27.8.24

Chicos pequeños, por Cecilia Bainotto

  

                                                                     

Si el mundo (el mundo absoluto) es un continuum en cuatro dimensiones, entonces todo lo que percibimos en cualquier dado instante es una rebanada de la totalidad.
James Gleick 

 

“Todo es presencia, todos los siglos son este Presente" dice Octavio Paz en un verso que forma parte del poema “Fuente”.

 

Cada segundo entonces sería el fractal de los siglos. En cada gota de agua está el océano, en cada piedra preciosa un volcán, en cada gota de sangre la vida… y podemos seguir con la tentación de caer en aquella frase de Jean  Paul Sartre “la acción de un hombre compromete a toda la humanidad”. Una licencia y vuelvo. 

 

Para Henri Bergson la memoria no solo está en el cerebro. “La naturaleza misma es memoria”, dijo mientras construía Matière et mèmoire (Materia y memoria, 1896)

 

Un ADN colectivo dirige la replicación de las formas.

 

Resonancia mórfica la denomina Rupert Sheldrake que despliega esa memoria de la naturaleza en su libro “Una nueva ciencia de la vida: La hipótesis de la resonancia mórfica”, 1981. Un biólogo de la Universidad de Cambridge que el canon científico arrojó a los márgenes del saber académico.

 

Para Sheldrake en el presente resuenan los actos del pasado y están en aquel, como simiente, los que vendrán.

Es una memoria que antecede a los seres y a las cosas. Una memoria que se rige por la similitud de formas que se aplica a todo lo que existe, a lo que está: piedras, plantas, cristales, organismos vivos… todo tiene su réplica. Es esa memoria la que garantiza la continuidad.

 

Hay un paralelo entre la teoría de los fractales de Benoit Mandelbrot, invariabilidad de las formas en distintas escalas, y la de Rupert Sheldrake.

Alguna brazada de Gottfried Leibnitz, el polímata, salpica con sus Mónadas en un llamado agónico “Nada es sin razón”. 

 

El poder mental –telepatía– forma parte también del andamiaje de “Resonancia(s) mórfica(s)” y es por ese resquicio que la ciencia formal reserva su derecho de admisión al hotel científico: No abre sus puertas a Rupert Sheldrake.   El aire es inaprensible para la “estructura”.

 

¿Será Dios un ejemplo de Resonancia Mórfica, una idea desde el principio de los tiempos del hombre?

 

Alguien me dijo hace muchos años “Dios es una frecuencia electromagnética generalizada”.  Era ingeniero y estaba un poco alocado con la medida de resistencia de los materiales: un puente no debería caerse.

 

El futuro estará influido por lo que suceda en el presente. Y a este enunciado el gran Borges nos alerta “El destino puede ser impiadoso con las mínimas distracciones.

 

 

SUEÑO CON CISNES

 

Un arco iris al lado del barranco estampado sobre mi espalda. El color, el tono, la descomposición de un blanco… La esmerada palabra del asombro:

Un hallazgo, un abismo, un desvío.

 

¿Será ese el último atajo después de soñar con cisnes?

 

 

GOTLAND

 

Soliloquio.

–¿Cómo es eso de comunicarse con una misma?

–Escuche el silencio- me dijo

Se oyó girar el picaporte.

 

 

A UN OPERARIO EN RED

 

Trabaja para la red de Marck. Jornada de nueve horas diarias o màs durante todo el año.  Los días de descanso son las fiestas de cumpleaños familiares y las fiestas de fin de año.

Puntilloso extremo vocifera contra su empleador. Con el descaro que permite la simulación, es adorador de los prostíbulos y de toda la “literatura sucia” ¡Ja!  de andanzas por bares de mala muerte, del whisky, pero más de la coca. Él es principal actor.

Se lo creería. Si no fuera que lo exaspera una gota de cerveza que cae en su pantalón, su disputa pueril por un capital de corazones o el olvido de un saludo cumpleañero que  le arranca lágrimas.

La sintética enumeración es una guía sobre lo que es el resto de las horas de sus días.

Cuánta impostación la de muchos internautas. ¡Esperpentos!

A milímetros de la conmiseración.

 

 

SON DE MALECÓN

 

No, no fueron tus descortesías… fueron tus cortesías tan paroxísticas, andanadas lejanas. Pero tan encantador.  Extraña temprana mañana. Descolocada por resonancias   Quiero estar errada. Espero el nuevo documental con tu voz en off sobre nobeles y otras premiaciones.

 

Siempre hay tiempo de restañar el derrame, de lamerse lo amputado.

 

 

EXTRAÑA TIMIDEZ

 

Majestuosas y góticas   las palmeras en los canteros centrales de los bulevares miden la furia de los vientos en la ciudad que habito.

La “timidez botánica” pone límites al acercamiento y eso las hace más fuertes.

