1.2.14

Los pro y los contras de hacer dedo en Moscú, por Fernanda Rotondaro



Del escenario under porteño a los sets de filmación en la URSS


En pocos meses más los rusos tendrán en las pantallas de sus cines a Marc y el policía, los protagonistas de Los pro y los contra de hacer dedo. ¿Recuerdas, itinerante del teatro under? Sí, se trata de nada más y nada menos que de la novela de José Sbarra y –obviamente– de la obra de teatro que durante el ’90 se dio en el tristemente desaparecido y nunca bien ponderado Medio Mundo Varieté.

Así, con algunas idas y venidas, Marc y el policía huyeron de las oscuras noches de Buenos Aires con rumbo conocido: Moscú. Allí, en este mismísimo momento están filmando la película sobre su historia, la primera coproducción argentino-rusa. Y gracias a la “perestroika”.

José Sbarra, argentino, escritor, guionista de historietas de Billiken y Playboy –vaya extremos–, publicó su novela Los pro y los contra de hacer dedo en 1988, en ediciones La Rata. (Tenga una rata en su biblioteca, publicita la contratapa del libraco.)

En el ‘89 un grupo de teatro decidió llevarlo al escenario: Adrián Blanco y Daniel Di Napoli oficiaron, respectivamente, de Marc, la sucia rata, y el policía en el Medio Mundo hasta el año pasado. Cerrado Medio Mundo, dieron un par de funciones más en ese otro templo llamado Cemento.

Pero mientras tanto… Muy lejos de aquí, a miles de kilómetros de distancia, otro Marc y otro policía estaban por surgir. “La cosa fue así –intenta explicar Sbarra–. En el ’90 vino a Buenos Aires Pablo Moyano, un director de cine argentino de 28 años, radicado en Rusia desde chico y egresado del Instituto Tarkovski. Y uno de los souvenirs que le dieron fue mi novela. Cuando llegó a la URSS, la leyó, se copó y le propuso filmarla a Lola Asrapova, la primera productora de cine independiente. Impulsa especialmente proyectos de gente joven.”

Lola también se entusiasmó. Inmediatamente sacó dos pasajes con destino B.A. y llegó sana y salva con Pablo, el argentino-ruso. Hablaron con Sbarra y, de paso, vieron la obra de teatro. Trato hecho, dijeron en un castellano con acento ruso. O en ruso con acento castellano.

Pero para que fuera una coproducción, alguien de la Argentina tenía que aportar algunos australitos. La agraciada resultó ser Cipe Fridman, la productora de Enrique Pinti u el programa de Antonio Gasalla (del invierno).

Cipe quería que Marc fuera Fito Páez, pero Fito no tuvo ni la oportunidad de decir que no, porque la parte argentina sólo tiene injerencia en lo comercial, no en la parte artística.


Un argentino suelto en Rusia

En diciembre, Sbarra –como a su debido tiempo lo había hecho Lola– sacó un pasaje de avión. Pero, en este caso, hacia la gélida Moscú. Todo el equipo de la futura filmación lo estaba esperando. Entre agasajo y agasajo, Moyano (director de la peli) y Sbarra hicieron la selección de actores mientras este último también corregía el guión.

“El personaje del policía lo va a hacer un actor excelente y famosísimo, que es como un Lupi acá. Y él de Marc, el mismo Moyano”, cuenta Sbarra. Resumiendo: los 40 actores de Los pro y los contra de hacer dedo son rusos, y de primera.

La cuestión actoral se complicó un poco cuando tuvieron que buscar un travesti para hacer uno de los personajes. “En Moscú no había ni uno. Fuimos hasta Leningrado y ahí encontramos a un pintor de 22 años que hace transformismo. Lo que pasa es que Leningrado es más bohemia, hay más artistas, es más europea que Moscú –dice Sbarra mientras muestra algunas fotos–. Leningrado es como una Venecia gigante, está llena de canales.”

En enero, el novelista-guionista volvió a su tierra natal para seguir con su segunda novela, Plástico cruel, que saldrá en septiembre. Pero antes de eso, en marzo, Torre Agüero editará Los pro y los contra… También los soviéticos se entusiasmaron con editar la novela y prometieron una versión en ruso y otra en polaco, con una tirada de 10 millones de ejemplares, aproximadamente. Una pavadita.

“En la URSS todo el mundo compra libros. Son baratísimo, como el cine –cuenta Sbarra. Y sigue– Y ahora se están liberando gracias a la “perestroika”. En Moscú fui a ver un grupo de cuatro chicas idénticas a las Gambas al Ajillo. También abrieron una radio, Paris plus Moscú, que pasa rock. Antes sólo pasaban música clásica.”

Volviendo a la película, Sbarra apunta que “ahora están filmando en Moscú y en Leningrado. En dos o tres meses yo tengo que ir allá para el montaje. Tiene partes en color y partes en blanco y negro. Los encuentros y la persecución del policía y Marc son en colores. Y las historias que Marc escribe están hechas en blanco y negro.”

Cuando esté terminada, la peli competirá en los festivales de Cannes, Biarritz y quizás por le Oscar como película soviética. Según Sbarra “tiene una onda de comic. La cámara en general está fija: los personajes entran y salen del cuadro. La escenografía también evoca la historieta.”

La noche cae y el calor nos recuerda que estamos en el verano de Buenos Aires, lejos de la invernal URSS. Marc y el policía deben estar hablando en una lengua extraña, pero diciendo las mismas cosas. Las que le pasan a un chico como Marc, acá o en cualquier planeta.


Publicado inicialmente en el suplemento SI del diario Clarín, viernes 8 de febrero de 1991.