26.4.24

Las puertitas del Hotel Pelícano, por Gustavo Calandra

(Sobre Hotel Pelícano, de Agustín Caldaroni, El Fatalista, 2023)

 

I

 

Si pensamos que imaginar es ausentarse, es lanzarse a una vida nueva; y lo pensamos, porque adherimos a esa visión filosófica de Gastón Bachelard (La poética del espacio), y tocamos de oído, entonces podemos sumergirnos en la conciencia del creador. Escuchamos, tenuemente, un piano prostibulario en la lejana Nueva Orleans de Nell Kimball. O nos invade una sensación agradable de intimidad hogareña frente a la casona descuidada que nos recomendó un viejo. Un universo vivo.  Porque un día brotó la vida dice el narrador de “La casa de los Morgan”, la casa empezó a respirar, se pobló de ruidos, de siluetas de nenes que corrían jugando, de música.

La voz que narra los cuentos asume la problemática de cómo habitamos nuestro espacio vital, cómo nos enraizamos, día a día, en un rinconcito del mundo.

Puede pensarse la casa como un primer universo en la historia de una persona, un cosmos completo donde habitan nuestros seres protectores, un cosmos que alberga el ensueño y protege al soñador.

Pero la casa también puede producir agobio doméstico y, entonces, la necesidad de buscar una línea de fuga hacia un espacio fantástico, un hotel donde se trabaja en la arqueología de los recuerdos, por ejemplo.

En el relato “Hotel Pelícano” se propone una sectorización de vivencias, nada más cruzar el umbral de un pasillo mal iluminado.

Será preciso dilatar, para el protagonista, el momento antes de saltar al fuego y encontrarse con el cuarto de la adolescencia. Allí espera Kula, doncella medieval, mujer sin vagina, casi extraída del catálogo de fantasías sexuales infantiles de Freud. Su gran teta nutricia convida a un letargo delicioso.

Nos sacan de esa modorra unos aplausos que terminan siendo el cacheteo de la carne en una orgía. En la siguiente pieza nos aguarda un Valhalla pornográfico.

El regocijo de una evocación confortante. Una puerta puede ser la entrada a la gran concha, la vuelta al útero. Nada. Soledad. Silencio.

Lugar del ratoneo y de la liberación de pulsiones era una mansión llena de puertas y recovecos, pero en todas se repetía lo mismo, aunque en algunas habitaciones pude reconocer escenas de las primeras películas pornográficas que vi en la adolescencia.

Y a uno, que carga con horas y horas de cine argentino, le es inevitable pensar en la escena de Katja Alemann y Lorenzo Quinteros, en moto;  ese funcionario sumiso, de cabeza gacha, panza llena y sin esperanzas, protagonista de Las puertitas del Señor López, nacida del ingenio de Carlos Trillo y Horacio Altuna, como historieta para la ochentosa revista Humor. López que evade la realidad cada vez que entra al baño, a algún otro recoveco y aparece en sitios impensados, teniendo aventuras impensadas hasta que regresa al presente, a su vida apática y resignada.

 ¿Para eso naciste, viejo? Nunca pegaste cuatro gritos, nunca diste un portazo, reprocha el Dios-Dolina a López cuando éste acaba de confesarse un esclavo en las mismísimas puertas del cielo. Tus jefes te basureaban, de tus amigos mejor que ni hablemos. Nunca le diste un beso de amor a una mujer de verdad. ¿Y ahora venís aquí a llorar la carta, López? Pa´qué te di la vida, López? Vos allá abajo te la ibas de bueno, pero conmigo esa no va. Vos allá abajo no eras bueno, eras un cobarde, un gil, un pelandrún. Y ahora tomatelá

 

II

 

La casa será una gran cuna. Sostiene a la infancia en sus brazos. La casa integra los valores particulares en un valor fundamental. Guarda un tesoro en recuerdos. Es su esencia íntima.

Es la dolce vita.

Y es un poco más.

Entonces el narrador buscará sensibilizar los límites del albergue, vivir la casa en su realidad y en su virtualidad, con el pensamiento y los sueños. Los límites se extienden cual llanura infinita.

Este libro nos ofrece muchas habitaciones para explorar. El desafío es cruzar el umbral. Tenemos que animarnos y “de esa puerta pasamos a otras. También repetimos las mismas puertas pero con aventuras nuevas, todas se renovaban. Era imposible parar.”

Sería, tal vez, un refugio donde no existía el tiempo como la casa de los Morgan, donde pueda pellizcarse un poco de misterio y experimentar un estado de eternidad verde. Un espacio donde cabía el universo.

En el “Hotel Pelícano” también nos encontramos con una especie de Aleph erótico: Eran los pedazos de todos los romances que tuve, combinados con los de Lúa, todos los gustos y todos los perfumes y los objetos iban sucediéndose y mezclándose hasta llegar al momento donde estábamos.

La morada puede convertirse en trepidante. Es un furancho, refugio contra la gran peste, contra el asco de vivir en el revoque artificial. El antro fúnebre y carnavalesco que enaltece al espíritu del narrador de “Obertura paceña”, que desea vivir en otro cuerpo y se siente presa del aggiornamento perpetuo.

Se avanza un poco más, un paso delante de la nostalgia, porque no sólo es añoranza sino hay un desafío hacia ese tipo de recuerdo estático.

Dice Bachelard que el soñador de ensoñaciones conserva bastante conciencia como para decir: yo soy el que sueña la ensoñación, el que está feliz de soñarla, el que está feliz del ocio en el que ya no tiene la obligación de pensar.

