas de la
lengua inglesa, allá por el siglo xiii,
aunque empezaron a recopilarse en libros sólo a partir del siglo xviii. Eran composiciones folclóricas,
anónimas, transmitidas de generación en generación, muy rítmicas y musicales,
que se solazaban en el juego sonoro gracioso con efectos de sentido
disparatados. He aquí un ejemplo:
Bye, baby Bunting,
Daddy’s gone a-hunting,
Daddy’s gone a-hunting,
Gone to
get a rabbit skin
To wrap
the baby Bunting in.
Adiós,
bebé Babá,
De
caza fue papá,
A
buscar una piel de conejito
Para
cubrir con ella a su bebito.
Fueron
Edward Lear
(1812-1888) y Lewis Carroll (seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson,
1832-1898) las primeras figuras destacadas en introducir
declaradamente en la literatura de autor esos procedimientos, cuyos ecos se
dejan oír por ejemplo en el Finnegans
Wake de James Joyce. En La tierra
baldía (1922), T. S. Eliot, nacido en el año del fallecimiento de Edward
Lear, cita, entre tantas otras obras de todo tenor, una antigua nursery
rhyme: “London Bridge is falling down”. Un
toque de sinsentido pleno de sentidos: primero, hacia el final de la primera
parte del poema, confluyen declaradamente la ciudad contemporánea fantasmal de
Baudelaire y el infierno de Dante (secretamente, también el episodio del
cementerio judío dublinés del Ulises
de Joyce, donde resuena el mismo Dante) en la City londinense, centro financiero internacional donde el propio
Eliot trabajaba por entonces, al cual llegan a trabajar cada mañana miles de
personas a través del Puente de Londres; luego, hacia el final del poema, la
canción infantil en resonancia interna canta: “El Puente de Londres se cae, se
cae, se cae”. (Digresión de la digresión, una curiosa confluencia en la que
nunca antes me había detenido a pensar: Eliot, luego de unos años de ganar poco
dando clases, trabajó entre 1917 y 1925 en el departamento de comercio exterior
del Lloyd’s Bank, donde resultaban de utilidad sus conocimientos de idiomas;
gracias a esa misma clase de conocimientos, en 1906 Joyce había conseguido un
trabajo similar en un banco de Roma para salir de Trieste y de las clases de
inglés, pero duró menos, porque al año siguiente, disgustado con la nueva ciudad
y el nuevo trabajo, volvió a lo que había dejado. Saltemos de vuelta, entonces,
de la rama al tronco.) Tiempo después, durante la década de 1930, Eliot se
solazó en escribir una serie de poemas disparatados sobre gatos que, firmados Old Possum (“Viejo
Zarigüeya” –to play possum, “hacerse el /la zarigüeya”, significa
“hacerse el dormido” o “el muerto”–), enviaba a hijos de amigos, hasta que en
1939 los reunió en el libro Old Possum’s Book of
Practical Cats (Libro
de los gatos prácticos del Viejo Zarigüeya), libro seguramente mucho menos
célebre que la comedia musical Cats (1981) de Andrew Lloyd
Webber que los pone en música. He aquí dos de esos poemas, el primero y el
último del libro, en versiones que procuran solazarse en recursos más o menos equivalentes.
En el segundo de ellos, agregado en la edición de 1952, hay una alusión a Faber
& Faber, la editorial dirigida por Eliot desde que se fue del Lloyd’s Bank
hasta su muerte.
*
Poner nombre a los gatos - T. S. Eliot
Poner
nombre a los gatos no es simple abracadabra,
Ni un
sencillo jueguito de niños ni de hombres;
Quizá me
creas primero más loco que una cabra
Si te
digo que un gato debe tener tres nombres.
Primero
está ese nombre familiar de uso diario,
Como
Pedro, Francisco, Julián, José María,
Como
Víctor o Jonathan, Pablo Pérez o Hilario,
Todos
nombres sensatos para usar día a día.
Hay
nombres aún más finos, si así te suena tierno,
Para
damas y para caballeros a mano:
Como
Electra, Deméter, Platón, Admeto, Averno,
Pero
todos sensatos para uso cotidiano.
Pero un
gato precisa otro nombre especial
Y más
digno, que sea un nombre propio suyo,
Si no,
¿cómo va a erguir la cola vertical,
O a
extender los bigotes, o a mantener su orgullo?
De
nombres de esta clase te puedo dar un quórum,
Como
Deltrapisondo, Cuxil o Coripato,
Como
Bombalurina, o si no Jalelórum,
Nombres
que nunca tiene más que un único gato.
Pero
encima queda otro nombre más todavía,
Y jamás
ese nombre podrás adivinarlo,
Ni una
investigación humana lo hallaría:
Sólo el gato lo sabe, y no va a confesarlo.
Cuando
adviertes a un gato en honda reflexión
Es
siempre por lo mismo, te digo, y no te asombre:
Su mente
está extasiada en la contemplación
De la
idea, la idea, la idea de su nombre:
Su
indecible decible
Deciblindecible
Profundo
y singular, inescrutable Nombre.
traducción
de Pablo Ingberg
The Naming
Of Cats
The Naming of Cats is a difficult
matter,
It isn’t just one of your holiday games;
You may think at first I’m as mad as a hatter
When I tell you, a cat must have three different names.
