Conocidas las desventuras del Marqués de Sade,
arrestado en fortalezas o recluido en manicomios durante cerca de tres décadas
que comprenden tres sistemas políticos, George Bataille decidió parapetarse
detrás de algunos seudónimos y de bastantes cautelas. Envolvió en grasa
retórica sus atrevimientos.
Francisco Javier Irazoki
Una vez le fui a llevar
un libro a una mujer con una puerta ventana a una terraza enorme que salía del
living en un último piso en barrio norte con parra al crepúsculo y nos tomamos un
Lecho de Conchas rosado.
Séptimo volumen de Fritz
Kreisler y grabaciones de Jelly Roll Morton de hace cien años.
Calle de arena, luz, e internet. El baño es un gallinero. Atrás de la estación de servicio sin nombre. Acá no llueve nunca, hay reparto de agua y un almacén de regionales. Estoy en el barrio del cementerio abierto, la vereda es un osario, los sepulcros vencidos y abandonados, pero la gente lleva flores a la hora naranja con chicos, pelota, cochecito, ponen música y toman sangría con sida.
Mi manta parece un cuero
de oveja. Todo es áspero y rugoso.
Tapar los ruidos con
otros ruidos que se puedan soportar. El ventilador. El aire acondicionado. Iron
Maiden.
Me bajé del colectivo que
me llevaba a Puerto Iguazú porque el copiloto se puso a moverme la lengua
afuera al lado mío y de pronto todo el ómnibus estaba cargado de bestias
inmundas que jadeaban, cuando paró me bajé, era la terminal de Chivilcoy, le
hice abrir todo al tipo para que saque mi valija y se fueron. La Tigre Iguazú
no existe más. Me quedé sentado en un banco con un perro viejo que se desarmaba
cuando respiraba. Aparecí acá y El Edu me mandó las cosas. Hubiera llegado,
hecho todo el camino, pero no quise tomar las pastillas, las tenía en el bolso
con una caja bombones que me puso mamá.
Detesto el turismo, me
gusta quedarme a tomar mate y mirar por la ventana. Cerrar todo y quedarme en
la cama. Cuando estoy afuera todo es muy incómodo y no me acostumbro a los
peteos en los pasillos del D debajo la Plaza Lavalle. Acá me pude acomodar. En
el Subte había colombianos raperos y algo me llamaba a bajarlos en la siguiente
estación con modales civilizados pero firmes, aunque solo esté pegadito a mis
funciones vitales. Me muevo como un feto que arma cigarrillos, a lo que más se
extienden mis brazos es al teclado. Me contó un viejo amigo a principio de año que
iba caminando por Chacarita borracho a su casa y dos pies vinieron de atrás, le
pegaron una patada voladora en la espalda y le robaron el teléfono. El mismo
que me dijo que había que votar al más trucho y careta. No hay que andar
regalado en la calle. No hay que andar por la calle salvo antes de navidad para
hacer las compras de los regalos.
“Para mí la muerte es un
consuelo” Céline.
Lápida
de pájaros y ladridos con séptimo volumen de Fritz Kreisler. Prendo la ducha
helada y me enjabono el orto con jabón de pan, me lavo el pelo. Debería ser
crítico literario: lo que tienen barato en fiambrerías. Los periodistas
deportivos pasan la palabra sin dientes al pronunciar al cuatro de Boca, Wneigñ. Lo hacíamos con Rafa en la
primaria. Feinman y Shoni contra Ducantenzeiler en vivo, en la fría marcha del
porro un 5 de mayo. Allá en Europa está lindo el 5 de mayo. Pero se siguen
fumando los Destroyer esos, Jarra Loca con Nozinan, y todo acompaña al alcohol.
Pinta el alcohol y pintarás tu aldea de culorrotos. El otrora día de la dulzura
en temporada alta de bonobones, Agosto, eso era la economía. ¿Qué será este
verano? Crepúsculos rojos. La luna y el porro. El amanecer del Atlántico Sur no
lo olvido.
El
Edu me mandó las pasas de banana y el té con canela.
El
pico con labios
del
mosquito Bebeto.
En
el lomo
del
chancho pus
Unas
embolias
Prikprikpruk,
con
Mochalbas
rosadas
Clonadia
von Crutz
Y
todo el chucrut
Y
os rocius de ve melaz
Y
Dos Goméllez muertos
Al
fondo del
Negativo
en Culorroto
En
la olla de skate del CEAMSE
Flotan
Pochés pañales
del Choriducto,
y preservativos
con peces flúo dentro
en la luz de sodio
del baqueano comefetos
Pomada de puerta
Salimos
a quedar bien con la concha de tu abuela con gala de hamburguesas pinchadas con
el mofle afuera un día de descanso. Domingo, el dueño en jogging con dos que le
hacen la mudanza de muebles al ambiente contiguo. Me despiertan los ruidos,
salgo al pasillo y todos al mismo tiempo me dicen buendía. Tengo contraindicada
la palabra buendía. Contesto como la vieja del El Chavo: buenos días serán para
usted.