Y podemos participar de una tertulia vanguardista, con Gómez de la Serna y Marinetti, en el “Café Pombo”. Y en una comilona de mis viejos, convertir la pileta en una parcela de la eternidad.

Solo se puede ser corpóreo en tanto que se sueña. El cine de Fellini sueña y nos vincula a estos relatos. La naturaleza es volátil como el 8 ½ de Fellini. Un sueño vertido desde el insomnio y un adulto, que cohabita con un niño. Y aquí también el protagonista, Guido Anselmi, accede a su sensibilidad cuando sueña. Como los personajes de este libro, acerca a su yo. Nada puede salir mal si huele al perfume de antaño. Restablecerse, cambiar de escenario, rastrillar el pasado.

El sol ilumina esa cuadra donde cabe todo el barrio, como dice uno de los personajes. El mismo sol, el mismo barrio. Bolivia, Argentina. España, Japón, todo cabe en el Hotel Pelícano.

La expectativa de un desenlace apasionante supera todo discurso. Hay mucha curiosidad por oír el final de cada de estas historias fellinescas. Imaginamos a Mastroiani diciendo: mañana, mañana.

Y una mañana, casi sin pensarlo, me rajé.

 

22.4.24

Una ola derechosa, por Román Bay

 «Las leyes de la mayor parte de los países se han hecho para oprimir al desdichado y proteger al poderoso» (Balzac)

Según Daniel Feierstein, investigador del CONICET y profesor de UNTREF/UBA: «El triunfo electoral de Javier Milei fue posible por la configuración de una “nueva derecha” que, aprovechando problemas estructurales de los años previos (alta inflación, destrucción salarial sostenida, aumento de la inseguridad, crecimiento del narcotráfico) como los límites simbólicos y de proyectos de los progresismos realmente existentes, logró articular de modo exitoso tres corrientes. La primera es el profundo sentimiento anti-político que tenía su genealogía ya en los años previos a la crisis del 2001: la segunda, la propuesta anarco-capitalista de valorización de la libertad absoluta por sobre cualquier estructura solidaria comunitaria; la tercera, la apelación neofascista a la fragmentación social a través de la irradiación de técnicas peyorativas que buscan “otros” a los que responsabilizar por nuestro sufrimiento». Circulan mensajes de adoctrinamiento fascista. Modelos sobre cómo se gestiona un país federal. El Estado representa el interés general. ¿Cómo se construye la ciudadanía? En la ley de la selva solo se salvan los más poderosos. Sin un proyecto colectivo de país no hay movilidad social ascendente. Javier Gerardo Milei, terco como una mula, no quiere achicar el Estado sino destruirlo. «Cuando no puede vencerse a un bandolero, lo mejor es nombrarlo barón». En el teatro de violencias económicas que padecemos, la prepotencia de poder hizo en nuestro país de un payaso un presidente. El hombre es para con el hombre como el lobo. La corriente deletérea de violencia económica que evidencian los lineamientos generales de las medidas de gobierno de Javier Gerardo Milei da cuenta de la destrucción del Estado. Se pone en peligro la vida y los bienes de la población. Esto, sin duda, forma parte de las maniobras de seducción que los mileístas despliegan actualmente hacia los experimentados miembros del aparato tradicional parlamentario para tratar de obtener su colaboración. El industricidio tarda muchísimos años en revertirse. Estamos en medio de una masacre. Desconcierto. Rabia. Angustia social. Desesperación. Inquietud. En honor de la verdad hay que decir que nuestro actual presidente es un personaje salido de lo virtual y de las pantallas y nos hace pensar, ahora, qu es capaz de posicionarnos frente a una agenda que no está gobernada por los hechos sino por los dichos. Una realidad que se crea por Twiter y Tik-tok. La tiranía de la opinión. Una velocidad que modifica nuestro sistema de salud, nuestras leyes, nuestros cuerpos, nuestros salarios, nuestros estómagos. Una acción que pega en el cuerpo. Porque el neoliberalismo es una manera de afectar los cuerpos. Algo que impacta en nuestras arterias y en nuestros corazones. Algo que mina nuestra posibilidad de defendernos de la peste. Esta época nos plantea muchos problemas y disyuntivas. Un nivel de complejidad extraordinaria. Sobre la ética en los servicios públicos. Sobre la ética del poder. Sobre el balance entre fines y medios.

