30.1.24

La taza llena, por Robert Creeley

  

La edad no sabe más que de sus quejas.

Jamás se recuperará el tiempo pasado.

El hombre y la mujer quedan abandonados a sí mismos.

 

Cuando era joven el tiempo me parecía breve.

Me apresuraba de un día a otro como si me persiguieran.

Ni bien descubría una cosa, al instante otra cosa me poseía.

 

Al amor no le hice preguntas, era algo

que no se predecía, no era tema para mí tenerlo o no.

Incluso ahora me pregunto si me rehuirá.

 

Hice lo que hice porque tenía que hacerlo

ya por necesidad personal o ajena. Finalmente

se torna imposible vivir y trabajar sólo para pagar.

 

No sé de dónde vengo ni hacia dónde voy.

La vida es como un río sin principio ni final.

Ha sido mi compañía toda mi vida su humedad,

su movimiento constante.

 

La única sabiduría que tengo es la que me dijo alguien:

no tomar ni recibir más de lo que puede manejarse con simpleza

Traer una copa llena desde el pozo.

 

[De On Earth]

 

En: Autobiografía y otros textos, Robert Creeley, traducción, prólogo y notas de Germán Carrasco, Santiago de Chile, Ediciones Universidad Diego Portales, 2010.

22.1.24

Los perros ladran, debemos estar cerca, por Guillermo Neo

  

Los esclavos

 

El esclavo

que a su vez tiene un esclavo

le dice a su esclavo

que si quiere ser libre

le deberá pagar de por vida.

 

El esclavo del esclavo le pregunta:

¿Cuándo terminará su esclavitud?

El esclavo

que a su vez es amo

le dice que no tema,

que todos somos esclavos.

 

El amo del esclavo

que tiene un esclavo

y no es esclavo de nadie

dice que leyó en un libro rojo

que un esclavo

es todavía más libre

que un obrero asalariado

y que un empleado bancario.

 

 

 

 

 

En estos días quietos

 

En estos días quietos

por fin

no me estoy perdiendo de nada.

 

Terminó

la imperiosa necesidad

de estar en tal lado

o en tal otro.

 

Se suspendieron

todos esos eventos

donde iban a suceder

no sé qué cosas importantes

de la cultura de nuestros días.

 

Hoy

no estoy faltando a ninguna cita.

 

En estos días quietos.

Trato de coser

en el sentido de remendar.

 

Trato de suturar

en el sentido de curar

los baches de mi formación.

 

Recuperar el tiempo perdido.

Volver al origen.





9 de febrero de 1986 

 

Fuimos por el camino negro,

bajo un cielo negro,

hasta donde se termina el asfalto.

Nos detuvimos en la banquina.

 

Buscábamos al cometa Halley 

No vimos nada,

volvimos mientras amanecía,

el cielo nos abrazaba.

 

 

 

 

 

Samborombón

 

I

El patero se acabó.

El patero de uva chinche.

Habrá que volver a la viña de Bernal,

Sarandí,

Brandsen,

Hudson,

Punta Lara,

A la costa mal oliente,

la costa empetrolada.

 

II

Las grúas firmes

sostienen el cielo de Dock Sud.

Los ductos inflan los pulmones de Villa Inflamable.

Aún así,

la flora resiste y crece

y los peces se mantienen plateados

nadando en aguas opacas.

 

III

Las torres de hierro

guían los cables de alta tensión.

Parten de la subestación de electricidad

de la Costanera Sur,

bordean la costa por varios kilómetros,

hasta que por fin se meten en la pampa,

y las perdemos de vista.

 

 

IV

Los sauces avergonzados

cubren la pobreza,

arropan las casas de chapa y cartón.

Un alambrado con ligustrina florece

después de todo.

 

V

Acá en la costa de Sarandí

los militares ultimaron al poeta Miguel Ángel Bustos,

el poeta de Parque Chacabuco.

 

VI

En los campos del Tuyú encontramos

la tumba de Santos Vega,

diestro con la guitarra y con el cuchillo.

 

VII

La sequía nos deja ver el lecho barroso

del arroyo “El gato”.

La garza blanca

enchastra sus patas

en el lodo.

Los perros le ladran

desde la lomita.

 

VIII

Donde la gran llanura entra en el gran río.

