16.9.25

Des/articulaciones, por Cecilia Bainotto

 

 

Para J.C.

Escucho los aullidos de un lobo apátrida, deportado, que quiebra el habla ante una luna oblicua. Golpes, trituración, convertir el poema en un hilo sujeto a un gong.  

“El vivir/que es el crujir/ rescribía golpe y contragolpe/ en el mismo cuerpo/ mismo desespero” “…Ni siquiera pronto/ ni siquiera al fin/ Aquello que es un peso/ aquello que no es nada.

 

 

Horacio…

¿Vamos, venimos?  Suena el silbato del tren y me vuelven deseos de regalarle suerte. Una intuición. Alguna lúcida metáfora. Todo el entramado para que lo desentrañe en un minuto revelador. Una foto del mar. ¿No es acaso un regalo dulce?

 

1

A veces preguntas, cientos de veces preguntas ¿adónde te guía tu memoria de simio? ¿Ves un árbol? ¿Ves el hueco?   ¿Quién te hizo esos tatuajes? Rompés la aguja, tirás los parches contra el piso y te acostás peripatético.  Sentís que la cama es blanda. La querés más firme, la querés más blanda.

Seguís una mosca que en el ala tiene un tatuaje. Le das un paletazo y cae muerta en el piso. Para eso nacieron las moscas.  Para ser matadas apenas nacen. Buscás la aguja, el lápiz o la paleta de plástico para hacer estás cosas.

Temblás de frío, temblás de rabia, temblás de angustia y volvés a tu cama a esperar el sol de la tarde.  Apostás al 69 que se confunde con la deuda. Ya ves, te preguntás y se te pasa la hora de la apuesta. Es tu cabeza plantando ideas en otras cabezas o viceversa. 

De repente algo aparece: “Está muy bueno, ¿te gusta? Sí ¿a vos?  ¡También!” Es un rato en el sueño de una tarde y es volver... 

 

Alicia…

El corredor de nubes atraviesa la frontera.  Gases impuros bajan a la tierra. Cuestión de Geoingeniería.  Allá abajo… ¿15 mil pies abajo? Lo dijo la azafata.  No la escuché.   No importa.  Veo desde el aire el   cordón de los Pirineos. Las crestas blancas, los surcos inmóviles de los ríos, los valles y los acantilados que resguardan la libertad de las águilas.  Demasiado magnífico para ser un límite sujeto a otros fines. 

 

2

Estaba viendo que todo se iba con la ira de una aspiradora en la limpieza urgente. Nada sutil, por cierto.  La distorsión de la vereda tergiversa las ventanas y la puerta de calle.  Imposible abrirla con la llave vieja.

 

3

Los lunes nos ponemos Zen. Los martes nos despertamos griegos. Los miércoles somos más americanos. ¡Viva Zapata! - grita un campesino ebrio. Todo embriagado con buen vino muestra el triángulo de su tristeza.  El cuerpo no se equivoca. 

 

4

 

¿Carlos ingresó al sanatorio con su abogado o ingresó al estudio del abogado con su médico? Ingresó a la Facultad de Derecho y egresó del Banco. Sabía y sabe mucho de plantas. Sabe detectar las variedades de los helechos. Sabe cuidar un esqueje para que sea un árbol. ¿Agrónomo o abogado? 

Veía un naranja vibrante cuando otros veían el color rosado. Pronunciaba la elle y no la ye. “Estás aprendiendo a hablar” decía cuando alguien pronunciaba, entre la broma y la burla, pollera – imitándolo- y no poyera.  Perdió un poco la pronunciación misionera. Le gustan la mandioca frita, los pierogi y el whisky.  Además, leía dos novelas largas en pocos días como si nada. Ahora apenas lee el prospecto de un remedio. Dibujaba hermoso. 

Vendió un automóvil viejo y compró un automóvil de alta gama.  Carlos hacia números en el aire y yo a veces los hacía atornillados. Manos desesperadas tratando de esquivar el volantazo.

¡Cuidado, está en rojo el semáforo!  La caja, con artículos de lujo y baratijas desparramadas, sin llegar al 21 de cada mes de cada año. Del lujo asiático al rancho. 

Alguien tosió en Wuhan. Fue el aleteo de la mariposa que ingresó a millones de casas. 

En la mía puso las cosas en equilibrio, pero el juego del Blackjack no es olvidable.

 

5

Un cuerpo de tres dimensiones proyecta una sombra de dos dimensiones. Marcel Duchamp.

Un cuerpo de cuatro dimensiones considerando que la cuarta es el tiempo, ¿qué sombra proyecta?

También se lo pregunta Martín que deja su cuerpo pegado en un bar a orillas de la ruta donde trabaja 12 horas diarias, más 2 horas de tren y le restan 10.   

 

6

El camino hace círculos. El mundo, como un extraño vehículo espacial, avanza rápido sin señales de progreso. El paisaje parece habitado por sentimientos extraños y la curiosa ambivalencia del público tan fascinado y tan agraviado simultáneamente.

   ¿Qué le parece todo esto? 

   Es difícil saberlo.

   ¿Cómo está usted?

   Maravillosamente pero mal. 

El efecto del conjunto es ingenioso pero una parte del público piensa que es un vehículo catraminoso del siglo XXV.

 

7

La estabilidad del transatlántico exige que en su estructura inferior haya vacío.  Franz Kafka dice que ese vacío está lleno de ratas por lo que no es tal. 

Pero aun así la estabilidad temporal se da si sobrevuelan los buitres y picotean con frenesí la cubierta. A punto de un racionalismo armonioso. 

No obstante, no es difícil imaginar que, durante la travesía, el barco se convierta en “esqueleto” de un fantasma.

 

8

“Me hice amigo del tiempo, es más, empecé a quererlo.  Mi sometimiento a él es irrevocable y ya no estoy disponible”.

No lo dice Borges que “dispone de todo su tiempo y en resumidas cuentas J.L.B. no es un hombre ocupado” escribe el autor de Siberia blues, Néstor Sánchez, en una entrevista que le hizo al hombre de los espejos y de los laberintos.