Como Ángelo, de Medida por medida, de Shakespeare, el estulto de Javier Gerardo Milei, adicto a Twitter, rastrero de poderes foráneos, violento, machista, se odia a sí mismo y proyecta su odio personal en la vida pública. Es terrible que el destino de una nación pueda depender hasta ese punto de las bofias de un loco. «Gato negro o gato blanco, si atrapa al ratón es un buen gato». Milei, el recalcitrante odiador, se regodea en discursos estigmatizantes hacia lo público. Núcleos discursivos de odio lo envuelven, como si eso fuera parte del éxito de su gestión. Sin obra pública no hay cloacas, no hay puentes, no hay tejido eléctrico, no hay calefacción en las escuelas. Debería saberlo. Pero su demencia y su altanería se lo impiden. La taba cayó del lado de la revolución conservadora. Guardianes del orden improvisados. Adornis rancios, soldados de la matrix y del poder de turno. Quieren implementar una estética pluscuamputrefacta de la aristocracia rioplantense del siglo XIX. Nuevos colonialismos. Somos testigos de la devastación del Estado de bienestar. Mientras nuestro presidente dice que no hay plata y despista a la gente firma una carta de intención para la compra de veinticuatro aviones de combate F-16 a Dinamarca. Hay una pulsión de muerte en el pueblo argentino. Votaron su propia muerte. Tirar el tallo no hará que crezca la planta. Los mecanismos políticos y burocráticos que constituyen en el aparato de poder autoritario de este gobierno rancio de tiranos y fascistas. El fracaso de los gobiernos populares. Los dueños del discurso. El neoliberalismo fracasa en el mundo. Pero el pensamiento instalado repite que el Estado de bienestar es el enemigo. El ajuste lo están pagando los trabajadores y los jubilados, no la casta política. ¿Cuánto impacta el algoritmo en todo esto? Milei, Javier Gerardo, va a ser tirado al vertedero de la Historia. Eso es seguro. La consagración de los privilegios de clase no es nueva. El culto de la personalidad puede engendrar todo tipo de consecuencias nefastas. Nuevas medidas de austeridad encubren un nuevo índice de indigentes. El poder mediático al servicio de los poderes económicos no puede ni podrá jamás competir con el poder plebeyo popular. Milei es tan facho, pero tan tan tan facho que naturaliza hasta el fascismo. Habla de la casta y lo elige a Daniel Scioli como ministro. Daniel Scioli siempre fue Daniel Scioli, una rata acomodaticia al poder de turno. Menemista con Menem, duhaldista con Duhalde, kirchnerista durante el kirchnerato, albertista con Alberto y, ahora, mileísta de la primera hora. Bosta seca de la casta. Caputo es otra bosta seca de la casta. En nombre de la libertad, Milei, reciente embajador de la luz de los EEUU, desfinancia el CONICET, cierra TELAM, desfinancia las universidades, elimina el Fondo de Incentivo Docente. Mientras una CGT colaboracionista más que dialoguista con un gobierno negacionista, hace cursos de budismo zen, meditación trascendental y reflexología, basuras mediáticas de la talla de Eduardo Guillermo Feinmann, a sus 65 execrables años, siguen propagando ese rejunte estridente de lo que considera noticias e información, mientras La Nación + sigue propagando el virus de la desinformación, mientras Carlos Orlando Pagni, a sus 62 execrables años, consiguió convencer a buena parte de la población argentina de que un columnista televisivo podía ser político. Ignorantes orgullosos de su ignorancia avanzan con medidas de desmantelamiento de la cosa pública. En favor de gobiernos formados para el beneficio de las grandes corporaciones, de los grupos económicos monopólicos, la casta financiera y las familias millonarias se alegran. Mientras las universidades públicas denuncian el desfinanciamiento, Milei toma champagne con Elon Musk, gran promotor de líderes de derecha, en un rincón de Texas. ¿El ajuste lo iba a pagar la casta? No. Catástrofe social, golpe algorítmico al sistema republicano. Avanza la precarización de la salud mental, de la vida escolar. Van sobre las jubilaciones y la educación pública. ¿Cómo construir una subjetividad que haga posible repensar nuestra actualidad a la defensiva de una horda de fundamentalistas? Robo de picaportes de bronce, de cables, de medidores de agua. Delitos de la desesperación. La inequidad avanza. La desigualdad avanza. La injusticia avanza. Las políticas del caos avanzan. La improvisación avanza. El marketing político y el humo avanzan. Una ola derechosa que siempre estuvo ahí avanza.

14.4.24

O-diosa virtualidad, por Cecilia Bainotto

 

 

El número perfecto 

 

Tu reloj en la muñeca, malla negra y cronómetro. Es irresistible. Sigue la vestimenta negra hasta las botas negras que aprietan el acelerador de la camioneta. Girás suavemente el volante hacia la derecha y enfilamos por la nueve hacia el NUEVE.  Número perfecto.

Una llamada de tu madre, “tu padre tuvo un derrame cerebral". Regresamos por la nueve sobre el carril SEIS.

Dejamos la perfección en el silencio de la ruta.

 

 

Red gelatinosa 

 

¿Has visto acaso apolillarse los columpios de una plaza de juegos? 

Yo sí.

Mientras el guardagujas saludaba con una V de Violeta Victoria encendida. 

Y cayó Berlín. Antes la destartalada de los nigromantes vernáculos. Con V también el apellido del cabecilla. 

Antes la atómica y el gas naranja anticipando el final de las guerras. Y los fusiles con claveles, un imposible.

El saludo, una V cada vez más anochecida y los dedos metálicos no pueden ordenar vías. Todavía.

¿Será que fue una interpretación errónea de épica y me debo poner los lentes de una de las locas de Pickapoon, el mínimo guardapolvo porque siempre hace calor, y con el dedo trenzar el silencio?

O capaz que en la pasarela comienza el show de Victoria Secret y con la ingenuidad que todo se lo permite, me veo con treinta y la fulgorosa cabellera que no fue la traición a Rita Hayworth.

En momentos alucinados nada cuesta la razón.

¿No era acaso el lema “la imaginación al poder”? “Paris est una fête” decía Hemingway y Dany le rouge, como yo, pero después ardió. Y corrió el fuego por las praderas, por los océanos, y las selvas. Se engulleron la heroicidad.

Los sobrevivientes apagados contamos nuestras mínimas historias en el screen con el ombligo pegado, bien pegado, a una red de gelatina.

 

Dissection s'il vous plait 

Non, la bachanale continue.  

Que te la doy por el culo chabón. 

Negro culeao no te olvides de cabeza (Cabezas)  

Le decollage est impossible 

¿Te reviento por dónde? pregunta Hannibal Lecter. No llega a Hannibal. Es un chongo nomás.  

Vamos, si es por eso, los bebés nacerán por síntesis, el último hallazgo. Y lo mejor de lo mejor, laboratorio y Soma. 

Propretrè absolue. 