El encuentro barroso de dos grandes.

En Samborombón,

la pampa y el río

son la misma cosa.

 

IX

Siguiendo el sendero de los pescadores,

que va bien pegadito a la orilla del canal,

salimos a la desembocadura

Y allí la vimos,

inmensa y sencilla.

La bahía.

El mar marrón.

El mar sin sal.

 

X

En 1939, cuando los buques

empezaron a cañonearse

en pleno Río de la Plata,

los pescadores en la costa

pensaban que tronaba el cielo.

Pero había sol.

Sol y truenos.

Subieron a los médanos y

vieron los relámpagos rojos de la pólvora

del acorazado alemán, y del inglés.

 

XI

Esta es la ría que dos veces por día se queda sin agua.

Este es el puerto donde los barcos quedan en la arena.

Donde se comieron a Solís.

 

XII

Sudestada: el río se mete en la pampa.

Bajante: la pampa se mete en el río.

 

XIII

Ahora, el río se fue muy lejos, muy lejos,

casi que lo perdemos de vista,

casi que lo cruzamos a pie.

 

XIV

En la ribera de Punta Rasa

el riomar pasa de azul verdoso

a un rubio barroso.

 

 

 

 

 

Un poco de ejercicio

 

El Gran Maestro expulsó a los poetas. Les dijo:

“Salgan a la luz, miren y cuenten al mundo lo que sienten”.

Al salir, los poetas mantuvieron este diálogo:

 

¿Ejercicios?

Sí, piénsalo como si todo fuera un continuo ejercicio.

¿Pero si son ejercicios, no deberían ir mejorando día a día?

Son irrelevantes, serán leídos apenas por un puñado de personas.

 

Elige un tema, el tema del poema.

Por ejemplo: el miedo,

el sonido de la respiración de un niño.

 

Elige una imagen, la imagen del poema.

Por ejemplo: el aire se enfría rápidamente en las tardes de otoño.

 

¿Dónde está el poema?

El poema está adentro de esta coraza de palabras.

Acá no se ve nada. Está todo muy confuso. El poema es engrosar una estructura.

 

¿Qué son las cosas?

Las cosas son el motivo de la poesía.

Sin embargo, las cosas también pueden ser solo su nombre.

 

¿Qué es la belleza?

La belleza es un vaso con soda.

Sin embargo, la belleza también puede ser cuando en el aire hay olor a pasto quemado.

 

¿Qué es la culpa?

La culpa es como cuando en las vísperas del invierno buscamos conservar el calor de la casa.

Sin embargo, la culpa también puede ser una postura estética.

 

¿Qué es el olvido?

El olvido es como esos jardines semiabandonados que rodean a los hospitales.

Sin embargo, el olvido también puede ser solo un poco de calma.

 

¿Qué es el infinito?

El infinito es todo lo que quede, el día que nosotros ya no estemos.

Sin embargo, el infinito

también puede ser cuando el horizonte de la pampa

se junta con el horizonte del Río de la Plata,

allá en Samborombón.

Sin embargo, el infinito

también puede ser esa habitación

donde dios fracciona en partes iguales nuestra suerte.

¿En partes iguales?

 

¿Qué es el instante?

El instante es el punto preciso en que nos percatamos que vamos a morir.

Sin embargo, el instante también puede ser demorar lo más posible el final.

 

¿Qué es la humillación?

La humillación es que te obliguen a olvidar tu propia lengua.

Sin embargo, la humillación también puede ser tener solo 10 pesos en el bolsillo.

 

¿Qué es la rabia?

La rabia es dolor.

Sin embargo, la rabia

también puede ser irse al monte con un fusil y un cuaderno en el morral.

 

¿Qué es la mirada?

La mirada es ir de caza. La caza de las cosas.

Sin embargo, la mirada también puede transformarse en una pregunta.

 

¿Qué es la luz?

La luz es la develación de la imagen.

Sin embargo, la luz también puede ser identificación.

 

¿Qué es la razón?

La razón es el indio manso.

La razón es la vuelta de Fierro.

Sin embargo, la razón puede funcionar como un refugio.

 

¿Qué es el horizonte?

El horizonte es hasta donde se puede oír esta canción.

Sin embargo, el horizonte también puede ser salir de nuestro caparazón.

Sin embargo, el horizonte puede ser esa repisa

donde se apoyan el sol y el arco iris.

 

¿Qué es el límite?

El límite es el bosque que rodea mi aldea.

Sin embargo, el límite también alambra mi deseo.

 

¿Qué es la épica?

La épica es la gesta y la espada.

Sin embargo, la épica también puede ser

guardarse como un topo para sobrevivir.

Sin embargo, la épica puede ser un gol sobre la hora.

 

¿Qué es el héroe?

El héroe es el que lleva en su cuerpo las marcas de la batalla.

Sin embargo, el héroe también puede ser Sancho Panza.

¿Qué es el futuro?

El futuro son las celebraciones, las celebraciones magníficas.

Sin embargo, el futuro también puede ser un juego.

 

¿Qué es el mar?

El mar, es esa manta verde que llega hasta el cielo.

Sin embargo, el mar también puede ser indefinible.

¿Sugiere que el mar merece más, sin embargo?

El mar también puede ser un muro acostado.

Sin embargo, el mar

también puede ser un conjunto de hojas en blanco

que nadie pudo escribir, ni pintar, ni nombrar.

Sin embargo, el mar no es más que un gran pozo.

 

¿Qué es el cielo?

El cielo es esa pintura al óleo siempre inconclusa, siempre cambiante.

Sin embargo, el cielo también puede ser un mar en el techo.

Sin embargo, el cielo es el cincuenta por ciento de todo paisaje.

 

¿Qué son las palabras?

Las palabras son cosas formadas por letras, pintadas con tinta.

Sin embargo, las palabras también pueden ser un abismo al vacío.

 

¿Hay una palabra hermosa?

Ojalá. Ojalá, es una palabra hermosa.

Sin embargo, ojal también es una hermosa palabra.

 

¿Qué es escribir?

Escribir puede ser una forma de seguir.

Sin embargo, escribir puede ser una forma de tener.

¿Qué son las preguntas?

Las preguntas son la fórmula del verso.

Sin embargo, las preguntas también pueden ser un perro con la lengua afuera.

 

 

Tomados de: Guillermo Neo, Los perros ladran, debemos estar cerca, Copo de Nieve, 2023.-

15.1.24

Conchalbos ventosos, por Santiago Armando

 

Mucho Viagra, traigan

Que llegó el Tren de Aragua

Esto no es un poema

Esto no es un autor

Esto va por las pajitas de laucha

En la Faz del Creador

 

La artista plástica Dulciora pimta

En el Tango 01 a la Antartida

Los flajtazos de Velázquez

Y los conchalbos de Fátima

 

Y Forro e’ Viagra

Y Ensalá de Bagre

Comen Sushi Pessoa

Del piloto de Charlie

De Constituyentes y Biafra

En Matasamoas

 

Como el Egipto antiguo al revés

En el alto las serpientes

En el bajo las águilas

Con el corte

De la cordillera

Con los desfiladeros cimitarras

De la Antártida

 

Durante el verano

Alquilan en lo de mi vecino

Un montón de gentes

Pero lo que las distingue

Es la alarmita de correcamunos

Del Toyota Ethios.

Estos de ahora

Hacen asado

De goma quemada

Y no puedo salir a la terraza.

 

Uniendo El Maldonado

A Alfredo Zitarrosa

 

Carefree  de orto en el barbijo

Voy cantando en el D

todos ponen cinco lucas

Para mi terreno en Epuyén.

 

Las armónicas góticas

Sobre las vendas de piel

Con la música rota

Bajo el Maldonado por el D

 

En el D por Palermo en Santa Fe

En Pueyrredón

Se abre a Medicina

Callao Tribunales Obelisco

Catedral y el bajo

Hasta Carrasco

Por el subfluvial de Jorge Macri

Y sigue y sigue a Maldonado

 

Puestos de churros y parrillas

Pizzerías y almacenes

Porro de menta y chocolate

Para la quincena kermés

 

A las mansas playas

Llega en el Subte D la criollada

Con la heladerita

Y el mate.

 

* 

 

Churro de churro relleno ego trip

En la vereda del bar de Florida sentados afuera Teresa, Hugo y Mariano. Luis escupía papafritas. Nadie notaba el puesto de churros al lado de kiosco de enfrente y le pedí tres con baño de chocolate rellenos con piedritas de turrón de Flandria, y cuando me senté hice el gesto de pinchado para un agua con gas. Luis Thonis se paró y cruzó hacia el puesto, Mariano se pidió un Cynar con agua tónica con baldecito de hielo, Hugo un completo con pan flauta y birra que comía despacito e inclinado, jamás comentaría de Sánchez, ni un comentario que Hugo hizo de Leónidas, Teresa su cafecito apoyado en la mesa fuera del plato había llegado antes. Les pregunté si daba para fumarme un Himalaya y animados pasamos hasta que nos pedimos las llaves del bar para dormir sobre las mesas por turnos a la luna con mis armónicas, se acercó Bértola con duchas y piletas, gente, voces y fiestas con piernitas que Teresa enroscaba con espumamte y tling. Feliz año. Había mucho ruido para mis cumparcitas pero el viento del río y mi corazón me hacían organitos de chamamés tchaicovskis muy suaves.

 

Tiras de criptografía en el horizonte de los sucesos

 A Julio Navarro

En el laboratorio oscuro se mueven y transmiten en los nanotubos conectables, y así van los subidores y cloaqueríos de documentos de la estación espacial a la que se entra por el ascensor de grafeno con álgebra booleana a sumarse como hormigas chinas negras, silenciosas, brillan, todas acarrean detritos en turnos de ocho horas de baños luz. Los caracteres hacen sus retruécanos y buscamos sus corredores de gusano para poner quejas de agua fría en el tinglado del viento espacial que mueven los busardos gravitadores de los cinturones de Van Halen. Todos tenemos que contribuir, repito, la colectividad desnuda con máquinas de coser criptografía Singer, y el mate discreto y mirada a rosas por la calma de la costa que sopla, y mueve, y otro poco. Somos muchos y buenos, y estamos solos y bingos  correveidiles al del otro lado de la puerta en la estación sin fotones de electricidad ni internet, sino con tiras movibles de silicio actualizada en el horizonte de los acontecimientos, por la autopista del desierto azul, donde el espectáculo de las civilizaciones no llega a atardecer, ni hay fuego que mirar para aquietarse. Tenemos que redactar en triguitos y serpientes de caracteres Lao porque los carniceros de escritores allá en la morgue de Gumptar son la ruina y lápida de la civilización con parrilla de bufos y demenciales ruidos ambiente.

Los medidores atómicos del grafeno hacen clips booleanos a la punta de mi birome en órbita, mis Graphs sin fotones ni electricidad, con cursores de silicio en el tapiz de la vía obrera de folklores endogámico se tocan en las puntas frente al Pasaje de Drake, rodeados de presencias y roces y transportes con turistas del continente donde dobla el camino a la costa del Cabo de Hornos con playa. Hay que acercarle un bondi a Juan Terranova que viene con sus chismes geopolíticos de la Antártida y brindarle un bar de sanguchitos y todo en los los murallones de Ushuaia, como Escocia, Noruega y Svalvard.

 

Que se corran las gordas

Las argentinas de nado sincronizado riman juntas en la goma de la piletita al costado del dedo batutita del Príncipe Alberto de Mónacos II.

Y se lanzan. Hacen hélice uniendo los pies, rotan a calamar spiedo y se arman como tinglado ruso y arreglan las cañerías del ascensor de grafeno subiendo con sus figuras troqueladas trepadoras, su gimnasia es un método que copian los mecanismos para mover basura de órbita baja y los piques y frenos con techito de cedro azul de las casas de don Tesla García que nos procuró allá arriba y nos dan reparo. Las casas Kandinsky que hizo en el Ipad mientras esperábamos su disco son azules y los primeros humanos del reverbero azul para las prácticas del sonido del sistema ya han llegado y son mujeres florentinas y de Trieste.

 

Me cansé de escribir

Como una mosca con huevos

Frenético

Y el psicoanalista contesta

No es verdad, que multiplico las moscas

Y los ojos se exponencian de sed de

¡Mierda!

Contesto ya sé

Pero no los dejo mirar

Con la marea del poché izquierdo

Bajo busarda

Escribiendo en el teléfono

Con mi dedo índice izquierdo

de momio