“Una vez que la sociedad, o parte de ella, pierde la noción de alma, o de espíritu, y trata al ser viviente desde el punto de vista puramente material, en adelante la tortura y el crimen advienen casi naturalmente, como corolario. ¿Qué mal puede haber en destrozar un objeto?” (Mario Levrero, Diario de un canalla) Cada vez las cosas se complican más. Cada mes. Un modelo del resentimiento y odio. Un campo de concentración de las riquezas empresarias. Efectos devastadores de la derecha. Preocupación constante. Neoliberalismo. Qué roña. Los verdaderos problemas de la nación. Irresponsables de saco y corbata. Milei es hambre. Aumentos. Los voceros del poder económico concentrado aplastan los derechos del pueblo argentino. La libertad está en otra parte. La patria está en venta. Milei es hambre. En aras de la conveniencia de los grandes grupos empresarios. Adolescentes ludópatas. Eso es también política porque el juego tributa. Clubes de fútbol, partidos políticos. En el medio le arruinan la vida a miles de personas. Nuevas castas. Colonialismo. Cosificaron al empleado público. Como si fuera un logro más de su gestión. La estigmatización de la cosa pública. Milei es hambre. El debato sobre el rol del Estado. En Buenos Aires hasta los perros hablaban en francés en el siglo XIX. ¿Y ahora? Terminamos leyendo cualquier cosa. La digitalización del mundo. Todo nos llega en fragmentos. Esa trayectoria azarosa de noticias e informaciones. Esquirlas de información recalentada. Nuevos fascismos. Pensábamos, no sin inocencia, que ciertas palabras ya no volverían a sonar por estas tierras. Palabras como “Menem”. La vicepresidenta, sea frígida fascista o solo negacionista, dice: “Aguante la derecha” en las redes sociales, adoctrinando a sus villaroelitos. Sería interesante analizar cómo viven los jóvenes inmigrantes de países limítrofes la experiencia Milei. Los recuerdos nos los contamos como más nos conviene. Milei es hambre. ¿Están dándose las condiciones para una guerra civil? ¿Cómo se las rebuscan aquellas personas que no tienen contención? ¿Cómo sobrevive la clase trabajadora a la que no le alcanza el dinero y no tiene de dónde conseguirlo? ¿Hay dos repúblicas? Territorialidades descentradas. Los 90’s en su máximo esplendor. Gas pimienta, fuerzas armadas, gendarmería. Milei es hambre. El repugnante Manuel Adorni, en su conferencia de prensa del día 17 de julio de 2024, en algún momento, dijo: “En esta nueva Argentina, como decimos siempre, estamos haciendo todo para que lo que cada uno produce con sus emprendimientos, con sus empresas, con su riesgo, sea precisamente de cada uno de quienes toman ese riesgo, o que toman esa decisión o que llevan adelante ese sacrificio por producir algo para sí mismo. Y, además, porque claramente, nosotros creemos que aquellos que emprenden e invierten, a diferencia de otros momentos de la Argentina, nosotros realmente consideramos que son héroes y que han sido héroes siempre.” Imbécil. Milei es hambre. Por un lado, la imagen de una “nueva Argentina” deja ver un intento de configurar, desde el discurso, un desprecio a las tendencias políticas que dirigieron nuestro país en años anteriores. La “nueva” Argentina está en clara oposición a la “vieja” Argentina que, por corolario, representa lo opuesto a lo que esta “nueva” Argentina pretende conquistar. La “nueva” Argentina representaría ideales opuestos al estancamiento que supone la “vieja” Argentina. Por otro lado aparece la idea de “heroicidad”, como concepto de enorme carga de valoración identitaria que se desprende de las palabras del vocero presidencial. La narrativa de Adorni funciona mediante la alterización. Los héroes que gestan una nación son los que invierten. Los héroes de la patria son aquellos que sacrifican su capital para el crecimiento de la nación. Aparece cristalizada en esta frase la delineación de fronteras entre “nosotros” y “ellos”. “Nosotros”, los que consideramos héroes a los empresarios. “Ellos” que no promovieron su heroicidad y pusieron trabas a la propagación de sus méritos. Somos “nosotros”, dice el estúpido de Adorni, dando cuenta de los intereses y el bien común de la nación y de lo que es nuestro. Héroes son los que invierten, quienes se arriesgan, dice el idiota de Adorni, y protagonizan el desarrollo económico de nuestro país. Mientras que “los otros” vendrían a ser quienes no invierten y no se arriesgan, los empleados públicos, los docentes, los que trabajan o trabajaban en el Estado, los proletarios de la cultura. Es en ese sentido que la narrativa de Adorni pareciera dirigida a un sector de la sociedad que ensalza supuestos logros macroeconómicos en detrimentos del progreso social y la atención a quienes más desprotegidos están. El gobierno del energúmeno de Javier Gerardo Milei reproduce una narrativa en la que se honra a ciertos sectores de la sociedad, según su participación o no en las grandes inversiones productivas, mientras que se demoniza a otros por no impulsar las inversiones y, de esta manera, no ser héroes. Por no mencionar los no ocultos intentos de cubrir de gloria a los genocidas de la última dictadura militar. La narrativa del vocero presidencial vuelve “pegajosa” en cierta parte de la población. Es lógico pensar que cierto sector pueda sentir odio o repugnancia por los grupos sociales que dicha narrativa invisibiliza, deshumaniza o descalifica, es decir, los conductores de la “vieja” Argentina, los que no son “héroes”. ¿Qué hacen las emociones? Las que operan en la narrativa del abyecto vocero presidencial, Manuel Adorni, producen irritación, ira, enojo. Entronando el “sacrificio” y la “heroicidad” en el contexto de un grupo de personas que reivindican acciones y personajes nefastos de nuestra historia reciente. La emocionalidad de la narrativa de Adorni señala un malestar en nuestra época, un avance de discursos de odio, esos núcleos discursivos en los que se produce la deshumanización de sectores enteros de la sociedad argentina. Las redes sociales hacen pasar una experiencia individual como si fuera una experiencia colectiva y de forma espuria trastoca la relación entre lo individual y lo colectivo. Pero cinco diputados de La Libertad Avanza se retrataron campantes junto a personas que secuestraron, torturaron y desaparecieron personas durante la última dictadura. Solo algunos robos de bebés. Milei es hambre que se esparce por las calles. El cartel pegado en la calle Corrientes que dice ALERTA RIGI. SI SE VENDE EL SUELO SE DEGRADA LA VIDA tiene una esvástica en la S de "suelo". Milei es hambre. El cartel pegado en la pared de una escuela pública de Carapachay dice: “La educación es un derecho que debe garantizar el Estado. Rechazamos la declaración de educación como servicio esencial. Defendemos el derecho a huelga y a la protesta.” Milei es hambre y la patria está en venta.