 

Desde un altavoz llaman a una de las enfermeras de Pickapoon. Me acomodo el guardapolvo. Perdón Gelman, en qué amasijo gelatinoso te he metido por el desmadre de una heurística. 

 

 

RAP, Real Academia de la Percepción

 

VALIJA: Equipaje donde guardamos sueños, ropa, pasajes de ida y vuelta, y a medida que el tiempo pasa nos gusta que sea más ligera. 

 

UVAS: Perlas blancas, rosadas, negras y muy dulces que el verano nos ofrece cuando buscamos el solaz de la sombra bajo una parra. 

 

AMARILLO: Un color que hace miles de años le regaló el sol a la tierra en una de sus ráfagas de viento. 

 

TAZA: Objeto con asa que contiene las meriendas de la infancia, las meriendas con amigos y cualquier infusión que bebemos en solitario mientras nuestros pensamientos viajan. 

 

NÚMERO: sobrelleva el estigma de frío y calculador. Sin embargo, un pueblo lo creó hace de esto cinco mil años y nos solucionó el problema. Cuando queremos cuantificar los mejores y peores momentos de nuestra vida o contar las flores que nos regala el jazmín, la tentación de contar estrellas o la cantidad de veces que hemos dicho ¡Basta! el número aparece dócil. En ocasiones sobrelleva también el falso uso que hacemos de él. 

 

PALABRA: el sintagma perfecto si está bien utilizado, porque su anverso puede ser capcioso, trapacero y confuso. 

 

GATO: pequeño felino bello que compite con el silencio de las piedras y de los espejos. Palpo su lealtad cuando se hace ovillo en mi falda y hasta ovillo sobre cualquier dolor del cuerpo, incluso del alma. 

 

GERARDO: Un callejero viejo, ladrador y divertido como un juerguista de taberna orillera. 

 

EX: Coloquial apropiado para designar a alguien. Rechazo su uso. Me quema pronunciarlo. No me quema darle nombre. 

 

ENSUEÑO: Capullo de seda intangible donde entramos para anhelar lo que no tenemos y ser dueñas de ese secreto. 

 

LÁPIZ: Te recuerdo soberbio, haciendo arco iris en las cajas de lata que me regalaban para Reyes. 

 

INTERNAUTAS: Humanos en un feed lot artificial, mirando nuestros ombligos y el de los demás. 

 

DESENCANTO: Una película desastrosa. 

 

BRINDIS: ¿Sabes quién viene a cenar esta noche? Pues sí, brindemos para que no venga. 

 

MÉRITO: Medalla de oro o tan falsa como medalla de lata. 

 

FRUTA: Manjares de color y sabor que heredamos del paraíso perdido. Al comerlas me cuentan secretos desde su vida en semillas. 

 

VIENTO: Niño loco que maneja nubes, temperaturas, presión, lluvias. Por las dudas cuando está descontrolado me cobijo en casa. 

 

ZAPATOS: Conocen mi torpeza, mis miedos, mi sigilo, mis apuros, el cansancio.Y hasta el latir de mi corazón cuando clavo sus tacos. 

 

FALDA O POLLERA: -¡Tan cortita nena! ¿Te has mirado en el espejo antes de salir?, porque después se quejan. 

-Callate bruja inquisodora, eunuca de la vida, te falta el olor a concha que nos une como género biológico -le respondí. 

 

CAPERUCITA: Niña bonita vestida de rojo con una canastita que tenía ganas de abrir, pero se había olvidado de tomar los anticonceptivos. De lo contario ¡sabés qué! Aún rondan por los bosques y son legión. 

 

LIBROS: Sobre la mesa grande, sobre la mesita de luz, en los estantes. Hojas entre tapas que resuellan como el fuelle de un bandoneón quetoco, acaricio, los leo, los dejo. Nunca una queja de parte de ellos. Quizá la mía, por la imprudencia de haberlos abandonado alguna vez. 

 

7.4.24

Miel de chaqueta amarilla, por Santiago Armando

 

 

Quizá no sea ningún talento el que haga a un hombre escritor, sino el hecho de no aceitar el lenguaje y los conceptos dados. Al principio, creo yo, este hombre es simplemente más tonto que los demás, los cuales lo entienden todo de inmediato. Luego se pone a escribir como quien quiere restablecerse de una grave enfermedad y dominar su trastorno mental, al menos mientras escribe.

Imre Kertesz, Diarios de la galera

 

 

13/3

 

me emponcho de negro

y salgo por la ruta

hacia donde me alcanza el porro

del Riojano Eyelit

en la villa.

Con este prensado sin semilla

como de uva chilena dejo

a los travas peruanos

y prendo

la mortadela de grela

de humos fatuos

 

ahorre en semilla africana

ahorre en bibliotecas

de biopolítica china y guerra

que el ché de los millenials

nos encierra a comer mierda

en rancho de ladrillo hueco

que se le vuela la chapa

en medio de la tormenta

y le despego la Corega

a una vieja degollada

 

 

Concesionaria San La Muerte

 

El dinero es el cuerpo de Cristo y el mundo descartable. Ciudad Chubabija se hacía larga y seguían las codas de coreografía con sus alborozos de papiro y tormentas en exteriores de porno ruso. Todos hacían venia o invitaban a chupar pija con descuentos, venia y refucilos de dinero, filo o plomo, y pedir más plata y cling, chupar pija, abrir el culo, fatuo, acabar, y porro bajo lluvia oscura y humedal. Sánguche de salame con anís y volver a trabajar, a chupar de nuevo, duchado, desodorante y ropa limpia, y la vida es más sencilla y corta, la vida por fin se hizo corta, una breve y sombría vida orwelliana con narcos y desgarros fatuos de ojete hasta ablandarlo en el frenesí de emgomaduras y cuchillo, plomo colectivo y chau, por los siglos de los siglos, brevemente consolados muriendo o recuperado del susto, y venia y un gordo balde con fideo y alfajores formoseños, fútbol paraguayo, porno ruso y tribunas con pantallitas, tele y público, y a trabajar, volver a chupar, abrir camino a los cantos a peatones y gariteros, empleados sentados, gustosos, a la vera de un choriducto fatuo de noche, ensartados, chan, chánchán, se desbarrancan los fiambres, se los traga una vieja de río, mudos a toda miseria a pelo de plomo y cuchillo al dente y juguito de ojete con mates apurados. Yiran mortadelas humanas con hueso fumando pelo de vieja.

