Kush
enrollado, vaso lleno… ¡Elijo las cosas buenas de la vida!
Rihanna,
Twitter
Sabíamos
que no podíamos hacer que fuera ilegal estar en contra de la guerra o ser
negro, pero si conseguíamos que el público asociara a los hippies con la
marihuana y a los negros con la heroína, y luego criminalizábamos fuertemente a
ambos, podíamos desbaratar esas comunidades. Podíamos arrestar a sus líderes,
allanar sus casas, disolver sus reuniones y difamarlos noche tras noche en las
noticias. ¿Sabíamos que estábamos mintiendo sobre las drogas? Por supuesto que
sí.
John Ehrlichman, Harper’s Magazine
El
dueño de una reputada semillera holandesa viaja por el mundo para recolectar
semillas. India, Malawi, Sudáfrica, Marruecos, Colombia, Jamaica, Tailandia. En
Malawi encuentra una planta con franco olor a Ananá y exclama de felicidad
contra las índicas: “Quiero que todo el mundo esté para arriba y no colocado”,
el sabio secretario le recuerda que ya han tenido muchas veces esa discusión y
que hay momentos para el vino y hay momentos para el whiski.
Tailandia
legalizó la marihuana y ahora mismo en Nepal hay movidas de despenalización por
izquierda y derecha. Desde que Biden dijo la semana pasada que bajaría la
calificación de peligrosidad de la marihuana, la criminalización está siendo reconsiderada
en todos los países con especies autóctonas con siglos o milenios de uso, que
no tenía otro uso muy diferente que el de la coca en Bolivia, distraer el
hambre, trabajar a destajo y dormir. Con las índicas o las híbridas naturales
no se puede trabajar y menos como se trabaja hoy, son para la vida
contemplativa y el ensueño. Las sativas para la profunda contemplación están
contraindicadas. Cuando en el prensado paraguayo se colaba alguna híbrida dulzona
se lo llamaba “Faso de mina”. Categorizo a grandes rasgos: faso para arriba, faso
de colocarse y faso dulzón o mellow. Fumar mucha índica presenta a la calavera,
si no es posible dormir, y es que Shiva, el dios de esta planta, es el dios de
la muerte. No hay que darle bola ni asustarse, mantener la actitud que tiene la
familia de El Fantasma de Canterville y comer algo dulce.
El
Charas se logra frotando la resina de la planta florecida viva o recién cortada con ambas manos, se deja que se pegue en las
palmas la substancia pegajosa de color negro y después se la remueve con un
cuchillo un poco calentado. Según las crónicas inglesas del S. XVIII, el mejor Charas
era el de Nepal, de una planta Sativa, Nepal tiene solo sativas y crecen al
costado de los caminos. En el Kush y el Pamir sativas e índicas se
entremezclan, allá muy arriba en poblados donde la gente no puede tocar a los
extraños que llegan, y siempre hay un vigilante que manda a quemar algún
plantío. Se ven semillas rojas, verdes y violetas.
La
Pamir Gold holandesa se vende como feminizada fotoperiódica en Argentina, crece
todo el año y se planta hasta en Ushuaia. Apuesto que esa planta debe dar un
excelente Charas, tiene olor y gusto a sándalo con pera, es algo muy especial,
de efecto sutil, con poco THC.
Los
Rastafaris plantan en un mismo lugar durante siete años y después buscan otro
lugar siguiendo preceptos bíblicos.
Muchos
veteranos de guerra fuman, de Malvinas, de Irak y Afganistán, lo agradecen y
aconsejan: Stay lifted.
Desde
que tengo relaciones sexuales fumado, cualquiera que hable en contra de la
marihuana me parece un terrible pelotudo. Se coge mejor con sativas.
Llegó SHERWOOD ANDERSON Y YO. Relato del Viaje de un Escritor Norteamericano a
través de su propio Mundo Imaginario, de la Editorial Santiago Rueda. Se
terminó de imprimir en el mes de marzo de 1945, traducido por Luis Echávarri (El
mismo que tradujo Los paraisos artificiales seguido de El spleen de París para
Losada). Libro grande de 385 páginas, vuelta a pegar la tapa al revés, a 3500 pesos.
Es la autobiografía, el título original es A
Story Teller’s Story. Publicada en 1922. Sherwood Anderson es lo
único que puedo leer. Y el Manuscrito encontrado en Zaragoza, la versión
íntegra de Valdemar, con toda la historia del judío errante.
Se cortó la luz del
barrio al presionar el punto en el teclado, tercera vez que me pasa. Cracks y
ruidos de animalitos en el pasillo, una pila de ratas sobre otras me miran desde
la columna de la terraza. Me entró guita y pude pagar todo lo que le debía a
Mercado Libre, y a la redeuda del porro: Mazar y la Black Lebanon. De noche tenebroso
es escribir, fumado peor, me acuesto, hablan los electrodomésticos, aparecen
flotando las dos bolitas de la Trinidad con la figura de un Cristo Talibán. Mejor
escribir de día con viento, cotorras, chicharras y flaps angélicos. Bien
temprano se escucha la Panamericana. El viento hace un mar sobre los álamos.