Guardan entre unas y otras la distancia exacta.

Entre los humanos esta “cualidad” es rara.

 

 

LE FAMIGLIE

 

“Si tu hermano muere y no ha dejado descendencia será el hermano vivo quien se encargará de eso con la cuñada viuda”

¡Pero somos seis hermanos Padre!

(Deuteronomio)

 

 

AHÍ

 

Es en las cisuras con meandros de sangre donde estampa el aliento su boca. Para que las piernas corran. Hasta donde aguanten.

 

 

ERUPCIÓN

 

La lengua de la roca no acata la mordaza mineral. Espera abrir la boca con todas las gemas preciosas… Espera estremecer con lava. Imitar mariposas.

 

 

UNA MUESTRA

 

Los retretes tienen los resultados de nuestros metabolismos.  Debe de haber algo en esos excrementos acerca de los que la Filosofía también nos puede dar respuestas.

 

 

UNA CASA DE DIEZ PINOS

 

Lo perdido con los años, va adquiriendo, a medida que rostros y frases se desvanecen, una piel amorfa que recubre la intensidad de su dolor. Toda pérdida se vuelve con el decursar, fragmento. Su totalidad nos quebraría. 
J.C. Sánchez

 

Paulita, cuya madre era un desastre hermoso y su padre un jerárquico de una textil de Santiago del Estero que fue despedido por sumarse a una protesta de los trabajadores, decía “vos sos pelijorra”

A los aberrojos como abejorros, a los cerrojos como cejorros. Esa dislexia tal vez la dispuso para ver el mundo de otra manera.  Hoy es caricaturista. Vive en Barcelona.

Juliana, la hermana de Paula, estimaba cuántas personas había en un lugar por las piernas que contaba.  Es empresaria y vive en Madrid. Fue la encargada de avisar de la muerte de Lito, su padre, en Cardedeu – España- “Correspondía - me dijo - por una amistad de tantos años”

 

Celeste con una madre enferma y apaleada en una casucha de Francisco Solano.

“En Turdera se muere gente que antes no se moría” decía preocupada.

Tenía una cara redonda como plato redondo (limpio, sin nada) Se casó y tiene media docena de hijos apilados.

 

Jorgito y Mariano, cuyo padre era un desastre menos hermoso que la madre de Paulita y gerente de una de las dos grandes tabacaleras y alcohólico, no eran parlanchines, pero si educados y me querían. Esperaban los domingos cuando llegaba con una bandeja de masas. Parados como soldados al lado de la mesa el ruido del envoltorio los enloquecía.  La madre les daba el visto para poder servirse y allí sí, los cretinos engullían una masa bomba y en sus puños escondían otra saltando como ranas hacia el patio.

Jorgito después de sus estudios secundarios quiso ser bombero. Hoy es un militante de la supervivencia formado en Australia. 

Mariano reincidió después de un divorcio y es de la onda de familias ensambladas. Tiene una pequeña panadería.

 

Martín y Julián, hijos de una amiga vivían en una quinta en Monte Grande, cerca de la casa de diez pinos de Manal y después de la escuela jugaban como salvajes. El primero con una espada de madera era el líder de un grupito de chicos y los tenía zumbando. El segundo, más apocado, participaba, pero siempre desde una segunda línea.

Martín realizó estudios de diseño industrial y trabajó como diseñador en una empresa textil que cerró en Valentín Alsina.  Hoy tiene una propia de estampados y transferencias sobre telas.   Se casó con una bailarina de “Pole Dance” Aparentemente vive muy cómodo pero intranquilo cuando la mujer tarda en llegar por las noches.

Julián vive con su padre tan soltero como siempre aun cuando estaba casado con mi amiga.

 

Y estaba Nancy, la nuestra, un poco más grande, que ponía orden y les enseñaba más juegos, les hablaba con palabras más difíciles y parecía la profesora. Se inclinó por Biología en la UNLP y el posterior doctorado. Se especializó en problemas ambientales. En sus viajes por el mundo vino con la idea de hacerse una casa totalmente ecológica que disfruta en Villa Elisa, cerca de La Plata.

 

Más acá en el tiempo y en Córdoba, estaba Franco. Pelo afro en blanco, gordito con hoyuelos pintaba para Franca. La madre tenía un negocio de comestibles y casi siempre vacío porque se servían y no reponían. El padre era muy correcto con el vecindario. Se murmuraba de él que era un "dealer". Franco me contaba, sin que le preguntara, que en su casa siempre rezaban antes de cada comida:  agradeciendo el pan, pidiendo por la paz del mundo y que dios, ayudara a su papá.

 Hace años esa familia se fue a vivir a un pueblo en las sierras cordobesas.

