20.1.18

Volumen II: los tiempos pesados, por Joaquín Rodríguez


El año 1972 fue convulso para la Argentina. Mientras los levantamientos populares se multiplicaban en el país, la dictadura de Lanusse alistaba una retirada “ordenada” dejando a su paso un derrotero sangriento. En medio de aquella ebullición, la juventud era una olla a presión a punto de estallar, consecuencia de casi dos décadas de regímenes militares y democracias acotadas. La música no permaneció inerte a los cambios sociales y comenzó a canalizar la ira reprimida de forma cada vez más imaginativa en una época en la que bastaba con poco para pasar la noche en un calabozo.

Entre los mayores exponentes del emergente rock pesado se encontraba Norberto Napolitano, el guitarrista de La Paternal que, al mando del grupo Pappo’s Blues, había editado su disco debut en 1971 y volvía a las andanzas con un nuevo álbum que se tituló Volumen II, una obra imprescindible en el cancionero popular. La placa se grabó en el sello Music Hall al calor de una formación renovada que sumó al baterista Luis Gambolini y al bajista Carlos Pignatta, con participaciones ocasionales de Black Amaya en los parches, quien había emigrado a Pescado Rabioso ese mismo año. Napolitano acababa de regresar de un viaje por Inglaterra en el que se codeó con la escena local. Allí compartió zapadas con el mítico Lemmy Kilmister, futuro líder de Motörhead. 

Volumen II es un disco enérgico y sintético, conformado por ocho canciones que se reparten en 30 minutos, donde la banda vuela a través del blues, el rock n’ roll tradicional y un heavy metal emergente que comenzaba a tomar la escena. Los tambores de Gambolini marcan el inicio con El tren de las 16, una apertura poderosa para un tema que se convertirá en himno con el correr de los años. Entre riffs demoledores, historias sencillas y solos interminables, Pappo deja en claro una fascinación correspondida para con su instrumento. Llegará la paz y Solitario Juan son radiografías del momento que atravesaba el país, mientras que Blues de Santa Fe, una canción salida de las entrañas mismas del Misissippi pero trasladada a la vera del Río Paraná, marca el costado más tradicional del músico.

De todos modos, la canción que superará con creces el paso del tiempo es Desconfío de la vida, un blues tan sencillo como emotivo donde el músico desnuda su alma solitaria con un piano en recuerdo de amoríos fallidos y relaciones tortuosas. Esta es, sin dudas, una de las características más llamativas de Pappo: su capacidad para sintetizar emociones con recursos simples. A partir de su éxito, el tema sería reversionado infinidad de veces, incluyendo una en vivo con Charly García y Miguel Botafogo acompañando al autor.

Si bien en la actualidad el disco puede sonar con ciertas falencias –consecuencia de la rusticidad de las grabaciones de aquella época– ubicado en tiempo espacio, Volumen II es de una densidad intensa pero dinámica. El álbum incluye la oda Tema I, que fue interpretada anteriormente por Spinetta bajo el nombre Castillos de Piedra en Spinettalandia y sus amigos, un trabajo que sirvió como transición entre Almendra y Pescado Rabioso, y que preanunciaba el rumbo que el Flaco quería imprimirle a su nueva búsqueda.

En resumen, Volumen II fue la síntesis de una corriente musical que buscaba alejarse del pacifismo y la “liviandad” que manejaban otros artistas de la época. Influido por bandas como Cream o Jimi Hendrix Experience, Pappo’s Blues legó una pieza que fue difundida por generaciones hasta constituirse en una de las gemas más preciosas en la joven pero intensa vida del rock nacional.