La infancia pobre y
rural de Anderson con su madre india que le pasa grasa en las manos a sus hijos
antes de dormirse, su padre pintor de carteles en los caminos rurales, borracho
y luego actor itinerante. Las intercalaciones y tratamiento de las palabras que
hace me permiten leerlo, su técnica, estilo, o tono, me da lo mismo. Retrata la
incipiente civilización norteamericana con fluido y trazo parejo y magistral. Un
sabio escritor costumbrista que mira con afecto cómo me cagué la vida, al fin.
Me hubiera ayudado a su tiempo. Consuelo tardío. Lo hubiera leído en la
adolescencia en lugar de las toneladas de boludeces que ya no tienen arreglo.
Tiene unas Memorias que se llaman Intimidad de un Novelista, a 3700 pesos un
ejemplar sin contratapa.
En una presentación
en un pueblo rural el padre se enamora de una mujer más joven sin dientes
cuando la madre enferma. Eso lo he visto de cerca. Marido con la esposa con
cáncer terminal sale a reuniones sociales con camisita de lino ajustada y el
pelito cuidado con perfume y cara de póker. Anderson pasa sobre estas cosas con
gran detalle sin detenerse, todo queda en el camino de escribir. El segundo
capítulo va del comienzo de su padre como actor nómade inventando dramas de la
guerra de secesión, y de su extroversión grotesca, típica de los hombres del
espectáculo, que en esta época presente se ve más en los periodistas que en los
actores. Periodistas y locutores comen caramelos de caca para salir en vivo.
Ahí clava un mojón de
su obra: su padre explota sus aptitudes histriónicas mientras su adorada y
silenciosa madre, que solo se expresa mediante miradas, agoniza. Los robos y
juegos con sus hermanos de otra raza, cada uno con un nombre indio compuesto en
francés. Las miradas de su hermano y su madre indias que nunca podrá imitar.
Sherwood era más como su padre, a su pesar, se dedicaría a la publicidad con
éxito. Su mirada de indio estaba puesta en la escritura, en la definición de
los personajes, en la extraña familiaridad de sus adjetivaciones.
La bomba de agua
El viento
El mate amargo
Y el tabaco agrio
Que se va acabando
A la par de los
lillos
El poema sale
En la cama
De un bife de hígado
Tapado con frazada
The Sperm Chopper
Vuelve un aborto como
alien en Harley
del choriducto de las
ánimas
H.R. Giger, blanco,
perlado,
con las fauces
blancas de tu madre
(que me chupó la pija
en segundo año)
en la moto de filos
Con la Corega Dorada
y el pelo recogido
de grandes colgajos
blancos rastas de guasca
con la itaca
Por la panamericana
disparando a los
autos lentos
En la mano rápida
hasta la Gral. Paz.
En la cancha de River
dispara una gruesa guasca y queda
como la esfera de plasma de Tesla
y nos dan la sede
del Mundial 2030.
Sube la 25 de Mayo
y pisa por arriva de la villa pringando
es un charco de nácar pisteando
cruzando Libertador por arriba
Santa Fe, Córdoba, Corrientes
hasta Avenida de Mayo
que dobla en contramano
y doblando y frenando los autos
silver spurts puddles
en veredas y ventanas abiertas
hasta la Pirámide de Mayo,
y coge un pañuelo y acelera
y tumba la reja.
Javier desayuna con
Caputo,
están cerrando los
números, le explica
el de pelo blanco,
el déficit,
podremos dolarizar con tu cara.
Javier está divertido
se podía volver
al uno a uno con verdes,
lo que no previno
fue la retroguasca
del pozo del fondo
del Choriducto
de las ánimas
Sperms Chopper
lo devuelve a repollo blanco
de feto sietemesino
y no llegan del Garrahan, no,
Ni cerca
las ambulancias con incubadoras
sin presupuesto
y de Javiercito quedaron sus ojitos
y su boquita chupada
con los pulgares juntitos para arriba
sietemesino,
y se lo comen sus perros.
Espermas en choperas de las costras
de atrás de Arquitectura, Isla Maciel, El Reconquista.
por el paso a nivel Pueyrredón.
Sperms
se subió a los fierros
del viejo puente de La Boca
se quedó dormido y se deshizo
glisando guasca
en el agua negra del Riachuelo.
