7.1.23

La enfermedad de escribir, por Charles Bukowski

 


Charles Bukowski a John Fante:


     (2 de diciembre de 1979)

 

Me gustó oír el final de tu novela por teléfono; como siempre, material de primera. Me levantó la moral saber que sigues escribiendo igual de bien que siempre. Fuiste mi principal fuente de energía y después de tantos años vuelves a serlo.

Estoy atravesando un período de sequía, cosa rara en mí. No digo que todo lo que he escrito sea excepcional, sino que nunca he dejado de hacerlo, salvo últimamente. Bueno, la otra noche escribí varios poemas, pero no es lo mismo. Le he hablado mal a Linda e incluso le di una patada al gato. Detesto comportarme como un divo, pero si no escribo me pongo enfermo, dejo de reír y de escuchar música clásica en la radio y cuando me miro en el espejo veo a un hombre mezquino, de ojos pequeños y rostro amarillento... Demacrado, inútil, como un higo seco. Cuando se deja de escribir, ¿qué nos queda? La rutina. Movimientos mecánicos. Pensamientos huecos. No soporto la monotonía.

Escuchar a Joyce leyendo el final de la novela, escuchar la llama de la pasión y el valor de Fante me ha sacado del letargo. La botella de vino está abierta y la radio encendida y voy a poner papel en la máquina de escribir y, gracias a ti, las palabras llegarán de nuevo. Llegarán gracias a Céline y Dos y Hamsun, pero sobre todo gracias a ti. No sé de dónde has sacado el talento, pero los dioses te dieron de sobra. Para mí has sido, y eres, más importante que cualquier otro hombre vivo o muerto. Tenía que decírtelo. Ahora vuelvo a sonreír un poco. Gracias, Arturo (Bandini).

 

 

A John Fante:

 

     (31 enero de 1979)

  

Gracias por la excelente carta. Recibir una carta tuya me produce un sentimiento de lo más extraño. Han pasado décadas desde que leyera por primera vez Pregúntale al polvo. Martin me envió fotocopias de la novela, he empezado a leerla de nuevo y es tan buena como la recordaba. Es mi novela favorita junto con Crimen y castigo, de Dos,y Viaje..., de Céline. Perdona que no te contestara antes pero ando metido en muchas cosas: un guión, la corrección de un guión ajeno, un relato, y también bebo, apuesto a los caballos y me peleo con mi novia y voy a ver a mi hija, luego me siento mal y luego bien, y todo lo demás. Perdí tu carta, y mira que estaba orgulloso de ella, y anoche la encontré, había estado usando el sobre para anotar sugerencias para la corrección del guión (una adaptación de mi primera novela Cartero). Aquí llueve y te escribo a toda prisa porque quiero ir al banco para cobrar un cheque para ir al hipódromo mañana.

Tus libros me ayudaron, me hicieron sentir que es posible escribir y dejar que las emociones salgan a flote. Nadie lo ha hecho tan bien como tú. Voy a leer el libro poco a poco para saborearlo, y espero escribir un prólogo que esté a la altura. (H.L) Mencken tenía buen ojo, entre otras cosas, y creo que ya era hora que un talento como el tuyo reapareciese, y aunque Black Sparrow no es una editorial neoyorquina tiene prestigio y empuje y es posible que sus libros perduren más y que no solo los lea el gran público, que se traga todo lo que le eche Nueva York.

Me alegra saber de ti, Fante, sin duda alguna eres el número uno. En cuanto acabe el libro, escribiré el prólogo y te lo enviaré para ver qué te parece. Mis mejores deseos para tu mujer e hijo. Hoy llueve y mañana la pista estará embarrada pero pensaré en ti y en la suerte que tengo de poder contar al mundo por qué Pregúntale al polvo es tan buena. Gracias, sí, sí, sí...

 



Tomado de: La enfermedad de escribir, Anagrama, Barcelona, 2021.
Edición y traducción: Abel Debritto
Título de la edición original: On Writing, Eco, Nueva York, 2015.