 

Matías, el sobrino dilecto de una gran amiga. Tocaba instrumentos de viento: zampoñas, quenas que la tía le traía de sus viajes. Hoy hace malabares en cualquier esquina de cualquier ciudad. Escribe poemas y toca el saxofón.

 

Mucho más no sé de estos chicos. Solo por mentas. Todos están grandes y hoy sus biografías no deberían ser pequeñas.

 

 

A CRISTINA RAFANELLI.

 

La pulsión, el instante, un momento. Todo deviene en una esquirla de tiempo. Así guarda la

memoria.

Si recuerdo que era de tarde, caminando sobre las vías del ferrocarril San Martín dispuestas

sobre un terraplén. A los costados un declive de por lo menos cinco metros y un pastizal al fondo.

Una amiga, un amigo y yo. El cretino y el divertido amigo desde abajo nos decía:

¡Vamos!, hagan equilibrio, ¡caminen como dos damas!

Y lo lográbamos como esas mujeres africanas derechas que llevan cestas sobre sus cabezas con

los cuellos largos… o como las Cariátides del Partenón que sabían de danzas. Un paso mal dado

era el gran golpe al rodar por ese declive de varios metros o un accidente mayor.  Quién sabe.

Recuerdo también que fue un sábado a la tarde en Manzanares, cerca de Pilar, con extensos

campos de manzanillas. Y el regreso pletórico, con las caras encendidas, después de ese día

campo.

Pablo bajó en Estación Hurlingham y mi amiga y yo seguimos hasta Retiro, luego Saavedra.

 

Como correspondía y para terminar la aventura, el viaje de regreso en tren fue sin boleto. Nos

resultaba excitante ir por el filo de las cosas. Caminar sobre las vías era un poco eso.

21.8.24

A caballo, por Gustavo Calandra

 

 

Tengo que ir a Capizzi para restablecer contactos. Asegurarme un lugar la última semana de julio más o menos. Qué mejor excusa que la fiesta de San Antonio un 13 de junio. Pero el único autobús que me lleva, el Sberna, no regresa a la noche: hay que tomarlo cinco y media de la mañana. Horario un poco incómodo, teniendo en cuenta que es un pueblo de montaña y baja 20 grados la temperatura en el transcurso del día.

Resulta que una vecina de Acquedolci tiene una amiga en Capizzi y hace mucho que no se ven. Entonces podemos organizar una salida con Anna, la señora que me alquila la casita frente al mar, su amiga Cristiana y Florencia, una chica que vino a hacer la ciudadanía, mientras trabaja ayudando a un carpintero y que se dedica a diseño de imagen.

La tarde de un jueves nublado salimos a recorrer el sinuoso camino que atraviesa parte del bosque del Parco dei Nebrodi para llegar justo cuando comenzaba la procesión, o una de las procesiones. La policía nos hizo dejar el coche a la entrada del pueblo. El acantilado se envolvía de viento. Desde ahí se oían abajo las campanas de las ovejas marchando sumisas sin pastor. Habían formado un cordón humano, cordón vigilante, un corredor donde pasarían los curas, su séquito con estandartes rojos de la iglesia y la orquesta municipal. Luego habría un desfile a caballo.

La calle principal está cortada y es por donde debemos pasar ante las miradas curiosas. En varios balcones se han reunido los que tienen platea preferencial, ancianos de todas las formas. El resto son pasajitos angostos y empedrados que diseñan laberintos y desembocan o en la plaza donde está el Comune y la iglesia o en Via Roma.

 Divididos por sectores y edades, los jóvenes habían elegido agruparse a la derecha y los viejos, cerca de una plazoleta, a la izquierda, lugar aconsejado al grupo familiar, ya que vendían golosinas, baratijas, algodón de azúcar y hasta globos. Podría ser el principio de una película de Fellini.

En el bar Millenium se escabia bene, acodado a la barra, y si fa fila per il bagno. 

Los jinetes, algunos mediomamados, pasarían organizados en grupos, cantando y demostrando sus destrezas ecuestres como pararse sobre la montura y gritar.

Será una jornada con vestigios medievales. Regresaremos ya de noche cuando los robles y las encinas se han vestido de negro. Chusmearemos sobre el otro paese. Una margherita de Mondo Pizza. Chicha revoltosa, feliz de verme. Beberemos, de sobre mesa, un limoncello casero con unos profiteroles rellenos de pastelera, regalo de la amiga de Cristiana.

Es conveniente tomarse el palo cuando estas fiestas populares van llegando a su fin, cuando las familias levantan campamento y retornan a la seguridad de su hogar. Quedarse es jugarle una ficha a la trifulca y la apuesta puede salir mal. Sos visitante. S.O.S. El alcohol fermenta desde temprano. Se inflan las vejigas.  Parecen estallar las venitas de las caras, de las narices enrojecidas, de los ojos con miradas torcidas. Nunca falta el pendenciero que lanza la broma punzante con envoltura de apariencia amistosa. Si te descuidas, te descansan. Elogios injuriosos, injurias elogiosas.

