La importancia de un río
La
ciudad donde vivo suelta un grito
continuo
inaudible
salvo
para los oídos
de
los que acumulan años
en
las calles apretadas
entre
las colinas y los callejones
Ese
grito horrible a veces taladra
el
fondo de la costumbre de los cráneos
antes
de apagarse poco a poco
y
después sumergirse en la corriente
del
Mosa que se lo lleva
en
sus aguas barrosas
deyecciones
de cloacas mezcladas
con
cadáveres de ahogados
El
grito se aleja por las grandes aguas
y
le da un respiro a los habitantes
mientras
el río arrastra su lenta materia
a
través de las llanuras hacia el mar
donde
el aullido se diluye entre bancos de arena
en
la estela de los tankers y de los petroleros
que
alcanza antes de explotar otra vez
en
los oídos de los marinos por mucho tiempo.
Ella en la cama
Ella
dice
agarráme
al revés
arrodillate
rezá
tu oración
Ella
dice
algunas
a algunas o
pero
ninguna i
la
vocal roja
Ella
dice
vos
te agitás
desbordás
de fervor
dios
mío sin embargo
espera
lentitudes.
El dolorcito o la intranquilidad
Cada
mañana estos últimos días
me
levanto ahogado por un nudo
que
se endurece en el centro de mi vientre
y
se extiende hasta el cerebro
al
punto de obstruir el pensamiento
de
reducirlo a la obsesión
por
la muerte y sus atavíos
en
una serie continua de olas intranquilas
cuyas
crestas furiosas
vienen
a lamer mis espirales mágicos
parecidas
a esa cabellera de océano
que
llaman salpicaduras.
Tren nocturno
En
un andén
mi
padre agita la mano
Visto
en picado
esboza
una sonrisa
Se
entiende
que
la foto fue sacada
desde
la ventana de guillotina
de
un tren a punto de salir
(hacia
dónde, no se sabe)
Ahora
es mamá
la
que se ve en la ventana
Sonríe
en contrapicado
y
hace un tímido gesto de adiós
Mis
fotos preferidas
pese
al blanco y negro demasiado gris
Porque
todo es gris
salvo
las sonrisas
y
lo que se lee en las miradas
de
mi madre de mi padre
y
no envejece
La camiseta
En
Buenos Aires
Compré
una camiseta albiceleste
De
la selección argentina
Sin
dudas la mejor del mundo
Iba
muy orgulloso con mi prenda
Por
las plazas y las avenidas
Entre
los rubios el más argentino
O
quizá era al revés
(Los
últimos nazis en el exilio
Ostentan
melenas plateadas)
Y
en todos los lugares lindos
Paraba
a cualquiera
Pidiéndole
que me sacara una foto
Con
mi vieja Nikon reflex
De
cuerpo entero y sonrisa beatífica
Solo
hay que apretar el botón.
Traducción:
Mariano Fiszman
Serge
Delaive vive en Lieja, Bélgica, donde nació en 1965. Publicó libros de poemas,
novelas y ensayos. Estos poemas son de Les
jours (2006) y Art farouche
(2011), editados por De La Differénce, París.
Más
info: www.sergedelaive.net