 

 

27/3/2024

 

La semana pasada mataron a dos motociclistas en la Panamericana, manejaban sus Harley Davidson desde Nordelta. No se trataba de modelos musculosos, si no de ratitas como Feinman pero más chupaditas, como el marido de Pampita con rulitos. En La Nación Max siguen indignados como cualquier gato e' macri.

 

 

Llegué a la YPF de Rolón y Márquez con un andador electrónico con sidecar familiar y estaba Elons con su exoesqueleto de encargado de la playa de servicio, él escuchaba todo y cuando pasé me dijo que el año pasado había hecho 320 millones de dólares trabajando ahí, y seguí dando mis volteretas hasta el kiosco yéndome rápido porque me di cuenta de que es tan culorroto como un supervisor de callcenter o encargado de local de shopping, con nombre de desodorante de chongo. Di la vuelta a la manzana con mis hermanos para jugar en el campito de Obispo Terrero y cuando llegamos había un bebé contra el alambrado, un gordito de tres meses con el pañal, sentado, solo, y apareció Elons y empezó a levantarlo y manejarlo con el pie y nos dijo que no podíamos jugar ahí por el riesgo de pegarle al chico. Por la manera en que lo sostenía parecía importarle menos el bebe que nosotros jugáramos. Nadie apareció a reclamar al bebe y nos fuimos a la guardia de Fleming.

 

Mi viejo pago sobre la basura hasta el río, como hacen arriba del CEAMSE que le ponen pastito. Y seguía la vida civil, las reuniones con el olor como si nada, los niños al colegio, los grandes al trabajo y todo, con la basura compactada saliendo por abajo del pasto en las veredas, y hacer mención al olor y hablarlo era un tabú desde la niñez.

 

Mate, puchito, Tom Jobim, pajita (siempre que me la hago desbloqueo a las viejas conchazas), y seis empanadas con coca, tres de carne, tres jamón y queso mirando el resumen de la copita de River contra Estudiantes. Ahora un poco de lectura, a Léon Bloy le entraba el mundo en tres puteadas.

Hace como diez días que no me pajeaba y tuve una eyaculación abundante que cayó al piso y lamió la perra.

En la siesta los pedos.

Bajé los black outs y prendí el ventilador, saqué un macho y se me cagó una de las automáticas en la tempestad.

No soy culto, prefiero ser muy ignorante y me estoy embruteciendo rápidamente, ya no puedo ni quiero leer, prefiero ser un burro, un tonto y boludo alegre. Llenarme el estómago y tirarme pedos con el ventilador, ser el enfermo futbolero que fui siempre y leer cómics. Si escribo poemas es porque quiero hacer cómics porque no sé dibujar. Mi infancia doméstica me impidió toda disciplina exterior. Las viejas de mierda que me criaron no me dejaban dibujar, solo jugar a la pelota y andar en bicicleta. Las novelas no me gustan salvo las de Celine y lo de Bukowski, esos son buenos, los que resisten con la pera.

Las empanadas congeladas no dan pedos fatuos, prefiero las milanesas fritas o la banqueteada los domingos con los helados cremosos de Chungo. Mi cuarto no se limpia hace dos semanas, tengo el inodoro y el bidet detonados, se corren parvas de ceniza y yerba, sábanas grasosas de ocio, olor a crematorio, se acabó el encendedor y no tengo plata. A veces me quedo sin papel de fumar y es un problema resistir la noche y me empastillo con el mate y tarda, pero si hay viento me duermo. Lo que fue estar acá este verano. Lo que es corregir en jueves santo con las Dorothy. Me whatsappean boludeces y contesto con perfectos insultos.

Eso de la vena y el poema me lo hace el porro. Las que planté ahora solo me harán estar suave en la cama, con los ojitos cerrados.

 

Ya se podía subir a un track que te llevaba a Taiwán en dos horas en una suerte de automóvil nuevo, fuimos con amigos y me traje una novia en el asiento de atrás. Era todo muy moderno y de guita con patovicas y mafia, no pude devolverla porque no manejo y se quedó a vivir en lo de mis viejos, se puso a trabajar en la panadería al lado de lo del juez y la tenía que buscar por unos comunistas mentirosos que lo escrachan y se la querían levantar de guarangos, siempre tengo que pelear con alguno para beneplácito de ella que gusta de las artes marciales.

 

En el 707 por Márquez hay una mesa de ruleta y veo a Maslatón con su mujer que apuesta a mayores con doblones de oro, o más bien unas monedas de cincuenta pesos dólares y gana dos veces seguidas, se le caen entre la gente parada y yo sentado al fondo con él lo saludo y me reconoce por mi apellido del viejo foro, nos bajamos en el centro de Las Lomas y aparece mi viejo y Maslatón se queda hablando con él de los antaños presidentes de Boca en el Seven Eleven.

