27.7.07

Jim Morrison - Dawn's highway


La autopista de la madrugada




Yo y mi –eh– madre y padre –y una abuela y un abuelo– íbamos cruzando el desierto a la madrugada, y un camión cargado de trabajadores indios habían o chocado otro auto o –no sé qué pasó– pero había indios esparcidos por toda la autopista, desangrándose a muerte. Entonces, el auto frena y se detiene. Ésa fue la primera vez que sentí miedo. Yo debía tener cerca de cuatro años –un niño es como una flor, su cabeza sólo está flotando en la brisa, man. Ahora, pensando, mirando atrás, entiendo la reacción -es que las almas de los fantasmas de esos indios muertos… quizá uno o dos de ellos… estaban corriendo por ahí, enloquecidas, y se metieron dentro de mi alma. Y aún están ahí dentro.
Indios esparcidos sobre la autopista de la madrugada
Fantasmas sangrando pueblan la mente, frágil como una cáscara de huevo, del pequeño niño.

Indio, indio, ¿para qué moriste?
El indio dice, nada de nada.

El despertar de los recién nacidos

Gentilmente se revuelven, gentilmente se levantan.
Los muertos son recién nacidos que despiertan,
con miembros furiosos y almas húmedas.
Gentilmente suspiran con un asombro arrebatado de funeral.
¿Quién llamó a estos muertos a bailar?
¿Fue la joven que aprendió a tocar la canción del fantasma en su piano de media cola?
¿Fueron los niños del salvajismo?
¿Fue el mismísimo dios fantasma, tartamudeando, riendo, charlando ciegamente?
Te llamé para untar la tierra.
Te llamé para anunciar la caída de la tristeza como una piel quemada.
Te llamé para desearte el bien,
para glorificarte en persona como un nuevo monstruo.
y ahora te llamo para rezar.


Jim Morrison





Jim Morrison. An American Prayer.


Traducción: Flavia Cogliano Jalabert & Juan Leotta