Sola
en el pasillo del edificio, mi abuela buscaba con quién hablar.
En
mi visión de Belén no se parecía nada, y su olor sobrenatural. Me dejó el cremón
de carnadura de pino.
Ya
bañado. No se va el calor de mi boca, no somos nada. Besa el cenicero y los
pedos de vaca muerta. Abrí una ventana de la pantalla y un metrosexual con
bigotito aceitado se estaba culeando de costado a un jovencito esmirriado que
le colgaban los huevitos.
16:17 hs
Aflojarse los zapatos y cruzar las suelas, tomar un café con monedas de
mil donde va el dedo gordo en la Nespresso, para una pareja que se encuentra,
jubilados domingueros, lectores, ambiente de cubiertos, radio La Colifata.
Corte de luz.
Volverse colifato en el corte de una línea de bajo sincopada, Sumo me
hizo acordar a Billy Idol y las guitarras derrapadas de Steve Stevens. He
escrito por las guitarras distorsionadas. Un deseo muy intenso es un deseo de
literatura, decía Luis Thonis. Mi euforia de guitarras distorsionadas y Metatrón,
mi superhéroe de ripio eléctrico. Ahora unos pajaritos, graznados chirlos, otro
piquito.
La sombra del cómic del Chilavert Chavista: Santiago Cúneo comiendo la Hamburguesa
Nietzsche.
Solo en La Colifata ponen los Sex Pistols. Mi cabeza si no escribo. De
la distorsión a los bajos, las cuerdas de acero sobre mi puente auricular con la
voz de Rotten.
Solo buscaba el celestito eléctrico Kandisnky. Charly lo toca un poco al
final de su último disco.
Llegó la paga del electricista. Estamos emocionados. Me daré un baño.
Extraño a Alberto
con su guitarra y su perro
a la hora de la siesta
dando la hora buena
al amigo que lo alberga
Toda una corrida con policías comprados, idiotas
interesados, followers en masa-Twitter, para atrapar a tres ladrones que se
llevaron a Maslatón en un taxi de cajeros. Lo dejaron con la boca tapada, atado
atrás de muñecas. Por un momento el agua de la zanja amagó con ahogarlo, pero
pudo zafar, no tenían billetera de Bitcoins y solo le sacaron el plazo fijo con
que pagaba los servicios. Le cagaron la noche. Robar efectivo fue un drama con
los billetes. El RappiTesla fracasó. Probaron dronz. Y la ciudad se despoblaba
a la siesta y todos estaban en chinelas en sus casas.
Una poeta ofrece La Boutique del
Borda para el que barre la calle con los zapatos, para el que pierde el brazo
en los agujeros del abrigo, y sombreros. Están con los docentes, contra la
privatización de la educación. Hay maestros en ayuno, que Dios los siga
apoyando dicen. Zamba: niños descalzos, escuela de tapera, los libros son una
quimera.
Están mejor del balero que en los
noticieros y el resto de las radios. Ahora otra canción hermosa. No se puede
negar la superioridad de los de mi raza editada en una radio. Comentan a un
mejicano culo gastado, se aburren, cierran una puerta. Ponen Sumo otro poco y
una muchacha canta con dulce voz de río con guitarra acústica. Oh salir de
comer
a la medicación
y un par de horitas de divague
antes del sobre.
Todavía estoy afuera.
Guitarras acústicas y
ioreleí
de muchachas
de California
Un pibe de veintidós años
encerrado porque le hace mal que se haya ido el sol pide a Dios un poco de
solcito. Música Hippie argentina, Reggae, Dead Kennedys: Holiday in Cambodia. Un
remix de The Clash.
He escrito como
Cervantes, se me ha dado el español en los reversos del poema. Miles de
carillas pasan y llega un buen día que te posee Góngora, después se va.
Pasa un vendaval de
tierra por la calle. Ha vuelto la luz, zumba el freezer. El aire acondicionado que
mandó El Edu parece una trompa de cupé Chevy, y la ducha eléctrica brasilera,
perfecta. Hay Coca en botella de vidrio. La pizza me mató, la muzarela era una bola
de manteca. El interior de la taza del inodoro viene con una manecilla movible
con flor de bidet. El mosquitero es de plástico verde.
