Una tela -para continuar con el cuento- son los pedacitos, botellas de neblina, o- ¿por soñados?- quiméricos simplemente soldaditos de plomo, ¿bajo qué rueda ese pequeño lago, que el ocre transparente en tierra? O diríamos ardillas, domingo de suburbio.
Lorenzo García Vega, El cristal que se desdobla
Otra vez escribo en el
teléfono sentado en un water al sol. Las villas y los terrenos se entreveraron
con bidets inodoros y bañaderas que la gente en camiones fue colocando, que
fueron apareciendo, enormes cadenas de montañas donde anidan los gavilanes,
aguiluchos, cotorras y demás pájaros han borrado el horizonte.
Mañana iré a buscar dos
frascos de porro y mamá me va a requisar a la vuelta. Voy a pasar rápido y
decirle que me estoy cagando o tendré que saltar la puerta del costado y apalancarme
en el asiento de la bicicleta y subir al ténder y pisar el sostén del aire
acondicionado para llegar a la terraza. La última vez que hice eso tenía el
hombro bien pero el ténder de madera crujió. Si esta vez cede el ténder me
rompo la nuca. Tampoco tenía tan mal las rodillas.
Mate de madrugada.
Empiezo a sentir el efecto del Rivotril y la Risperidona. Tiré por el inodoro
el Valcote, dos Pregabalinas y una Quetiapina.
Antología
de Bukowski, The Pleasures of the Damned.
Escribe con la muerte al lado, dice, cosa que a veces comparto.
También refiere unos pies azules de mono. El poema The Bluebird lo leí transfigurado, como otras tantas fascinaciones
perdidas, cosas leídas que se borraron, ¿será eso lo que llaman desleído?
Bueno. Volveré esta
siguiente noche fumado para relajarme en la terraza y escribir, si Dios quiere.
Un escritor que no puede
escribir está muerto. Yazgo sobre el bidet-cama.
Me quedé dormido a última
hora, me desperte con la fuentecilla de agua al oido. La veo a mamá trepando
los bidets oblongos con los que me cubro, levantando un machete de cortar
sorete.
Fuimos con mi hermano y
mis sobrinos a ver Argentina-Colombia a la Sívori alta, subiendo a la taza me
lesioné la rodilla, la tengo como un pomelo, son los meniscos, un día uno, otro
día otro. El asiento era más angosto que un water, el partido un embole. A la
vuelta los trapitos rompieron el vidrio de la camioneta y se llevaron una guita
que se habían olvidado.
Hoy es mi cumpleaños. No
llamó nadie.
Doná tu sangre a Haití.
Vestite con una sábana blanca con la cara de cal y los frutos labiales rojos de
beber sangre con órganos, como Larreta en mis sueños.
Ayer fui con mamá a una
clínica en La Paternal donde me hicieron las recetas. Tuve una breve entrevista
con un psiquiatra rengo. La gente horrible, las mujeres gordas, deformes, caras
de torta con ojos enormes. Nos vimos con un compañero de habitación de donde
estuve internado pero nos hicimos los distraídos. No puedo escapar a la guardia de mamá, o voy al
psiquiatra a que me haga las recetas o llaman a la ambulancia del psiquiátrico,
o la calle. En la calle hace mucho frío, en los pastitos verdes bajo los bidets
caminan los bichos del sorete. Acurrucarme en un depósito de bidets, inodoros y
bañaderas es mi destino obvio. Otro viernes que no busco faso.
Sueño escenas porno con
la hermana de Tomás, pétalos rosas y ojos azules de manga. Se caen las ramas
del bosque de la casa, me saluda la madre y todo empieza a vibrar en violencia
mientras busco mi whiski con Coca Light. Empieza una fiesta.
Belén debe haber heredado
la dentadura de Sara Gallardo, según refiere la nota de la Lucía Mazzinghi en
Cuarta Prosa.
Día del padre, mundial de
clubes, comida en casa, mi sobrino hace un chiste con mi pobreza, voy a comprar
puchos con la rodilla hecha concha, a siete cuadras, y no hay, charlo con
Julieta, escucho Vespertine, tomo mate pasa el tren ya estoy empastillado,
mañana feriado.
