Cancillería
Cayetana, Duquesa de Alba
iba a acostarse con Putin
en Corfu
y me dijo
que por favor fuera,
y salí de las Islas Orcadas
en mi Escualo de Plata
y lo amarré a un diente de su quijada
sobre el que descendí
por un escalón de sarro
y caminé al hotelito enfrente
último piso,
balcón al agua,
ella vio al Escualo
con las gafas especiales que le di
y subí
ella me veía en plata
estaba en bolas
con un tul naranja
y Vladimir detrás,
desnudo,
apoyándosela,
ella se bajó
y acometió el pene del calvo
pero no había caso,
y le dije
con telepatía
que procediera
como yo le enseñara,
y se limó
la uña del dedo gordo,
y le dijo
ponete en cuatro, pelado
y el dedo le fue enterrando
con cuidados de alfarera
cronometrados,
para dejársela dura
y deslecharlo al rato.
Crostas del Neutrinario
Norma Allons Poe de Plá
me trae caramelos, pucho no
caramelos para el mate
caramelo marrón duro
que se hace naranja
como el ambar cretácico de hash
de fumar previo
al fondo de la yerma
que no es lucecita de cebo
ni tampoco un relámpago
como arreglo de las cerámicas rotas
con oro
de los japoneses
es como
la velocidad infinita
del horizonte de la luz
que abrasa
Pacos Haitianos en Marte
tumbados
en la puerta del Starlink Cetrogar
un porro mbappean
se lo pasan,
cortesía de Elons
para el divague y no comer
con traje de letras
y la Mascarilla de Carité
de orificios angostos,
contra el tacho de titanio con fuego
porque la dominación del calor ayuda
a la gravedad ajustable al croto
fumamos
y mate con azucar, guitarreada
de noche jugo y alcohol fino,
el hombre, les digo,
el hombre reunido al fuego
desaparece, se cambia
por la acción individual
en su pantalla LED,
por eso me paga Elons estadía
de croto criollo en Marte,
pero,
ya habíamos estado aquí
con trajes de arena
y máscaras vietnamitas
con los alazanes naranjas.
Soré y Resoré
se han posado en los pastos
de las canchas
del predio de la AFA en Marte,
Dioscuros pampeanos,
para los campeóns,
de las canchas que cortó
y puso el pasto
Carlos Salvador Bilardo
Con el fusor Mbappé
y la mascarilla de carité
en el visor,
el depredador de lunas
en eles tinajas
bebe del pico Tudor
For space
we need
a
guitar solo skin
an Apple Vision Pro,
vaping,
and thats it,
ain’t it,
@elonmusk?
–Got it, Victor
Orgasmo de Frankenstein
y toca el ano en cuatro con interruptor,
cuando Tesla atendió a Frankenstein todo cambió,
don Tesla era amigo de Wassilly Kandinsky
y habían hecho ciudades azules estudiando
a Hieronimus Bosch, esa es la Buenos Aires
que veo yo
desde que trajimos la copa.
Los Hawks
acaban de bombardear
el choriducto entero
de la Arizona,
vamos a rellenarles
un poco de mierda
a los de Tenochtitlán, y
luego apoyar
la nariz
en el cariz blanco
de la estatua de la libertad
y llevarla a órbita baja
y ahí dejarla, ahicita
con flotador espacial
Poemas profilácticos
el ácido semen corroe la goma
del forro lavable
el librero masturba el sifón
en la sangría con sida
y se come la sandía
con gamuza
el haiku obsceno simple
como un glande de aforismo
se corta
con el pucho
del verso
y cabecea
mi verga al bolsillo
Trazos de ninjas blancas antiforro
en las permanentes formaciones de soldados
y en la marejada
pañales y pañuelos
del paisaje mejicano.
Diego Rivera fue a Rusia
a babear el habano
a la Siberia,
el gordo se plantó
en un dispenser del gulag
a patear la máquina de Manaos
y se escucha en el estadio
la platea norcoreana
en coreografía:
¡hay coca ay-có!
Del obelisco salen
metatrones para Malvinas,
ahí se coje lindo unas pelirrojas
que conocí del bitcoin,
y el flujo de taiwanesa de Londres
con el molusco abierto acelerando
tres de fugazzeta Match 5
en las Islas Orcadas de Seineldín,
donde bajan los pilotos
de los F35.
Forro gamuza y tecno
y un bosque de cedro azul
con minas
birra
y porrito
en la hora naranja
del campari con guasca
y pasan los Hawks
al abismo Nicaragua
Vuelven los preservativos lavables
en packs de 9 Gamuzas
de concha orto y sandía
y lavo cada cual cuando llego
tengo primero que hacer
un descanso en pajas
con el forro puesto,
una siesta y
después pongo
el agua en la olla
y todo el biznike marmolado dentro
sin dejar que hierva
lo cuelo y
abono el porro
y ahicitas quedan
junto a las plantas
as gamuzas colgadas
del tender al viento
Metatrón de la Armada
en tierra se endroga,
el viento es droga
y con el forro en pena
peina esperma
dentro del tacho
y la criptografía
en grafica cartesiana
flexible y plateada
suave,
de gamuza y tecno.