*
Cof-cof: Rikifiord
Con mascarilla de
aire y su madre
Con Afro de Claudias
en el campeonato de
poemas bobos
del Hotel Conrad
lleva
un Carefree de Culo
con barbijo
repelente trucho
y tres Havannas con
sal marina
de la farmacia vasca
con kiosco
Repaso Las Series Infinitas
de Pablo Farrés. Moroso con tono de radioteatro. Avanzo las páginas hacia el
amante del novio de la mujer que relata, Claudio Scherer. Esperaba algo
especial, esperaba a Rikifiórd, con su fusor Mbappé, la mascarilla de carité y
el tanquecito de aire, con un Carefree de Culo con barbijo, Corega Dorada y
Afro de Claudias. Son 650 páginas. Me perderé el bouquet osvaldo-deleuzo que
promete y promueve Omar Genovese, por el tono de radioteatro mamón de las
primeras páginas. Trataré de adelantar algo para hojear las visiones sodomíticas
dantescas. Supongo que me encontraré con eso, y con los típicos terrores
acelerados de los novelistas actuales. Pero se hace desear. Paso cientos de
páginas y sigue hablando la boluda desconcertada de radioteatro, parece que
viajan al espacio, etc.
Ganó Boca. Risas y
Coregas en el aire con corpúsculos de pizza y Coca.
Ayer fumé la Kosher
Haze y me trajo paz y suavidad en la cama, couchlock.
Boca ganó el clásico. Encontré la Black Lebanon.
Ya no llevo una vida
de lector abnegado, pero me crucé con el Manusctrito encontrado en Zaragoza, ya
no me interesa leer y leer ni tener libros de consulta o adorno, solo repaso. Los
cómics de Frank Miller, Sherwood Anderson.
He plantado
germinaciones de variedades resistentes al norte de Europa. Hoy seguro que
habrá helada. Escuché el podcast de Arcadi Espada y Yaiza Santos. Hoy es la
marcha por las universidades públicas. Iría, pero siempre odié estudiar.
Terminar el secundario fue un trauma. Me acuerdo de la fiebre loca que me dio
en lo de mi abuela cuando pasé la última previa.
Espada y Santos
hablan sobre los norteamericanos. Que no follan. Teresa me dijo que en España
es igual. Yo estoy en paz con mis masturbaciones. Los curas ahora pasaron al
acto con su gran formación en chamuyo en el Seminario de San Isidro. Me dice mi
hermano que el párroco de Nordelta es pedófilo, que hay audios. Me fijo, en
Instagram encuentro un comentario. Me acuesto, me duermo.
Dan estadísticas
sobre la caida en polvos de los yanquis. Que los únicos con afán de coger son
los inmigrantes. El cafecito con telo está mermando.
Mamá, no resoples por
Que puse la pava
Para mi mate
Cuando querías
Hacerte un té
Yo, mamá, nunca
Me pararía antes que
vos
En la fila
Salvo en la farmacia
Para adelantarnos
Mientras vas al
mostrador
A buscar las pastas
Del trabajo a la
mesa,
Exprimir el limón
Con el tenedor
Sobre la milanesa
Y despejar semillas
La tele
La casa enorme para tres,
Los pañales
O el cáncer de ojete
La morfina
Y la muerte
Me
despierto en una cama en bolas, miro hacia un balcón. Anne Hathaway enfrente
con un vestido claro de satén y escote recto y voluble, mira al costado. Rikifiord
desde el living que da al cuarto donde estoy le dice "qué boluda".
Corte. Salgo de la cama en bolas y una asistenta me dice "buena toma"
mirándome el pene. Bajo por el ascensor al lobby del edificio, hay un bar, veo
toda la plaza Vicente López rodeada de confiterías y el bar con nuestro
catering sin gente y comento el desperdicio de comida. El director toma dos
piezas enormes de una torta blanca y me las zampo. Comiendo hago el comentario
de mi alimentación frugal, mate con bizcochos y lo que haya.
1/5
El
defensor Lema le pegó una patada a un metro sesenta del piso en la cara a un
delantero de Estudiantes, alegremente y sin mirar, en el borde de su propia
área chica, y quedamos afuera.
5/5
Murió Menotti y
Estudiantes salió campeón.
6/5
Hice la jardinería. Por un sueño supe que tenía que
plantar ahora las Black Lebanon y las puse a germinar. Hace una semana lo mismo
con las Mazar. Cambié la tierra de una maceta porque era muy arenosa, ninguna
planta había sobrevivido ahí. La arrojé al pasillo del jardín y con la pala metí
nuevos treinta kilos de tierra nueva y la subí a la terraza, era lo que
necesitaba para aplanar los nervios, me duché y puse a germinar las Lebanon.
Serán pequeñas por el períoso vegetativo en pleno invierno, pero florecerán de
septiembre a noviembre, supongo. Ansiedad por oler el sándalo y el anís y los
dulces más íntimos de las plantas, de más lejos solo se huele un fuerte olor a
pata. Solo quiero fumar el Kush y el Pamir. Ya estoy viejo para las híbridas de
ahora, salvo excepciones como la MAC1 y todo lo que haga Karel Schelfhout.