El ruso Bajtín, en su libro sobre la cultura popular en la Edad Media, identifica, en el desborde carnavalesco, una lógica festiva dirigida como apoteosis de la fecundidad y de la superabundancia. Esto lo observaré sobre todo en Alcara li Fusi, con ese ritual relacionado al solsticio y la cosecha, pero yuxtapuesto a la celebración de San Juan Bautista. (En otros tiempos tenían fechas diferentes 21 y 24 de junio pero, aunque se juntaron en una sola jornada, no se realizan en simultaneidad: hasta que el muñeco de San Giovanni Battista no regresa a la catedral de vuelta de su gira en el pueblo, no pueden iniciarse los festejos paganos.)

Serán la muerte y la transformación parte de un principio interior que devora y procrea. La relación con la tierra, con lo inferior, con lo escatológico. En esta línea, Bajtín analiza las groserías y, sobre todo, la risa. Habla de un realismo grotesco como parte necesaria de la vida. Risa. Rissa.

A determinadas horas, en estos eventos, la comunicación casi se codifica en el chiste y su posterior carcajada gutural. Ni el frío que baja de la colina apacigua el Capizzi entre bambalinas. Los caballos asoman sus cabezotas fastidiadas por las puertas de los bodegones. Para los jinetes solo importa la birra. Centauros ebrios tragando arancini, unas bolas de arroz frito y apanado, relleno con carne y otras cosas que colorea las comisuras. Un anca, en la coleada, casi le rompe la cara a una mina que se había hecho chiquita contra la pared.

Kilos de bosta se desparraman por las calles en senderos de esa caca vegetal. Litros de meo descienden como cascadas.

Se come con glotonería en las fiestas populares, con voracidad de última cena.

Ecos de tono utópico del banquete universal.

Todo se convierte en risa. Una risa que purifica la conciencia de la seriedad mentirosa, del dogmatismo y de los fingimientos que la oscurecen.

Dice el filósofo Spinoza y digo yo en cita de segunda o tercera mano, que el camino de la verdad pasa por la liberación de la pena, y más que nada, pasa por la alegría.

Otro camino, desde Sant´ Agata Militello nos llevará a Alcara li Fusi, a la Festa dei Muzzuni. Daniel, se suma a questa squadra improvisada, maneja un Panda blanco con el que nos mandamos al horario del tramonto.

Allí nos encontraremos con un júbilo popular elaborado en el transcurso de los siglos. Formas de alegre cinismo primaveral, la personificación de la juventud, de la inmadurez. Se harán presentes elementos de la civilización helénica. Invocación a Deméter.

En cada barrio se baila a ritmo del acordeón y de la flauta. En mesas, junto a los muzzuni, se ofrecen vino patero y pan con oliva. Panderetas gitanas relumbran en la noche larga. Se hacen y deshacen trencitos humanos en trance hipnótico.

El muzzuni refiere a elementos de la cultura campesina. No se sabe con certeza pero probablemente guarda relación con una especie de jarra, con el grano de trigo segado, recogido en espigas y también, en su plano católico, con la decapitación del mártir San Juan Bautista. De todo esto, nace un objeto extraño que es el que preparan las mujeres jóvenes en las casas: una jarra sin cuello, cubierta de un pañuelo de seda, adornada con joyas, sobre todo, diferentes cadenitas de oro y, del agujero de la jarra, surgen espigas, tallos de cebada, granos germinados y unas ramitas de lavanda, o de otras florcitas.

En algunas composiciones del muzzuni, hay un juego con las figuras, generando un efecto visual, que, a la distancia, semeja una virgen gorda con pelo de cepillo.

En todo este rito de fecundidades, una de las chicas, al modo de sacerdotisa, coloca el muzzuni en un altar, ya adornado previamente con unos telares tejidos con técnicas primitivas, dando comienzo a la fiesta propiamente dicha. Cada familia que acoge un muzzuni proveerá de comida, bebida y será animada por músicos populares. Un cancionero legado de siglos. Una expresión poética especial, a muchas voces, il Chianote e il Ruggere, que versan sobre el amor; bromas de doble sentido ante cortejos no correspondidos. Detrás están el charlatán de feria y el vendedor de drogas milagrosas. El pregón como género prosaico se infiltra en la literatura.

