12.6.17

Los días, por Serge Delaive




La importancia de un río

La ciudad donde vivo suelta un grito
continuo inaudible
salvo para los oídos
de los que acumulan años
en las calles apretadas
entre las colinas y los callejones

Ese grito horrible a veces taladra
el fondo de la costumbre de los cráneos
antes de apagarse poco a poco
y después sumergirse en la corriente
del Mosa que se lo lleva
en sus aguas barrosas
deyecciones de cloacas mezcladas
con cadáveres de ahogados

El grito se aleja por las grandes aguas
y le da un respiro a los habitantes
mientras el río arrastra su lenta materia
a través de las llanuras hacia el mar
donde el aullido se diluye entre bancos de arena
en la estela de los tankers y de los petroleros
que alcanza antes de explotar otra vez
en los oídos de los marinos por mucho tiempo.


Ella en la cama

Ella dice
agarráme al revés
arrodillate
rezá tu oración
Ella dice
algunas a algunas o
pero ninguna i
la vocal roja
Ella dice
vos te agitás
desbordás de fervor
dios mío sin embargo

espera lentitudes.



El dolorcito o la intranquilidad

Cada mañana estos últimos días
me levanto ahogado por un nudo
que se endurece en el centro de mi vientre
y se extiende hasta el cerebro
al punto de obstruir el pensamiento
de reducirlo a la obsesión
por la muerte y sus atavíos
en una serie continua de olas intranquilas
cuyas crestas furiosas
vienen a lamer mis espirales mágicos
parecidas a esa cabellera de océano
que llaman salpicaduras.




Tren nocturno

En un andén
mi padre agita la mano
Visto en picado
esboza una sonrisa

Se entiende
que la foto fue sacada
desde la ventana de guillotina
de un tren a punto de salir
(hacia dónde, no se sabe)

Ahora es mamá
la que se ve en la ventana
Sonríe en contrapicado
y hace un tímido gesto de adiós

Mis fotos preferidas
pese al blanco y negro demasiado gris
Porque todo es gris
salvo las sonrisas
y lo que se lee en las miradas
de mi madre de mi padre
y no envejece


La camiseta

En Buenos Aires
Compré una camiseta albiceleste
De la selección argentina
Sin dudas la mejor del mundo
Iba muy orgulloso con mi prenda
Por las plazas y las avenidas
Entre los rubios el más argentino
O quizá era al revés
(Los últimos nazis en el exilio
Ostentan melenas plateadas)
Y en todos los lugares lindos
Paraba a cualquiera
Pidiéndole que me sacara una foto
Con mi vieja Nikon reflex
De cuerpo entero y sonrisa beatífica
Solo hay que apretar el botón.


Traducción: Mariano Fiszman



Serge Delaive vive en Lieja, Bélgica, donde nació en 1965. Publicó libros de poemas, novelas y ensayos. Estos poemas son de Les jours (2006) y Art farouche (2011), editados por De La Differénce, París.