(Sobre Informe sobre Moscú, de José
Sbarra, Palabras amarillas, 48 páginas)
A fines de 1990, José Sbarra (1950–1996) se encuentra en la Unión Soviética.
Viajó hasta allí para terminar el guión de una película que se hará con su
novela Marc, la sucia rata (1988),
y para negociar la traducción al ruso de ese libro y de dos de sus títulos
infantiles. Lo entrevistan para el Pravda, ofrece conferencias de prensa, es
invitado de honor en estrenos diversos, se aloja en hoteles históricos y pasea
en comitiva, con un intérprete, por Moscú y Leningrado, o Petersburgo, porque
entonces nadie se pone de acuerdo sobre el nombre de la ciudad.
En la televisión escucha repetirse todo el tiempo una palabra: “perestroika”.
El ruso le suena a música. Escribe un diccionario fonético en el que anota cada
término que aprende. “Pañiatna, pañiatna, spasiva” (“Entiendo, entiendo,
gracias”). Se inyecta opio con una jeringa de quince centímetros, toma unos
hongos que le regala una pareja de artistas y fuma marihuana para no aburrirse.
Su amante ha preferido quedarse en Buenos
Aires. Sbarra lo extraña, se mortifica con la idea de que su pareja esté con
otro, presiente una ruptura. La situación, la distancia que los separa, lo
atormenta. “Todo Moscú con sus cuervos y su nieve, con sus ramas dolorosas, me
recita a los oídos: suicídate.”
¿Dónde está el escritor? Sbarra ha superado, o ignorado, esos
ilusionismos formales. Su escritura es de una observación casi pura, no en el
sentido descriptivo de los naturalistas, sino en el sintético que adquieren las
imágenes en la mejor poesía.
“Informe sobre la situación en Rusia” es el título que encabeza este texto
brevísimo: veinte páginas, escondidas en veintitrés incisos y un epílogo. Informe sobre Moscú es el
título que figura en la tapa del libro. Son formulaciones similares pero
distintas: una hace referencia a lo general del contexto, la otra puede
pensarse más en términos personales. “Informe” puede leerse bajo dos acepciones: como “noticia
sobre algo” o como “sin forma”, o “de forma vaga”, pero en este caso en
particular, las acepciones deben combinarse: “Noticia sobre algo, de forma
vaga”.
Sobre la escritura del texto, Enrique
Symns elogió que le resultara ingenua, obvia y enunciativa. Es que,
de manera refleja, cuando uno lee ficción, espera encontrar en el texto un
espesor literario, una suerte de intermediación estetizada que nos detenga en
el saber hacer del escritor, en los devaneos de la velocidad enunciativa. No
encontrar ese espesor nos decepciona. ¿Dónde está el escritor? Sbarra ha
superado, o ignorado, esos ilusionismos formales. Su escritura es de una
observación casi pura, no en el sentido descriptivo de los naturalistas, sino
en el sintético que adquieren las imágenes en la mejor poesía. Informe sobre Moscú parece un
texto escrito hoy por un joven de veinticinco años. Ha triunfado el
capitalismo, y lo que campea a su alrededor es “el horrible estilo de los que
han dejado de amar”.
Tomado de: Los
Inrockuptibles, abril, 2014.-