Sin compu ni porro. El
técnico se esconde. Son las 16:00. Mandé el Diario del mes anterior a Verónica,
Coque y Omar, también a Juli.
No sé cuándo voy a poder
fumar. Me gustaría fumarme un Exodus Cheese con doble hoja.
Hoy me tenían que mandar
la compu.
Me pedí Eisejuaz por la entrada de Mazzinghi en
Cuarta Prosa. El porro queda muy lejos y por las rodillas no puedo trepar por
el desierto de inodoros y bidets hasta el tren de la Civilización Sur. Hay que pedirse
los libros por el Expreso del Choriducto.
Anoche perdimos dignamente
contra el Bayern Munich con un golazo de Merentiel. Le compré la camiseta de
Boca nueva a mi ahijado por cábala, la 120 aniversario. Bostero soy.
Yo
no soy como esos
Que
se quedan en casa
Escuchando
la radio
Para
ver lo que pasa
Yo
soy hincha de Boca
No
me cabe ninguna
Si
me andan buscando
Estoy
en la tribuna
Pasan días, ahora sopla
el viento, golpea el blackout de la terraza, olor a mierda hiperconcentrado. Mi
viejo me manda noticias del interés de un club europeo por un jugador de Boca inservible.
Me despierto muy tarde estos días. Sigo con los poemas en inglés de Bukowski.
Es domingo 22 de junio 18:15. Remolinos del Choriducto. Verónica cambió la foto
del mail por una de su nueva cara de mamboretá o Tata Dios, vagamente
reconocible.
No sueño. Las pastillas
me sacan todo lo que pueda tener para escribir. Yazgo en un bidet de una plaza
y media.
120.7 kilos dio la
balanza. Uno punto cinco por ciento de aumento en la pensión por kilo
engordado.
Le mostré las semillas de
CBD a mamá pero no hay caso, me amenazó con internarme. Le dije que ya no tengo
vida, que no puedo escribir estos diarios de mierda, que estoy todo el día
tirado y que pronto voy a morir desdichado. Me contestó que quiere vivir en
paz. Voy a fumar y olvidar, esta semana voy a salir, me voy a fumar a la Plaza
Lavalle con los kirchneristas.
Me rompen las pelotas con
las pastillas e inyecciones pero no por el hombro, mi manguito rotador. El
centro de kinesio de Norverga no tiene entrada desde mi barrio y no hay acceso,
solo el corredor vial y cinco kilómetros de pajonales al costado, y del otro
lado el alambrado.
Barrí mi cuarto.
De pasar tanto tiempo en el
water, el baño tiene olor a riñones. Leonardo Gentilli es el pelotudo insigne
de los medios deportivos.
Vuelvo a La Paternal solo
con nevisca y aguanieve, me cubre una arboleda de un camino de mantenimiento
hasta la parada, bondi y Chorisubte a Palermo y subida por Juan B. Justo hasta
San Martín con gente en ropa vieja y cagada como yo. En la clínica tienen te,
café con galletitas Vocación, que nunca me gustaron, para las largas esperas,
me los como todas. Me atiende la psiquiatra, otra burócrata de obra social, que
tiene un lomazo, me pongo los anteojos sucios de vergüenza por sus gomas
tremendas, le digo que hoy es la primera vez que salgo solo en casi un año. Me
dice lo mismo que todos los psiquiatras, primero el sobrepeso, luego el
tabaquismo. El espejismo de las gomas se va cuando pienso que solo es otra
mujer trabajando.
Israel advierte sobre
posibles atentados iraníes en Argentina.
Me trajeron la compu, me
falta el Eisejuaz que llega hoy.
Escucho al Embajador de Alfajores Guaymallén don Marcelo Palacios desde Estados
Unidos, analfa de aquellos que me hace compañía, mi gordo sonrisas de manzanita,
logra que yo sienta que alguien me habla. Me reconcilia con la vida, también con
el teclado.
Llegó Eisejuaz, esta noche me lo termino, voy
a poder terminar un libro. Pero cómo me cuesta la literatura. Eisejuaz llama al Ángel del suri, con un
comentario sobre la caza del ejemplar escurridizo y la indefensión de su cría.
