Empacho
Calla aquel que sabey aquel que no sabehablaHéctor Murena
Duelen
las muelas
en
la boca del estómago.
La
punzada —aguda, constante—
en
la lengua del píloro,
interrumpe
la ingesta: gesta que sólo así.
No sucede
el aire,
en
el cuerpo estragado:
empachado
de sí.
Resultado:
negativa:
en
cada vengativa
mueca
que la boca ventral
le
cobra a la otra,
a la
empachada de verbos
sin
sujeto.
Sujeto
por ambas,
trastabillo
en el hilo
tensado
entre fauces:
el
equilibrista es tragado.
Expelido
luego,
sombra
entre sobras:
enjhambre
de
palabras,
que
no consiguen siquiera,
arañar
una verdad.
El café, solo
En España: café solo,
me extiende,
antes que su calor y
espesura,
la intensidad de su
adjetivo.
Su color tiñe mi
pasado,
y tras ese que es
trago,
su borra
no lo borra.
Ceguera
a ese que me es traga
Una paloma,
inmóvil,
aguarda
contra la sombra del
cordón,
sin ver,
la rueda del final.