Dice Bajtín que las groserías, juramentos y obscenidades son los elementos extraoficiales del lenguaje, considerados siempre como una violación flagrante de las reglas normales del lenguaje, un rechazo deliberado a adaptarse a las convenciones verbales: etiqueta, cortesía, piedad, consideración, respeto de rango. Y tiene razón conchasumadre. Dice que la existencia de estos elementos en cantidad suficiente y en forma deliberada, ejerce una influencia poderosa sobre el contexto. Más tarde, ese lenguaje, libre de trabas y reglas, jerarquías y prohibiciones de la lengua común, se transformará en una lengua particular, una especie de argot. El taura que sabe tallarla de guapo lo manya desde lejos y al logi que apoliya se le pianta la mitá.  Como consecuencia, la misma lengua, a su vez, conduce a la formación de un grupo especial de personas “iniciadas” en ese trato familiar, un grupo franco y libre en su modo de hablar. Se trata de la muchedumbre de la plaza pública, en especial de días de fiesta, feria y carnaval.

La festa del Muzzuni es la fiesta más antigua de Italia.

Alcara li Fusi es otro pueblito del Parco dei Nebrodi, pegado a una formación rocosa que en época estival refracta un calor de la ostia. Tiene un caprichoso trazado de calles empedradas en el interior que pueden extraviar al viajero desprevenido.

En Sant´Agata di Militello, nace una ruta que va hacia allí, pasando de camino por Rossmarino.

Sant´Agata di Militello es una pequeña ciudad, coqueta, con algunos boliches y restaurantes, casi en el medio, entre Messina y Palermo. Cuenta con un puerto no muy sofisticado. Una cantidad sorprendente de argentos tramitando la ciudadanía. Da la sensación que han corrido hacia atrás el decorado de los montes que, tan cerca están en Acquadolci. Lamentablemente, sucederán cosas que no nos permitirán quedarnos el tiempo planeado.