Ya no quedan más Suri, hay que escuchar los chistes del Pochi Chávez recordando
su infancia. Los extinguieron hace décadas. El suri es el nombre del avestruz o
ñandú en el NOA y Bolivia. Salvajes solo quedan unos pocos en Corrientes, también
se crían en corrales.
Boca empata contra el
Auckland City, equipo semi-amateur, en Nashville, Tennessee. El Bayern Munich
le tenía que ganar al Bemfica para que Boca pase a octavos de final, pero ganó
el Bemfica. Bajé a verlo pero como no pasaba nada y estando solo sin papá, subí
y puse AM La Red. Los días límpidos. En el campito se alzan las ondulaciones de
los bidets antiguos e inodoros apilados, todos buscan nuevos modelos
artesanales o italianos, hasta Ferrari hace bidets. El Presidente Javier
Zanetti tiene su juego de baño y de café diseñado por Pirinfarina. Y pensar que
El Diego murió con un bañito químico con un biombo en su cuarto. Renunció la
jueza del caso de la muerte de Maradona con jubilación de cuatro palos a los 47
años.
Suspenden el partido por
amenaza de tormenta eléctrica. Reanudación para las 18:10. La gente de Boca no
se quiere ir de las gradas. Perdió el Bayern, siamo fuori. Se reanuda el
partido, jugamos por dos palos verdes. Anulan un gol. Milton Gimenez es una
bolsa de papas. Cavani no salió a la cancha en el segundo tiempo. Jugador
retirado, gana doscientos palos por mes y no juega nunca.
Final de Eisejuaz con muertes de inválidos,
manosantas con putas, hijos y envenenamiento no esperado del héroe mataco y místico.
Pero muy lindo el castellano tosido, y fumar las semillas del cebil
(anadenanthera colubrina) que se tuestan y se fuman con tabaco para cantar lo
que dicen sus dioses. Hermosa novela. Así con tan poco escriben los que transcriben
un lenguaje inhóspito. Los especialistas la cruzan con Zama, pero el tosido me
da más al arrastre de chancleta de Diálogos en los patios rojos, con otro eco,
uno de baldozas y el otro de polvo del NOA. El polvo de Zama es barroco, o más bien no hay polvo, y es de otro río, otra
costa con otro color, y tiene otra distancia la lectura del paisaje, otra
visión menos miope que Diálogos y Eisejuaz.
A mi me gusta el
castellano derechito y árido de Josep Plá, pero ¿a quién le importa? Quizá
alguien me lea nombrarlo sentado en un transbordador quema-soretes de la ciudad.
Me pedí La rosa en el viento pero me aburre, la
dejo. Todavía tengo que ir a vender libros a Capital, ya se juntaron unos cuántos.
La termino y ya ni la recuerdo.
Estaba tratando de escribir en un sueño
que no tengo un espejo en el oído
ya me olvidé por qué
pero estaba en el estacionamiento
de un centro comercial
que era de mis viejos
y no tenía luz
y me paré de esta misma compu
y empecé a dar manotazos en una columna
y se rompió el switch
al mismo tiempo escuché una voz decir no no
una voz de quejarse
que pensé que era mi vieja
por prender la luz
pero era un chico de la calle
4/7
Ya tuve dos sesiones de
kinesio en Norverga, mamá espera en el Havanna y me compra un alfajor a la
vuelta. Debo caminar hasta el auto con gran dolor, todavía no puedo ir a buscar
el faso. Leo que la cepa de porro Wedding Cake produce dos kilos y mantiene a
las esposas hornies for Romantic evenings (wink, wink). Veo una
foto en el Twitter, un frasco de Purple Punch y otro de Wedding Cake, hay que
elegir uno, leo los comentarios, gana Wedding Cake. La veo en el Semishop pero
son las de granel que se hacen hermafroditas. Qué bajón va a ser no poder
sembrar estas temporadas, no hacer la Purple OG Punch de Super Sativa Seeds, la
Franco Loja’s Lemon Cheese, la Kosher Haze. Plantar el propio porro es lo más
lindo del mundo.