Pedos con cricket a gatillo
con tanquecito de nafta,
una herramienta nueva
de los paraguas.
Las ninjas blancas
bajan de los cerezos
y les maquillan sangre
con guascas
Me he quedado sin cigarros
obrero portuario
matasoldanes naval
me queda solo
escuchar Radio Alquitrán
en el submarino de plata
Forro da Gama: el ácido semen
no corroe la goma
del forro lavable.
Forro Galcostra: el librero
masturba el sifón.
Forro Red Dragon: sandía con sida.
Forro Pequod: se come la sandía
con gamuza, y
Forro de Nácar:
un haiku obsceno
corta el bolsillo.
Y pasan
boquitas pintadas
con vestiditos ligeros
llegando la hora naranja
del Campari con guasca oh
Vivir sin una mujer
sin volver al vitro
de la pizarra
de mi amada
en piyama
con descanso
de cigarro
en la ventana,
mejor el balcón con terraza
Suela de titanio flexible
y traje gravitatorio
de poros celestes encendidos
como hornallas de gas
para volar
sin carbonizarse
con el rostro de ocres caretites
bajo la máscara
de conservar
el rostro al socializar
con muérdago plateado
y fuego de quebracho
en el rancho de Juliana con
océano y acantilados leds
en Marte
El artesano global chino
en el laboratorio de pestes y leches
saca
las gripes customizadas
de los 100 barrios porteños
y solo se salvan
con su antídoto
los putos sidosos
(señoras batatonas),
que compraron sus hijos
en un supermercado genético
que el padre de Macri
vendió a los chinos
cuando le pusieron WIFI.
Caretite
comparecer
con mis gasas de alivio
de drakkar momia de hash
a la perlitas mejillas de
Juliana Awada
como el rostro de Moria
afilado de
tirar la goma
Lleno el tacho dron y
todo criptografiado y entregado
a las ninjas blancas y las taiwanesas
en vestiditos azules de Londres,
las miro y espero,
pero ya no quiero clavar
desde que me fue la polaca.
Ahí me traen la plata…
Las nuevas balas
con munición de Radio
matan la transmisión fluible
del metal del Terminator,
cualquier objetivo puede ser holográfico
si nos vemos los aliendst as pestañas
con persiana al moco gorogoro,
como hacían los primos de Star Wars.
Sueño das crostas
me llegaba a refrescarme
a las aguas
para mi baño flotable
de inmersión mínima
y apenas rebotaba mi cuerpo
ya me veía
por los velámenes
marróns dorados das costas
a soñar con mi ópalo
y sentir el agua como la piel
en mis paños menores de Sumo,
escucho el rasguido
de un cangrejo
y la polvareda acuática
y pling, abro los ojos
y el baño es
como un bautismo
y mi son se renueva
Mónica Gutiérrez
riega sus afganas de invierno
como hacían en Baires
con el vino patero
en la continuación del Garage,
con REPROCANN
gracias a la DEA
y a la Metropolitana Catedral
Anubis en Crostax, Samborombón,
come su dulce de batata
en la hora naranja, y aterriza el caza
maniobrando bien
por el barro henchido,
Anubis se pone su máscara marciana
de realidad mixta
con fusor Mbappé,
y se lo chupa una luz de neutrino.
En la habitación de mis viejos llega
a los naranjas del yermo,
el rubio niño
en el colchón acostado
con el cobertor naranja
niño naranja…
yo era como Lorenzo
y su colchón en el solar yermo
con ocres caretites,
y un Fitito yacarado
(nacarado-yacaré)
como el de Al Di Meola
con jeans blancos
y blancos mismos zapatitos
de chachachá
en Las solaris crostas de Marte
Cancillería II
La venta de Disney
fue cuantiosa, fue
vendida a un hombre
de gafas oscuras,
alto, de pelo cano,
nadie sabe su nombre
un hombre parecido a Samuel Beckett
con un gin tonic
con rodaja de limón
siempre en la misma pose
en esas fotos de El Pentágono,
con el antebrazo colgando hacia afuera
como diciendo
"y qué querés que le haga"
y el vaso largo de cristal
pinzado por sus finos dedos,
el pucho
y la camisa blanca abierta, flaco
en fiestas,
el mismo
que compró la cadena Fox
para que ya no salga hablando
el anaranjado Donald Trump,
nadie sabe quién es
aquel tipo que tumbó, también
a Bolsonaro y a Milei,
y se está chupando el Twitter.
