30.7.19

Virginie Despentes: Tenientas corruptas (fragmento)



Escribo desde acá, desde las invendibles, las torcidas, las que tienen la cabeza rapada, las que no saben qué ropa usar, las que tienen miedo de tener mal olor, las que tienen los dientes podridos, las que no saben cómo hacerlo, esas a las que los hombres no les hacen regalos, esas que cogerían con cualquiera que quisiera hacerlo con ellas, las más turras, las putitas, las mujeres que siempre tienen la concha seca, las que tienen el vientre abultado, las que querrían ser hombres, las que se creen hombres, las que sueñan con ser actrices porno, a las que les dan igual los hombres pero le interesan sus amigas, las que tienen el culo gordo, las que tienen el vello duro y negro que no se depilan, las mujeres torpes, ruidosas, las que lo rompen todo cuando pasan, a las que no les gustan las perfumerías, las que llevan los labios demasiado rojos, las que están demasiado mal hechas como para poder vestirse como perritas calentonas pero que se mueren de ganas, las que quieren vestirse como hombres y llevar barba por la calle, las que quieren mostrarlo todo, las que son púdicas porque están acomplejadas, las que no saben decir que no, a las que encierran para poder domesticar, las que dan miedo, las que dan pena, las que no dan ganas, las que tienen la piel flácida, la cara llena de arrugas, las que sueñan con hacerse un lifting, una liposucción, con cambiar de nariz pero que no tienen dinero para hacerlo, las que están desgastadas, las que no tienen a nadie que las cuide excepto ellas mismas, las que no saben cuidar, esas a las que sus hijos les dan igual, esas a las que les gusta tomar hasta caerse al piso, las que no saben guardar las apariencias; pero también escribo para los hombres que no tienen ganas de cuidar a nadie, para los que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no saben pelearse, los que lloran fácil, los que no son ambiciosos, ni competitivos, los que no la tienen grande, ni son agresivos, los que tienen miedo, los que son tímidos, los que son vulnerables, los que prefieren ocuparse de la casa antes que ir a trabajar, los que son delicados, pelados, demasiado pobres como para gustar, los que tienen ganas de que se los cojan por el culo, los que no quieren que nadie cuente con ellos, los que tienen miedo por la noche cuando están solos.


Tomado de: Virginie Despentes, King Kong Théorie, Éditiones Grasset & Fasquelle, París, 2006. 

Traducción: Mirta Nicolás.