7/7
Sueño que no me importa
morirme, que tengo excelentes razones para morirme, que tengo cortada una
narina por comerme los mocos con la uña de la palma del pulgar y chequeo
asustado, me despierto. Son las doce y diez, me dormí temprano. Prendí un
cigarro, si quiero lo dejo. Si quiero sigo mi novela y digo como llegué a la Civilización
Sur a buscar el porro. Hay túneles en la cerámica o porcelana sanitaria, la
ciudad metida ahí dentro, negocios y oficinas como barrios chinos infinitos.
Las habitaciones con baño compartido cuestan doscientas cincuenta lucas. Está
todo bien ventilado. La panamericana tiene un domo de bañadera por arriba de la
capital y el transbordador toma por un techo entubado y baja por La Boca hacia
el tren Roca en la parada de Sarandí.
Me llegó Hotel Pelicano,
¿Cuántas páginas le sobran a esta novela? La voy a seguir con grandes resoplos
y accidentes de decepción. Pocas luces en esta época. Lo arrojo por la ventana.
Entre Hotel Pelícano y
los ensayos de Samoilovich, más la biografía de Osvaldo Lamborghini, tiré ciento
veinte lucas a la basura. Estaba fuera de ritmo con tanto Kindle.
Cobro. Café en el Havanna
de Norverga con conito y alfajor con sal marina. Cuarta sesión de kinesio me
hicieron masajes y ventosas y me puse a llorar y a putear del dolor. Me
prohibieron operarme.
Me pido Gargantúa y
Pantagruel de editorial Acantilado increíblemente barato a sesenta lucas en
Buscalibre, más el Diario de la edad del pavo de Fabián Casas y los Cuentos
Reunidos de Sherwood Anderson. Por ciento vente lucas.
17/7
Cancelo esta compra
porque veo el nuevo Londres de
Céline, continuación de Guerra -con
nueva traducción, de las que nadie dice nada, solo esto en la faja de Anagrama
«Describe un número
impresionante de personajes perversos o desnortados, de escenas violentas o
sobrecogedoras, en la más sombría de las megalópolis modernas» (Hugues Honoré,
La Presse).
«¿Erotismo o pornografía?... Una inmersión en el horror de la vida cotidiana»
(Jean-Paul Brighelli, Marianne).
«Londres es una novela del desarraigo, la errancia y el exilio» (Le Devoir).
«De una brutalidad inaudita» (Nelly Kaprièlian, Les Inrockuptibles).
«Un novelista colosal» (Damian Catani, Times Literary Supplement.
Pero volvía acá porque
leo esto de Juan Abreu sobre mi amado Lorenzo García Vega en su blog
Emanaciones.
Jueves, 17 de julio de 2025
Detesto la cosa cubana pero no puedo
escapar de ella, aunque algo has conseguido no exageres abreu. Así que hago un
alto en mi lectura de Robin Lane Fox (ah, si la pavorosa hubiese producido al
menos un historiador así) y me pongo a leer La invención de Lorenzo García Vega, de Duanel
Díaz Infante. Conocí a García Vega en Miami y me pareció un hombre resentido,
envidioso, agrio, retorcido y mezquino. Un hombre convencido de que el mundo le
debía algo; a su edad y ni siquiera había aprendido que el mundo no le debe
nada a nadie.
Pobre hombre, me decía siempre que
me lo encontraba, en los años que viví en Miami. Carlos Victoria lo admiraba y
yo me divertía burlándome de García Vega para picar a Carlos. La obra de García
Vega siempre me ha parecido una excrecencia menor del gran Lezama. Se benefició
de la cercanía del Maestro, pero dada la naturaleza rastrera del alumno, nunca
se lo perdonó.Trató de menoscabar a su mentor, retorció su escritura hasta
extremos ridículos. Y al final su empeño por tener un estilo, terminó por
devorarlo. Nunca se enteró de que un estilo sin un gran genio dentro es sólo
una carcasa desolada.
Compré el libro de Díaz Infante
porque me atrajo el título, me dije, a ver si alguien al fin dice la verdad
sobre este escritor sobrevalorado hasta lo grotesco. Le leído 133 páginas y no
es lo que yo esperaba, pero es lo más objetivo que he leído sobre el personaje
García Vega. El más objetivo. El menos fantasioso.