Nadie. Crepúsculo de
desierto. Agua helada. Luces de la ruta, del velador. Radio. Cama. Sueño.
En mi casa con mi hermano muerto, mi primera
novia y mi enemigo del colegio: Travers. Yo venía conversando con mi Carola
bastante bien, se daba una contienda de zorros entre nosotros y la muy puta
siempre se llevaba las últimas conclusiones con tonito superado. Yo tenía
resina de marihuana sobre la mesada y la estaba juntando para armarme un último
porro y mi viejo la soplaba y Travers hacía comentarios sentado en un sillón junto
a mi hermano occiso. Logro armar el porro malamente y tomo a Travers por la ropa
de la nuca y por el cinturón, de atrás, y lo estrello contra todas las puntas
de mi casa preguntándole que hace acá, lo saco afuera en el aire y lo estampo
de cabeza contra el pino, lo suelto y se va corriendo enfrente y me grita dos
veces, "¡Pájaro bigote, pájaro bigote!"
Con Juan Abreu y la mujer
en la playa de Almería, estaban mis viejos, yo en la orilla con esta misma PC
conectada. Mi viejo me dice que Abreu me llama El sensacional Santiago. Entro al
complejo de hoteles y casinos hasta el cuarto de hotel de los Abreu y abro el
placard de hojas negras como una caja de alfajores, no sé qué busco, son
amigos, escucho a la mujer y salgo.
El lavaplatos tenía horno
y se estaba limpiando, se me cayó el teléfono o también tenía webcam, hablaba
con Sol, yo venía hablando con ella pero como siempre, ya me empezaba a romper
las pelotas, reclamaba que no la había llamado para su cumpleaños, que ni sabía
cuándo era. Viene mi hermana roja de furia por maltratos de mamá, con eso se
divierte la vieja, pero amago a estamparla contra la pared y se ríe, despierto
y todos somos grandes y con los años los viejos se hacen menos molestos y
llevaderos.
Viendo una peli de Billie
Holiday en la cama doble y blanca de una pensión de Iguazú me aburro y salgo en
bici, me tomo un tren y bajo en San Isidro, nos habíamos mudado a un depto
nuevo. Pasa una visión de mi vieja cuadra con luna y los paraisos pelados,
ahora no tenía casa. En cueros en el vagón lleno encuentro a Cristián Mieres
con una paleta de madera con el tornillo afuera y vendada en el mango que se le
salía del bolso y llego a la panadería en la esquina del primario hecha café y
veo gente de Iguazú mezclada con otra del colegio, Manuel, Hoskins, Gastón de
espaldas, saludo y sigo, la noche es caliente y húmeda pero mi Chevy
Acondicionado está en 18.
Matan poetas a cambio de bicicletas
(un poeta menos, dijo la psicóloga)
Un poeta menos
en el cuentaganado
del bicicletero del gobierno.
Ya no regalan comida
ni existen refugios ni loqueros
ahora laburan todos en bici
los transportes son muy caros
bicis
propiedad rodante
con cama baño cocina
trabajando estacionado
y de Rappi,
es muy fácil
mate un poeta
y lleve su rodado libertario
Rappi vida pedaleando
Vino Milei y después vino
otro Mao
esta vez vegetariano
el combustible orwelliano
está solo para acomodar
la geometría japonesa
de las megaestructuras
de Rappividas pedaleando
Mis viejos amigos
estaban robando
teléfonos y artículos de alta gama
en la selva paraguaya
Misiones
y el Mato Grosso
haciendo una fortuna
pero ahí
en el monte, chivando
a destajo
yo los acompañé un tiempo
pero tuvimos que irnos
escondernos de la ley
y encontré el taller
de poesía objetivista de Mao
en una ciudad brasilera
para escondernos
era un galpón enorme
como las revisterías viejas
y Mao ayudaba al pueblo
apoyo moral y humanitario
como un cura villero
y nos perseguía la cana
y nos metimos,
nos aceptó como a cualquiera
yo feliz
nos hizo rapar
cosa que hice de inmediato
los demás demoraban con tema pelito
pero yo no perdía tiempo
y me metí de lleno
a las lecciones del maestro
pero interrumpían
rezagados con el pelo
también familiares y necesitados
y me puse a ver sus obras
en cuadernos Gloria envueltos
con el precio en Reales
me alcanzaba para varios
eran fascinantes
con dibujos
de supliciados parlantes
y decidí quedarme
solo tenía que acostumbrar mi mano
hacer mis dibujos
y escribirles al lado