S A
U C E
Con
esa marca,
el
árbol cortado
a
ras de la tierra.
Las
raíces extendidas
sobre
la suelo del pasto;
y
el ancho del tronco,
casi
hundido.
La
reja de la casa.
La
vista exánime
sobre
el triste remedo:
sinuosa
forma
de
ir matando vida.
L
A C E R E M O N I A D E L
S I L E N C I O
Hay
un par de árboles agachados,
que
con sus ramas
imitan
al ombú.
O F
I C I O
El
triste acento gramatical
que
recompone un poema.
Aquello
que nada tiene que ver
ni
con los pájaros,
ni
con la llanura,
ni
con la oscura forma
que
tuvo el destino
de
deshacer un sueño,
un
deseo.
A C
C I D
E N T E
Crucé
a una cieguita
a lo Carriego,
al Borges estereotipado
en
el fondo del aljibe.
Blancos
los ojos,
igual
que la piel,
en
una resumida manera
de
ir perdiendo vejez.
Nadie
pasaba,
el
día,
(más
anónimo que nunca )
se
filtraba por la
entretela
del aire.
Absurdo
el auto,
sin
destino el pasajero,
nadie
podía entender
lo
que ella sentía.
Así pasa;
se
desprende del pequeño acto
la
historia,
el
destino.
¿Qué
habrá sido de ella
después
que entró por la puerta vaivén?
Seguir
luchando
por
lo que no se puede entender.
C
O R O N E L D I A Z Y C
H A R C A S
Llegan
apenas
Saluda
moviendo brazo y
las
amigas la escuchan.
Una
de ellas,
le
mira el ropaje.
Cuenta
cosas,
cuenta
los minutos que faltan
para
la sesión televisiva.
Cuenta
el ramaje de la palmera.
Habla
del número 21
y lo repite,
como
un mantra,
como
una operación,
como
las nubes desteñidas
que
asoman su puntiagudo algodón.
Muy
arriba,
al
costado del desmedido ventanal,
pasa
un poco
de
la tarde.
Pasa
el sueño de los perros,
la
anónima angustia.
Sólo
quedan las señoras
marchitando
el espesor del mundo.
EL CEMENTERIO
Del
otro lado del teléfono,
la
voz de un muerto me habla.
A
través de la radio,
cantan
muertos,
hablan,
bostezan;
reculan
ante la amarga vida.
Se
les desprende la piel
y
los ojos abordan
la
llanura de los sueños.
Qué
es lo que los termina de matar?,
será
la sombra del sepulcro?
………………………………………………………………………
Está
cerca de la tumba de mi hermano.
Un
matorral castigado y aventado.
Es
como si el vecino
fuera
conocido de él.
Y
los mismos que pasan por ahí,
fuesen
parientes,
amigos
que coinciden
a
la misma hora.
Debajo
de la tierra,
ni
cenizas quedan.
………………………………………………………………………
Para
el lado de los nichos,
arrastran
los zorzales demolidos cantos.
………………………………………………………………………
Ayer
acerté a ver
todo
el borde del osario;
y
los ojos se clavaban,
arrastrándose,
junto
al polvo que cubre la piedra.
………………………………………………………………………
En
épocas muy pasadas,
difíciles,
erigían
monumentos,
columnas,
frentes,
escaleras,
porta-velas.
Monumentos
fúnebres.
Y
el artista que hacía un busto,
era
tan importante
como
Rodin.
Ensalzaba
la muerte
como
si fuera algo más
que
una vida que se cae.
A
lo mejor, tenía razón.
………………………………………………………………………
Es
demasiado inocente
creer,
que
porque trajeron flores,
la
ceremonia está más completa.
El
sacerdote tira el agua sobre la madera,
la
gente se santigua;
vienen
los empleados
con
la carretilla.
Levantan
el féretro que pasa a ser ataúd.
Lo
llevan como a una bolsa de cal.
Se
deposita,
se
reza;
queda
solo:
todos
estamos solos.
………………………………………………………………………
Muere
un pedazo de hoja
al
ser traspasada
por
el peso,
y
no se transforma en simiente,
abono,
o
cualquiera
de las vulgares tonterías
que
suelen decir mis tías.
………………………………………………………………………
Dicen
que ya no murió
porque
estaba enfermo,
ni
porque estaba viejo
o
se creyera inútil.
Sólo
fue un flechazo
que
no le dio tiempo
a
despedida,
a
resumen vital,
a
sentir
(como
dicen los espiritistas)
que
pasaba por el túnel.
Seco.
Quebrado.
………………………………………………………………………
Lustra
la placa del difunto, como si lo estuviera acariciando.
………………………………………………………………………
Mi abuela era chauvinista
y ahora está acostada en una urna, en el Panteón de los Maestros, al lado de lo
que queda de mi abuelo, que era profesor .