Lo que García Vega decía de Lydia Cabrera,
consignado por Díaz Infante en su libro, me ha provocado cierto malestar.
Conocí a Lydia y amén de su inmenso talento como escritora, era una mujer llena
de grandeza. Algo que se echa mucho de menos entre escritores cubanos. Véase al
autor de Espirales del
Cuje.
Qué tipo tan miserable García Vega.
Me sorprende la
mezquindad de Juan Abreu con Lorenzo García Vega, no haber disfrutado de su
obra que es literatura pura, la más
pura que encontré en mi vida, mucho mayor que la del “Maestro” Lezama Lima. Cómeme
los huevos, Abreu, Lezama Lima es un plomazo. Lorenzo García Vega fue changarín
de supermercado hasta casi los ochenta años, es por eso que tiene derecho a ser
todo lo dice Abreu, y todos le debemos
algo. Ya quisiera deberle yo algo, comprarle una computadora Mac como la de
Abreu, etc. Mejor no hablar de miserables. La bronca viene desde García Vega
dijo que Reinaldo Arenas había estado con la revolución en sus comienzos, y por
no impresionarse con su drama, además de cierta aprensión a los homosexuales,
ya que Lorenzo no tuvo ninguna clase de vida sexual.
Abreu no es un poeta, no
puede amar los últimos diarios de sueños ni sus libros como Erogando trizas
donde gotas de lo variopinto, o los publicados en Argentina. Un poeta es como fue
Lorenzo, desgraciado, desdichado, y resentido, pero no agrio como dice Abreu.
¿Qué escribió Juan Abreu?
¿Cinco Cervezas, y, qué más? Algún cuento suelto. Es todo. Sus memorias no
tienen la menor importancia y son solo papel impreso.
Inodoros de baja estofa
Compro Londres de Céline, el primer ejemplar
disponible, traducción abominable; perdemos en la Copa Argentina contra
Atlético de Tucumán. Milei vende candidaturas, Milei-Recesión, me quedo ciego,
engordo, tapo el bidetazo, limpio el rocicler con un cepillo viejo a medias.
Me bajo al Kindle los Collected Poems de Sylvia Plath y listo.
El dólar tarjeta carísimo. Pongo
Megadeth. The Sick… The Dying… and The Dead. Devuelvo
Sylvia Plath y no me devuelven lo que se queda el banco central que son cinco
lucas.
Mamá se olvidó de cargarme
el pastillero
y dejármelo al lado del
bidón
en la cocina
y yo me había comprado
unos lillos de fumar
que de casualidad había en
el kiosco
con un préstamo
un préstamo para picadas
hago caminatas con picadas
alfajores, salamines,
Twistos
al tiempo que camino, como
y me traje los puchos y los
lillos
y no me di cuenta
que ayer no tomé ni una
pastilla
que cuando bajé ya tarde no
estaban
junto al bidón
y usé los lillos
cuando el paquete se acabó
casi los termino
con tabaco de sobras de
colillas
en el harto basurero
con restos de mate
y envoltorios de picadas
***
Tengo las uñas largas
y los dientes flojos
ya me cagué un segundo
por comerme las uñas.
Los terceros, los colmillos
volaron hace mucho
mi hermano occiso se
burlaba
"se te ven las teclitas"
a mi lo que me importa
son las muelas que me
faltan
cuatro y media, porque
ya no va el tratamiento de conducto
después de 35 años de pucho
Vi que ahora hay como esos
dientes
de Drácula que había en los
cumpleaños,
prótesis de plástico,
baratas, para
salir del paso, lavables
con eso me alcanza
Luis Thonis me dijo que me haga más el poeta maldito pero
elegí la pensión por discapacidad
Nunca podría ser un poeta maldito
como me dijo Luis
soy un escritor latino
como El Skunkman
como Ignatius J. Reilly
soy un gato naranja
en la punta del verso
pisando bandadas de gorriones
sobre el hipopótamo de oro chino
Ah el sol y los rayos
de la Corea dorada
comiendo con maníes pegados
con la Corega Dorada