Un porro de Larry
En joggings blancos,
depilado, se pinta y entalca
tetillas y labios de azul
y Juliana Awada
le manda su
maquilladora y sombrerera
y los vestiditos
de una modista
de Daisy Chopitea,
y se pone la peluca
de rulos finos, y termina
la noche fumada
mirando la nada en la cama
pensando:
yo solo era un simple
coimero rastrero
pero nací en Recoleta
y me gustaba mirar
a las señoras coquetas
Gorositho Larry
de acá para allá,
pero más para allá
en Subte
al domo
de Plaza Constitución
a ver
al peluquero dominicano
que chupa
debajo
de la manta blanca
de los cortes
chupa chupa y
caen pelitos
con loción
engominados
con guasca
Mi poema está en el tórax
como un riel de tren
de sueño
debajo
de la vieja San Isidro kafkiana
se ha
roto
el paso de adoquines
hay un agujero
como un faltante
trozo de panal
y bajo
al poema-sueño
subo y bajo
los adoquines
y el tren
tatá-tatá, tatá-tatá
de sueño
del mundo
subadoquín
con un mástil de guitarra
por donde pasa el tren
cogido
sostenido
por las letras, el sueño, esto
mal digerido
mal respirado
tatá-tatá, tatá-tatá
en el tórax
despierto, fumo, escribo
recuerdo, revivo
me empastillo
y corrijo
Ejercicio primario
Mejor venir acá
a escuchar los goteritos
por la ventana
sobre la chapa de plástico
del vecino
se va el chubasco y
queda
el hilo de aguas
de la gárgola,
en tirabuzón,
en cadena nucleica
y truena un bombazo:
adjetivo el oído
y vuelve
el chaparrón sobre el plástico,
mastruena
como bomba subterránea
y a cada escribiente sus palabras:
de la lluvia
el meloso smeerle
das cubiertas de auto
sobre asfalto mojado,
truenos lejanos
con barba,
goteróns nuevos
y krakatoas
que lleva el viento,
parece haber
una nota
para cada gota
y en el compás
de oído y teclado
olvido algo, y ahora sí
llueven pianos
acá abajo
golpean cabezas de enanos
y más truenos
como aviones de pasajeros,
unos refucilos opacos
titilaron
contra el costado
de la casa del vecino
que desde arriba enfrente
yo escucho y miro,
pero se va todo
y pasan aviones y autos,
y el aire grueso.
con tabaco.
Veo el salto del gato a la terraza sin gato y vuelvo, veo una rata transparente, ahora estoy bajo el pico de plata de un nido negro, perdí lo que decía, un tecleado flexible de perogruyos terminales, el pico me ladra que escriba con las costuras negras rotas y mis letras de plata escupidas en gráfica cartesiana y flexible olvido.
Cancillería
Hay un lugar en Buenos Aires que es una ciudadela política de descanso, con esos hoteles coloniales boutiques en los viñedos de Mendoza. Edificios de conferencias de paredes de cal y carpintería esmerada, algo rústicos, muy iluminados, con tipas y cules de saq retirados, residenciales. Como una Recoleta con parques entreverados. Ahí encontré a Javier Milei, acabado. Había hecho un desastre, se había vendido y transformado en vergüenza nacional. Estaban sus últimos colaboradores viendo videos de Phil Collins y Simple Minds, los Benegas Lynch, y me cruza Lilia Lemoine de salida. Estaba Maslatón también, los únicos. Yo llegaba con mi campera de aviación Jack Herer azul, y veo que Maslatón tenía una igual pero gris. Y empecé a convencer a Milei. Había un G20 también. Estaba el servicio secreto con senadores norteamericanos. Le decía a Javier que lo único que quedaba era salir a dar discursos incendiarios y decir estos y aquellos sin parar hasta las PASO. Y fue rápido el asunto, el último discurso dinamitó a la nación y ganamos, y se me acercó Maslatón a preguntarme quién era, le dije mi nombre, secundario completo y pensionado por invalidez (PNC), y algo dijo de mis amigos que aparecieron, El Piña y El Checho, comentarios retóricos, dije que eran hermanos de la infancia. Después de la victoria Joaquín Benegas Lynch me pidió que no le tapara la televisión que mostraba a Phil Collins tocando la batería, Joaquín lo imitaba con los mismos sonidos y movimientos de antebrazos cruzados que hacía en la secundaria, y comiendo un alfajor me senté en un sillón sobre la campera gris Jack Herer de Maslatón, volcándole unas migas, éste me miró con expresión sorprendida de "¿qué hacés, boludo?" para hablarme. Le dije que tenía que ser Canciller y luego Ministro de Economía, tal como Domingo Cavallo, y que el Banco Central debía ser preservado porque iba a ser beneficioso en el futuro, que lo que en realidad había que volar era La Aduana, y dejarla al cuidado del Ministerio de Defensa, para cuestiones de terrorismo, bombas, armas químicas y espías. Y Javier parecía un niño díscolo pero inofensivo en Navidad rodeado de regalos.