14.8.24

La patria en venta, por Román Bay

“Una vez que la sociedad, o parte de ella, pierde la noción de alma, o de espíritu, y trata al ser viviente desde el punto de vista puramente material, en adelante la tortura y el crimen advienen casi naturalmente, como corolario. ¿Qué mal puede haber en destrozar un objeto?” (Mario Levrero, Diario de un canalla) Cada vez las cosas se complican más. Cada mes. Un modelo del resentimiento y odio. Un campo de concentración de las riquezas empresarias. Efectos devastadores de la derecha. Preocupación constante. Neoliberalismo. Qué roña. Los verdaderos problemas de la nación. Irresponsables de saco y corbata. Milei es hambre. Aumentos. Los voceros del poder económico concentrado aplastan los derechos del pueblo argentino. La libertad está en otra parte. La patria está en venta. Milei es hambre. En aras de la conveniencia de los grandes grupos empresarios. Adolescentes ludópatas. Eso es también política porque el juego tributa. Clubes de fútbol, partidos políticos. En el medio le arruinan la vida a miles de personas. Nuevas castas. Colonialismo. Cosificaron al empleado público. Como si fuera un logro más de su gestión. La estigmatización de la cosa pública. Milei es hambre. El debato sobre el rol del Estado. En Buenos Aires hasta los perros hablaban en francés en el siglo XIX. ¿Y ahora? Terminamos leyendo cualquier cosa. La digitalización del mundo. Todo nos llega en fragmentos. Esa trayectoria azarosa de noticias e informaciones. Esquirlas de información recalentada. Nuevos fascismos. Pensábamos, no sin inocencia, que ciertas palabras ya no volverían a sonar por estas tierras. Palabras como “Menem”. La vicepresidenta, sea frígida fascista o solo negacionista, dice: “Aguante la derecha” en las redes sociales, adoctrinando a sus villaroelitos. Sería interesante analizar cómo viven los jóvenes inmigrantes de países limítrofes la experiencia Milei. Los recuerdos nos los contamos como más nos conviene. Milei es hambre. ¿Están dándose las condiciones para una guerra civil? ¿Cómo se las rebuscan aquellas personas que no tienen contención? ¿Cómo sobrevive la clase trabajadora a la que no le alcanza el dinero y no tiene de dónde conseguirlo? ¿Hay dos repúblicas? Territorialidades descentradas. Los 90’s en su máximo esplendor. Gas pimienta, fuerzas armadas, gendarmería. Milei es hambre. El repugnante Manuel Adorni, en su conferencia de prensa del día 17 de julio de 2024, en algún momento, dijo: “En esta nueva Argentina, como decimos siempre, estamos haciendo todo para que lo que cada uno produce con sus emprendimientos, con sus empresas, con su riesgo, sea precisamente de cada uno de quienes toman ese riesgo, o que toman esa decisión o que llevan adelante ese sacrificio por producir algo para sí mismo. Y, además, porque claramente, nosotros creemos que aquellos que emprenden e invierten, a diferencia de otros momentos de la Argentina, nosotros realmente consideramos que son héroes y que han sido héroes siempre.” Imbécil. Milei es hambre. Por un lado, la imagen de una “nueva Argentina” deja ver un intento de configurar, desde el discurso, un desprecio a las tendencias políticas que dirigieron nuestro país en años anteriores. La “nueva” Argentina está en clara oposición a la “vieja” Argentina que, por corolario, representa lo opuesto a lo que esta “nueva” Argentina pretende conquistar. La “nueva” Argentina representaría ideales opuestos al estancamiento que supone la “vieja” Argentina. Por otro lado aparece la idea de “heroicidad”, como concepto de enorme carga de valoración identitaria que se desprende de las palabras del vocero presidencial. La narrativa de Adorni funciona mediante la alterización. Los héroes que gestan una nación son los que invierten. Los héroes de la patria son aquellos que sacrifican su capital para el crecimiento de la nación. Aparece cristalizada en esta frase la delineación de fronteras entre “nosotros” y “ellos”. “Nosotros”, los que consideramos héroes a los empresarios. “Ellos” que no promovieron su heroicidad y pusieron trabas a la propagación de sus méritos. Somos “nosotros”, dice el estúpido de Adorni, dando cuenta de los intereses y el bien común de la nación y de lo que es nuestro. Héroes son los que invierten, quienes se arriesgan, dice el idiota de Adorni, y protagonizan el desarrollo económico de nuestro país. Mientras que “los otros” vendrían a ser quienes no invierten y no se arriesgan, los empleados públicos, los docentes, los que trabajan o trabajaban en el Estado, los proletarios de la cultura. Es en ese sentido que la narrativa de Adorni pareciera dirigida a un sector de la sociedad que ensalza supuestos logros macroeconómicos en detrimentos del progreso social y la atención a quienes más desprotegidos están. El gobierno del energúmeno de Javier Gerardo Milei reproduce una narrativa en la que se honra a ciertos sectores de la sociedad, según su participación o no en las grandes inversiones productivas, mientras que se demoniza a otros por no impulsar las inversiones y, de esta manera, no ser héroes. Por no mencionar los no ocultos intentos de cubrir de gloria a los genocidas de la última dictadura militar. La narrativa del vocero presidencial vuelve “pegajosa” en cierta parte de la población. Es lógico pensar que cierto sector pueda sentir odio o repugnancia por los grupos sociales que dicha narrativa invisibiliza, deshumaniza o descalifica, es decir, los conductores de la “vieja” Argentina, los que no son “héroes”. ¿Qué hacen las emociones? Las que operan en la narrativa del abyecto vocero presidencial, Manuel Adorni, producen irritación, ira, enojo. Entronando el “sacrificio” y la “heroicidad” en el contexto de un grupo de personas que reivindican acciones y personajes nefastos de nuestra historia reciente. La emocionalidad de la narrativa de Adorni señala un malestar en nuestra época, un avance de discursos de odio, esos núcleos discursivos en los que se produce la deshumanización de sectores enteros de la sociedad argentina. Las redes sociales hacen pasar una experiencia individual como si fuera una experiencia colectiva y de forma espuria trastoca la relación entre lo individual y lo colectivo. Pero cinco diputados de La Libertad Avanza se retrataron campantes junto a personas que secuestraron, torturaron y desaparecieron personas durante la última dictadura. Solo algunos robos de bebés. Milei es hambre que se esparce por las calles. El cartel pegado en la calle Corrientes que dice ALERTA RIGI. SI SE VENDE EL SUELO SE DEGRADA LA VIDA tiene una esvástica en la S de "suelo". Milei es hambre. El cartel pegado en la pared de una escuela pública de Carapachay dice: “La educación es un derecho que debe garantizar el Estado. Rechazamos la declaración de educación como servicio esencial. Defendemos el derecho a huelga y a la protesta.” Milei es hambre y la patria está en venta.

7.8.24

La información, por Alejandro Rubio

 

 

Martes cuatro, la ley nueva

todavía se discute, 99 por ciento

de humedad. El depto huele a coliflor,

en cientoveinticuatro planchas la grasa

crepita, las familias se desplazan hacia la mesa

y juegan con el cuchillo, el tenedor, el vaso, la cuchara.

Estoy liquidado. Mi hijo también,

por otra parte; pero él

no debe saberlo, debe pensar que aún hay lugar

entre ésos que son, van, vienen,

se mueven, edifican. Para salvarlo

del tedio vecinal yo mismo edifiqué

un búnker en el living; sentados atrás

de la metra soviética miramos todo el día

televisión por cable.

Jueves ocho, la ley no salió, media ciudad

respira aliviada, la otra mitad

se pincha el ojo al tratar de ensartar

otro bocado de carne. Sábado seis

o sábado siete, el nene ya gatea, resistimos

con la última tira de munición; tengo miedo

a que corten la luz, bajen el martillo

y el anuncio llegue en forma de aullido

de lechón desangrado hasta donde estoy

con la mochila a los pies, el bebé a la espalda,

mordiendo comida fría.