 

Anteanoche soñé con Diego, éramos la selección juvenil viajando en bondi por Europa de noche, yo era su suplente y lo amaba, hablábamos y hacíamos chistes de pibes, en un momento Diego se paró y fue a abrazar a Ezequiel González Bernaldo, un chico de mi colegio que en un partido que perdimos me había anulado, también le tenía miedo el gordo trolo.

                                                                 ***

Ribera

 

persigo en el salto

a una bailarina de tango

rubia, suiza, enorme,

de Vevey, puro Nestlé

con pequeños arco iris

en los homóplatos y las cachas

hasta una gran piedra en el río

y le hinco

con el agua en las piernas

bajo las grullas blancas

 

El laúd es al sitar

lo que la marihuana al opio.

Gordo fumador

olor a crematorio.

 

El humor drag solía ser muy bueno. Ahora los programas de travestis en Spotify son unos bodrios, antes ponían dos chilenos insufribles, ahora hay de argentos un poco menos malos pero, expresiones y relajos onomatopéyicos y odio al heterosexual conservador. En La Jaula de las Locas ambos grupos de gentes se encontraban en situaciones desopilantes. Acá el horror. Hermosos travas chinazos en orgía sentados de madrugada en el 60 de Acceso Tigre con luces de color, tajeados en la palma de los antebrazos y muy drogados.

Omar me marcó al cubano Pedro Juan Gutiérrez y empiezo Trilogía sucia de La Habana, al final de la págína ya empieza con lo mismo de los cubanos actuales, frenesí de sexo y nihilismo con aforismos marciales. Cubano es bueno pa’ policial. Léon Bloy cuando sermonea lo corto. García Vega por momentos muy gagá, pero lo necesito, y el chileno Bertoni, más rápido y casual con sus snaps de la calle. En la actualidad la literatura es dé o sobre gente encerrada u ocupada. Me cansan las palabras y la música, solo meditar en el viento, la luz y la temperatura sobre las plantas de marihuana.

 

Otra vez el mundo. Las mujeres pasan y todos los hombres son chetos marciales.

 

Salí a comprar alfajores, unas Don Satur y Doritos, miré los relámpagos y los focos de los autos. En la despensa había una flaca con piloto negro y botas animal print de goma que daba vueltas y hacía preguntas dudando qué llevar, su tonito sutil de hija de puta me impacientaba, me parecía que estaba haciendo toda la escenita de preguntar por los humus, los snacks negros y los chocolates a propósito porque yo ya estaba con mis Don Satur y los alfajores con la guita justa en la mano, a los que después agregué unos Doritos. Me gustaban las flacas en chupines musculosa y All Stars con camperita de jean, pero pronto se les da el falo y el oro y a mi el cáncer de garganta, fui un niño de colores primarios y ahora voy marchando fofo al crematorio. El humus de heladera envasado tiene olor a pedo de frigorífico.

 

Rezar el Rosario en la cama es como fumar la Kosher Kush, pero más liviano y puro con olor a rosas. Qué hermoso está después de la tormenta, qué viento consolador. Puse el sitar de Zia Mohiuddin Dagar. Si estoy muy manija el cuerpo me ordena que pare todo y me acueste. Tomo las pastillas y leo algo del Antiguo Testamento, lloro y se me pasa. Ahora por la muela lloro fácil. Desde pendejito no lloraba. El dolor de muela me ayuda a pensar.

 

Tres galletitas de agua sin rozar la muela infectada, el otro día me clavé una puntita de papafrita. Hay sol. Ayer en la tormenta se cayó la planta más grande, una hembra, fumaré las hojas. Las demás crecen, tendrán un mes más de luz solar y después al baño con la galponera. Había comprado los Diarios de Bloy porque estaba releyendo la Exégesis y volvió a emocionarme el viejo, pero cancelé la compra, no va más. Gordo pasta con rezo. Gordo Rosarito. Quince años leyendo pasteado, creo que lo peor que me pasó fue comerme cualquiera con Burroughs. No puedo entender tanta falta de sensibilidad. Otoño. El teléfono marca una semana sin lluvia. Están los pájaros de la quinta de Escobar que hicieron barrio cerrado, siguen las chicharras y alguaciles negros afelpados. Los benteveos no volvieron. Llegó mamá con un portazo. El médico le dijo que tiene dengue. Mañana va a hacerse el reactivo. Está baja de plaquetas, tirada hace una semana. Me dijo que papá me llevará al dentista. No tuvo vómitos ni diarrea ni fiebre, ninguno de los síntomas del dengue, solo está bastante apagada por plaquetas bajas. Mi hermano antivacuna me dijo que es todo verso de los médicos. Galeno no le cubre los reactivos, papeleta del Ministerio de Salud o cincuenta lucas cada uno, de lo contrario solo le cubre el conteo de plaquetas. Sería mejor que haya laboratorios públicos o de bajísimo costo automáticos en cabinas.

 

Veo un hibridaje de cepas jamaiquinas para polinizar mis Kosher Haze de la próxima temporada, las Kosher Haze son del choriducto holandés. Podría polinizarlas todas juntas con Malawi Gold regulares y competir con los biochips de Elons y el dengue sin fiebre diarrea y vómitos. Elons también manda virus desde el Starlink, tengo que resistir con faso africano o de esclavo negro de las américas y comer ravioles. Hibridar todas las semillas de faso africano del hemisferio sur que encuentre y mezclarlo con las Kosher Kush y las Kosher Haze del choriducto holandés, o las Dorothy suizas.

22/3

Mañana fresca, luminosa.

Me canso de ser humano, de ser una persona, de hablar, de que me hablen.

Horror en los nervios. Ya salgo al dentista.