First of all, there’s the name that the family use daily,
Such as Peter, Augustus, Alonzo or James,
Such as Victor or Jonathan, George or Bill Bailey–
All of them sensible everyday names.
There are fancier names if you think they sound sweeter,
Some for the gentlemen, some for the dames:
Such as Plato, Admetus, Electra, Demeter–
But all of them sensible everyday names.
But I tell you, a cat needs a name that’s particular,
A name that’s peculiar, and more dignified,
Else how can he keep up his tail perpendicular,
Or spread out his whiskers, or cherish his pride?
Of names of this kind, I can give you a quorum,
Such as Munkustrap, Quaxo, or Coricopat,
Such as Bombalurina, or else Jellylorum–
Names that never belong to more than one cat.
But above and beyond there’s still one name left over,
And that is the name that you never will guess;
The name that no human research can discover–
But the cat himself knows, and will never confess.
When you notice a cat in profound meditation,
The reason, I tell you, is always the same:
His mind is engaged in a rapt contemplation
Of the thought, of the thought, of the thought of his name:
His ineffable effable
Effanineffable
Deep and inscrutable singular Name.
It isn’t just one of your holiday games;
You may think at first I’m as mad as a hatter
When I tell you, a cat must have three different names.
First of all, there’s the name that the family use daily,
Such as Peter, Augustus, Alonzo or James,
Such as Victor or Jonathan, George or Bill Bailey–
All of them sensible everyday names.
There are fancier names if you think they sound sweeter,
Some for the gentlemen, some for the dames:
Such as Plato, Admetus, Electra, Demeter–
But all of them sensible everyday names.
But I tell you, a cat needs a name that’s particular,
A name that’s peculiar, and more dignified,
Else how can he keep up his tail perpendicular,
Or spread out his whiskers, or cherish his pride?
Of names of this kind, I can give you a quorum,
Such as Munkustrap, Quaxo, or Coricopat,
Such as Bombalurina, or else Jellylorum–
Names that never belong to more than one cat.
But above and beyond there’s still one name left over,
And that is the name that you never will guess;
The name that no human research can discover–
But the cat himself knows, and will never confess.
When you notice a cat in profound meditation,
The reason, I tell you, is always the same:
His mind is engaged in a rapt contemplation
Of the thought, of the thought, of the thought of his name:
His ineffable effable
Effanineffable
Deep and inscrutable singular Name.
*
El gato Morgan se presenta - T. S. Eliot
Antes
yo era un pirata que surcaba los mare’,
Pero
m’ he retira’o, no estoy ya en la cubierta:
Ahora
ven que descanso, y ojalá nunca pare,
Por
la Plaza de Bloomsbury atendiendo una puerta.
Perdices
y urogallos es mi debilidá
Y
un buen cazo de crema de Devonshire lo mío;
Pero
un trago por cuenta de la casa me va
Y
cuando anduve en ronda un pesca’ito frío.
Yo
no soy refina’o, mis modale’ son bruto’,
Pero
tengo un buen saco y me visto pintón.
Y
todo el mundo dice, y es un lindo tributo:
“Morgan
siempre cae bien, tiene buen corazón”.
Recorrí
a los mamporro’ la costa berberisca,
Y
a mi voz nada ’e canto melífico le otorgan;
Pero
puedo afirmar, sin jactarme ni pizca,
Que
hay chicas qu’ están muerta’ por este viejo Morgan.
Así
que si algo quieren con Faber –o con Faber–
Les
doy este consejo pa’ qu’ estén en alerta:
Ahorren
esfuerzo y tiempo antes de ser cadáver
Con
sólo hacerse amigo’ del gato de la puerta.
MORGAN
traducción
de Pablo Ingberg
Cat Morgan Introduces Himself
I
once was a Pirate what sailed the ’igh seas–
But
now I’ve retired as a com-mission-aire:
And
that’s how you find me a-takin’ my ease
And
keepin’ the door in a Bloomsbury Square.
I’m
partial to partridges, likewise to grouse,
And
I favour that Devonshire cream in a bowl;
But
I’m allus content with a drink on the ’ouse
And
a bit o’ cold fish when I done me patrol.
I
ain’t got much polish, me manners is gruff,
But
I’ve got a good coat, and I keep meself smart.
And
everyone says, and I guess that’s enough:
‘You
can’t but like Morgan, ’e’s got a good ’art.’
I
got knocked about on the Barbary Coast,
And
me voice it ain’t no sich melliferous horgan;
But
yet I can state, and I’m not one to boast,
That
some of the gals is dead keen on old Morgan.
So
if you ’ave business with Faber–or Faber–
I’ll
give you this tip, and it’s worth a lot more:
You’ll
save yourself time, and you’ll spare yourself labour
If
jist you make friends with the Cat at the door.
MORGAN
Para ver los poemas en su versión original y la traducción en columnas paralelas: