1.11.24

El resto es odio, por Román Bay

 

Con el mismo tono neutro con el que habla sobre cuatro futbolistas que tienen causas por violencia de género, un periodista habla sobre cómo impacta el RIGI en la provincia del Chaco o la declaración de Patricia Bulrich sobre que “el talco siempre se confunde con cocaína”. Aumenta el desempleo. Cae la actividad económica. Adorni afirma que los sindicalistas no te dejan trabajar. En el fangoso terreno de los índices macroeconómicos abstractos, Adorni dice: “El trabajo de reducción de déficit es relevante, antes había un despilfarro de dinero insólito”. Es el ascenso de la derecha y la utopía de la libertad y la utopía de la igualdad y la utopía de la paz y la utopía de la justicia social y la utopía del desarrollo sostenido en la región más desigual del continente, América Latina. Tengo miedo de América. Basta de utopías. Vivimos en la era del capitalismo planetario. Un nuevo tecnofeudalismo nos rige, aúlla y gime. Una miseria sin precedentes nos persigue. El planeta al borde de la destrucción. Víctimas de una época pervertida en un mundo abominable, inmundo. El mercado no puede garantizar la paz social. El negocio de la guerra no puede garantizar la paz social. El belicismo del idiota de Milei y su amor a los perros no pueden garantizar la paz social. Sus declaraciones estúpidamente coléricas no pueden garantizar la paz social. Factores de poder económico y sectores hegemónicos de los medios de comunicación. El idiota de Alejandro Fantino no puede garantizar la paz social. El idiota de Tata Yofre no puede garantizar la paz social. Los hilos no visibles del poder. Intereses creados. Inserto en una tradición espuria. La ironía sucia del estúpido de Milei. Están vaciando la democracia desde adentro. Lamoine, Caputo, Adorni, no son inocuos. Son el veneno de una casta imperial. El sector privado.

Robespierre, La teoría del gobierno revolucionario: «La teoría del gobierno revolucionario es tan nueva como la revolución que la ha traído. No hay que buscarla en los libros de los escritores políticos, que no han visto en absoluto esta Revolución, ni en las leyes de los tiranos que contentos con abusar de su poder, se ocupan poco de buscar la legitimidad; esta palabra no es para la aristocracia más que un asunto de terror; para los tiranos, un escándalo; para mucha gente un enigma. El principio del gobierno constitucional es conservar la República; la del gobierno revolucionario es fundarla. El gobierno constitucional se ocupa principalmente de la libertad civil; y el gobierno revolucionario de la libertad pública. Bajo el régimen constitucional es suficiente con proteger a los individuos de los abusos del poder público; bajo el régimen revolucionario, el propio poder público está obligado a defenderse contra todas las facciones que le ataquen. El gobierno revolucionario debe a los buenos ciudadanos toda la protección nacional; a los enemigos del pueblo no les debe sino la muerte.»

Distopía y tragedia y preguntas y más distopía y más tragedia y más preguntas. Nostalgia de la vida antes de la era de los celulares “inteligentes” que nos estupidizan. ¿Dónde estamos? Dolarización de la economía. Dólar cara chica, billetes rotos. Los gremios docentes reclaman. Decadencia de los salarios universitarios. Gente desesperada  que está perdiendo el trabajo. Pasividad social. Tremendo descalabro energético. Sin subsidios. Milei, el topo que está destruyendo el Estado desde adentro. Milei el zoofílico. Milei el incestuoso. Las grandes multinacionales se van a llevar las riquezas del país. Es un país enfermo. La gente discute por el fútbol lo que no discute por el robo que se perpetra contra el país. Milei se burla de la pedofilia porque él la conoce desde adentro. Lourdes Arrieta, mierda seca, te odio. El diputado pedófilo de La libertad avanza, Germán Kiczka, representa el código de conducta de tu partido. Tetaz , basura inmunda. Patricia Bullrich, energúmeno aberrante. La cultura es un derecho ganado que tiene que estar al alcance del pueblo. No es un gasto oneroso apoyar el cine argentino, llenar las bibliotecas de libros para las escuelas públicas. El neoliberalismo, como sugiere Wendy Brown en En las ruinas del neoliberalismo. El ascenso de las políticas antidemocráticas en Occidente (2019) se dispone a destruir conceptual, normativa y prácticamente la existencia de la sociedad y la idea de lo social. «El ataque neoliberal a lo social (…) es clave para generar una cultura antidemocrática desde abajo, al mismo tiempo que para construir y legitimar formas antidemocráticas de poder estatal desde arriba». «(…) si el gobierno funcionara como un negocio, especialmente el tipo de negocios de su padre y de su suegro, los ciudadanos-clientes se volverían sus objetos de ganancia, desprotegidos, explotables y manipulables.»

Que el imbécil de Mariano Cúneo Libarona exprese ante la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados de la Nación, que rechaza la diversidad de identidades sexuales que no se alinean con la biología, a las cuales consideró inventos subjetivos, desconociendo así las vidas reales y concretas de miles de argentinos y argentinas no tiene que asombrarnos. Los dinosaurios están en el poder. La desigualdad es cuestión de género de y de clase. Depende de quién cuente la historia podemos ver qué actores sociales quedan fuera del cuadro. La cultura tiene que ser inclusiva y empática. Otra excusa para la piratería global internacional. El exceso de información finalmente desinforma. El ascenso del individualismo como estructura social. Los legados de la esclavitud, el colonialismo y el patriarcado se actualizan en estas pantomimas neoliberales en su vertiente posmoderna y “libertaria”. Un discurso que reduce la libertad a la censura y la coerción.  Que los esbirros de Patricia Bullrich repriman con palos y gases pimienta a los jubilados, que reclamaban frente al Congreso contra el veto del oscuro presidente Javier Milei a la ley de movilidad es un reflejo cabal de la crueldad de nuestra época. Fuerzas sociales reproducen la superioridad y la hegemonía masculina. El nefasto Adorni expresó: «No hay que tener miedo a a represión, hay que tener miedo a los que incumplen la ley. Todo se hace dentro del protocolo para mantener el orden. ¿Hay que pedirles por favor que se corran de la calle?» Como apunta Wendy Brown: «La libertad sin la sociedad destruye el léxico por el cual la libertad se vuelve democrática, unida a la conciencia social y anidada en la igualdad política. La libertad sin la sociedad es un puro instrumento de poder, desprovisto de las preocupaciones por los otros, el mundo o el futuro».

Wendy Brown: «(…) el ascenso de la razón neoliberal, el ataque a los social (…) ha sido tan relevante como las más conocidas facetas del neoliberalismo (…) a la hora de construir poder corporativo, legitimar la desigualdad y lanzar un nuevo ataque formal contra los integrantes más vulnerables de la sociedad.» Como si esta época, en general cualquier época, no fuera sino un largo recitado de desgracias y tragedias. Sobrellevamos nuestra tristeza a carcajadas histéricas. Entre fantasmas y muertos transcurren nuestros días, acá, en esta oscura región del cono sur.

Medidas intimidatorias. Amenaza verbal de recurrir al uso de la violencia. La nueva derecha de influencers. Inercia popular. Una nueva subjetividad de odio. La ideología de la clase dominante. Milei propone desplegar la figura del odio desde el aparato de Estado. Milei, topo pederasta, representa una cultura de la crueldad. Una parte de la sociedad mira y asiente. Débiles cacerolas se escuchan batir. Tecnofeudalismo. Mecanismos de animalización de sectores populares implícitos en políticas que recortan drásticamente derechos. La plaga de la desocupación. La debacle industrial. Lo que aparece como una amenaza. Grupúsculo de fascistoides.