 

 

Tomado de: Música mala, Bahía Blanca, Vox, 1997.

2.8.24

Comida de mozos, por Santiago Armando

  

A Verónica Nercesian

 

Para los desgraciados no existe la amistad, o sos socio o sos empleado.

Proverbio de supervisores y encargados

 

 

 

Locomotora y pucho

Ya casi no existen

pocas bocas de cenicero

con el tabaco armado

en una mortaja

de bolsas de afrecho

con Cintoplom

en el huevo izquierdo

 

Para las ostomías limpias

debe llegar el cuerpo

a anémico,

por el riesgo de cagar en la bolsita

y agarrarse la septicemia

hasta que los yanquis nos vendan

su comida de astronauta

y que los panzones no mueran

y ahí meto el rabanito

con frutilla dentro

y sustituimos importaciones excesivas

para sostener el valor de la moneda

 

Después de hora

por la marea de la copa

miraba

a los mozos comiendo

cuando llegaba la comida.

Babando los orificios

antes de hincar,

me paraba de inmediato

y pedía la cuenta

y el baño limpio, de nuevo

que les cagó el bachero ido

hace largo tiempo.

 

Debutante de La Farola como yo

ayudante de mozo,

comía con ellos

después de que

estrellaran las bandejas

en el pasillo de la barra

con las bandejas hirviendo de pasta

en el piso

y me miraran todos juntos

al mismo tiempo

y ni un puto sonido.

 

Uno de la barra me decía amigo:

Amigo del pito mío

 

Se podían hacer

comiendo, al cierre

solo ruidos

de falta de teclas,

pero un eructo

y estabas afuera

 

Gracias a Dios

por el eructo

en la mesa de los mozos

con un bufarra obeso cocinero

de bigotes

y uniforme blanco

que si le corría una faca

por arriba de la cintura

llevábamos sus chinchus

en dos carretillas

hasta la parrilla

 

 

Voy al Fútbol 5 con ellos. Sos bueno, pero tocá más rápido, me dicen. Las gradas estaban llenas de gastronómicos peinados con pantalón gris de colegio y zapatos negros con olor a grasa de culo. Aparecen tres pizzeros con un camión y al rato empiezo a escuchar los tingles de las chapitas de las teclas y muerdo, toco, la paro y nadie aparece, pido que se habilite uno por favor. Es un fútbol tan de rinocerontes con patadas brutales y corridas de mogólicos que hago dos goles carambólicos y ganamos dos a uno.

 

Mejor estudiar para escribano,

lo que llaman en las españas Notario

para lotear los valles volcánicos

plantar la blueberry porro

y cambiar el mundo

con una larga prole

o

serán más cascadas

y tragos

de Campari con guasca

costillitas a la riojana

y años y años

de cenas con mozos extraños

 

 

Debo tomar las pastillas porque todo me pone careta de huevo en circuntancia. Estoy en brazos de diez mozos paraguayos buscando un descampado, quisieran pasar a mi rigidez de cadáver para hacerme el orto y luego meterme en un horno de culeados. Pero me paro, todavía tibio puedo esperar otro día, los degüello y me hago unos mates en la cocina. Primeros buses de la Pana, corro los metros al puente, me pongo el poncho.

 

Mis hermanos no saben

que si les pasa algo

Yo les daría toda mi sangre

pero no la querrían

por mi olor a pucho

y mis triglicéridos.

 

Yo que sobrepaso al laboratorio

en la carrera de espermas

del Eunuci Larreta

 

Para Milei y Larreta

la vida en sociedad es lo que es:

Rascar pochoclo

entre mosquitos y mayonesa

jugando a la Concepción

como un pata de lana inmaculado

de los saunas paraguayos

 

 

                                                                                     ***

 

Cuidado con la sangría con sida, decía Bilardo en Europa a los integrantes del Seleccionado. Él había vendido el spritz de sida a Estados Unidos

después del dopping del Diego con Alfio. Bilardo tenía buenas referencias en la CIA,

para ser doctor y campeón hay que hacer de todo. Don Carlos nunca tuvo problema para ganarse la vida porque tenía título de médico. La AFA le confeccionó el título de técnico cuando se lo requirieron en Sevilla. Fue técnico del equipo del hijo de Muamar el Gadafi, y Diego besó el llavero con Rosario de Gimnasia de la mamá de Cristina que le acercó la hermana en la conferencia de prensa, sorprendido el Gordo que le daba las llaves de su casa, acariciándolas.

 

 

He venido con Alberto a cantarles a Catalunya, nos ubicaron en la plaza de toros con rodete, vamos a enseñar al toro unos nuevos movimientos de huevo de costado, vamos, vamos a escribir toda la madrugada como solía hasta hace pocos meses que me malgasté en unos barritos de cómic.

 

 

Te vas muy rápido de postas sin las pastas.

 

Auguri, gerente

tripa suelta.

Son días fríos

con los electrodos de Pavlov

en el megagalpón concentracionario

como bovino oficinista

a la hora de la siesta.

 

Veo la luz

y doy una vuelta

en el tranvía Kandinsky

por la mañana transparente

de cristalero

 

 

Una vez fui a ese bar de mozos que había al fin de La Costera Criolla, hoy 338. En ese hornero del ortos con soplete miré las pálidas dunas de culos peludos, los jabalíes en pascualinas jadeantes solemnes, y me fui desagradablemente abombado por la grasa y esos afeites de ojete sin aire.

 

 

Un garito en el cementerio de cajeros

Detrás de la pradera de bidets

desnudez, pobreza, dormir, pajarracos, día silencioso

abro a la terraza y veo

la rata sin cabeza que dejó Tito

pareciera un hijo abandonado de mozo.

Pero.

No sé si me habrá visto tocarme un huevo

pero atiné a entibiar en la cacha la pelahuevos y

Al fin

del arcoiris

laa canasta con los genitales

De un alto comeguiso peludo

con alas negras de mondongos

 

si ve muchos camiones de flete

y viejos desahuciados

son gitanos paraguayos

conchabados con el banco

 

Mozos comiendo solemnes

y mudanzas desahuciando viejos,

McDonald’s pone vidrio molido

en las bolsas de restos, de nuevo.

Faltaba el Nuevo

Aceite de Huevo en Bicicleta y Cannabinoles

que permite abrir

la roca de Marte como carne

con nuestros filos,

oh helicóptero oligodópodo

migras

al corralón de Mofluscus

en los mares espaciales suspendidos

en aceite de huevo y cannabinoles

 

 

Entiendo mi cuerpo

 

El aceite de huevo

y cannabinoles Brassens

es para pasar

en la tostadita olímpica

de las conchas

de las damas divorciadas

 

Ganate la vida con el teclado

comprate uno rojo iluminado

apagá la luz

y tomate una sangría con sida

con traje, engominado

que si te ganás una guitarra

salís por los pueblos a cantar

y a dormirte tarde

con las damas jubiladas

 

Bilardo vive y es calvo
y pajero mandibulón
en un cuarto oscuro

 

 

La nulidad de servir a los hombres para pagarte la vida, ¿Por qué?, me dijo Stamateas. Era un gran best seller en su momento, ¿dónde están ellos ahora? ... y El Bambino Veira, Galeano en musculosa, Durán Barba... Durán Barba se pedía una fuente de empanadas y siete libros de autoayuda en el bar del escenario, allá en el Gran Splendid... las francesas tanteaban los paquetes con la rodilla, las derelictas drogadictas me seguían a los palcos, y esas empanadas que nunca volverán, que yo le robaba a Durán Barba, como tampoco: el equipo de jogging azul francia de tela de avión de Galeano, con esa musculosa de basket norteamericana tan al tono, y la Heineken chiquita en la mano, con su brazo tostado de colgajos. Lo que era un lerdo divague y también una comida de mozos al cierre.

 

Voy perdiendo hermanos y

las últimas amistades

eché a los que venían

que se enmendaron

por sus mujeres sapos

y se hicieron gigantescos

imbéciles mandaderos

que se energizan

con el regurgitamiento

de la música

de inteligencia artificial

que se escucha en todos lados:

los tecno-nazis ganaron

 

Aquel viejo mundo hecho polvo

atado a mi cintura

y todos rascando pochoclo con grasa

hablando de sus hijos

como ponderan las viejas

los electrodomésticos

 

Al fin solo,

pero el teléfono

me molesta con sus mierditas

de cosas al pedo,

un perrito histérico

el lavarropas

Me levanto a vaciar el mate

pegándole bien fuerte

al borde

del basurero del mundo

y vuelve el silencio

para escupir los versos

 

 

El vecino acá abajo con el cortafierros en su taller escuchando instructivos de You Tube, pero ahora estamos en una pausa de almuerzo, o tal vez la acción apabullante del mundo le pone un freno, por la salud del sistema nervioso de la ecología ambiental, que se queja con más elocuencia que la mía. Pero sigue después del almuerzo.

Salgo a la terraza y le pregunto si está haciendo los regalos para Papá Noel, me pregunta qué regalo quiero: un trineo verde. Me dice que está tratando de cortar una chapa, le digo que ya me parecía. ¿Vos qué onda? Me pregunta. "Tratando de descansar un poco" y contesta algo que no escucho cerrando la hoja doble de la puerta ventana y vuelve el silencio hasta la noche.

 

 

30/7/24, Benavidez