Desde hace 20 años, Francisco Garamona viene elaborando una de las obras más sutiles y complejas de la poesía argentina. Apartado de modas y de gestos epocales, sus libros ya se cuentan por decenas, además de sus discos, películas y otros proyectos. Aprovechamos esta entrevista para hablar un poco de su mundo tan inquieto.
Vos que sos un hombre
interesado en distintas disciplinas, ¿encontrás diferencias entre las artes?
La
diferencia en el arte sería la del impulso, ya que no es el mismo que se
utiliza para construir un pequeño poema o edificar una novela. Hay una araña
que trepa por el árbol del lenguaje, que de lejos es invisible pero de cerca da
miedo. La mano que hace una escultura es la misma que cava el foso en donde
después será emplazada. Como dijo Rimbaud hace más de 150 años, “este es un
siglo de manos”. A mí siempre me interesó expresarme de las formas más
diversas. Cuando era niño soñaba ser un actor trágico que interpretase su
muerte una y otra vez en la televisión, y ahora solo quiero vivir, porque la
vida te va llevando, como un río que te arrastra y te deposita en una de sus
orillas. La poesía, la música, la pintura, el cine, el teatro, la edición, ¿qué
son sino pequeñas actividades del espíritu y participaciones en la vida?
A diferencia de El gusanito,
mucho gusto, en el que recreaste
composiciones de Jorge De la Vega y la orquestación despliega una sonoridad más
relacionada con la música de los sesenta, o Los sentimientos, quizás tu disco más roquero, Hemisferio
aparte da cuenta de un sonido más cercano
al jazz. Canciones de una gran delicadeza en las que suenan trompetas, violines
y guitarras eléctricas, además del piano y del contrabajo ¿Cómo concebiste el
concepto de este nuevo disco?
Este
disco salió sobre todo del deseo de hacer música y llenar el espacio de
sonidos. La sonoridad del disco surge de un concepto que hicimos con Ulises
Conti y Juan Ravioli, con la intención de darle más naturalidad a la música
acústica, y hacer un disco de cámara con violas, violines, contrabajo, pianos.
Un disco esencialmente acústico donde brillara la atmósfera de la canción.
Alejarme un poco del rock e ir más hacia la música popular e incluso romántica.
Canciones que son como fotografías de pequeños instantes. Es muy interesante
ver como una canción va creciendo a medida que se le agregan capas de
instrumentos, a partir de la colaboración de otras personas, con las que juntos
encontramos su forma final. Contó con la participación de grandes músicos y
músicas. Entre ellos Melingo, Juan Ravioli, Ulises Conti, Javier Maldonado, Noe
Murier, Eugenia Brusa. También participó mi hija Clarisa. Quisimos hacer un
disco coral, cantado por muchas personas, con muchas voces en cada canción y creo
que lo logramos. Está editado por el sello Metamúsica y también se puede
escuchar en garamona.bandcamp.com
¿Qué le pedís a una
canción?
Que
sea como un manto que cae sobre la vida, un momento, y la llena de intensidad,
de frescura y de pasión. Además de tener una intención y un deseo de algo
transferible, que pasa de mano en mano y continúa. Que la música refleja un
momento espiritual y que a la vez sea un vehículo de liberación de la emoción.
Este año en tu editorial
Mansalva, editaste algunos títulos que son parte esencial del canon de la
literatura argentina. Libros como Todas las noches escribo algo, que compila
los textos ensayísticos de Carlos Correas que estaban dispersos, o las
conversaciones reunidas de Rodolfo Walsh, por ejemplo. ¿Cómo conviven los
clásicos de la literatura nacional con la literatura emergente latinoamericana?
En
Mansalva siempre quisimos tener un pie en la tradición y otro en el presente.
Es así como confluyen Rodolfo Walsh con Mariela Gouric; Carlos Correas con
Diego Meret; César Aira con I Acevedo. A la literatura de cerca se la puede ver
como todos objetos en sí mismos pero al alejar un poco el lente nos damos
cuenta de que es una fuente inacabable donde las partes sueltas conforman un
todo. Esa es un poco, para mí, la tarea del editor. Traer al presente voces del
pasado y del presente y hacer que esas voces estén más vigentes todavía. A
veces me encuentro con personas que me dicen: Gracias por todos los libros que
nos hiciste leer. Eso me sorprende. Sin darme cuenta con Mansalva colocamos
muchos libros en los estantes infinitos de la literatura argentina. Me alegra
encontrarme con esas manifestaciones de cariño que me hacen muy feliz.
Tu obra parece la de una
persona incansable. Si no me equivoco, sos el poeta que más libros publicó en
la Argentina. Más de 45 libros publicados, 7 discos, 3 documentales realizados.
Tus últimos dos libro de poemas, Para siempre, editado por Iván Rosado, y Tener
un amor, editado por Arroyo ediciones, dan cuenta de las variaciones y las
constantes de tu obra. ¿Tenés algún plan en relación a tu obra?
A
veces me sorprendo viendo la cantidad de libros que publiqué. Aunque cuando
empecé a hacerlo era difícil porque no abundaban las editoriales
independientes. Pero tuve suerte. Mis primeros libros fueron acogidos muy
generosamente por Daniel Durand en ediciones del Diego que fue una editorial
muy importante de la década de los noventa y los primeros dos mil. Creo que
escribí para vivir mis sueños y para alejar mis pesadillas, que a veces son la
misma cosa, ¿no? Aunque ahora, a veces, me pregunto el porqué de tanta
escritura y proliferación y no sé qué responderme.
¿Tenés algún proyecto de
escritura?
Ahora
estoy terminando mi primera novela y en vez de escribirla, nos juntamos con mi
editor, Javier Fernández Paupy, y se la dicto. Cierro los ojos y la acción bajo
mis párpados comienza. A veces es graciosa y a veces es tristísima. Yo que soy
un hombre de la poesía, a veces me sorprendo de todo lo que hay que hacer para
construir un lienzo narrativo.
En la película Tertulia N°
250, de Mariano Galperín, se muestra la
escena literaria que rodea a la editorial Mansalva y cómo tu librería La
Internacional argentina, la editorial y lxs autores y artistas allegados
conforman un salón literario contemporáneo. ¿Cómo cambió con la pandemia ese
modo de relacionarse?
Es
un registro de época y también una fiesta, un documental sobre literatura.
Tiene muchas facetas. Pero lo más importante es que es muy divertida. Es una
película que habla de la amistad, los sentimientos y la aventura. Participan
muchos amigos y amigas. Esa película es casi un registro de otra época, con
otros modos de intercambios humanos. Es un testimonio de cómo era la vida antes
de todo lo que nos pasó.
¿Seguís pensando que la
poesía tiene que ser trangénero?
Sí,
sigo pensando lo mismo. Porque para hablar de las cosas hay que convertirse un
poco en las mismas cosas. Hace poco, Marta Delfino, en un artículo crítico,
escribió que mi poesía era neo gótica. Me sorprendió.
¿Cómo te encontrás con
esa definición de poesía neogótica?
Encuentro
que se puede ser neogótico en el corazón aún usando camisas hawaianas.
¿El arte tiene secretos?
Sí,
muchos. Pero no voy a ser yo quien los devele. Me gusta que la obra de arte se
oculte y se reste un poco del mundo para darnos la ilusión, al llegar a ella,
de que somos sus descubridores.
Tomado de: Infobae Cultura/ 24 de Noviembre de 2021