26.12.17

Los que marchan, por David Antin


Un collage para Diane di Prima
                                                                                                                                                                                          
al caminar juntos            no se sentirán                   del todo solos
la tónica era alegre         le daba un aire                 a sus ardores
que la garúa no podría atenuar  a pesar de la protesta
iban por la protesta
iban por la legalización y los carteles      bajo paraguas
y todos contra las cárceles
la garúa que se reunió al atardecer en la plaza
era permisiva y alegre
distribuyeron panfletos a lo largo            y desenrollaron sus carteles
cargaban un cajón           y remataban libros prohibidos
concordaron en que el público no había comprendido
                LO ÚNICO PRECISO PARA HACER EL AMOR                  SON LOS ENAMORADOS
                LO ÚNICO PRECISO PARA HACER OBRAS                      SON LOS ACTORES
                LO ÚNICO PRECISO PARA HACER ALEGRÍA                  SON LOS ALEGRES
                LO ÚNICO PRECISO PARA HACER TRABAJO                 SON LOS TRABAJADORES
                LO ÚNICO PRECISO PARA PROTESTAR                           ES EL PUEBLO
lo principal era hacer un ritual
al caminar juntos con su cajón   para brindarles un aire
en la plaza al atardecer que la garúa no atenuara
a pesar de sus ardores
lo principal era darles un ardor
que la garúa no atenuara             a pesar de su cajón
lo principal era hacerles un cajón
al caminar juntos            y brindarles un aire
de ritual              por el cual fuesen alegres
al caminar juntos            no se sentirán                   del todo solos



Traducción: Emilio Jurado Naón



David Antin fue poeta, crítico, ingeniero, lingüista, docente y desarrolló una vida en preguntarse por el quehacer artístico. Conocido principalmente por sus talk poems –charlas improvisadas que dio durante décadas en distintos contextos y con diversos puntos de partida–, toda su escritura podría catalogarse –y así ha sido varias veces– como “experimental”, pero lo cierto es que se trata del producto de un pensamiento en y sobre la materia verbal y el fenómeno complejo de la comunicación. Dentro del mejor paradigma de la vanguardia, sus textos alinean conceptualismo, formalismo y política. “The marchers” fue escrito en los sesenta, en Nueva York, una época durante la que trabajó “con materiales prefabricados y reutilizados, reciclando textos y fragmentos, conservando conversaciones, pensamientos y sentimientos valiosos y gastados con la esperanza de salvar lo que valiera la pena salvar, liberarlo y tirar el resto”. Falleció el 11 de octubre de 2016 a los ochenta y cuatro años.


E.J.N.