Ya está, dolió poco, con unos movimientos de pinza me sacó todo. Ibuprofeno y no fumar, no tomar mate. Incumplo. Sigo con antibiótico cinco días más.

El sacamuelas tenía un pasante y chusmeaban como idiotas, estaba su gato para hacerse una corona atrás mío, tenía muy buenas carnes con su pantantalón negro estirado todo para arriba, pero su cara y el perfume la devaluaban. En mi opinión ese tipo de mujeres tiene concha fea.

 

 

Verónica

 

Siguiéndola por un mundo de subtes para estudiantes universitarios de lingüística me detectan guardianes de fuerzas malignas, soy un saboteador. Me tiro abajo de las formaciones y llego a nuevas estaciones. Verónica se hizo musulmana, la veo con una vestimenta blanca de dhimmi y dos hijos. Los guardianes son temibles asesinos pero no pueden matarme, soy un extraño en este mundo, vivo trescientos metros más abajo. La Corea mundial se quemaba a la parrilla, la habían cruzado con chancho y se comía en la oscuridad, había que comer y dormir cercano a los choriductos fatuos del inframundo con lluvia, comía ratas, tenía mi ducha de sodio después de la curva, cinco hormigones más abajo. Preparaba el aire con porro de Galperín bajo los hormigones, junto al choriducto con auroras de metano. No sabía nada de criptografía ni hackeos, mis compañeros eran un enfermero y un anestesista, yo hacía de botánico. La humanidad había sido sepultada como fertilizante natural y no había sufrido muchos cambios en sus costumbres, cambiaba la humedad y tenía el moco chirle salado, y la eucaristía de una mano muerta. Soñaba con Belén y la música china de comadrejas con pija y concha de unas zorras con cuerpo de gimnastas. Bataclanas kirchneristas.

Robots con vocoder y ojos iridiscentes entraron y mataron a todos para ocupar con científicos esclavos. Yo era un oráculo que mentía con mis plantas. Me dejaban tener la afgana de la Nababa Celeste que me mandaban de los cantones libres, y milanesa de villa, que pensaban que era luz mala. Mujeres virtuales me entretenían un rato y después trabajaba por mil, y a descansar, dormir. El mate, el tabaco, todo igual.

 

                                                                ***

Me gustaría ir a la Marcha del Orgullo Gay de Tel-Aviv. En la de acá del año pasado no pusieron baños químicos y los vecinos de Congreso vieron como los travas garcaban en la vereda.

 

El dolor de cabeza por el blanco de computadora de escribir. ¿Se podría atenuar la pantalla y el teclado de celeste con un tendido Kandinsky?

 

La costra sin yoga del cangrejo. ¿El yoga es de cámara o lo inventaron los sadhus? Los sutras me hacen acordar al Talmud, letanías de dioses y pirámides de setenta jueces en racimo.

 

Con el nuevo implante en el cerebro de Neuralink y la ecuación lineal de Schrödinger un discapacitado podría tener un exoesqueleto para jugar al fútbol, como también un robot. Los autos Tesla ya existen hace dieciséis años. Es raro que Elons no se haya puesto un Rappi. Gallinas y bosteros podrían entrenar contra robots blandos sin dolor y atacar fácil como en la Premier League, pero después te sacuden los laterales de Central Norte de Tucumán. Hay que ir con replicantes a la Copa Argentina, o con placas de grafeno en las gambas. Al Changuito Zeballos lo quebraron en Copa Argentina hace dos años y no apareció más.

 

Hable con Dani que es bióloga y me dijo que si tengo resaca de la pasta estoy re pasado, y me la bajé a lo que me daban en el hospital de día del Borda hace 23 años y soy otro, me desperté de un salto con la alarma del antibiótico al que empalmé el Ibuprofeno y no tengo más dolor, se me fue la pesadilla de la cabeza los ojos el estómago y el maxilar de abajo.

 

 

24/3

 

José Luis Nell iba a la casa de mi bisabuela cuando mi viejo y su primos eran chicos, a bautismos, comuniones y cumpleaños. La familia lo apodaba Guegue. Papá se acuerda que les contaba siempre lo mismo, que venía del Tiro Federal. Exalumno del Colegio Nacional de Buenos Aires, fue fundador del Movimiento Nacionalista Tacuara junto con Joe Baxter. Robó el Policlínico Bancario con una ametralladora y mató a dos personas e hirió a una tercera para llevarse cien mil dólares. Por esto estuvo preso pero escapó, pasó a la clandestinidad y viajó a China. Luego colaboró con los Tupamaros y también cayó preso en el penal de Punta Carretas de donde escapó con otros 140. En Montoneros era respetado. La crónica destaca que le recriminó a Firmenich matar a Rucci con duros términos. En la vuelta de Perón estaba a cargo de la movilización del movimiento de la zona sur. Llegó a Ezeiza armado en un jeep y fue perseguido por los bosques recibiendo un impacto de bala que lo dejó cuadripléjico, otra persona que estaba con él fue ultimada con golpes de cadena. Estaba casado con Lucía Cullen, también de origen irlandés. Ambos eran estrechos colaboradores del padre Mugica. Tras quedar cuadripléjico, después de un corto tiempo, ordenó a sus camaradas que lo llevaran a la estación Anchorena del tren del bajo donde se pegó un tiro por la boca. Su mujer perdió el embarazo y durante la dictadura fue secuestrada y arrojada al Rio de la Plata.

 

 

25/3

 

Pajeros en recesión

 

La vieja con la que me hacía pajas por teléfono me verduguea. Culpa mía por pajearme con terceras sin pagar. Mira mi foto del whatsapp y me comenta la pinta y anota mi dirección y mi suicidio. Estoy acostumbrado al gancho para colgarme, la tengo en el spam. El Google manda los bloqueos al spam. La última vez que le hablé se me disparó una invitación de llamada a un tipo que me vende semillas y me amenazó por incriminarla en algo turbio.. El psiquiatra se me hace el amigo y me reprocha mis negaciones, que tengo miedo y todo el teatro de las verdades, me rompe las pelotas con que me haga los análisis.

 

Las voces de El loco y el cuerdo con Coroniti me rayan, ya no tienen nada que decir y empiezan a gritar. El viernes pasado vino mi sobrino acá arriba y empezó a gritar y a quejarse de la suciedad. Me han hecho el favor de abortarme un hijo.

Mi vieja y yo tenemos dengue, voy a comprar mucho porro y semillas africanas y de esclavo negro americano. Si me da un ataque de hemorragias con los ojos en blanco que me agarre bien fumado. Dejo de existir todos los días un poco. Parece un virus, como una morfina china. Voy a comprar el libro de los chinitos libres y el porro de supervivencia para mi cama, la parrilla blanda del crematorio.

 

 

26/3

 

Me despiertan los cortes de zinc del soldado chamamé en la terraza, está arreglando las filtraciones y las canaletas del techo de la galería, la perra encerrada en el pasillo de mamá ladra al mismo tiempo. Son las doce y media pasadas, pega fuerte el sol sobre el techo de chapa, todavía. El teclado hecho pelota, las teclas se quedan trabadas.

Zacarías Marco y el otro lacaniano en el D.F… no puedo explicar la amarga miseria de ojear lo de esos culorrotos, y el culto a las boludeces de Sánchez y las retóricas de la salud de la moral literaria. Hago reverencias por cansancio, amagues de inclinado chupapija en la guardia para retirar semillas y libros, soy discapacitado y me hago el rengo. Mi cara se deforma sola con una ligera náusea por el mail de papá dejando listos sus papeles. Este cuarto de mierda y comer, plantar, mi terraza, pagar a los bancos... Cuscos y trastos de mierda, insectos. Grito en la escalera.

 

 

Carta a Ramón Díaz

Sr,

Me cuento entre los niños curiosos de usted previos al mundial de España 82’, que lo vimos haciendo pisadas cortas como las de Diego al borde del área y en espacios reducidos, seguidas de disparos altos, hacia los soportes de los travesaños. Todavía recuerdo ese violento descuento suyo a Brasil cuando nos eliminaron. Después no lo vimos en toda esa década salvo por unos pocos pantallazos en el Fútbol Italiano de don Niembro, aunque ya distinto, como una raya mañera de la parca, más parecido al que padecimos cuando volvió a River. He seguido su afán con ojos extrañados, cuando era adolescente. El año pasado lo vi arengando al Vasco da Gama en el vestuario en gran forma física. A mis mórbidos 47 años.

Creo que quizás el único gol que usted no hubiera podido hacer de los que erró y metió Valdano en el mundial 86’ fue el segundo en la final contra Alemania, aunque no se puede saber la suerte si usted hubiera jugado en la selección de Bilardo, pero nunca armar esa jugada de triángulos ascendentes desde abajo que hizo Valdano, definiendo desde tan atrás. Solo me queda como gracia el artero celo de Diego de no ceder protagonismo a su pera floja de caballo de caricatura, o burro, como su paisano Ortega. Deseo que el fútbol todavía le sea un buen pienso.

Gracias.

 

 

1/4

 

Bandoneones de pizarra

Y un cantor chupado

En ayunos de pija,

Cambio a la verdulera

de Quejas de bandoneón

Y lo escucho solo a él

como el fin de la novela

y la mina se va

con sus pasitos nueve y cuarto

A la estación nunca más.

 

 

Chupado en ayunos

 

La piel anterior a los labios levantada por el colágeno de la boca y sus agujeros de aire frío, camiseta, polar meado y los huevos como trombos por la luz cálida. Tengo papel grand, me voy a armar con tabaco unos palitos pegajosos, se me acabó el porro, ¿quién tecleará aquí? Quien escribiría si no estuviera totalmente pasteado y fumando porro. Mañana todavía es feriado, ¿podré pasar el día? Es el último del mes, si aguanto un día más viene el chocolate del porro y las automáticas afganas de banana en el baño. Me acostaré muy tarde y antes de amanecer me empastillaré con plomo, dormiré hasta la noche, esperaré el chocolate distrayendo las horas de máxima necesidad. El porro del Riojano Eyelit es mi plata y la afgana de banana mi oro. Androide gancho en el pingajo fofo del cerebro, pus, o fofo porro de escribir ¡grotesco, groteesco! y tantear con pintines de cucharitas de oler pedo y un pueblo azul naif, sin recurrir a estar tecleando como Terminator, no, hay viento, biología, inocencia y frazadas marciales.

 

pronto estaré en la vía

podré ver venir el tren

desde lejos, acostado,

cómodo

llevaré la almohada,

mi frufrú

y los auriculares

para que no me espante el ruido

y me pase por arriba

sin despertarme

 

 

Ibisca, mi afgana de banana,

y Celeste, blue cindy

solo con ellas puedo alternar

y fumar y fumar

que la vida es sueño

 

 

2/4

 

Me despierta el grito del sodero. Hago un mate. 19 grados centígrados, hay luz, pocas nubes pero se va poblando de algodonozas grandes con puntas grises sobre la casa. Camiones, gente que trabaja. Araña el vidrio El Chino y lo entro.

 

 

3/4

 

Encuentro Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson.