21.9.23

Hotel Pandemia, por Santiago Armando



De madrugada en la Oficina aérea de indigentes atiendo a los crotos tempraneros que suben con mate y achuras crocantes con limón y sal, les pregunto si les interesa una lectura y me chistan porno teléfono. En los edificios desmontables estamos bien, muevo los bloques con balcones de parrilla y vegetación como los tetris con un portero electrico con cable y se dispersan por el aire las viviendas hacia el leve tráfico en vaivén. Juliana Awada pasa año nuevo en los baños y cuartos con fuegos, le cocino mollejas en el wok, hay baldes con Coronas, pero me pide un doble Malbec a la ducha. Los extraterrestres están entre nosotros. Esto cambió la política de nuestra acción social que nos iguala con esas caripelas del noticiero. Que les entreguemos nuestro Mónaco volante de crotos, que les abramos nuestro Jockey Club a los aliens, se le quejan al Ministro. Pero ah, ¿son hermadroditas con humanos? Llamen a Elvy, Juliana viene, a la cumbieras mueveculo de River se las dejamos a Los Copitos.

 

Mirtles

A la ONU

Abuela porteña venezolana cuenta cómo una hija le fue chupada por el campo de concentración mapuche binacional.

 

Me hacía acordar a Edmondo, me gustaba aquel lagarto comadreja crestaepollo, me meaba de solo ver el cepillo que tenía cuando estaba en la escuadra evangélica que me sacó de Caracas, y quise conservar las cerdas de un quincho de la región Bio Bio en Bariloche y le pedí un hijo al Rulo esa misma mañana en el telito Calefacción, y cayó la razia, en el campo de concentración nos enamoramos. Le gustaban los nombres de villeros porteños y me dijo Naiara, al que agregué Samantha Xiomara, como la nueva bomba budista tucumana de la birra de River. Naira, ah, llegaron los técnicos coreanos y les vendimos dogos, el viejo Tuni vivió muchos años en los fiordos chilenos. El campo de refugiados es un paraíso liberal, el campo de concentración es más parecido al psiquiatrico familia escuela de Buenos Aires, y jugaban con nosotras las psicólogas argentinas. El Rulo se fue con una pelirroja pasante de la UBA, apareció la mina y dejó de mirarnos, mi psiquiatra me perseguía con fotos de ellos, viven en Canadá. En Argentina nos daban la medicación gratis por el PAMI, ahora solo el cincuenta, igual que al hermafrodita alien que se niega a procrear con humanos, y no les dan Clonazepam, que les vendemos, y les hace muy bien.

 

Naiara salió al bosque y llegó hasta un fin del mundo enrejado, muy boscoso con luna y una laguna y una curva, quiso pasar la reja y fue fulminada por el domo de defensa. Yo me desmayé y desperté en Témpora, un psiquiátrico de Palermo, con el cerebro descompuesto, deconstruido, como se dice, mi cuerpo liberó una sustancia que hizo a is órganos invendibles, inútiles. Me separaron de los aliens y me dieron el DNI, pase de transporte público y pensión por mi habituación petera en los pasillos del subte, y me dijeron que no debo ser molestada para otra cosa que para escribir para Nuestra Señora, la Emperatriz del Universo, y soy corregida por las monjas, que prefieren chuparle la pija al señor. Son muy frambuesonas con él.

 

Juan Bernardo Neustadt

 

Dictado a Claudia Cordero Viedma en shorts una tarde otra vez con el traje de baño rojo con los huevos para afuera, verano del año noventa y tres, ya en casa de barrancas de La Lucila, Tiempo Nuestro, con vistas de tablas y veleritos del río:

 

Había llegado a Colorado desde Mendoza, con el documento de identidad ecuatoriano… fumando fui sumando unas nacionalidades con la flauta de madera cruzada rumbo a lo del viejo kush de la paragua en Antwerp, Colorado. El abuelo paga el Nefli de la muerte porro por un mal fulbo: unas cusqueñas con suecas en Pompeya, y todo el paquete gorosito. Tres de la tarde. Debería auspiciar la hora del orgullo del porro con un buen cuete. Miss Porro era Ava Kavafis, y el enguascado,primero un empleado de la Global Fass Kafkiana, (pero estos ruidos mejor, el nocturno de heladera Siam de la computadora me atraviesa el cráneo y me acuesto, soy un simil geronte en inverno, y llega septiembre a tiempo) el cuerpo se licúa en verano con tus besos en la terraza con toldo, y el aire acondicionado abierto.

 

Colores de la paragua

 

Las ficciones muchas veces hacen metafísicas que tienen resultados impredecibles en el mundo, como el Copito que usé por años de Phillip Guston en la librería. Para muestra Un Botón: Por Avenida Corrientes y Microcentro se ve claramente el policía de la ciudad biotipo paraguayo de un metro setenta y cinco de gimnasio, con talante de brasilero en feria de turismo. Pero las castañas flacas de largas piernas uniformadas, de la Metropolitana, con esos pantalones, nunca se vio, con espejados que escoltan la horrible reja de la Casa Rosada, los que se robaron la estatua de Colón en su heráldica proa proverbial, regalo de España en nuestro centenario en el patio del Gobierno, hasta que le hicieron la circunvalación y enrejaron y el museo subterráneo y le pusieron esa reja barata. Los copitos son un chiste de Cancillería, Expósitos de las Mercedes. Le pego al brillo de los espejados una sombra del huevo con el pinzado, retráctil a su enchupinado. Veo los clubes de clanes de clones paraguayos adventistas, veo al Gato Sessa agarrarse a piñas con Chilavert en las cuevas de cambio para quedar bien con los  barras cambistas. Conversando con los nuevos proxenetas de traje negro, corbata negra, camisa blanca y rulos brillantes, que también venden cocaína. La Máquina de Hacer Paraguayitos fue incorporada al estado durante el Gobierno de Macri en CABA.

 

Haitiano

 

Colgado Massa en Plaza Miserere, pasan las comparsas de Las Tunas junto al cajón blanquito con venecitas de vidrio y corazones verde y azul de Magdalena Galnarimi. Gatillada en la frente y sodomizada por revólveres y puñales de preadolescentes, el espíritu santo vuelve al mercado celeste con camisetas de fulbo y píos y graznados mamertos del Tigre. Unos pibes juntan para el tabaco y pagar un Rabo de anti-nube, unos días de cama… El lumpenado lamprea al tacho las medias rotas, calzones flojos, vende las pilchas del último fin de año que salió de noche y aporta pan viejo de rayar milanesas. Hablan del precio del kilo de milanesa. El billete dólar lo venden barras de calle Florida arriba del Ateneo, los pendejos que se hacen los financistas a veces entran en relaciones con ellos, ¿querés cien dólares, gordito? Y se lava el culo en una bañadera de plástico doble del hospital Garrahan, se pasa un  cepillo con un rodillito al costado para la zanja, “estos son para viejos suecos”, me dice: Ah, son buens los canadienses también. En Nordelta todo normal, habla una Morsa con Moco y barba con dos canas civiles Biotipos Paraguayitos con Espejados. Ayer vi brasileros más terminators con nuestros cueros y gafas oscuras junto a la babosa de billete canuto calle lateral de la AFIP, en Plaza de Mayo, sacaron el cartel de Ministerio de Economía y le pusieron AFIP, nadie dice nada de eso, en plena Plaza de Mayo, el Sponsor al fin. Nadie se imagina lo que era la Plaza de Mayo los sábados.

Tras la ventanilla privada con vidrios negros en la entrada: “Porqué tein qui pagá al goberno fedr-ralu ocosssumo extern dum país livre qui dmánda, ne, ¿o qué faz o estado arginchino n meu interés?, y, qué lindo es el fulbo…¿nó?. ¿Ese?, dijeron, y le cortaron la nariz y la mano del teléfono al brasilero terminator con nuestros cueros y espejos, ¡y un jean del once para arriba! Llueven papeles del ministerio. Un Plan Aduana 3000 socio de Boca para hacerse socio de Boca y pagar con débito y votar, pero no, votan los que tienen tarjeta de crédito, como en todos lados. Con la débito del ministerio de acción social nada, ¡quiero participar de algo! y no, (me toman la de débito en Amazon que toma cualquier cosa y solo puedo usar el Kindle, Adidas Argentina no me la toma, ni Buscalibre que tengo que ir al Pagofácil, hace poco no pude garparles un Rabo de anti-nube veintiseis lucas, y se fue a cicuenta y dos. Pero le pude comprar a mi ahijado la camiseta del campeón varios meses antes de control de gastos de mi tarjeta discapacitada, la última con las dos estrellas, pero el fútbol es infinito y se actualizan las camisetas por semestre. Messi en el Inter es Copito Rosa, botines rosas, queda para mi ahijado la negra suplente del Inter que me pidió.) ¡y me afanan todo si me pido algo de afuera, si llega a la aduana lo reparte un intendente paquero en un acto!, en una plaza, mi Erogando Trizas donde Gotas de lo Variopinto de Lorenzo, dos ejemplares, en manos de una niña… El espíritu santo sabe de armonía peronista. Y se quedó la plata el gallego que publicó su último libro. Bien por ese señor.

 

 

Choriducto al Golf

 

Vivir en un velero pagando amarra en una marina no va más, los soretes de los locadores náuticos se encaraman, se acurrucan en el amarradero y babea el pasto del barrio con canchita de golf y amarra a casa, se ve desde los balcones la mancha espesa, las olitas sobre la hierba del green encajonado. Se acercan los guríes, un bully empuja a un distraido al plasto marrón de culones, sin anteojos ni saber nadar, los buzos reculan, -Todos tenemos problemas, dice Massa. Mejores recodos hay en el delta que tiene corriente, pero guarda el pampero retroactivo de sorete, si está alto el choriducto. Siempre la misma solución final en el horizonte del Tigre: nos tapa la mierda, baja el río. Nos comen los aguiluchos si Nordelta no termina la Swiss Medical. La flota de remises artillados de Rúben Culos está poniendo la plata ahora, y cuando paso hacia la inyección veo que el edificio ya tiene paredes, avanza firme la Construcción de la Swiss Medical de Nordelta.

Feriado en el Subte fin de Agosto comprime el tracto de sorete el Subte D, todo pinchado está el Maldonado ese, riesgo de riego de sorete por aspersión en Plaza Lavalle en verano. Dormía calentito un croto en el pasillo de la estación Tribunales, ahora lo recuerdo con el sombrero en la cara y parecía estar riendo.

 

Sobre la Guerra Sátira

 

El paisaje en el espacio es mayormente monótono, negro y estrellas, negro, y estrellas... ponés los platines hasta una nebulosa a ver un paisaje de gases, esas cosas de Mofluscus... tocino lagarto. Hacer una guerra en el desierto era algo muy común y solitario, no todo es acción, hay que dormir flotando en el espacio a veces, a veces te despierta la alarma por un movimiento que hace para que no pegue un asteroide, podés apagar la alarma si no es un atacante y que no te perturben, aunque tarde o temprano aparezcan a atacarte. Los guanacos acá solo joden para matarte, eso es lo bueno, acá no hay metaverso... acá, es ver quién va a a matar primero con sorpresas. Y hablo así porque me gustaba la sátira, la guitarra y todo eso... y lo que viene consigo. Porque está la guita, y la guitarra por separado, y yo quería, quería, ser escritor.

 

Soy guardia y guarida de drons del Ministerio de Acción Social en la regulación de los Aliens adventistas y hago mi guerrilla a los controles de todos los cuadrantes de la agricultura de porro en repollos de guasca que fuman los aliens, Ley REPROCANN 27350. Somos gárgolas, personal de seguridad, Metatrones de la Armada.

 

La mañana vieja se renueva en Plata, la primavera se consagra en Noviembre, después el foco alógeno de verano bajo la chapa hasta bien entrado Mayo, Léon Bloy, frío, lluvia, tormentas eléctricas hubo, y un granizo, privaciones, led, mala vista. Mate, la tormenta eléctrica con paredes de ladrillo hueco. Rivotrilhs! compra un brasilero.

 

El nominal en señal de traide, enseña Fräulein Fraude, solo esa acción humana, en ciudades, suburbios, todo el tiempo garpar. El ingeniero social comunista no había concebido nunca lo que son las colas encadenadas de los adelantados pagacuotas de pagar-pagar, desde acá se ven como la muralla china, y ni un crack de viejo con fentanylo quietito en la fila con cinturón de pañales entre los peones de la caja de cuotas adventista toma-terrenos que presta pesos en el local de al lado. Con la nueva ley de propiedad privada en órbita baja y planetas donde nos podamos colgar rige el Conectar Propiedad Privada. El trabajo de colonias subterráneas en climas y suelos adversos lo atienden los japoneses. Corren las motos pizzeras con horno en el holograma azul del tráfico del West Sterling. Escucho La Colifata. Coca sabor original de vidrio helada, dulce de leche con tostadas. Le hago un descanso a la fugazzeta sin aire.

 

Se sigue fumando el horrible sorete de siempre, y me tengo que dedicar a la literatura, pero puedo cultivar autóctonas, hacer mi landrace acá arriba. El cannabis tiene futuro, la hierba siempre fue el futuro, y más con la fotosíntesis de semillas originarias, para el chino de hoy. Encontré dos índicas japonesas: Dosuko y Obi. Vinieron los Dupont con el Nylon y las drogas con el sufijo Dona, la DEA, La Metropolitana Catedral y el Google Mercado Libre y el REPROCANN Ley 27.350 y las sacaron al toque, antes mezclaba Nozinan con Mcdonald’s y me iba a un concierto de Bach con instrumentos de época en el CCK con todos viejos en pascualinas y juntaba fibromialgia, cáncer, LED, pantalla, jogging, pero ese paraíso se perdió. Mis afganas nacen, voy a fumar mejores índicas el año que viene, si Dios quiere, Ah, Pañal de Sumo/de Cáñamo, aguantacachas, sobado abierto el bolsillo al Budo.

 

El índice Critical Sorete no molesta a los chinos, chino toma passtilla y come sorete.

Liliq Montoya tiene diez bancos de pesos y presta, su familia es de River, 816 de oficio el blue, y el Banco Central sube la tasa y ya me confirmaron el bono trimestral. El porro es un rigor doloroso con sorete de tranza en la antiaurora y allá abajo en Punta del Este todo el pelo largo y la barba de Feinman en verano con una Harley Davidson verdecita como la de George Clooney y montada atrás una cobrax de Awada de cúbito con shorcito de jean y fleco mediatanga, la ojotita brasilera con arenilla en las patas, polvo, y largos atardeceres de mar con tabla.  

 

Le pongo talco al teclado, mi hermana olvidó que le dejé el ungüento CBD para las manos. Ahora no veo las teclas por el talco, pero no le pifio más al Tapiz. Teclado Blanqueado Superior compra el chino. Busqué el Nosotros, los brujos de Santiago Arcos, no lo tengo y nadie lo larga, el otro día encontré en Google el posteo de Villafañe ofreciendo el último ejemplar a 750 p. Le vendí los Relatos de Belcebú a su nieto, vino en bicicleta hasta la Yenny de Jurabildo donde lo había cambiado veinte minutos antes, y me recitó el Serás Ingeniero y luego hombre, por añadidura. Los Relatos de Belcebú estaban buenos, pero las naves espaciales parecían submarinos de Julio Verne, como el que tenía cohete de los autos locos. Decía que la tierra originaria fue partida en tres partes por un meteorito y se formaron La Tierra, Marte y la Luna. Zeguro, y la mancha marrón de Jupiter un barrito del Tigre que llevó la gravedad de Palega Ortito.

 

Juegos y juegos de representar, atrapado en signos, me acabo de dar la inyección quincenal, el neutrinario con repeticiones 12/70 Gauge y el 420 colgando, Itaca corta y sobretod, cargo el guasker tiro al travesaño, se me va por arriba. Veo la nave de Botcoins, pesa el ballenato con drons Winchesters, subo al lerdo convoy de Botcoins de Maslatón en el mausoleo espacial de Néstor. En la armonía del crucero la criptografía tiene un acorde inviolable. Podíamos jugar a entregar los criptos con escaques hacia abajo firulete con jeta de alien rendida al Kush. Bytes, bytes por bitcoins todo el año estables, Ibiza, Córcega, Corfu, y a la siesta del popolo los caracteres un poco, como don Pancho y Savino, en mi jubilación, otro poco de noche con terraza al mar y dormir. Hoy escuché, hoy ví, entendí como funciona la masa del mundo y alrededores: pagacuotas, navegantes del Iguazú jugando a las damas, y pelitos para la dama. También veo el choriducto muy apretado en cuotas de la clase media, ¿escucho alguna voz de alivio? No, solo Macri puteando, el viejo con sombrero y sobretodo por Parera hacia Alvear pisa un sorete enroscado. Oh Mirtles, Los Copitos, tus poemas de copitos en Corrientes.

 

Otra entrevista a una vieja y atrás muestran en off con redondelito el tráfico de los copitos rosas por el aro de la antiaurora por todos los cuadrantes mis bajitos rosados serruchando el tendido agrario de los aliens. Paso el dedo de sangre y escupo a la sombra. En la nueva pandemia empiezan a liberar los subtes. Le hacía mejor silbido al culo en el Subte, y la Yenny El Ateneo con Durán Barba y Galeano en Jogging de tela de avión con camiseta de basquet tomando una Stella chiquita, saliendo me cruzaba con el Bambino Veira ganando, y las minas de Dolina por Avenida de Mayo. La majestad está en las piernas, sí señor. Y había una negra italiana que me sonreía y me hice el apurado. Cagón. Estaban buenas esas tanas en lo del gordo, y el brillito de sol en el agua. Estaba su mujer que llamó Mi Señora y lo dejé solo, pude haber rascado algo. Mi divinidad no apareció por mucho tiempo, mi español es muy infantil a las mujeres, solo puedo hacer giggles, goofs, y bomba petrolera de lagarpijas búfalo. Lo que me trajo a la seguridad planetaria fue la intimidad con extramuros. La sonrisa de perla de mis colombianas o de italiana negra se lavan y queda la parca y el chirrido de gallinas y chimangos de mi casa. Arrojo el casco de Botcoins con bombas nucleares que se fuman los gases y soretes con estrellitas de la nebulosa Ortho de nuestra próxima aventura aerospatiale al agujero rosado. Los aguiluchos viejos se ríen en las jornadas lúgubres. En la mañana de luz salía a vender la ropa del año anterior a la Bond St. y 5ta avenida para las índicas de verano para tachos y tierra nueva. Mediodía y arreglado todo el asunto, nunca necesité mucho, cuchicheo de píos, no comprar las Mazar Regular de Dutch Passion, viene mezclada con la Skunk que la detesto. Nadie en la calle, todos ocupados, todos afanando, ruidos del teléfono que sabe que despierto, ofertas de Mercado Libre, subo la distorsión babosa con ripio de Satriani en Souls of Distortion. Ayer se incendió Maui, pero como todo el día el Spaces está en estado de alarma ni bola. Maui, la descripciones del fuego de los sobrevivientes hablan de bombazos de fuego con humo, se durmieron en el cuadrante del Pacífico. Veo las neutralizaciones de los cuatro de copas, reseñan con intercambio de muertos, las revistas escolares y paraculturales de la tele, la moralosa escándalo de Viviana Canosa, no tengo excusas por mirar lo que muestran, pero al menos ya no reaccionan como psicólogos de taller. No sé porqué les sigo dando bolas, yo amo a mis lectores, vendo más que Tolkien y me mudo a las barrancas de Martinez con mi diario y sigo sumando caracteres y fumando porro con el teclado haitiano en el jardín bucólico

 

Pongo música tecno Ibiza con vocoder en los últimos versos. Camino el cuadrante. El ritmo sin comas, ¿de donde vendrá el canto de sirenas, de nuevo en un tango?, hormigas me pasan por los dedos y se meten entre las teclas, sueño publicidades de you tube, las corto, me queda la utilidad de un abuelito con su nieto de la publicidad de Buscalibre, que saca de la vieja biblioteca el cuento del Capitán Remolacha. Ravel por Walter Gieseking. Home de Eric Whitacre que me pasa mi hermana. Hay que pagar para que no pongan publicidad, la cabeza no se opera y la música sigue. Inspiración de Ara Tokatlian con el Mono Villegas, me gusta el Mono como se apaña con ese saxo asqueroso, la Music for Zen Meditation de Tony Scott, la escucha me cuesta y medio, pero mi hermana me manda por Whatsapp sus piezas de piano. Los caracteres no hacen metaviejo, quedarán mis jeroglifos torrados y hierbajos de Josefina Robirosa, los bajorelieves chinos de la tapa de la nueva edición de Un país mental, que no voy a coger, y las cortinas naranjas de lino. Jeroglifos de copitos crepusculares. Bóvedas naranjas de Maxon Crumb con un Moái blanco. Llamar la atención de los aliens, que sepan que los estoy apuntando. Hace como ochenta años les conocen el sorete en el Area 51. Me dicen que pueden hacer gimmicks con los deditos también. Veo sus publicidades: Aliens verdes y sus primos chinitos metaglifos de la hora crepúscula bajan a Ibiza a beber sus coronas con jubilados swingers con la mínima.

Tengo el Cáncer de Huevo Izquierdo Matadiegos desde el año noventa, los nervios de las pastas y las meditación zen hacen sus hasanas de mear y calma el pucho el fuego azul.

 

El Chuleta

Tenía un pedazo de titanio en el cráneo y descarriló el tren cuando se quiso suicidar, al Chuleta se le prendió fuego la cara arreglando una turbina y quedó como una bondiola en carne viva, se pone gasas, hace burlas a los niños con su cabeza, les dice vean, la caripela así me la hicieron en el espacio y me jubilaron en planeta tierra. Me hacía bien el jabón que vendía Araceli González, explica.

 

Diario de arena: salvajes y animales

 

Thonis se quejaba de que Aira hace una literatura sin conflicto. Sale una nueva traducción de Bloy, Sobre la tumba de Huysmans, barata, traducida por el buen Caresano, mejor traductor por lejos que las boludeces que escribe en Cuarta Prosa sobre la bataclana humanista que se cambió el nombre como Prince o como qué se yo, como si Léon nunca lo hubiera tocado. Otro ajuste de cuentas sobre la tumba de un escritor del siglo XIX. Todavía y por un tiempo los escritores tenían tumba. Pongo a Maurice Rollinat, amado por Léon. Los intérpretes deben ser muy malos porque no siento nada. Quisiera un surtidor de ácido para estos animalitos, quiero un libro, no quiero una novela, detesto a los novelistas. Me conecto a una máquina de caracteres como cualquiera. Me bajo los diarios de Kafka, apenas puedo estar parado, escribo en la cama, ya no puedo ver videos, no puedo salir de acá más que por arriba, no hablo con nadie ni nadie me contesta. La hoja de ruta hace simil de inodoro. Los caracteres de limpiarse el culo dan cáncer de ojete. Leo los tweets aforísticos de Ariana Harwicz. Al fin los novelistas junto con el periodismo y las redes sociales crearon el nuevo detrito humano que se ha cargado a casi toda la industria gráfica. Repaso aquello de “El lenguaje es la guerra” y me considero ahora, dos menos cuarto de la madrugada de un lunes bajo la luna en el Valle de Gojan, ¿qué hice, cómo me metí en esto?, apenas puedo leer, y tengo que escuchar el viento, y otra vez, ¿cómo salgo de acá? Tenía mi mesita de escribir y mi cama, el mate, mis pastillas, mis plantas, cincuenta cigarrillos armados por día. Por las mañanas la almohada con sangre, ya me estaba yendo. Pero me cansé de esa mierda, de mis poemas, de mis burlas a a la literatura, nunca estuve ni ahí, nunca estuve en ese mundo y apareció esta mujer, Belén, con la oferta de vender mis landrace a unos aliens a través de los israelíes, solo sé de esta mujer de ojos azules que me los abre muy grandes en la noche. Tuve suerte. Recé mucho, por mis sobrinos, y para irme al cielo pronto, y me cayó esto. La visión más nítida del mundo eran las australianas rosadas por el sol de cataratas, y ahora ella. Me lavo, quiero usar letras blancas o color plata sobre negro, de lápida. Este archivo como mirar mi lapida contra el paisaje, eso, esto acá adentro, crecerá el montoncito de bytes, los riego, les dejo rositas chinas.

Omar Requena Medina con sus deudas imposibles de pagar al sistema de salud chileno por sus dos ACV y el cavernoma debe volver a trabajar en el galpón concentracionario en pocos días, con hipertensión y el aneurisma sin operar, Teresa no responde, Mariano tampoco, Juan Manuel me bloqueó, que se caguen. Mis viejos se encierran en el ala opuesta de la casa y apenas me notan. Lucen más jóvenes que yo, con más futuro. El futuro de los abuelos parece más promisorio que el de los adolescentes.

Mariano me había pasado el pdf de su Vida de Maniobras con treintaynueve carillas, no le di mucha bola en su momento, lo miro ahora que se ha publicado, lo repaso: los malos entendidos, el fracaso de la literatura. Él me lo había dispuesto como algo tipo La soledad del lector de David Markson. El título original de La soledad del lector es Reader’s Block: Bloqueo de Lector. La traductora me dijo que Chitarroni le había cambiado el título, yo me había leído la tetralogía en inglés. Los pintores lucían más felices y con mejor destino que los escritores. Mucho no puedo agregar, terminar mis últimos treinta años en un loquero no me parece tan malo. Leo a Chitarroni en Cuarta Prosa y siento su respiración sentado en el inodoro como una olla hirviendo de pedos que pegan contra la tapa.¿De qué guerra me hablan, de qué burgueses y de qué revolución me hablan Harwicz y Debord? Todo eso siempre viene de Francia, hasta me acuerdo que en la época de Menem se hablaba de importar sorete de Francia.

Hoy chateando con una mujer de Arica me dijo que los del Tren de Aragua habían tomado la ciudad, me pidió que averiguara sobre El tren de Aragua, el sindicato de una línea de tren que nunca se hizo y devino una mafia en toda sudamérica dirigida desde un penal venezolano autogestionado con permiso de Chávez en el año 2006. Le pregunto a Omar y me dice que sí, que también secuestran y matan venezolanos en Santiago. Retomo lo de El lenguaje es la guerra, ¿porqué esa fatalidad comunista como epígono, no podría ser también la seducción, o pongamos, la música? Yo nunca me fui a las manos por palabras, ni le eché mano a los fierros. Hace dos semanas salió en La Nación un tweet de Genovese llamando ágrafo a Maslatón porque en su libro dice que prefiere pensar y escribir cuatro líneas concretas que pasarse la vida leyendo como los intelectuales. Salté directo al tweet por la página de La Nación y le pude escribir al Xeneize: Genovese inútil de mierda, el ágrafo sos vos. Porque vamos, un promotor cultural es un inútil de mierda. Genovese y Quintín son la cloaca de la literatura argentina. Lo imagino a Quintín como el caño maestro. Pensar en un pobre novelista desquiciado en su cuarto tecleando todo el detrito retorcido que se le junta en la cabeza, el Maelstrom, para que te levanten estos tipos, y que encima se conforme por la publicidad. Y también aquello de Dantec de que “Un novelista que no ama la guerra es un poeta que no ama el amor”, ¿porqué tiene que ser así?, a eso se llega sin una literatura de observación y escucha. ¿Qué es lo que hace un novelista con sus sentidos y su cerebro?, para eso tengo una función en mi casco con visor y el traje con tanquesito de aire, pero ¿qué se traen del absurdo extravío? Céline sí estuvo en la gran guerra, en el bombardeo de París, en Dresde, y la descarga de horror en las páginas es mucho más que un gran piano. Hay que ser un culturín de pedos para compararlo con un gran piano, o tener delirios de concertista o cineasta. Los comentarios tienen cáncer.

¿Qué es lo que me queda de todo lo que leí? Los diarios de Bloy, Lorenzo, Maquieira, Wally Stevens, Spencer Holst, Céline, Artaud.

A mi me gustaba el Isidoro y los cuentos de Borges, ¿cómo fue que me fui metiendo en esta mierda?, ¿y ahora?, ¿Bernhard un dios?, ¿Escritores dioses?, suficiente colmo del ridículo y muchas gracias, gagás. Mejor unos videos de Mauro Albarracín y un poco de El Loco y el Cuerdo. Anoche encontré a Osvaldo Gerson. Compré dos lotes de Mazar y de White Widow a Hassan, tengo uno de Afghan Kush, esta praderita en el Pakistan Valley, Black Domina y cuatro de Malawi Gold. Con lo último que me quedaba unas Kosher Kush y las Eleven Roses. Me gustaría tener una alfombra para andar un poco por el piso. Detesto las baldosas de farmacia. Nunca fui dueño de nada. Nunca pude pagarme nada que haya conservado salvo estos trapos viejos de encantador de serpientes. Y allá la cama la compu y la terraza. Los poemas me salían yendo y viniendo por la terraza. Ahora leo un poco y prendo el casco. En el discurso de aceptación del Nobel la Szymborska dice que la vida del poeta es más o menos así, papeles y cama, pero no dice nada de los dolores, la dificultad para caminar, la soledad obligatoria, las voces nocturnas del viento, los ruidos de los beduinos, de la ruta, de los centros de logística, de los de mantenimiento, del hambre y la querencia de las pastillas cuando no hay porro.

 

Sueño que un primo tucumano de Mariano presentaba una traducción de Kerouac, estábamos con la flía en una casa blanca como la de mi abuela pero más parecida a la de unos amigos, vieja, una casa para muchas personas, no los módulos habitacionales de ahora, verde, blanca, y me siento al lado de Mariano y en la introducción el primo habla de una visita de Mariano a Tucumán y abre el libro y la literatura pasa como una película animada corriendo por un río. Siento la presencia benéfica de Belén en todos los sueños. Me preocupa que pueda pasarle algo, por un momento, pero debe ser la llegada de la primavera.

 

                                                               ***

El hijo menor del vecino pasa con la bici y se me rie en la cara, se burla con gesto de expresarme que soy un pobre infeliz, reconozco esa expresión de mi lejana infancia (hay cosas que no pasan de moda) No debe pasar de los siete años el borrego. Cuando tenía cuatro y no podía entender que tengo más edad que sus padres y que vivo con mis padres me preguntó si era propietario, dijo propietario, como los de la guardia de seguridad. Una vez les dije a los guardias que no era propietario sino residente, y casi no me dejan entrar, les tuve que dictar el DNI y pasé como autorizado. El mayor del mismo vecino días atrás me vio acostado en el pastito de la rotonda y me preguntó que hacía ahí “tirado”.

Mi cuarto está arriba de la cocina, llega papá y mamá empieza a darle charla en voz alta y no puedo leer. Sigo los diarios de Kafka, la versión de Gutemberg con la traducción nueva que bajé gratis al Kindle.

El día del festejo de la comunión del menor de mi hermano Ignacio apareció un viejo amigo de él con una pata de ternera desmenuzada, se dedica al catering. La pata desmenuzada parecía recogida de la basura, y el vino que trajo de obrero. Su mujer está por morir de cáncer y el tipo estaba vestido como un jóven gitano de parranda con su camisita de lino, bronceado y con los rulos rubios emparejados con esmero. Le fui prestando la debida atención luego de que le expresé mi dolor por la enfermedad de su esposa hasta decirle que el Rosario nunca lo iba a dejar tirado, pero me miró con un profundo desprecio, igual que mi hermano muerto cuando le dije que se consagrara a Dios porque iba a entregar el alma.

No quiero ir más a lo de mi hermano, mi sobrino mayor me rompe el corazón, cosa esperable en realidad, salió un pendejo miserable cualquiera que se guía por el dinero sin disimulo, como sus padres. Mis sobrinos me miran con la expresión del deseo de mi pronta muerte o de la vergüenza ajena. Aunque debo agradecer el socorro que me mandó mi hermano, el regalo de mi cumpleaños atrasado tres meses, digo atrasado porque él me repetía que me lo debía como si fuera una obligación, cosa que me exasperaba debido a mi permanente necesidad, y que finalmente me permitió terminar de pagar un crédito y acomodar un poco mejor mis deudas.

Mis padres se fueron tres semanas al sur y casi no me dejaron nada para el sostén de la casa, se acabó la comida de la perra y tampoco yo tenía qué comer, por lo que la avispada mucama se hizo cargo de traer comida para mí y para la perra y poder hacerse unos pesos con los sobreprecios de la comida que compra en la villa que le pasa a mamá como comprada en el Carrefour, comida sin mayores diferencias la verdad, la de la perra y la mía. La bestía cavernaria me intoxica con sus fritangas, lo único que sabe hacer es milanesas y guiso. Le tuve que enseñar a hacer el puré de papas y a hervir bien los huevos duros, pero no aprendió, como si se burlara, el último día me los dejó crudos sin la cáscara y de nuevo los tuve que tirar y quedarme sin comer.

Me voy quedando sin aire un poco todos los días y me voy despidiendo del mundo con modestos horrores de burgués lumpen. No creo que llegue a cosechar mis plantas en mayo. Noto que hace tiempo no me imagino en el mundo dos o tres días más, eso psicológicamente podría ser por mis deudas, pero van pasando los meses. Debo dejar una ventana abierta para respirar, garúa, juegan Racing y Newell’s, debo ver a Pablo Pérez. Debo terminar los diarios de Kafka. Esas es mi inanidad. El mundo se irá poblando de gente con hambre y ganas de prosperar sobre su faz como una babosa hasta secarlo, mi memoria morirá conmigo: la calle arbolada a traves de la cortina traslúcida del living de mi bisabuela, mi bolsa de arpillera azul con mis juguetes junto al televisor blanco y negro con perilla para los canales, los mecanos del papá de Mariano que no me dejaban tocar y todo eso, antes de la llegada atroz de la conciencia y las responsabilidades.