16.11.13

Poemas, por Martín Evelson






Empacho

Calla aquel que sabe
y aquel que no sabe
habla

Héctor Murena


Duelen las muelas
en la boca del estómago.

La punzada —aguda, constante—
en la lengua del píloro,
interrumpe la ingesta: gesta que sólo así.

No sucede el aire,
en el cuerpo estragado:
empachado de sí.

Resultado: negativa:
en cada vengativa
mueca que la boca ventral
le cobra a la otra,
a la empachada de verbos
sin sujeto.

Sujeto por ambas,
trastabillo en el hilo
tensado entre fauces:
el equilibrista es tragado.

Expelido luego,
sombra entre sobras:
enjhambre
de palabras,
que no consiguen siquiera,
arañar una verdad.



El café, solo


En España: café solo,
me extiende,
antes que su calor y espesura,
la intensidad de su adjetivo.

Su color tiñe mi pasado,
y tras ese que es trago,
su borra
no lo borra.



Ceguera
                                                                                  a ese que me es traga


Una paloma,
inmóvil,
aguarda
contra la sombra del cordón,
sin ver,
la rueda del final.