Yo no volví
más. En el subsuelo, no sé en qué galería, está mi madrina. En la otra, mi tío
materno y su padre.
Parecido, porque dejé de
pagar el servicio, mi padre. El quería que lo incineraran, pero yo era muy
inmaduro como para tomar decisiones, entonces, pasado unos meses, no pagué más
y empezaron a desparecer: un anillo de ésos donde los sobrevivientes ponen
flores artificiales; se dejó de lustrar la placa.
Pensé, no cumplí con tu
mandato; te convertís en resto, ceniza, aguardiente.
Tendré otros cadáveres
por ahí, rodando: en la galería 22, en la 27, flotando sin convertirse en
fantasmas.
Yo, que no sé quién soy,
por ahí iré a parar.
Quienes están en tierra,
mueren otra vez; hay que estar sepultado, bien adentro, te retuercen, te
sacuden…más adentro.
Como tengo
una gota de de sangre india; la sangre se hace dura, fermenta, hace un estrago
en la misma sangre, se diluye; deja de brotar; la piel no se estira más.
L A
C A S
A D E
L A B
U E L O
El
canto,
la
borra oscurece
y
un sonido cae de golpe.
Anocheciendo,
no
hay jazmines
que
perfumen la terraza.
Como
no hay consuelo
por
el desgastado año,
el
dinero mal ganado.
De
reconquista,
de
oscuro mamotreto;
de
martingala que nunca sale.
Y
E N D O P A R A E L
B A J O
Hay
una casa que tiraron abajo,
y
no pudieron terminar de destruir.
El
techo caido,
las
paredes
que
parecen
un
simio gastado,
sin
terminar de acomodarse.
La
gente quedó más derruida que la casa,
porque
se tuvieron que llevar hasta los sueños.
L A
O T R
A C A
S A
En los muros rayados…
Del niño,
detrás del estante,
los libros iban
ocultando,
despaciosamente,
el trasiego de padres,
primos,
familiares a los que el
color,
terminaría por sacarles
la carne.
Las vicisitudes de la
vida,
eran más lentas,
entre tanto,
quedaba: “Alguna meta
por cumplir"
como decía la tía,
la tía del padre;
parentesco absurdo
de alguien que se ve,
pero no es de uno:
igual que el hilo
que sujeta al
títere.
D O
R M E
Se
disuelve.
Primero
se duerme,
pero
se disuelve.
Si
se duerme,
sueña.
No
sueña que
se
disuelve,
sino
que cree,
ser
otro,
que
camina,
que
ve canteros;
que
siendo,
no
es.
Del
sueño,
vuelve
al dormir.
Ahora,
si
pudiera extinguirse,
si
no quedara nada;
ni
siquiera
lo
que se llama
alma,
espìritu:
eso
sí que sería
la
perfección.
Llegaría,
no
para renacer,
convertido
en
forma anodina,
palabra
sin vocabulario:
sol
de octubre.
Llega
el trapo
de
la cocina:
remedio
infantil.
O
T R O
La
puerta,
el
marco
de
la puerta.
La
madera pulida.
Rasquetearon
con viruta,
cuando
era chico
y
nadie se preocupaba
por
decir,
exactamente,
el
nombre.
O
estaban absorbidos.
Además,
la
palabra,
casi
siempre,
viene
después.
Como
agua de torrente.
E
S C R I T O R
No
va a es.
No
juega el destino.
No
hay páginas…
sólo
quedan libros;
de
los libros,
carpetas,
libretas,
y
se acuerda
que
cree
haber
visto
el
cuaderno,
donde
Hernández
escribía
el
Martín Fierro.
Encerrado
en
un cuadrado
de
vidrio,
de
plástico
duro,
no
sé muy bien.
Eso
es literatura:
ahí
está
la
definición
de
un escritor.
Ilegible.
E
L A C O R D E O N I S T A D E M
A R D E L P L A T A
Un
acordeón toca
al
borde del puerto.
Y
alguna gente pasa,
escucha
un rato,
se
va.
Yo
me quedo,
porque
es
un sonido
que
antes
no
escuché.
Que
acompaña
la
voz ronca
del
habitante desmenuzado
por
el mar;
el
agua que permanece
entre
los barcos juntos,
esperando
algo
más de luz,
cansada
de moverse.
A
S Í
Un
desorden de manivela.
Fui amigo de tres suicidas,
tres
gritos,
tres
destinos prefigurados.
(
Me estoy yendo por las ramas ).
Cada
uno con su soledad,
dejando
que el viento
descascarara
los rostros
en
la urna;
la
corbata deshilachada.
La
foto anticipaba que ya estaban muertos..
Gracias
a Dios,
quien,
para
no deprimirme,
no
me dejó verlos,
antes
de el gran silencio;
que
pasara el aire,
los
parientes,
los
sonidos saboteados.